sábado, 1 de agosto de 2020

PALABRA COMENTADA

 

Sábado 17 de tiempo ordinario[i]

Jeremías 26, 11-16. 24

 11Entonces los sacerdotes y los profetas hablaron a los jefes y a todo el pueblo, y les dijeron: "¡Sentencia de muerte para este hombre!, porque ha profetizado contra esta ciudad, como han oído con sus propios oídos."
12
Entonces Jeremías habló a todos los jefes y a todo el pueblo, y les dijo: "El SEÑOR me ha enviado a profetizar contra esta casa y contra esta ciudad todas las palabras que han oído. 13"Ahora bien, enmienden sus caminos y sus obras, y obedezcan al SEÑOR su Dios, y el SEÑOR se arrepentirá del mal que ha pronunciado contra ustedes. 14"En cuanto a mí, estoy en sus manos; hagan de mí como mejor y más recto sea a sus ojos. 15"Pero sepan bien que si me matan, sangre inocente echarán sobre ustedes y sobre esta ciudad y sobre sus habitantes; porque en verdad el SEÑOR me ha enviado a ustedes para hablar en sus oídos todas estas palabras."
16
Entonces los jefes y todo el pueblo dijeron a los sacerdotes y a los profetas: "Que no haya sentencia de muerte para este hombre, porque en nombre del SEÑOR nuestro Dios nos ha hablado." 17Y se levantaron algunos de los ancianos del país y hablaron a toda la asamblea del pueblo, y dijeron:
18
"Miqueas de Moréset profetizó en días de Ezequías, rey de Judá, y habló a todo el pueblo de Judá: 'Así ha dicho el SEÑOR de los ejércitos: "Sion será arada como un campo, Jerusalén se convertirá en un montón de ruinas, Y el monte del santuario será como los lugares altos de un bosque."'

COMENTARIO

El Señor me envió a profetizar contra este templo y esta ciudad las palabras que habéis oído

Hay una soledad irreemplazable: la propia responsabilidad de la conciencia ética en base a la fe.

En ella se experimenta el aislamiento de cualquier seguridad que pudiera venir de fuera, la propia fortaleza alimentada por la fe en el apoyo del Señor, y el propio debate entre la firmeza y la debilidad.

En esta agonía entra Jeremías y también Jesús de Nazareth. Es un camino cuesta arriba, pero sostenido por la paz y serenidad que traspasa cualquier inquietud.

escuchad la voz del Señor, vuestro Dios;

Porque lo que realmente importa al enviado es que se escuche al Señor, su Palabra, su designio. Toda agonía será superada por el gozo de servirlo para la extensión de su reino.

enmendad vuestra conducta y vuestras acciones, escuchad la voz del Señor, vuestro Dios; y el Señor se arrepentirá de la amenaza que pronunció contra vosotros

Pero el mensaje era no de destrucción sino de llamado al cambio de conducta. A lo razonable de modificar el estilo.

si vosotros me matáis, echáis sangre inocente sobre vosotros, sobre esta ciudad y sus habitantes

Aunque se intente diluir la responsabilidad por la muerte de un inocente emblemático como Jesús, quien representa todo tipo de víctimas con su caso, el poder de turno en el judaísmo de su época no puede disimularla.

Y como tal es también emblemático del opresor de todo tiempo. El pronóstico sigue siendo que un poder así erigido y mantenido no puede prosperar definitivamente.

Este hombre no es reo de muerte, porque nos ha hablado en nombre del Señor, nuestro Dios

Es posible sin embargo encontrar fisuras en ese poder aparentemente monolítico. Es la esperanza de transformación.

Todavía no había llegado su hora.

Es su don reconocerla y aceptarla.

Un argumento que equivale a decir: la ciudad somos nosotros. Es la ausencia de autocrítica rampante por parte del poder instalado. No ceder, ni negociar su posición.

