sábado, 5 de noviembre de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Sábado 31 de tiempo ordinario

Año Par

Filipenses 4, 10-19



REFLEXIÓN

Estoy entrenado para todo y en todo: la hartura y el hambre, la abundancia y la privación

Todo lo puedo en aquel que me conforta

ninguna Iglesia, aparte de vosotros, me abrió una cuenta de haber y debe.

La Palabra se ha encarnado también en la historia de Pablo, converso, creyente y evangelizador.

Su historia que se nutre de la Palabra se hace parte de ella, y su vida con los esfuerzos que hace al evangelizar son asumidas por ella para que siga inspirando generaciones y generaciones de apóstoles.

Pablo escribió a una comunidad, que le ayudó mucho materialmente para subsistir. Y otras comunidades paulinas y no paulinas hicieron suyas como Palabra de Dios, las peripecias de Pablo.

Si somos creyentes de la Palabra, también somos testigos y discípulos, y nuestra existencia está –incluso sin notarlo-abierta a la evangelización. Nada de nuestra existencia, aun los aspectos materiales y el bienestar económico o su penuria, son indiferentes a la propuesta de Jesús cuyo proceso vamos desarrollando.

Vamos viviendo y vamos muriendo para dar paso al Jesús total, todo en todos.

Salmo responsorial: 111



REFLEXIÓN

Reparte limosna a los pobres; / su caridad es constante, sin falta

Entre los pobres en quien Jesús se encarna hemos de contar a los evangelizadores que puedan pasar necesidad y requerir subsidios para sobrevivir.

Lucas 16,9-15



REFLEXIÓN

"Ganaos amigos con el dinero(mamona:riqueza y posesiones que fundamentan la confianza en sí mismo) injusto(adikia:sin justicia, incorrecto), para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.

Para la pureza en la obediencia de esta orientación debíamos ser más desapegados sobre quienes lo ejercemos: no sólo los nuestros, más cercanos, o queridos, sino sobre todo los más pobres y vulnerables.

Quién puede negar en lo profundo de su sinceridad que se inclina uno a estar seguro cuando el ingreso es seguro, o se tiene algún dinero reservado? Sucede aun entre los consagrados por votos de pobreza.

Esa confianza se puede hacer absoluta y exclusiva y competir con la confianza y dependencia que nos llama a vivir nuestro Padre.

El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado.

Lo pequeño muestra ya el paradigma que da sentido a la vida y si allí no se encuentra

da qué pensar.

Nuestra vida histórica es como un proceso gigantesco de conversión personal y social, en el que bajo el fermento de la buena nueva voy viendo en la fe, curando la ceguera, de manera que aprendo a ponderar la gloria del Señor en lo pequeños y pequeñas.

Si no fuisteis de fiar en el vil dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras?

Se trata de un test fácil de verificar en nuestra vida corriente: cómo va nuestra confianza en el dinero, poco o mucho que tengamos? Cómo se compara con la confianza que decimos tener en el Señor.

En las circunstancias de estrechez y penuria globalizada, como parece serlo para nuestra época en muchos lugares, hemos de interrogarnos si ayuda a verificar el arraigo de la confianza en el Señor, más que en los ingresos mermados.

Muy otra es la consideración de aquellos que endémicamente padecen penuria y el horizonte del bienestar material o no es conocido, o no figura para su beneficio en el surtido de su existencia.

En este caso el test podría ser para los que tienen algo, si la confianza en su dinero es tal que no vean en el compartir solidario un modo de confiar en el Señor.

Por eso el evangelio nos ubica siempre en el juicio sobre cuál es el verdadero valor de nuestra existencia: la confianza en el dinero y lo material, o en el Señor.

Compartir es un modo de movernos de una a otra confianza.

Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero

En la historia que vivimos se puede desprender algo de esta lección. Nuestro apego al dinero, como portaestandarte de la seguridad material.

Oyeron esto unos fariseos, amigos del dinero, y se burlaban de él. Jesús les dijo: "Vosotros presumís de observantes delante de la gente, pero Dios os conoce por dentro. La arrogancia con los hombres Dios la detesta."

