sábado, 3 de diciembre de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Sábado 1 de Adviento

Isaías 30,19-21.23-26



REFLEXIÓN

no tendrás que llorar, porque se apiadará a la voz de tu gemido

El llanto bienaventurado, por la felicidad que significa ser oido en su gemir.

Don de Pascua concedido con el Espíritu que gime con nosotros en forma inenarrable desde lo más profundo.

Aunque el Señor te dé el pan medido y el agua tasada, ya no se esconderá tu Maestro, tus ojos verán a tu Maestro. Si te desvías a la derecha o a la izquierda, tus oídos oirán una palabra a la espalda: "Éste es el camino, camina por él.

El Dios compañero y custodio es una de las primeras imágenes que condensan la experiencia religiosa del Israel bíblico.

Se da en una cultura transhumante, pero no se extingue con ella.

De esa cultura queda en el fondo del espíritu la presencia positiva y fortificante de quien se mantiene a nuestro lado y promueve la autocrítica como purificación de nuestra visión imperfecta, de nuestra justicia lábil y de nuestro amor débil.

Como un fuego perpetuo que caldea el ambiente facilita la vida, la vitalidad, la identidad y la adhesión.

Nuestro caminar no es a sordas, sino en escucha de una voz que anima, precave, sorprende.

Se nos ha concedido un Espíritu activo y dinámico que se agita en nosotros y nos conduce.

Saber dejarse llevar, sin impedir, es la sabiduría apropiada.

Juan el evangelista recoge en la escena de Pascua con María Magdalena este “ver al maestro”, como una señal de los tiempos mesiánicos cumplidos en Jesús de Nazareth resucitado.

el Señor vende la herida de su pueblo y cure la llaga de su golpe

De Él se espera la sanación. La salud recobrada es su don y muestra de su compañía.

Salmo responsorial: 146



REFLEXIÓN

Él sana los corazones destrozados, / venda sus heridas

Lo externo se sana para mostrar la salud de lo interno.

Jesús se muestra como gesticulador del Padre igualmente enfocado en el perdón de los pecados, insania del corazón, así como sanador de lo externo, que muestra en la enfermedad el pecado.

El efecto sanador del Espíritu se materializa en un caminar empeñoso, no obstante que aumenta la conciencia de los desvíos y fallas,y las heridas no dejan de supurar.

Aquellos bendecidos con estigmas, son señales vivas del proceso sanador de la gracia, que anima con gozo a llevar las heridas de una humanidad itinerante.

Porque todos vivimos estigmatizados, yaciendo en humanidad herida, pero animados por un Espíritu sanador que nos sostiene.

su sabiduría no tiene medida

El Señor sostiene a los humildes, / humilla hasta el polvo a los malvados.

Cuando confrontamos y afrontamos nuestras realidades, que nos abajan más de lo aceptable y admisible, la tendencia es postrarnos.

Su Espíritu, cuando asumimos la totalidad de nuestra vida variopinta, no nos deja deshacernos, ni arruinarnos, ni destruirnos.

Es el acicate de cualquier depresión espiritual.

Mateo 9,35-10,1.6-8



REFLEXIÓN

enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias.

Con Jesús se pasea el Señor Dios entre nosotros, como imagen del Padre sanador y potenciador.

Como acostumbró desde el principio al Israel bíblico: indicando el camino, dando salud para caminar, y con ello haciendo el interior, el corazón, dócil a su designio.

Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor.

Se había escapado la vitalidad y el enfoque positivo para hacer del presente un futuro

La educación verdadera es popular siempre, porque mira la gente en su abandono, y se mueve a acompañar y sanar.

los trabajadores son pocos

servir como él no es un lecho de rosas sin espinas, sino la brega infatigable pero fatigada, que se sostiene por su hálito.

Es la experiencia de Francisco Javier: no hay tantas manos para bautizar los numerosos conversos.

