1Juan 5,14-21
REFLEXIÓN
si le pedimos algo
según su voluntad, nos escucha.
Es lo crucial:según su voluntad.
Alinearse con “hágamos tu voluntad” del
Padrenuestro, que figura entre las primeras peticiones que nos recomienda Jesús
al enseñar a sus discípulos a orar, parece sencillo, piadoso, normal.
Sin embargo esta alineación no siempre
coincide con nosotros mismos, nuestro destino, nuestro sentido de vida,
nuestras aspiraciones.
Nosotros somos para nosotros mismos nuestros
propios adversarios, porque en muchas ocasiones, si lo advertimos, hemos
anhelado lo que no nos convenía, y de concedérsenos nos hubiera llevado a
peores momentos.
Y al contrario cantidades de veces
respiramos aliviados constatando que a pesar de haber sido frustrados en
nuestros deseos, la evolución de las cosas nos ha favorecido y librado.
Y se cumple aquello en que los amados del
Señor de los males reciben bienes.
Esta es la magia blanca vs. La magia negra: la
que consiste en la acción del Espíritu a favor de sus creyentes para
protegerlos de un verdadero daño.
No se trata de la feria de los deseos
irresponsables, como los cuentos de la lámpara de Aladino.
Deseamos y necesitamos que Él nos escuche,
entendemos que está dispuesto a hacerlo siempre, pero nuestra actitud de fe es
importante.
El proceso de oración Ignaciana, entre
otros, concede enorme importancia a la colaboración humana, a la que compromete
para ir purificando la intención del deseo o la necesidad, así en lo personal
como en colectivo.
La purificación tiene sentido a la luz de
las ciencias humanas, que nos indican la multiplicidad y polivalencia de las
motivaciones de la conducta humana.
En esto cabe entonces la purificación para
que avancemos más allá de nuestro propio amor, querer e interés.
Toda injusticia es
pecado, pero hay pecado que no es de muerte
Hay que matizar la presencia y persistencia
del pecado en nuestra existencia humana, si damos fe a la revelación bíblica.
Nuestro tiempo ha reaccionado en contra de
la omnipresencia pecaminosa en el conjunto de nuestra realidad humana, la cual
hacía inclinarnos a una visión pesimista y derrotista.
Pero de paso está borrando la conciencia de
pecado que permitiría reconocer la injusticia propia y reparar las víctimas.
Este difuminación está en la base de la poca
estima por la vida humana que se ha instalado en nuestra civilización de la
muerte.
Sin embargo no debemos vivir con la
condenación a flor de labios como si la injusticia no pudiera ser reparada y la
conversión de las conciencias no fuera posible.
Aparece una cierta gradación o gradualidad
en el camino que lleva a la perdición.
Esto implica el proceso de lucha que entraña
la existencia humana, la que hace su caminar en medio de decisiones que muchas
veces conllevan injusticias.
Hay que preguntarse si todo pecado no denota
algún género de injusticia.
sabemos que el Hijo
de Dios ha venido y nos ha dado inteligencia para que conozcamos al Verdadero
No es lo mismo que el agnosticismo exprese
una desconfianza de cualquier divinidad porque tendemos a idolizar, que decir
la imposibilidad humana de conocer al verdadero Dios.
Contra esto últmo nos defiende la Palabra.
estamos en el
Verdadero, en su Hijo Jesucristo
Hoy no está bien desentenderse de la
búsqueda humana de la verdad que salva, por apoyarnos en sentido triunfalista
en nuestra fe católica en JesuCristo.
Porque está búsqueda merece respeto y
comprensión, aunque sintamos que nuestra verdad es plena y no hemos de buscar
más allá.
En esto hay un sentido de solidaridad que es
una acción de gracias por habernos permitido encontrarlo, y un sentido de
misión fraterna que promueve el encuentro plural e intercultural para que todos
seamos uno.
Salmo responsorial: 149
REFLEXIÓN
un cántico nuevo
Renovado, vuelto a cantar lo que siempre
cantamos con nuevo sentido.
el Señor ama a su pueblo / y adorna con la
victoria a los humildes
Lo importante no es el pecado sino el amor
que hace todo bien y el perdón que nos recupera para el amor, si somos lo
suficientemente humildes para aceptarlo.
Juan 3,22-30
REFLEXIÓN
"Yo no soy el
Mesías, sino que me han enviado delante de él."
Él tiene que
crecer, y yo tengo que menguar
Saber ubicarse en el plan de salvación y por
ello ser feliz, es la gran sabiduría.
Permite desembarazarse de preocupaciones
artificiales y artificiosas.
Da paso a una mayor concentración y
eficacia.
Hace posible nuestra unificación e
integración.
Repercute en comunidades fraternas de amor
mutuo y solidaridad.
En un mundo como el nuestro en el que un
valor supremo es el protagonismo y hacérse con el poder para dominar, incluso
inconfesadamente, el testimonio vivencial y existencial de Juan Bautista es un
testimonio del seguimiento de Jesús.
https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1611690814140305409?s=20&t=TUXmT_xgUirOMXMKbQoB1Q