Arrogancia es burlarse de la coherencia en la observancia de los valores, en nombre de la misma observancia. Como si una observancia de un desvalor fuera más importante y significativa que la de un valor.

Los fariseos amigos del dinero han sido muy prolíficos, porque las generaciones de ellos son legión que puebla la tierra en la actualidad.

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DOCTORES DE LA IGLESIA


 

Sábado, XXXI semana

San Ambrosio Tratado sobre el bien de la muerte 3,9; 4,15

Dice el Apóstol: El mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. Existe, pues, en esta vida una muerte que es buena; por ello se nos exhorta a que en toda ocasión y por todas partes, llevemos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Que la muerte vaya, pues, actuando en nosotros, para que también se manifieste en nosotros la vida, es decir, para que obtengamos aquella vida buena que sigue a la muerte, vida dichosa después de la victoria, vida feliz, terminado el combate, vida en la que la ley de la carne no se opone ya a la ley del espíritu, vida, finalmente, en la que ya no es necesario luchar contra el cuerpo mortal, porque el mismo cuerpo mortal ha alcanzado ya la victoria. Yo mismo no sabría decir si la grandeza de esta muerte es mayor incluso que la misma vida. Pues me hace dudar la autoridad del Apóstol que afirma: Así, la muerte está actuando en nosotros, y la vida en vosotros. En efecto, ¡cuántos pueblos no fueron engendrados a la vida por la muerte de uno solo! Por ello, enseña el Apóstol que los que viven en esta vida deben apetecer que la muerte feliz de Cristo brille en sus propios cuerpos y deshaga nuestra condición física para que nuestro hombre interior se renueve y, si se destruye este nuestro tabernáculo terreno, tenga lugar la edificación de una casa eterna en el cielo.

REFLEXIÓN

Nos hemos enfrascado demasiado en vicios y virtudes, asimilándolos a las buenas costumbres del mundo que no tienen la misma motivación, ética o espiritualidad. Excepto que unos son esclavitudes y los otros combate. Hoy miramos más enfáticamente el morir al egoísmo de clase, al egoísmo de mentalidad, al egoísmo de tiempo, al egoísmo de poder …

viernes, 4 de noviembre de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Viernes 31 de tiempo ordinario

Año Par

Filipenses 3, 17-4, 1



REFLEXIÓN

muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su paradero es la perdición; su Dios, el vientre; su gloria, sus vergüenzas

Se podría pensar que se ha dado un cambio entre lo que la percepción de Pablo comenta y nuestro tiempo.

Ahora el endiosamiento mediático del vientre por la gastronomía, y del sexo por la ciencias, más bien nos hacen pasar vergüenza a los que no pensamos y actuamos conforme.

El estilo de vida contracorriente de un creyente, no se publica ni ostenta en esa forma, por lo cual resulta un modelo opaco, conservador y aburrido.

Esta situación preocupa a muchos que no se sienten cómodos con un seguimiento cristiano que los deje fuera de los dictados del mercado.

Y es en esta dificultad y brecha donde se tiene que manifestar que la cruz fortalece.

Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo.

La Palabra nos permite una reflexión positiva del cuerpo, sin que tengamos que dejarnos influir por el neoplatonismo que nos separa en alma y cuerpo, ni con el positivismo actual para el cual el cuerpo es el único que cuenta y a quien hay que cuidar.

Nuestro cuerpo en el designio del Señor es humilde porque está llamado a volver a la tierra, pero en Jesús Glorificado es objeto de transformación para convertirse en cuerpo glorioso.

No tenemos entonces que sonrojarnos de vergüenza por no participar en una pasarela exhibicionista como mercancía porque nuestro destino es la gloria junto al Padre.

Salmo responsorial: 121



REFLEXIÓN

Ya están pisando nuestros pies / tus umbrales, Jerusalén

Más bien habríamos de poner atención a las señales que ya se van dando en nuestro convivir denotando una vida diferente, de cualidad alterna, capaz de inspirar esperanza en la gloria.

Lucas 16,1-8



REFLEXIÓN

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos

Es la expresión de la comunidad eclesial itinerante en el tiempo y en el espacio, por la que expresa su confianza en volver a escuchar la palabra de Jesús, como dicha para su tiempo.

y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes

"¿Qué es eso que me cuentan de ti?