Si por bautizar, además, entendemos los que anhelan una palabra de salvación como evangelio, nos sepultan las necesidades.

rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores

Por eso Él debe suscitarlos y nosotros ayudar a que se escuche su llamado.

les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia

Jesús en nombre del Padre socializa su carisma de compañía y sanación, delegando en sus seguidores ese servicio en adelante.

Debían enfocarse en la necesidad de la pobre gente.

Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis

Un anti-signo para la economía de mercado donde todo se vende y se compra.

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BEATO CARLO


 
De las cartas de san Francisco Javier, presbítero, a san Ignacio.

(De la Vida de Francisco Javier, escrita por H. Tursellini, Roma 1956, libro 4, cartas 4 [1542] y 5 [1544])
¡AY DE MÍ SI NO ANUNCIARA LA BUENA NUEVA!


Visitamos las aldeas de los neófitos, que pocos años antes habían recibido la iniciación cristiana. Esta tierra no es habitada por los portugueses, ya que es sumamente estéril y pobre, y los cristianos nativos, privados de sacerdotes, lo único que saben es que son cristianos. No hay nadie que celebre para ellos la misa, nadie que les enseñe el Credo, el Padrenuestro, el Avemaría o los mandamientos de la ley de Dios.
Por esto, desde que he llegado aquí, no me he dado momento de reposo: me he dedicado a recorrer las aldeas, a bautizar a los niños que no habían recibido aún este sacramento. De este modo, purifiqué a un número ingente de niños que, como suele decirse, no sabían distinguir su mano derecha de la izquierda. Los niños no me dejaban recitar el Oficio divino ni comer ni descansar, hasta que les enseñaba alguna oración; entonces comencé a darme cuenta de que de ellos es el reino de los cielos.
Por tanto, como no podía cristianamente negarme a tan piadosos deseos, comenzando por la profesión de fe en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, les enseñaba el Símbolo de los apóstoles y las oraciones del Padrenuestro y el Avemaria. Advertí en ellos gran disposición, de tal manera que, si hubiera quien los instruyese en la doctrina cristiana, sin duda llegarían a ser unos excelentes cristianos.
Muchos, en estos lugares, no son cristianos, simplemente porque no hay quien los haga tales. Muchas veces me vienen ganas de recorrer las universidades de Europa, principalmente la de París, y de ponerme a gritar por doquiera, como quien ha perdido el juicio, para impulsar a los que poseen más ciencia que caridad, con estas palabras: «¡Ay, cuántas almas, por vuestra desidia, quedan excluidas del cielo y se precipitan en el infierno!»
¡Ojalá pusieran en este asunto el mismo interés que ponen en sus estudios! Con ello podrían dar cuenta a Dios de su ciencia y de los talentos que les han confiado. Muchos de ellos, movidos por estas consideraciones y por la meditación de las cosas divinas, se ejercitarían en escuchar la voz divina que habla en ellos y, dejando de lado sus ambiciones y negocios humanos, se dedicarían por entero a la voluntad y al arbitrio de Dios, diciendo de corazón: «Señor, aquí me tienes; ¿qué quieres que haga? Envíame donde tú quieras, aunque sea hasta la India.»

viernes, 2 de diciembre de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Viernes 1 de Adviento

Isaías 29,17-24



REFLEXIÓN

Pronto, muy pronto

Este sentido del tiempo del profeta nos sienta como ironía desde la perspectiva de nuestas angustias.

Por eso hay una bienaventuranza que se relaciona con los que sin ver creen.

Cuál es la felicidad de la esperanza desnuda que sin recibir aparententemente anticipaciones de cumplimiento puede mantenerse erguida y sustentadora?

Debe ser una gracia del Señor que mantiene en su presencia a los espíritus vivificados por su Espíritu, sin alicientes, ni recompensas, ni dádivas, como se sostiene un siervo que hace lo que tiene que hacer, sin ningún reconocimiento.

Algo escandaloso de oir y pensar en nuestro tiempo, cuando el reconocimiento mínimo es condición sine qua non de crecimiento personal.

Estaríamos entrando en la fe desnuda, que se fía como Abraham, aunque las condiciones no dan visos de ningún tipo de cumplimiento.

