Sábado 10 de tiempo ordinario
1Reyes 19, 19-21
REFLEXIÓN
Eliseo, dejando los bueyes, corrió tras Elías y le pidió: "Déjame decir adiós a mis padres; luego vuelvo y te sigo."
Elías le dijo: "Ve y vuelve; ¿quién te lo impide?
asó la carne y ofreció de comer a su gente
luego se levantó, marchó tras Elías y se puso a su servicio.
Aquí tenemos el relato de la vocación de Eliseo, elegido por Elías.
Un hombre llamado a ser profeta por el profeta Elías, sacado de su entorno de trabajo en el campo, con una buena hacienda según se lee.
No es la vocación directa como en otros casos, donde el Señor llama.
Se le concede arreglar sus asuntos pendientes para cumplir su misión. Parece algo lógico y legítimo.
En contraste Jesús de Nazareth (Lc9,57ss) llama a seguirlo pero no deja a los convocados ir a finiquitar asuntos pendientes aunque sean obras buenas según la ley, como enterrar los muertos, porque la prioridad de servir al reino es la más alta para quien decide seguirlo.
Hay por lo tanto una confrontación en la radicacalidad de la entrega a la misión por el reino, mayor en el evangelio que en el primer testamento.
Nos quedaremos pensando en la extensión de esa radicalidad aplicada a nuestra vida ordinaria, en el desarrollo de la misión a la que hayamos sido invitados. Y cómo en no pocas coyunturas se nos antoja muy dura para nuestra sensibilidad y tendencias a los apegos del no-reino. Pero no caben medias tintas.
A menos que no se trate de un martirio de sangre, radical en lo instantáneo, sino de un martirio de vida, gastada en el tanto cuanto diario y cotidiano.
Salmo responsorial: 15
REFLEXIÓN
Por eso se me alegra el corazón, / se gozan mis entrañas, / y mi carne descansa serena. / Porque no me entregarás a la muerte, / ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción
Se trata del gozo fugaz que desde su favor nos permite, de tanto en tanto, el Espíritu Santo, al descansar en la esperanza de la vida que no termina.
En esa fugacidad se refleja en nuestro ser una tranquilidad y paz que brota del centro y se esparce por la periferia, produciéndonos un relajamiento completo.
El apego cultural al sexo hasta convertirlo en fornicación, es la búsqueda de un sucedáneo inmediato a esa paz y tranquilidad que da el Espíritu. En modo semejante opera el apego a la violencia hasta convertirla en guerra.
Pocos son los que aprenden vivencialmente el verdadero origen de esa pacificación del Espíritu y se conducen consecuentemente aportando frutos de vida y paz.
Mateo 5,33-37
REFLEXIÓN
os basta decir "sí" o "no". Lo que pasa de ahí viene del Maligno
Porque la enseñanza de la Palabra comunicada por el Padre desde siempre y encarnada en Jesús de Nazareth, se muestra como palabra y gesto, comunicación y contenido, anuncio y compromiso fiel.
Nuestro programa de contracultura por fe inicia por un código de comunicación de sí y no.
Ni adormecemos, sugestionamos o manipulamos mediante la palabra, para lograr nuestros intereses.
Quizás así habría menos viajes y foros para erradicar la pobreza, pero más praxis de cambio. Porque la evidencia aportada consiste en hablar mucho sin actuar en consecuencia.
Pensar que los pobres desde las oportunidades que se les niega, hasta los impuestos que se les aplican, sostienen esas ingentes cantidades de reuniones y foros que hablan de ellos, pero no cambian su existencia.
El robo y latrocinio hipócrita se perfecciona en su perfidia.
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Sábado 10 de tiempo ordinario
1Reyes 19, 19-21
Salmo responsorial: 15
Mateo 5,33-37