Una de las señales que nos alertan del reino consiste en la capacidad que vamos creando de ser justos: debemos escuchar al denunciado para dar oportunidad a su defensa, antes de emitir un juicio de condenación o absolución.

Aunque el clamor contra la corrupción sea una de las señales del tiempo actual, todo denunciado tiene derecho al debido proceso, y a que se respete su presunción de inocencia hasta que se pruebe lo contrario.

"¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza

Un predicamento propio de nuestro tiempo, en el que abunda el desempleado de cierta edad, que no puede competir en un mercado más exigente, según los Tratados de libre comercio

Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido

Porque la viveza se puede admirar, pero no necesariamente imitar, sobre todo si es injusta como este administrador avivato.

La corrupción viene desde muy atrás a través del tráfico de influencias, desfalcos, estafas, apropiaciones indebidas, deslealtades, aprovechamientos de oportunidades y demás.

Es parte de la cultura que vivimos admirar el juega vivo, la viveza que arrebata las oportunidades de adelantar sin importar que la cola no avance. Los demás no importan, solo yo importo.

Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz.

Su gente son los que tienen deudas para perdonar…y con ellos el mundo es más astuto que los hijos de la Luz.

No sabemos trabajar con quienes necesitan ser perdonados por sus deudas. Los 99 justos parecen haber olvidado el drama de la perdida…

Parece que deberemos refrescar frecuentemente nuestra condición pecadora…y así volvernos astutos con nuestra gente.

Es de admirar, pero imitar? En cuanto a la iniciativa de buscar soluciones, no de la corrupción y el juega vivo.

Sería deseable una viveza honesta para los hijos de la luz, porque a veces parecemos más mogos que los hijos de este mundo para nuestros propios intereses.

Sólo que no debemos dejarnos contaminar.

Muchos bien intencionados han adoptado estrategias avivatas para hacer el bien y quedan enredados.

Otra señal es la capacidad de perdonar que brota de la conciencia de la propia culpa.

Es una astucia de otro nivel: no un juega vivo que daña, sino buscarse defensores en los que hago el bien para que intercedan por mí.

Por eso la limosna redime el pecado.

Porque el Padre se da por bien servido si a pesar de mi mal servicio me esmero en ser solidario con los hermanos.

Es un criterio en boga actualmente: el activismo solidario me permite dar énfasis al amor al prójimo por encima de otras faltas y debilidades de  nuestro caminar.

Pero como toda estrategia que se utiliza en nombre del reino requiere la vigilancia del discernimiento para que no se convierta en una escapatoria de mis intereses egoístas.

Los cristianos gnósticos en tiempos de Pablo utilizaban la alegría de la resurrección de Jesús para sentirse salvados, y excluídos del riesgo de pecar. Con ello dieron en conductas condenables.

Así sucede cuando nos volvemos integristas abusando de la interpretación de un solo principio de fe, siendo así que la ortodoxia y ortopraxis se funda en un conjunto de fe.

Un equilibrio que no podemos fabricar solos sino en comunidad y con un el carisma de una guía.

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DOCTORES DE LA IGLESIA

 


Viernes, XXXI semana

San Gregorio Nacianceno Sermón 7, en honor de su hermano Cesáreo 23-24

¿Qué es el hombre para que te ocupes de él? Un gran misterio me envuelve y me penetra. Pequeño soy y, al mismo tiempo, grande, exiguo y sublime, mortal e inmortal, terreno y celeste. Con Cristo soy sepultado, y con Cristo debo resucitar; estoy llamado a ser coheredero de Cristo e hijo de Dios; llegaré incluso a ser Dios mismo. Esto es lo que significa nuestro gran misterio; esto lo que Dios nos ha concedido, y, para que nosotros lo alcancemos, quiso hacerse hombre; quiso ser pobre, para levantar así la carne postrada y dar la incolumidad al hombre que él mismo había creado a su imagen; así todos nosotros llegamos a ser uno en Cristo, pues él ha querido que todos nosotros lleguemos a ser aquello mismo que él es con toda perfección: así entre nosotros ya no hay distinción entre hombres y mujeres, bárbaros y escitas, esclavos y libres, es decir, no queda ya ningún residuo ni discriminación de la carne, sino que brilla sólo en nosotros la imagen de Dios, por quien y para quien hemos sido creados y a cuya semejanza estamos plasmados y hechos, para que nos reconozcamos siempre como hechura suya.