De qué se trata todo esto? De alguna forma esto tiene que ver con su Nombre, con su Gloria, con su Misterio.

Éste brillará en tiempo oportuno. Y entonces comprenderemos.

Hay un llamado de testigos que nos precedieron en ese sentido: hallar la felicidad en el despojo y abandono absolutos, donde sólo queda Él.

Es la noche oscura del Espíritu, es la tercera manera de humildad, es la soledad de la montaña.

aquel día, oirán los sordos las palabras del libro; sin tinieblas ni oscuridad verán los ojos de los ciegos

Israel bíblico aprendió a escuchar a su Dios, primero en la voz de sus enviados y después en la voz y palabras grabadas en escritos. Un proceso de guardar, asumir, repetir en circunstancias distintas, e intentar obedecer. Respetó y aceptó el proceso humano de comunicación como inspirado por el Señor y le dio culto.

En nuestros días, tras años de escrutinio del legado bíblico, alejados de la voz de los enviados del Señor Jesús, se da lugar a criterios minimalistas y maximalistas sobre esa inspiración de Dios.

Sin embargo para el creyente sincero y transparente, su fidelidad a la palabra no entra en angustias, dudas e increencia porque algunos eruditos investiguen el carácter de esa inspiración hasta quedar en nada, y la Palabra se reduzca a un vestigio cultural de épocas anteriores.

Las palabras de la Palabra no se leen.Se escuchan.

Escuchar implica más que mirar o leer. Se puede leer y no escuchar. Leer y no comprender. Si no que lo digan los educadores.

El Señor sabía que se toma un riesgo al dejar que su Espíritu en forma de voz se escribiera.

Se trataba de pasar de una cultura oral a otra escrita. Cosas del progreso que no siempre traen exclusivamente cosas buenas.

Por eso, y para preservar su Palabra viva, envió profetas que devolvían el aliento a su Palabra, y por fin en un acto exagerado de compromiso envió a su Hijo para encarnar su Palabra.

Por lo tanto escuchar la Palabra no puede pasar de moda, porque es la única forma de sintonizar con el designio del Señor.

Escucharla es también poner atención a las encarnaciones que reflejan en la historia en curso a Jesús de Nazareth, el hombre Palabra.

Porque no obstante el cansancio que tenemos de hacerle caso a los planes y propuestas mesiánicos, nos mueve todavía la persona que encarne valores.

Los oprimidos volverán a alegrarse con el Señor, y los más pobres gozarán con el Santo de Israel; porque se acabó el opresor, terminó el cínico; y serán aniquilados los despiertos para el mal, los que van a coger a otro en el hablar y, con trampas, al que defiende en el tribunal, y por nada hunden al inocente."

Sara la mujer de Abraham se reía de la Promesa de descendencia, por su edad.

La mujer de Job le echa en cara su lealtad tras el infortunio.

Así le puede suceder al creyente que al vivir la opresión y la injusticia, le cuesta creer que algo bueno pueda advenir para los postrados en el mal: sus víctimas.

Así ocurre con algunos apóstoles que se identifican con las víctimas cuando las acompañan en su sufrimiento, y pierden la esperanza junto con ellas.

Es algo crucial: creemos o no, esperamos o no, estamos en una actitud de adviento, de advenimiento de la salvación, de la liberación?

Quizás debamos ponernos serios en preguntarnos y no dejarnos adormecer por tanto rito y devoción rutinaria, cíclica y mercantilizada.

Son los más pobres los mayormente interesados en sentir y vivir la Palabra como propia palabra del Señor, porque allí radica su esperanza de justicia y verdad.

Son ellos quienes mantienen la vigilia de la presencia de la voz del Señor y no los eruditos que la minimizan, e incluso se predican a sí mismos.

De este riesgo nos previene Pablo cuando pide a sus comunidades no hacer caso de predicaciones contrarias.

