Sábado 17 de tiempo ordinario[i]
Jeremías 26, 11-16. 24
11Entonces los sacerdotes y los profetas hablaron a los jefes y a todo el
pueblo, y les dijeron: "¡Sentencia de muerte para este hombre!, porque ha
profetizado contra esta ciudad, como han oído con sus propios oídos."
12Entonces Jeremías habló a todos los jefes y a todo el pueblo, y les dijo:
"El SEÑOR me ha enviado a profetizar contra esta casa y contra esta ciudad
todas las palabras que han oído. 13"Ahora bien, enmienden sus caminos y sus obras, y obedezcan al SEÑOR
su Dios, y el SEÑOR se arrepentirá del mal que ha pronunciado contra ustedes. 14"En cuanto a mí, estoy en sus manos; hagan de mí como mejor y más
recto sea a sus ojos. 15"Pero sepan bien que si me matan, sangre inocente echarán sobre
ustedes y sobre esta ciudad y sobre sus habitantes; porque en verdad el SEÑOR
me ha enviado a ustedes para hablar en sus oídos todas estas palabras."
16Entonces los jefes y todo el pueblo dijeron a los sacerdotes y a los
profetas: "Que no haya sentencia de muerte para este hombre, porque en
nombre del SEÑOR nuestro Dios nos ha hablado." 17Y se levantaron algunos de los ancianos del país y hablaron a toda la
asamblea del pueblo, y dijeron:
18"Miqueas de Moréset profetizó en días de Ezequías, rey de Judá, y
habló a todo el pueblo de Judá: 'Así ha dicho el SEÑOR de los ejércitos:
"Sion será arada como un campo, Jerusalén se convertirá en un montón de
ruinas, Y el monte del santuario será como los lugares altos de un bosque."'
COMENTARIO
El Señor me envió a profetizar contra este
templo y esta ciudad las palabras que habéis oído
Hay una
soledad irreemplazable: la propia responsabilidad de la conciencia ética en
base a la fe.
En ella
se experimenta el aislamiento de cualquier seguridad que pudiera venir de
fuera, la propia fortaleza alimentada por la fe en el apoyo del Señor, y el
propio debate entre la firmeza y la debilidad.
En esta
agonía entra Jeremías y también Jesús de Nazareth. Es un camino cuesta arriba,
pero sostenido por la paz y serenidad que traspasa cualquier inquietud.
escuchad la voz del Señor, vuestro Dios;
Porque
lo que realmente importa al enviado es que se escuche al Señor, su Palabra, su
designio. Toda agonía será superada por el gozo de servirlo para la extensión
de su reino.
enmendad vuestra conducta y vuestras
acciones, escuchad la voz del Señor, vuestro Dios; y el Señor se arrepentirá de
la amenaza que pronunció contra vosotros
Pero el
mensaje era no de destrucción sino de llamado al cambio de conducta. A lo
razonable de modificar el estilo.
si vosotros me matáis, echáis sangre
inocente sobre vosotros, sobre esta ciudad y sus habitantes
Aunque
se intente diluir la responsabilidad por la muerte de un inocente emblemático
como Jesús, quien representa todo tipo de víctimas con su caso, el poder de
turno en el judaísmo de su época no puede disimularla.
Y como
tal es también emblemático del opresor de todo tiempo. El pronóstico sigue
siendo que un poder así erigido y mantenido no puede prosperar definitivamente.
Este hombre no es reo de muerte, porque nos
ha hablado en nombre del Señor, nuestro Dios
Es
posible sin embargo encontrar fisuras en ese poder aparentemente monolítico. Es
la esperanza de transformación.
Todavía
no había llegado su hora.
Es su
don reconocerla y aceptarla.
Un
argumento que equivale a decir: la ciudad somos nosotros. Es la ausencia de
autocrítica rampante por parte del poder instalado. No ceder, ni negociar su
posición.
Salmo responsorial: 68
COMENTARIO
Que el Señor escucha a sus pobres, / no
desprecia a sus cautivos
Si pobre
es ante todo la experiencia del desapego para colgarse del Señor, porque se lo
vive como Principio y fundamento, hemos de reconocer muchas modalidades en la
pobreza. La pobreza material no agota el sentido evangélico de pobreza.
Se trata
de una experiencia de precariedad en cuanto criatura que reconoce al Señor como
su todo.
Si la
pobreza material lo que provoca es hambre de consumo, no está conduciendo a la
felicidad evangélica del reino de Dios para los pobres.
La
verdadera pobreza e inocencia tiene que pasar por el conocimiento propio y la
sinceridad para con uno mismo y con Dios.
Mateo 14, 1-12
1Por aquel tiempo, Herodes (Antipas, hijo de Herodes el Grande) el tetrarca
(gobernador de Galilea) oyó la fama de Jesús, 2y dijo a sus sirvientes: "Este es Juan el Bautista. El ha resucitado
de entre los muertos, y por eso es que poderes milagrosos actúan en él."