REFLEXIÓN

En nuestro tiempo ha caído el sentido en desuso el sentido de la glorificación mediante la cual somos divinizados, y llevados a nuestra máxima perfección y potencialidad. Es la perspectiva que se necesita para gustar el sufrimiento terreno inacabable, inabarcable, misterioso como el Misterio de Dios, como si fuera un instrumento de salvación, un cincel en manos del Creador, una poda en manos del viñador. El asalto a la región de los símbolos racionales de la divinidad, creados por el hombre, nos ha cortado el acceso a la realidad de la Divinidad. Por eso hay que retomar lo inspirados símbolos tradicionales, nutridos de tantos y tantas testigos, que ofrecieron su sangre.

jueves, 3 de noviembre de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Jueves 31 de tiempo ordinario

Año Par

Filipenses 3, 3-8ª



REFLEXIÓN

todo eso que para mí era ganancia lo consideré pérdida comparado con Cristo

Pablo en Jesús ha ganado, no perdido. La pérdida tiene el sentido de algo o que no vale la pena y ni siquiera levanta un duelo, o que arranca con ella un trozo de la propia existencia.

Así goza y exulta quien tiene el hallazgo del reino, porque todo es poco para invertirlo en él.

más aún, todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor

Para que la ganancia se mantenga en la vivencia del creyente es necesario penetrar más y más en el Misterio de la persona de Jesús, tanto histórica como en comunidad eclesial.

Porque la vitalidad de tal conocimiento nutrirá nuestro peregrinar y apoyará el discernimiento constante que debo hacer para no ir tras falsos mesías y profetas.

El conocimiento asiduo y tenaz de Jesús forma un sentido, sabor o sabiduría que es mi modo propio y peculiar de relacionarme con él y su reino.

El don de Cristo en la vida propia debería dejar atrás cualquier otro mérito por el cual pudiéramos jactarnos. De dónde saldrá ese conocimiento profundo de Cristo que nos permita tal priorización?

Salmo responsorial: 104



REFLEXIÓN

buscad continuamente su rostro

Si Jesús es nuestra ganancia debemos echar mano de su conocimiento, progresivamente más comprometido e involucrado.

Lucas 15,1-10



REFLEXIÓN

"Ése acoge a los pecadores y come con ellos."

Nuestro modo fenoménico de juzgar nos lleva a decir: el que anda entre la miel, algo se le pega.

Y así se pensaba de Jesús. Él también debía ser pecador.

Dime con quién andas y te diré quién eres. Es sabiduría humana y muy acertada.

Pero con Jesús la apariencia decía una cosa distinta del fondo. Una ironía tenaz y persistente la del evangelio, en medio del mundo.

Qué tendríamos que buscar como analogía para el mundo actual que nos diera una idea del escándalo que entonces representó el gesto de Jesús para una sociedad de castas?

Quizá deberíamos pensar en el efecto que tendría que Jesús conviviera con enfermos de Sida, por el estigma que llevan y la prevención que despiertan.

Y así podríamos buscar las etiquetas que nuestra sociedad coloca hoy a quienes discrimina y aleja del bien común.

va tras la descarriada hasta que la encuentra?

Porque la motivación es la diferencia. Puedo estar con pecadores, pero por su salvación.

Acaso las prostitutas pueden salvar al prójimo, con sus circunstancias que la sindican de pecadora pública? Pues si ellas logran amar con amor de ágape, efectivamente por encima del cuerpo de lujuria, pueden fraternizar. 

Puedo estar con publicanos y pecadores, pero por buscar lo que se había perdido para llevarlo al rebaño. Por entrañas de misericordia a semejanza del Padre.

habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.