Quizás con mente culta, pluralista y relativizadora el erudito actual pretende disminuir todo poder que no sea el suyo, pero el atentado no es contra una pieza de museo, que lo parece este mensaje milenario, sino contra la supervivencia de la justicia al oprimido en esta tierra enseñoreada de opresores.

ya no se sonrojará su cara, pues, cuando vea mis acciones en medio de él, santificará mi nombre,

Un fruto de la lectura y escucha de la palabra inspirada es ver las acciones del Señor en el acontecer de la historia, donde otros sólo ven eventos ideológicamente concatenados.

Este es el fruto: un conocimiento más profundo del Señor; en fin de cuentas: lo único verdaderamente necesario.

La captación existencial y vivencial del Principio y Fundamento.

Salmo responsorial: 26



REFLEXIÓN

Espera en el Señor, sé valiente, / ten ánimo, espera en el Señor

Valor! Es la recomendación del Espíritu en estas festividades.

Ánimo! Es la exhoración de la Palabra que trae la esperanza.

Rebusquemos en la memoria los cumplimientos parciales de salvación, para que no caigamos en la desconfianza.

Dar testimonio del Señor en este mundo no trata sólo de concertar, ni de sinergia, sino también de discrepar y afirmar la identidad sentida como auténtica.

Mateo 9,27-31



REFLEXIÓN

dos ciegos seguían a Jesús

Jesús les dijo: "¿Creéis que puedo hacerlo?"

Para responder que sí, que creemos que puede Jesús hacer por nosotros, se requiere que caigamos en cuenta de nuestra necesidad, no de lo que suponemos que es.

Porque nuestra ceguera puede ser tal que tomemos por necesidad en nuestra existencia algo que es una consecuencia de la verdadera necesidad.

Así podemos pedir salud, pero no necesitaremos más bien saber vivir saludablemente? Porque de qué vale sanar, si vivo insalubremente y vuelvo a enfermar?

Así podemos pedir bienestar económico, pero si la necesidad es más bien saber vivir con mi capacidad económica, volveré a la pobreza si vuelvo a derrochar.

Por eso la pregunta de Jesús es muy importante: creen que puedo curar su ceguera?

Bautizados en la pascua de Jesús los seguidores de su evangelio del Reino pedimos ver, cuando accedemos a su palabra.

Ver la vida, ver la historia, ver el universo y ver su justicia a los empobrecidos, víctimas indefensas.

Sólo sí creemos en esa posibilidad, por Jesús de Nazaret y con él.

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BEATO CARLO


 
Del libro Proslógion de san Anselmo, obispo
(Cap. 1: Opera omnia, edición Schmitt, Seckau 1938, 1, 97-100)


DESEO DE CONTEMPLAR A DIOS

Deja un momento tus ocupaciones habituales, hombre insignificante, entra un instante en tí mismo, apartándote del tumulto de tus pensamientos. Arroja lejos de ti las preocupaciones agobiantes y aparta de ti las inquietudes que te oprimen. Reposa en Dios un momento, descansa siquiera un momento en él.
Entra en lo más profundo de tu alma, aparta de ti todo, exepto Dios y lo que puede ayudarte a alcanzarlo; cierra la puerta de tu habitación y búscalo en el silencio. Di con todas tus fuerzas, di al Señor: «Busco tu rostro; tu rostro busco, Señor.»
Y ahora, Señor y Dios mío, enséñame dónde y cómo tengo que buscarte, dónde y cómo te encontraré.
Si no estás en mí, Señor, si estás ausente, ¿dónde te buscaré? Si estás en todas partes, ¿por qué no te veo aquí presente? Es cierto que tú habitas en una luz inaccesible, ¿pero dónde está esa luz inaccesible?, ¿cómo me aproximaré a ella?, ¿quién me guiará y me introducirá en esa luz para que en ella te contemple? ¿Bajo qué signos, bajo qué aspecto te buscaré? Nunca te he visto, Señor y Dios mío, no conozco tu rostro.
Dios altísimo, ¿qué hará este desterrado, lejos de ti?, ¿qué hará este servidor tuyo, sediento de tu amor, que se encuentra alejado de ti? Desea verte y tu rostro está muy lejos de él. Anhela acercarse a ti y tu morada es inaccesible. Arde en deseos de encontrarte e ignora dónde vives. No suspira más que por ti y jamás ha visto tu rostro.
Señor, tú eres mi Dios, tú eres mi Señor y nunca te he visto. Tú me creaste y me redimiste, tú me has dado todos los bienes que poseo, y aún no te conozco. He sido creado para verte, y todavía no he podido alcanzar él fin para el cual fui creado.
Y tú, Señor, ¿hasta cuándo nos olvidarás, hasta cuándo dejarás de apartar tu rostro? ¿Cuándo volverás tu mirada hacia nosotros? ¿Cuándo nos escucharás? ¿Cuándo iluminarás nuestros ojos y nos mostrarás tu rostro? ¿Cuándo accederás a nuestros deseos?
Míranos, Señor, escúchanos, ilumínanos, muéstrate a nosotros. Colma nuestros deseos y seremos felices; sin ti todo es hastío y tristeza. Ten piedad de nuestros trabajos y de los esfuerzos que hacemos por llegar hasta ti, ya que sin ti nada podemos.
Enséñame a buscarte, muéstrame tu rostro, porque si tú no me lo enseñas no puedo buscarte. No puedo encontrarte si tú no te haces presente. Te buscaré deseándote, te desearé buscándote; amándote te encontraré, encontrándote te amaré.

