sábado, 15 de junio de 2024

PALABRA COMENTADA

Sábado 10 de tiempo ordinario

1Reyes 19, 19-21

REFLEXIÓN

Eliseo, dejando los bueyes, corrió tras Elías y le pidió: "Déjame decir adiós a mis padres; luego vuelvo y te sigo."

Elías le dijo: "Ve y vuelve; ¿quién te lo impide?

asó la carne y ofreció de comer a su gente

luego se levantó, marchó tras Elías y se puso a su servicio.

Aquí tenemos el relato de la vocación de Eliseo, elegido por Elías.

Un hombre llamado a ser profeta por el profeta Elías, sacado de su entorno de trabajo en el campo, con una buena hacienda según se lee.

No es la vocación directa como en otros casos, donde el Señor llama. 

Se le concede arreglar sus asuntos pendientes para cumplir su misión. Parece algo lógico y legítimo.

En contraste Jesús de Nazareth (Lc9,57ss) llama a seguirlo pero no deja a los convocados ir a finiquitar asuntos pendientes aunque sean obras buenas según la ley, como enterrar los muertos, porque la prioridad de servir al reino es la más alta para quien decide seguirlo.

Hay por lo tanto una confrontación en la radicacalidad de la entrega a la misión por el reino, mayor en el evangelio que en el primer testamento.

Nos quedaremos pensando en la extensión de esa radicalidad aplicada a nuestra vida ordinaria, en el desarrollo de la misión a la que hayamos sido invitados. Y cómo en no pocas coyunturas se nos antoja muy dura para nuestra sensibilidad y tendencias a los apegos del no-reino. Pero no caben medias tintas.

A menos que no se trate de un martirio de sangre, radical en lo instantáneo, sino de un martirio de vida, gastada en el tanto cuanto diario y cotidiano.

Salmo responsorial: 15

REFLEXIÓN

Por eso se me alegra el corazón, / se gozan mis entrañas, / y mi carne descansa serena. / Porque no me entregarás a la muerte, / ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción

Se trata del gozo fugaz que desde su favor nos permite, de tanto en tanto, el Espíritu Santo, al descansar en la esperanza de la vida que no termina. 

En esa fugacidad se refleja en nuestro ser una tranquilidad y paz que brota del centro y se esparce por la periferia, produciéndonos un relajamiento completo.

El apego cultural al sexo hasta convertirlo en fornicación, es la búsqueda de un sucedáneo inmediato a esa paz y tranquilidad que da el Espíritu. En modo semejante opera el apego a la violencia hasta convertirla en guerra.

Pocos son los que aprenden vivencialmente el verdadero origen de esa pacificación del Espíritu y se conducen consecuentemente aportando frutos de vida y paz.

Mateo 5,33-37

REFLEXIÓN

os basta decir "sí" o "no". Lo que pasa de ahí viene del Maligno

Porque la enseñanza de la Palabra comunicada por el Padre desde siempre y encarnada en Jesús de Nazareth, se muestra como palabra y gesto, comunicación y contenido, anuncio y compromiso fiel.

Nuestro programa de contracultura por fe inicia por un código de comunicación de sí y no. 

Ni adormecemos, sugestionamos o manipulamos mediante la palabra, para lograr nuestros intereses.

Quizás así habría menos viajes y foros para erradicar la pobreza, pero más praxis de cambio. Porque la evidencia aportada consiste en hablar mucho sin actuar en consecuencia.

Pensar que los pobres desde las oportunidades que se les niega, hasta los impuestos que se les aplican, sostienen esas ingentes cantidades de reuniones y foros que hablan de ellos, pero no cambian su existencia.

El robo y latrocinio hipócrita se perfecciona en su perfidia.

motivaciondehoy


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Sábado 10 de tiempo ordinario

1Reyes 19, 19-21

Salmo responsorial: 15

Mateo 5,33-37

SAN CARLO ACUTIS

BEATO CARLO


 
De los Sermones de san Lorenzo Justiniano, obispo
(Sermón 8, En la fiesta de la Purificación de la Santísima Virgen María: Opera 2, Venecia 1751, 38-39)


MARÍA CONSERVABA TODAS ESTAS COSAS EN SU CORAZÓN

María iba reflexionando sobre todas las cosas que había conocido leyendo, escuchando, mirando, y de este modo su fe iba en aumento constante, sus méritos crecían, su sabiduría se hacía más clara y su caridad era cada vez más ardiente. Su conocimiento y penetración, siempre renovados, de los misterios celestiales la llenaban de alegría, la hacían gozar de la fecundidad del Espíritu, la atraían hacia Dios y la hacían perseverar en su propia humildad. Porque en esto consisten los progresos de la gracia divina, en elevar desde lo más humilde hasta lo más excelso y en ir transformando de resplandor en resplandor. Bienaventurada el alma de la Virgen que, guiada por el magisterio del Espíritu que habitaba en ella, se sometía siempre y en todo a las exigencias de la Palabra de Dios.
Ella no se dejaba llevar por su propio instinto o juicio, sino que 
su actuación exterior correspondía siempre a las insinuaciones internas de la sabiduría que nace de la fe. Convenía, en efecto, que la sabiduría divina, que se iba edificando la casa de la Iglesia para habitar en ella, se valiera de María santísima para lograr la observancia de la ley, la purificación de la mente, la justa medida de la humildad y el sacrificio espiritual.
Imítala tú, alma fiel. Entra en el templo de tu corazón, si quieres alcanzar la purificación espiritual y la limpieza de todo contagio de pecado. Allí Dios atiende más a la intención que a la exterioridad de nuestras obras. Por esto, ya sea que por la contemplación salgamos de nosotros mismos para reposar en Dios, ya sea que nos ejercitemos en la práctica de las virtudes o que nos esforcemos en ser útiles a nuestro prójimo con nuestras buenas obras, 
hagámoslo de manera que la caridad de Cristo sea lo único que nos apremie. Éste es el sacrificio de la purificación espiritual, agradable a Dios, que se ofrece no en un templo hecho por mano de hombres, sino en el templo del corazón, en el que Cristo el Señor entra de buen grado.