Salmo responsorial: 68


COMENTARIO

Que el Señor escucha a sus pobres, / no desprecia a sus cautivos

Si pobre es ante todo la experiencia del desapego para colgarse del Señor, porque se lo vive como Principio y fundamento, hemos de reconocer muchas modalidades en la pobreza. La pobreza material no agota el sentido evangélico de pobreza.

Se trata de una experiencia de precariedad en cuanto criatura que reconoce al Señor como su todo.

Si la pobreza material lo que provoca es hambre de consumo, no está conduciendo a la felicidad evangélica del reino de Dios para los pobres.

La verdadera pobreza e inocencia tiene que pasar por el conocimiento propio y la sinceridad para con uno mismo y con Dios.

Mateo 14, 1-12

1Por aquel tiempo, Herodes (Antipas, hijo de Herodes el Grande) el tetrarca (gobernador de Galilea) oyó la fama de Jesús, 2y dijo a sus sirvientes: "Este es Juan el Bautista. El ha resucitado de entre los muertos, y por eso es que poderes milagrosos actúan en él."
3
Porque antes Herodes (Antipas) había prendido a Juan, y lo había atado y puesto en la cárcel por causa de Herodías, mujer de su hermano Felipe; 4porque Juan le decía: "No te es lícito tenerla." 5Y aunque Herodes (Antipas) quería matarlo, tenía miedo al pueblo, porque consideraban a Juan como un profeta.
6
Pero cuando llegó el cumpleaños de Herodes (Antipas), la hija de Herodías (Salomé) danzó ante ellos y agradó a Herodes (Antipas). 7Por lo cual le prometió con juramento darle lo que ella pidiera. 8Ella, instigada por su madre, dijo: "Dame aquí, en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista." 9Y aunque el rey se entristeció, a causa de sus juramentos y de sus invitados, ordenó que se la dieran; 10y mandó decapitar a Juan en la cárcel. 11Trajeron su cabeza en una bandeja y se la dieron a la muchacha (Salomé), y ella se la llevó a su madre (Herodías). 12Los discípulos de Juan llegaron y recogieron el cuerpo y lo sepultaron; y fueron y se lo comunicaron a Jesús

COMENTARIO

"Ése es Juan Bautista, que ha resucitado de entre los muertos, y por eso los poderes actúan en él."

El sentido de culpa no se va nunca y produce fantasmagoria: imágenes que cargan con ese  sentimiento, con la ilusión engañosa de librarse.

Y en este caso perdía capacidad de reconocer la novedad de Jesús y su posibilidad de regeneración si se convertía, por terribles que hubieran sido sus crímenes.

Al contrario de Pedro y Pablo, quienes asumieron su culpa y no la proyectaron en el encuentro sanador con Jesús, cuando se les atravesó en su camino de perdición.

Así las nuevas escrituras nos ponen en contacto con una galería de personas y sus relatos de sanación y conversión. Nosotros elegimos con quien nos identificamos.

Quizás para nuestro tiempo esos relatos no satisfagan como historia anécdota, pero pueden aportar como historia sentido para la conversión.

Juan le decía que no le estaba permitido vivir con ella

Hoy se le hubiera recriminado a Juan por meter la religión en la política, al criticar al poder establecido.

le gustó tanto a Herodes que juró

Es probable que en un festín, además del ambiente placentero y adulón, hiciera efecto el exceso de licor, para perder las proporciones y ganarse un problema.

Quería mandarlo matar, pero tuvo miedo de la gente, que lo tenía por profeta

El rey lo sintió; pero, por el juramento y los invitados, ordenó que se la dieran; y mandó decapitar a Juan en la cárcel

En otro evangelio se alude al gusto con el que Herodes escuchaba a Juan, lo cual explica que haya sentido mandarlo a matar.

Si no resulta contradictorio este malestar, siendo así que antes pensaba matarlo y se inhibía solo por miedo a la reacción del pueblo.