jueves, 1 de diciembre de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Jueves 1 de Adviento

Isaías 26,1-6



REFLEXIÓN

Aquel día

El día de la esperanza. El día en cuya espera no debemos desmayar. El día cuyo gozo será presente para siempre. El día en el que ya no cabe preocupación por el futuro.

El evangelio de Jesús pide hacer del día presente el único, y no andar preocupado y agobiados sobre el futuro.

Esto será llevadero si el día presente es el aquel día que va anticipando el día del Señor.

Hemos de buscar las señales por las que el día cronológico actual, se reviste del día soteriológico escatológico, salvador para siempre desde ya. No es a fuerza de autoconvencimiento y autosugestión, sino recogiendo los mensajes constantes que van apareciendo a nuestra vista y apropiándolos en el rumbo prometido.

Abrid las puertas para que entre un pueblo justo, que observa la lealtad; su ánimo está firme y mantiene la paz, porque confía en ti

Confiar en la Palabra que persuade nuestro espíritu acerca de la justicia del Señor, es el fundamento de un estilo de vida de paz, que rehuye positivamente ubicar la propia importancia y bienes sobre los demás para oprimirlos.

Cómo se convierte, se construye y transforma un pueblo en justo, leal, con un ánimo firme y que mantenga la Paz? Por el hecho de ser pueblo no se da lo otro automáticamente. Sólo si este pueblo es de pobres y humildes.

Incluso las agencias internacionales que observan y miden el grado de corrupción de los pueblos y publican escalas que glorían a unos y avergüenzan a otros, son eso: observadores pero no transformadores y en todo caso sus señalamientos pueden movilizar conciencias a una menor corrupción, aunque tampoco son recetas mágicas.

Por otro lado se dan casos en que los que confrontan y critican desde estas trincheras la marcha corrupta de instituciones, abrigan sus propios interes y acumulan su propia dosis de poder.

De ahí que el pueblo que es realmente pobre, leal, y mantenedor de la paz, es humilde y confía en el Señor.

La roca consiste en el aporte de autocrítica honesta que ofrece aquél que se declara también culpable, pero purga su falta, y la confianza que mantiene, por su fe en el Señor de todo, que sobrepuja los límites, y afirma a los débiles, en profundidad.

Podremos tomar por lealtad una adhesión profunda profundizándose, que va impregnando la totalidad del ser y poniéndonos en disponibilidad de obediencia de fe, aunque sea asaltada por las embestidas de la deslealtad?

su ánimo está firme y mantiene la paz, porque confía en ti.