Justo es el pecador que admite que necesita convertirse continuamente. Un justo que no se convierta no puede ser justo. Porque la justicia es un proceso imparable de conversión. Fue y sigue siendo el quebradero de cabeza de la administración del sacramento del perdón, a través del tiempo. Porque no nos entra eso del setenta veces siete.

Más alegría por la conversión de lo que se había perdido, no significa que los ya convertidos no sean motivo de gozo.

Hay que tener cuidado porque el enemigo que siembra la cizaña, puede plantar malicia en el resto del rebaño que está a salvo.

Porque la conversión es renacer a una vida nueva de familiaridad con el Señor.

Los justos también se alegran porque alguien más experimenta la formidable paternidad del Dios Padre.

La alegría es mayor porque en la parábola el pastor es responsable de las ovejas y una pérdida se le toma en cuenta. Y la mujer que pierde las monedas de su dote tendría problemas con su marido.

Nosotros también por responsabilidad de dar razón de nuestros hermanos, como Caín, debemos preocuparnos por la conversión de otros. Nos salvamos en racimo.

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DOCTORES DE LA IGLESIA


 

Miércoles, XXXI semana

San Cirilo de Jerusalén Catequesis 5, Sobre la fe y el símbolo 10-11

La fe, aunque por su nombre es una, tiene dos realidades distintas. Hay, en efecto, una fe por la que se cree en los dogmas y que exige que el espíritu atienda y la voluntad se adhiera a determinadas verdades; esta fe es útil al alma, como lo dice el mismo Señor: Quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no se le llamará a juicio; y añade: El que cree en el Hijo no está condenado, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida. ¡Oh gran bondad de Dios para con los hombres! Los antiguos justos, ciertamente, pudieron agradar a Dios empleando para este fin los largos años de su vida; mas lo que ellos consiguieron con su esforzado y generoso servicio de muchos años, eso mismo te concede a ti Jesús realizarlo en un solo momento. Si, en efecto, crees que Jesucristo es el Señor y que Dios lo resucitó de entre los muertos, conseguirás la salvación y serás llevado al paraíso por aquel mismo que recibió en su reino al buen ladrón. No desconfíes ni dudes de si ello va a ser posible o no: el que salvó en el Gólgota al ladrón a causa de una sola hora de fe, él mismo te salvará también a ti si creyeres. La otra clase de fe es aquella que Cristo concede algunos como don gratuito: Uno recibe del Espíritu hablar con sabiduría; otro, el hablar con inteligencia según el mismo Espíritu. Hay quien, por el mismo Espíritu, recibe el don de la fe; y otro, por el mismo Espíritu, don de curar. Esta gracia de fe que da el Espíritu no consiste solamente en una fe dogmática, sino también en aquella otra fe capaz de realizar obras que superan toda posibilidad humana; quien tiene esta fe podría decir a una montaña, que viniera aquí, y vendría. Cuando uno, guiado por esta fe, dice esto y cree sin dudar en su corazón que lo que dice se realizará, entonces este tal ha recibido el don de esta fe. Es de esta fe de la que se afirma: Si fuera vuestra fe como un grano de mostaza

REFLEXIÓN

Se nos han entregado tradicionalmente verdades para ser creídas, por fieles creyentes, quizás no del todo íntegros y coherentes, por lo que advertimos fallas estamos tentados de escándalo y tropiezo. Pero la fidelidad y humildad en recibir y asumir nos potencia en la receptividad del don de la fe que obra maravillas, y crece portentosamente y se multiplica. Una fe que no se contenta en seguir y poseer, sino que empuja a contemplar y comunicar, y poner obras que sean señales del reino presente.