No es lo mismo escuchar con gusto la Palabra, y menos cuando pide cambiar la propia conducta.

Porque la Palabra del Señor tiene ese problema: pide conversión.

Y el poco sentido común por estar bebido. Así en toda la historia, aún la cotidiana, esa adicción facilita las decisiones perjudiciales para muchos.

No la bebida, sino su desmesura.

Pero en la formación humana seguimos insistiendo en la sanción, no así en la educación de la conciencia, para elevar el nivel de sensibilidad y respeto al derecho de los demás, por encima de nuestra satisfacción momentánea.

Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron y fueron a contárselo a Jesús

El Poder no es sólo de Herodes, sino una red, que ejerce su influencia desde sus validos: Salomé y su madre.

La ética de Herodes no le permitía faltar a su palabra, pero sí asesinar al inocente.

Esta ética bícefala, trícefala, pervertida y degenerada, establece prioridades de acuerdo a las pasiones, no a los valores más relevantes y de los que dependen los demás: Justicia, amor, compasión, lealtad

Por qué los discípulos de Juan B, competencia envidiosa de Jesús, iría a contar su muerte? Por qué era un antiguo compañero que debía estar enterado por seguridad? Porque quedaban al garete sin conductor o guía en esta misión de bautizar? Porque a estas alturas ya se entendía que Juan B. había cedido su misión en Jesús de Nazareth y era el nuevo foco de convocatoria?

 

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Comentarios en Palabra Comentada Tiempo Ordinario Semanas IV de Jorge Leignadier


viernes, 31 de julio de 2020

PALABRA COMENTADA

Viernes 17 de tiempo ordinario[i]

 

Jeremías 26, 1-9

1Al comienzo del reinado de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra del SEÑOR: 2"Así dice el SEÑOR: 'Ponte en el atrio de la casa del SEÑOR, y habla a todas las ciudades de Judá que vienen a adorar en la casa del SEÑOR, todas las palabras que te he mandado decirles. No omitas ni una palabra. 3'Tal vez escuchen y cada uno se vuelva de su mal camino, y Yo me arrepienta del mal que pienso hacerles a causa de la maldad de sus obras.' 4"Tú les dirás: 'Así dice el SEÑOR: "Si no Me escuchan, para andar en Mi ley que he puesto delante de ustedes, 5para que escuchen las palabras de Mis siervos los profetas que les he enviado repetidas veces, pero no los han escuchado, 6entonces pondré esta casa como Silo, y esta ciudad la pondré por maldición para todas las naciones de la tierra."'"
7
Los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo oyeron a Jeremías decir estas palabras en la casa del SEÑOR. 8Cuando Jeremías terminó de decir todo lo que el SEÑOR le había mandado que hablara a todo el pueblo, lo apresaron los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo, diciendo: "De cierto, morirás. 9"¿Por qué has profetizado en nombre del SEÑOR, diciendo: 'Esta casa será como Silo y esta ciudad quedará desolada sin habitante alguno?'" Y todo el pueblo se congregó contra Jeremías en la casa del SEÑOR.


COMENTARIO

Ponte en el atrio del templo y di a todos los ciudadanos de Judá que entran en el templo para adorar, las palabras que yo te mande decirles; no dejes ni una sola

Un profeta puesto en el sitio más populoso de la ciudad, proclamando de parte de Dios un mensaje que tiene poco de adulación demagoga.

Una vocación como la del profeta es para identificarse con el designio del Señor, en contra de otros planes.

Es una lucha para persuadir los oyentes sobre un designio superior que no está alejado de las aspiraciones más profundas de todos por la realización de sus sueños.

No se trata de estafar con baratijas a los incautos, sino de mostrar la única realidad sólida:la justicia y misericordia del Señor.

entonces trataré a este templo como al de Silo, a esta ciudad la haré fórmula de maldición para todos los pueblos de la tierra

Esta profecía ya cumplida se plasma después que Jerusalén y su Templo han sido destruídos por el Imperio Neobabilonio hacia el mediados del siglo VI antes de Cristo.