Es como el indicio de un suave aplomo que se va instalando en el fondo. Afecta el tiempo cronológico, porque espera, cuando ya parece que venció el plazo, que se asome el Señor salvador, con cualquier intervención sutil que trastoca las circunstancias adversas.

El efecto es un irse apegando a El con más vivacidad y confiar, que como sea, sorprendiendo, El Señor se hará presente.

Confiad siempre en el Señor, porque el Señor es la Roca perpetua:

Cuando nuestras circunstancias permiten una lectura pertinente, no deberemos decir que su Espíritu viviente, en quien nos encontramos, va conduciendo la historia para su designio pleno? No es entonces cuando descansamos en un dejarnos llevar al modo de niños?

doblegó a los habitantes de la altura y a la ciudad elevada

En la existencia que hacemos: captamos que los altos, los posicionados en la altura, se vienen abajo?

Es una constante histórica, más presente en la sabiduría popular, que en las teorías de los científicos sociales, el cómo se cumple la ley de la gravedad también en el encumbramiento social y así se expresa: todo lo que sube vuelve a caer.

Y la caída es la que nos indica la Palabra como una acción del Espíritu que va desarrollando la equidad a través de los tiempos.

la humilló, la humilló hasta el suelo, la arrojó al polvo, y la pisan los pies, los pies del humilde, las pisadas de los pobres

La Palabra expresa un sentimiento de alivio de los oprimidos por causa de la inequidad y la iniquidad superadas.

Son ellos los que quedan en pie para pisar los que regresan al polvo de la humillación.

Qué será más fuerte según la Palabra: el deseo de revancha o la gloria de la justicia y la equidad?

Esta motivación divide muchos en su anhelo de cambio. Pero también la historia muestra cómo los anteriormente humillados se instalan después en las alturas, y vuelven a oprimir a los demás.

Más bien la Palabra indica una situación de justicia y equidad perdurables, en la que todos son justos y ninguno humillado.

Que tantos humildes pisen la arrogancia, es una señal de aquel día.

Salmo responsorial: 117



REFLEXIÓN

es eterna su misericordia

Una palabra maravillosa que recaba un sueño primordial: ser amados por alguien libre que nos juzga y sostiene para él, con amor purificador.

Mejor es refugiarse en el Señor / que fiarse de los hombres, / mejor es refugiarse en el Señor / que fiarse de los jefes

Va creciendo como una marea la ingobernabilidad en los diferentes sistemas de gobierno de los países.

Las protestas se acumulan, la inconformidad sube de tono, la violencia se esparce.

Es un momento para pensar seriamente en el activismo por la paz, como pacificadores.

No es posible hablar de paz, con gestos de guerra. Es como volver a lo mismo.

Tampoco es posible gestionar la paz con gestos aparentes de paz, como las protestas pseudo-pacíficas, mientras en la espalda se mantiene el arma y la provocación. La hipocresía y la manipulación es una forma de violencia.

La paz mojigata y poco lúcida sobre las causas del conflicto y que sólo se satisface en acallar los síntomas, tampoco es una paz duradera.

Es la Palabra la que ofrece una paz desde dentro, desde las entrañas y el corazón, si procedemos con equidad y damos testimonio de justicia sincera, sin aires de guerra, sin manipulación hipócrita.

Para lo cual hemos de convertirnos cada vez, porque el opresor dentro de nosotros no descansa.

En el camino de la purificación no tenemos dónde reclinar la cabeza, porque todo es superable, incluso los jefes, que detentan poder, para afincarse absolutamente en el Señor.

La insubordinación y la rebeldía brotan desde el Señor, que alienta más la confianza en él que en los hombres.

Te doy gracias porque me escuchaste / y fuiste mi salvación

Saberme escuchado por ti es mi alegría y mi gozo pleno.

Señor, danos prosperidad.

Porque también una vida con satisfacciones y alegrías es parte de su amor y bendición.

Y entre risas y lágrimas vamos aprendiendo sabiduría, sabor de Él. Como entre salado, dulce y ácido, vamos gustando la comida de una mesa.