Jueves, XXXI semana

San Cirilo de Jerusalén Catequesis 5, Sobre la fe y el símbolo 12-13

Al aprender y profesar la fe, adhiérete y conserva solamente la que ahora te entrega la Iglesia, la única que las santas Escrituras acreditan y defienden. Como sea que no todos pueden conocer las santas Escrituras, unos porque no saben leer, otros porque sus ocupaciones se lo impiden, para que ninguna alma perezca por ignorancia, hemos resumido, en los pocos versículos del símbolo, el conjunto de los dogmas de la fe. Procura, pues, que esta fe sea para ti como un viático que te sirva toda la vida y, de ahora en adelante, no admitas ninguna otra, aunque fuera yo mismo quien, cambiando de opinión, te dijera lo contrario, o aunque un ángel caído se presentara ante ti disfrazado de ángel de luz y te enseñara otras cosas para inducirte al error. Pues, si alguien os predica un Evangelio distinto del que os hemos predicado –seamos nosotros mismos o un ángel del cielo–, ¡sea maldito! Esta fe que estáis oyendo con palabras sencillas retenedla ahora en la memoria y, en el momento oportuno, comprenderéis, por medio de las santas Escrituras, lo que significa exactamente cada una de sus afirmaciones. Porque tenéis que saber que el símbolo de la fe no lo han compuesto los hombres según su capricho, sino que las afirmaciones que en él se contienen han sido entresacadas del conjunto de las santas Escrituras y resumen toda la doctrina de la fe. Y, a la manera de la semilla de mostaza, que, a pesar de ser un grano tan pequeño, contiene ya en sí la magnitud de sus diversas ramas, así también las pocas palabras del símbolo de la fe resumen y contienen, como en una síntesis, todo lo que nos da a conocer el antiguo y el nuevo Testamento. Velad, pues, hermanos, y conservad cuidadosamente la tradición que ahora recibís y grabadla en el interior de vuestro corazón.

REFLEXIÓN

El origen social del credo: ayuda para que los analfabetos recuerden las verdades de la salvación, sería hoy quizás menospreciado por una cultura urbana de alfabetos, muchos más bien funcionales. Porque señalaría que debieron enseñar a todos a leer,  y no mantenerlos en su ignorancia. La reforma luterana dio ese paso de democratizar la biblia a todo el que pudiera leer, y sirvió como instrumento para aprender a leer mil años después. Se dice pronto, pero en ese tiempo la evolución humana europea sobre todo fue evolucionando de menos a más. Y nosotros desde nuestro más juzgamos desdeñosamente el menos, sin ubicarnos en las circunstancias reales y las dificultades concretas del tiempo. Pero la evangelización ha ido dando y lo seguirá dando, pasos hacia su transmisión según los tiempos, porque está guiada por el Espíritu Santo más que por generaciones evolutivamente sabias.

miércoles, 2 de noviembre de 2022

PALABRA COMENTADA

 

FIELES DIFUNTOS (2 DE NOVIEMBRE)

Job 19,1.23-27ª



REFLEXIÓN

mis palabras, ojalá se grabaran en cobre, con cincel de hierro y en plomo se escribieran para siempre en la roca!

La Palabra siempre recoge en su mensaje los anhelos y las palabras de los seres humanos con los registros de tristeza y esperanza, y sobre todo con su anhelo de permanecer eternamente.

La Palabra del Señor es solidaria y ama entrañablemente a sus hijos. No trata solamente de un mensaje, un plan del Señor.

También incluye la ilusiones de sus escuchas, para que se vean partícipes, identificados, pertenecientes a esa Palabra.

Yo sé que está vivo mi Redentor, y que al final se alzará sobre el polvo: después que me arranquen la piel, ya sin carne, veré a Dios; yo mismo lo veré, y no otro, mis propios ojos lo verán."


 

Según lo que se escribe de la antropología hebrea, nos encontramos con un hito en el itinerario conceptual de la supervivencia, tras la muerte física.

La formulación de Job representa algo novedoso, ya que la carne es distinguida como”piel arrancada”, que no acompaña la visón individual de Dios. Pero se habla de ojos, que son parte de un cuerpo.

Esto se afirma por fe: ”yo sé”. Y se afirma que su vivir se halla más allá del polvo, al que todo es reducido, con el paso del tiempo.

Esa vida “tras” es interpersonal, es encuentro con un otro y de nuestra parte, ya sin piel.

Sin embargo mantendremos una visión con “ojos” que por lo tanto

y sin embargo, siguen siendo míos.

El lenguaje puede traicionar la precisión del concepto, que entonces se considera más bien un barrunto borroso e impreciso.