Es posible que fuera puesta por escrito por quienes recogieron las palabras del profeta ya muerto, recordando sus  advertencias para confirmarlas.

Las consecuencias históricas negativas o desfavorables para el bienestar, salud o vida están abiertas a muchas intepretaciones.

Pero la Palabra ofrece la causa más profunda: si nos hubiéramos convertido de nuestra mala conducta la historia sería diferente.

lo agarraron los sacerdotes y los profetas y el pueblo, diciendo: Eres reo de muerte

Las realidades que salen a nuestro encuentro en nuestra existencia son como mensajeros del Señor.

De nuestra parte figura la responsabilidad de asumirlas como llamadas a la conversión de una conducta más cónsona con el bien común.

No obstante que la Palabra se dirija a nuestra conciencia ética, las decisiones deben refractarse en la red social tejida en nuestra existencia.

Salmo responsorial: 68

COMENTARIO

¿Es que voy a devolver / lo que no he robado?

Si hemos actuado correctamente vamos a culparnos si nos confrontan por haberlo hecho?

Por ti he aguantado afrentas, / la vergüenza cubrió mi rostro. / Soy un extraño para mis hermanos, / un extranjero para los hijos de mi madre; / porque me devora el celo de tu templo, / y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí

Es la desolación de Jesús, su cosecha de profeta.

Un trabajo mal remunerado aparentemente, con la mirada puesta en un valor definitivo: la vida orientada por la Palabra.

Pero mi oración se dirige a ti, / Dios mío, el día de tu favor; / que me escuche tu gran bondad, / que tu fidelidad me ayude.

Jesús oraba constantemente para arrostrar esa desolación y seguirse convenciendo que era más valioso, era lo más valioso jugársela por el reino de la Palabra y su designio.

Mateo 13, 54-58

54Y llegando a Su pueblo, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se maravillaban y decían: "¿Dónde obtuvo Este tal sabiduría y estos poderes milagrosos? 55"¿No es Este el Hijo del carpintero? ¿No se llama Su madre María, y Sus hermanos Jacobo (Santiago), José, Simón y Judas? 56"¿No están todas Sus hermanas con nosotros? ¿Dónde, pues, obtuvo Este todas estas cosas?" 57Y se escandalizaban a causa de El. Pero Jesús les dijo: "No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa." 58Y no hizo muchos milagros allí a causa de la incredulidad de ellos.

COMENTARIO

"¿De dónde saca éste esa sabiduría y esos milagros?

El entorno común y sencillo de Jesús ocultaba la fuente de su calidad de Palabra. Era relativizable como cualquier palabra humana. Ausencia de prepotencia que se ponía a cuenta de su debilidad.

Como a lo largo de toda la Promesa y Alianza en las Escrituras, la debilidad se mostraba como el signo de la gloria del Señor.

¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos, Santiago, José, Simón y Judas?

Jesús fue un humano entre los humanos, y las fuentes no esconden su entorno común, pero admirable y contrastante. Entonces ¿por qué en los siguientes siglos se fue dando la tendencia a encumbrarlo y divinizarlo a la manera de los dioses paganos? Fue el costo de evangelizar en la cultura helena?

Sólo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta

El coterráneo cree conocer todo por conocer las circunstancias de tiempo y lugar de una persona.

Es muy común desconocer o resistirse a aceptar que los que fueron una vez vecinos y conocidos han crecido y se han transformado para bien.

Un género de envidia y maledicencia del que no se escapó Jesús.

Y no hizo allí muchos milagros, porque les faltaba fe

Cuando la fe es don de lo alto no menosprecia las realidades más humildes por las que puede llegar la comunicación del Señor y su designio.