Mateo 7,21.24-27



REFLEXIÓN

"No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo

No todo el que lee asiduamente la Palabra y la medita entrará en el reino, sino el que pacifica desde el corazón.

Ni tampoco el que lo escribe, porque no es una mantra que automáticamente abre la puerta de la cueva de Ali Baba.

Desde las vertientes en las que nos ubicamos por nuestra potencialidad y riqueza humana, hemos de converger a un nuevo orden, que es lo que representa la paz o shalom. La plenitud del bien común.

Ni siquiera se trata de saber esa voluntad, por un discernimiento.

Esto no es nada sin cumplirla. Y cumplirla tampoco es la actividad aislada de motivación e intención.

Ni nada de esto sin el agrado y don amoroso y libre del Padre.

Es una estrategia global de cooperación, en la que el Padre aporta pero también nosotros, al menos vigilancia y examen.

La confirmación ignaciana de la elección por discernimiento de diferentes tiempos implica la captación del agrado del Señor en el cumplimiento de su voluntad.

Al menos debemos ser el hijo del evangelio, que aunque rezongaba, terminó cumpliendo.

Por eso la sabiduría que nos viene del Señor Jesús tiene poco que ver con una retórica, que duerme a otros a base de palabras. Como nuestros políticos demagogos.

Porque cuando no la cumplimos a través de lo que nos deja conocer por sus mandamientos, la cumplimos en las consecuencias que nos atraen nuestros actos de rebeldía. Siempre la cumplimos.

Con gozo o con pesar y calamidad, de manera que somos puestos en la coyuntura de convertirnos frecuentemente.

El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica

edificó su casa sobre roca

El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica

edificó su casa sobre arena

Confrontamos a lo largo de nuestra vida un proceso de edificación o construcción que puede ser en arena o en roca. Cómo lo vamos haciendo? Cómo va nuestra misión de paz?

La prudencia consiste en la firmeza de su edificación. En sí es un bien del reino, un estar en el Señor Jesús, aunque sea en proceso.

Lo contrario es un fracaso escatológico y existencial histórico. Pero no definitivo. Junto a nosotros la comunidad de fe teje su apoyo para que no nos deje  de alcanzar la misericordia, el mucho amor del Padre de Jesús.

Caemos constantemente y nos deslizamos desde el hombre prudente al hombre necio. Incluso parece que a pesar nuestro: porque hacemos el mal que no queremos.

Nos encontramos a merced de una adversario más astuto que nos enreda y en cuya complicidad caemos.

Sólo un Espíritu del Resucitado nos apoya para iluminar el discernimiento que constituye nuestro caminar.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1598277065941581824?s=20&t=QP6SuhqRvBOsQ-wsY6vrsg

BEATO CARLO


 
Del Comentario de san Efrén, diácono, sobre el Diatéssaron
                     (Cap. 18, 15-17: SC 121, 325-328)