 Pero se transmite la convicción de una persona que proyecta parte de lo que ahora es, en el momento que no es.

Y para nosotros los creyentes de la palabra es un mensaje de salvación, porque nos anima a creer y confiar en un encuentro posterior a la desaparición física visible.

Por eso es importante el día de los difuntos, porque celebra algo de todos los días en forma universal: la muerte de todos y cada uno.

Pero no celebra una desaparición física, sino la apertura de una solución, balbuceada con imperfección, con imprecisión, pero con esperanza.

El Señor como redentor, vengador de tribus, pariente cercano en la cultura semi-nómada.

Él ha sido el que se acerca. El que se ha hecho próximo, prójimo de nuestras necesidades. Se ha emparentado con nuestra raza.


 Y si vivimos esa experiencia en la existencia actual, cómo no esperar que lo veremos alguna vez, para siempre, porque está vivo?

Así fundamentamos desde su Palabra nuestra fe en el re-encuentro de nuestros difuntos más cercanos, aquellos que han aportado en nuestra formación y han colaborado con el Señor en su cuidado y cercanía.

Somos lo que somos por una red de influencias sustentadas en el ágape del Señor y, aunque hay que reconocer que no todas las que circulan por esta red son positivas y benditas, el conjunto sí lo es, y contiene la potencialidad del Espíritu para irlas transformando en energía de vida eterna.

Una calidad de vida superior, desconocida y gratuita. El mejor vino está por llegar, y será gratis.

Pero más allá del qué de un mensaje la Palabra es un Quien, un Alguien vivo y dador de vida, que busca estrechar los lazos vínculos establecidos por la creación.

Creación, Redención, Consumación y Salvación: cuatro términos o códigos que abren el sentido de la Revelación de la Palabra a la comprensión del género humano, donde quiera que se establezca.

La salvación es el eje que atraviesa todos estos códigos, una salvación que incluye su etapa inicial de liberación del pecado y la injusticia.

La creación se entiende si por ella obtenemos una primera noticia de la intención salvífica del creador.

La redención denota el carácter agónico de la salvación, que como la semilla debe morir para dar fruto.

La consumación se relaciona definitivamente con la salvación en cuanto comunidad gozosa que se establece definitivamente y sin fin con el Creador en su misterio de comunión: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Nuestro testigo y dador del derecho de membresía a esa salvación en todo el proyecto es Jesús de Nazareth, crucificado y resucitado.

Salmo responsorial: 24



REFLEXIÓN

tu ternura / y tu misericordia son eternas

Se trata de mucho más que tú recuerdes, que yo recuerde, porque el olvido nos rodea incesantemente, si nos atenemos a los males de la memoria.

Esta fe nos sostiene y ayuda a hacer balance en las frustraciones, limitaciones y amarguras que surgen en la existencia.

Aporta una dimensión de paciencia y magnanimidad frente a las atrocidades que cometemos entre nosotros, y la violencia a la que nos sometemos, en una forma u otra.

Porque echamos en cara la violencia de las armas y la actuación arbitraria de los que


 

asesinan a inocentes pero también a culpables.

Sin embargo debemos ver el cuadro completo porque esa violencia no ha surgido sola sino que otra ha sido su partera: la violencia que ejerce una situación económica desfavorable produciendo miseria y pobreza; la que ejerce la sabiduría acumulada respecto de la ignorancia y así a través de toda la gama.

acuérdate de mí con misericordia

Porque en este trance de desaparición, cuando mermen todos nuestros atributos que contribuyen a nuestra densidad existencial, es importante que se mantenga la convicción de tu misericordia, para que la esperanza del encuentro contigo nos salve.

perdona todos mis pecados

Sana nuestra herida inicial, la toxicidad original, la amenaza constante al pie de nuestra existencia.


 

Perdona los pecados heredados y los responsablemente actuados

Guarda mi vida y líbrame

no quede yo defraudado de haber acudido a ti

No seas tú sólo un esquema mental alentado por el miedo a lo desconocido y la ignorancia de las leyes por descubrir, como incursionan algunos a expresar.