El enfoque inclusivo de nuestro tiempo manifiesta algo de esta mirada que le debemos a todas las realidades humildes, porque se trata de acoger minorías y ver el mundo desde su perspectiva disminuída por la dominancia: Mujeres, indígenas, homosexuales, discapacitados, empobrecidos, inermes.

Todos los excluídos de la mesa de festín de los dominantes.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1289173020725010433?s=20



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Palabra Comentda Tiempo Ordinario Semanas IV de Jorge Leignadier


PALABRA COMENTADA

SAN IGNACIO DE LOYOLA, presbítero. (MEMORIA)


Nació el año 1491 en Loyola, en las provincias vascongadas de España; su vida transcurrió primero entre la corte real y la milicia; luego se convirtió y estudió teología en París, donde se le juntaron los primeros compañeros con los que había de fundar más tarde, en Roma, la Compañía de Jesús. Ejerció un fecundo apostolado con sus escritos y con la formación de discípulos, que habían de trabajar intensamente por la reforma de la Iglesia. Murió en Roma el año 1556.

De los hechos de san Ignacio recibidos por Luis Goncalves de labios del mismo santo
(Cap. 1, 5-9: Acta Sanctorum Iulii 7 [1868], 647)



EXAMINAD SI LOS ESPÍRITUS PROVIENEN DE DIOS


Ignacio era muy aficionado a los llamados libros de caballerías, narraciones llenas de historias fabulosas e imaginarias. Cuando se sintió restablecido, pidió que le trajeran algunos de esos libros para entretenerse, pero no se halló en su casa ninguno; entonces le dieron para leer un libro llamado Vida de Cristo y otro que tenía por título Flos sanctorum, escritos en su lengua materna.

Con la frecuente lectura de estas obras, empezó a sentir algún interés por las cosas que en ellas se trataban. A intervalos volvía su pensamiento a lo que había leído en tiempos pasados y entretenía su imaginación con el recuerdo de las vanidades que habitualmente retenían su atención durante su vida anterior.

Pero entretanto iba actuando también la misericordia divina, inspirando en su ánimo otros pensamientos, además de los que suscitaba en su mente lo que acababa de leer. En efecto, al leer la vida de Jesucristo o de los santos, a veces se ponía a pensar y se preguntaba a sí mismo: «¿Y si yo hiciera lo mismo que san Francisco o que santo Domingo?» Y, así, su mente estaba siempre activa. Estos pensamientos duraban mucho tiempo, hasta que, distraído por cualquier motivo, volvía a pensar, también por largo tiempo, en las cosas vanas y mundanas. Esta sucesión de pensamientos duró bastante tiempo.

Pero había una diferencia; y es que, cuando pensaba en las cosas del mundo, ello le producía de momento un gran placer; pero cuando, hastiado, volvía a la realidad, se sentía triste y árido de espíritu; por el contrario, cuando pensaba en la posibilidad de imitar las austeridades de los santos, no sólo entonces experimentaba un intenso gozo, sino que además tales pensamientos lo dejaban lleno de alegría. De esta diferencia él no se daba cuenta ni le daba importancia, hasta que un día se le abrieron los ojos del alma y comenzó a admirarse de esta diferencia que experimentaba en sí mismo, que, mientras una clase de pensamientos lo dejaban triste, otros, en cambio, alegre. Y así fue como empezó a reflexionar seriamente en las cosas de Dios. Más tarde, cuando se dedicó a las prácticas espirituales, esta experiencia suya le ayudó mucho a comprender lo que sobre la discreción de espíritus enseñaría luego a los suyos.

OREMOS

Señor Dios, que suscitaste en tu Iglesia a san Ignacio de Loyola para que extendiera más la gloria de tu nombre, concédenos que, a imitación suya y apoyados en su auxilio, libremos también en la tierra el noble combate de la fe, para que merezcamos ser coronados juntamente con él en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

*https://oraciondelashoras.blogspot.com/