3Porque antes Herodes (Antipas) había prendido a Juan, y lo había atado y
puesto en la cárcel por causa de Herodías, mujer de su hermano Felipe; 4porque Juan le decía: "No te es lícito tenerla." 5Y aunque Herodes (Antipas) quería matarlo, tenía miedo al pueblo, porque
consideraban a Juan como un profeta.
6Pero cuando llegó el cumpleaños de Herodes (Antipas), la hija de Herodías
(Salomé) danzó ante ellos y agradó a Herodes (Antipas). 7Por lo cual le prometió con juramento darle lo que ella pidiera. 8Ella, instigada por su madre, dijo: "Dame aquí, en una bandeja la
cabeza de Juan el Bautista." 9Y aunque el rey se entristeció, a causa de sus juramentos y de sus
invitados, ordenó que se la dieran; 10y mandó decapitar a Juan en la cárcel. 11Trajeron su cabeza en una bandeja y se la dieron a la muchacha (Salomé), y
ella se la llevó a su madre (Herodías). 12Los discípulos de Juan llegaron y recogieron el cuerpo y lo sepultaron; y
fueron y se lo comunicaron a Jesús
COMENTARIO
"Ése es Juan Bautista, que ha
resucitado de entre los muertos, y por eso los poderes actúan en él."
El
sentido de culpa no se va nunca y produce fantasmagoria: imágenes que cargan
con ese sentimiento, con la ilusión
engañosa de librarse.
Y en
este caso perdía capacidad de reconocer la novedad de Jesús y su posibilidad de
regeneración si se convertía, por terribles que hubieran sido sus crímenes.
Al
contrario de Pedro y Pablo, quienes asumieron su culpa y no la proyectaron en
el encuentro sanador con Jesús, cuando se les atravesó en su camino de
perdición.
Así las
nuevas escrituras nos ponen en contacto con una galería de personas y sus
relatos de sanación y conversión. Nosotros elegimos con quien nos
identificamos.
Quizás
para nuestro tiempo esos relatos no satisfagan como historia anécdota, pero
pueden aportar como historia sentido para la conversión.
Juan le decía que no le estaba permitido
vivir con ella
Hoy se
le hubiera recriminado a Juan por meter la religión en la política, al criticar
al poder establecido.
le gustó tanto a Herodes que juró
Es
probable que en un festín, además del ambiente placentero y adulón, hiciera
efecto el exceso de licor, para perder las proporciones y ganarse un problema.
Quería mandarlo matar, pero tuvo miedo de
la gente, que lo tenía por profeta
El rey lo sintió; pero, por el juramento y
los invitados, ordenó que se la dieran; y mandó decapitar a Juan en la cárcel
En otro
evangelio se alude al gusto con el que Herodes escuchaba a Juan, lo cual
explica que haya sentido mandarlo a matar.
Si no
resulta contradictorio este malestar, siendo así que antes pensaba matarlo y se
inhibía solo por miedo a la reacción del pueblo.
No es lo
mismo escuchar con gusto la Palabra, y menos cuando pide cambiar la propia
conducta.
Porque
la Palabra del Señor tiene ese problema: pide conversión.
Y el
poco sentido común por estar bebido. Así en toda la historia, aún la cotidiana,
esa adicción facilita las decisiones perjudiciales para muchos.
No la
bebida, sino su desmesura.
Pero en
la formación humana seguimos insistiendo en la sanción, no así en la educación
de la conciencia, para elevar el nivel de sensibilidad y respeto al derecho de
los demás, por encima de nuestra satisfacción momentánea.
Sus discípulos recogieron el cadáver, lo
enterraron y fueron a contárselo a Jesús
El Poder
no es sólo de Herodes, sino una red, que ejerce su influencia desde sus
validos: Salomé y su madre.
La ética
de Herodes no le permitía faltar a su palabra, pero sí asesinar al inocente.
Esta
ética bícefala, trícefala, pervertida y degenerada, establece prioridades de
acuerdo a las pasiones, no a los valores más relevantes y de los que dependen
los demás: Justicia, amor, compasión, lealtad
Por qué los discípulos de Juan B, competencia envidiosa de
Jesús, iría a contar su muerte? Por qué era un antiguo compañero que debía
estar enterado por seguridad? Porque quedaban al garete sin conductor o guía en
esta misión de bautizar? Porque a estas alturas ya se entendía que Juan B.
había cedido su misión en Jesús de Nazareth y era el nuevo foco de
convocatoria?
https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1289533235349790722?s=20
[i] https://bibliaparalela.com/
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Tiempo Ordinario Semanas IV de Jorge Leignadier