Filipenses 3,20-21



REFLEXIÓN

Nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el             Señor    Jesucristo.          Él                         transformará (Μετασχηματίζω/metaschématizó/transformar/transfigurar/cam biar la apariencia) nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo.

Cuando fallecemos, nuestra apariencia, nuestra presentación a los ojos de este mundo se marchita: el cadáver es un despojo inútil e inanimado que con el tiempo que transcurre rápidamente se transforma en un resto deformado, cesado, que ya no funciona.

Se pierde el contacto en forma definitiva. Porque las afirmaciones de contactos más allá de la muerte


 

nunca salen de la sospecha del subjetivismo e imaginación.

Frente a este mentís absoluto a la vida, fehaciente como el resto que se va haciendo polvo, proclamamos que se da una transformación según otro modelo: el del cuerpo nuevo de Jesús glorificado. Allí se manifiesta una energía desconocida.

Algunos fenómenos naturales nos sugieren y animan a abrirnos a formas y modelos de energía no clasificadas aún, como los hoyos negros del firmamento,.

Jesús en su glorificación no es solo una palabra suelta del mensaje salvífico, sino que es la clave del sentido de la Palabra en toda su extensión.

Es un atisbo, un inicio, un adelanto del futuro. Un sentido final de todo el designio.

Ahora la esperanza echa mano de nuevo de la integralidad del cuerpo espiritual.


 

El “humilde cuerpo” puede incluir la “humilde piel”.

Pero es que un poder distinto lo transformará.

Se trata de un convicción e imagen mental que se ha formado de una experiencia novedosa: el cuerpo glorioso de Jesús crucificado y resucitado, que actualmente es el paradigma.

Marcos 15,33-39;16,1-6



REFLEXIÓN

Jesús clamó con voz potente: "Eloí, Eloí, lamá sabaktaní"

Para unos aquí terminó la fe de Jesús en su Abbá todopoderoso, y nació, creemos, la nueva fe en el Abbá misericordioso y abajado.

Para otros aquí se entrega en la oración ferviente la última oblación de una fe oscura en manos del Abbá misterio, en cuya sabiduría y justicia se confía Jesús.

Jesús el hombre desesperado- esperanzado, el justo que vive de fe contra fe, verdadero paradigma del creyente que lo sigue.


 

En una u otra forma esta  comprensión implica la aceptación por parte de Jesús de un Señor vivo para siempre: Dios de vivos, ha dicho el texto evangélico en otro lugar en su polémica con los saduceos.

Y sobre éste testimonio de entrega máxima de Jesús es donde debemos construir, como sobre roca, nuestra propia entrega confiada de fe, esperanza y ágape.

dando un fuerte grito, expiró

No se espera que un agonizante de suplicio profiera un grito fuerte como fenómeno de expiración.

Expirar más bien sugiere un último aliento. Una muestra de la fortaleza del Espíritu del Jesús que muere.

El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo: "Realmente este hombre era Hijo de Dios."

Se presenta una dramatización del cierre de una economía y la apertura de otra.


 

El Santo de los Santos del templo es abandonado, según la creencia cristiana.

La proclamación del centurión gentil abre un mundo de salvación a otros fuera de la Promesa.

Para los que se cierra su figuración de salvación debe tratarse de una representación caótica, salvable sólo por la apertura y ternura de la nueva Palabra del reino del Padre.

El éxodo de una esquema de referencia a otro no es simple, sino dolorosamente complejo. Sin embargo estamos dotados de una capacidad de ensanchamiento en nuestra comprensión que hace posible reubicarnos en la esperanza.

Con él arranca la cadena testimonial hasta nuestro día de hoy.

Para el centurión nadie se comporta respecto de Dios como Jesús, sino es un Hijo suyo entrañable.


 

"No os asustéis. ¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el crucificado? No está aquí. Ha resucitado. Mirad el sitio donde lo pusieron."

Es el momento de experimentar ausencia, en medio de sentimientos auténticos de pesar pero, como desde las cenizas a las que nos lleva la trágica experiencia, iniciar con fortaleza la ilusión esperanzada de la transformación . que culmine la novedad de vida prometida y en Jesús visualizada.

Hasta reunirnos en el AMOR al que

tendemos. El de la otra orilla…

 

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