ESTAD PREPARADOS, CRISTO VENDRÁ NUEVAMENTE

Para que los discípulos no le preguntaran sobre el tiempo de su venida, Cristo les dijo: Por lo que se refiere a aquella hora, nadie sabe nada; ni los ángeles del cielo ni siquiera el Hijo. No toca a vosotros conocer el tiempo y la ocasión. Lo ocultó para que estemos prevenidos y para que cada uno de nosotros piense que ello puede tener lugar en su propio tiempo. Pues si Cristo hubiera revelado el día de su venida, ésta se hubiera tornado un acontecimiento indiferente y ya no sería un objeto de esperanza para los hombres de los distintos siglos. Dijo que vendría, pero no dijo cuándo, y por eso todas las generaciones y épocas lo esperan ansiosamente.
Aunque el Señor estableció las señales de su venida, sin embargo, en modo alguno conocemos con exactitud su término; pues estas señales aparecen de muy distintas maneras y pasan, y algunas de ellas todavía perduran. Con la última venida pasará algo semejante a lo que pasó con la primera.
Así como los justos y los profetas esperaron al Mesías pensando que se había de manifestar en su tiempo, también hoy cada uno de los cristianos desea que llegue en sus propios días. Cristo no reveló el día de su venida, principalmente por esta razón: para que todos comprendieran que aquel a cuyo poder y dominio están sometidos los números y los tiempos no está sujeto al destino ni a la hora. Pero el que desde toda la eternidad había determinado este día y describió detalladamente las señales que lo precederían ¿cómo podía ignorarlo? Por eso con aquellas palabras invitó a considerar sus señales, para que, desde entonces y para siempre, las generaciones de todos los siglos pensaran que su venida podría acontecer en su tiempo.
Estad en vela, porque cuando el cuerpo duerme es nuestra naturaleza la que domina y obramos no guiados por nuestra voluntad, sino por los impulsos de nuestra naturaleza. Y cuando un pesado sopor, por ejemplo, la pusilanimidad o la tristeza, domina al alma, ésta es dominada por el enemigo y, bajo los efectos de ese sopor, hace lo que no quiere. Los impulsos dominan a la naturaleza y el enemigo al alma.
Por lo tanto, el Señor recomendó al hombre la vigilancia de todo su ser: del cuerpo, para que evitara la somnolencia; del alma, para que evitara la indolencia y la pusilanimidad, como dice la Escritura: Despertaos, como conviene; y: Me levanté y estoy contigo; y también: No desfallezcáis. Por eso, investidos de este ministerio, no sentimos desfallecimiento.

miércoles, 30 de noviembre de 2022

PALABRA COMENTADA

 

San Andrés apóstol

Romanos 10,9-18



REFLEXIÓN

Si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás

El exterior y lo profundo e íntimo de la persona individual debe estar comprometida con el Kerygma, el mensaje central de la evangelización, con el Señor Jesús y la obra del Señor Dios, su Padre en él.

Este compromiso tiene dos desafíos principales:que sea juzgado aceptable para la salvación por parte del Señor, Dios nuestro. Y que motive obras congruas, que correspondan a la profesión.

Si no un signo de interrogación se abre sobre su validez y eficacia. Por eso hasta el fin, nuestra confianza está en su misericordia, que pondera nuestra fidelidad.

Ni la confesión exclusivamente es garantía y seguridad de salvación, ni las obras, por su lado.Son errores que constantemente nos rondan, como polos de una equizofrenia en la existencia creyente.A fuerza de confesiones creemos garantizar la salvación, porque sentimos alivio. A fuerza de obras también, porque nos parece solucionar problemas sociales.

Pero la salvación, la vida plena en el Señor, en comunión con Él y su amistad, es en definitiva un juicio frente al cual nos posicionamos en su misericordia y no en el pago de una confesión o el mérito de una obra.

Por la fe del corazón llegamos a la justificación,

y por la profesión de los labios, a la salvación

En este versículo hay una estructura llamativa y no común: la primera parte de ambas no es sinonimia sino amplificación, despliegue.

Porque la “fe del corazón” se amplifica en su sentido con la “profesión de los labios”.

La segunda parte sí es sinonimia, porque “justificación” es una forma de ver”salvación”.

La primera parte alude a totalidad de la persona:interna y externa, individual y social.

La segunda se enfoca en un sentido de salvación como es la justificación.

Ésta en su origen puede haber tenido un origen forense, jurídico:una declaración autorizada sobre la inocencia de alguien como resultado de un juicio.

Pero en sentido paulino va más allá: la recuperación del estado de amistad con Dios, volver a ser justos.

Puestas en relación la primera y segunda parte del versículo se puede atisbar un sentido tal como: haber sido hechos justos nuevamente en nombre de Jesús atañe a la totalidad de la persona incluyendo su proyección social.

"Nadie que cree en él quedará defraudado." Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan

Tal praxis de fe está a disposición de toda sinceridad sin discriminación. Es el sentido de la no distinción entre judío y griego.

Hoy en día existe una fuerte inclinación y sensibilidad a enfocar el sentido de fe más allá de la exclusividad en los del propio credo tradicional para tener en cuenta otros credos:también antiguos y hasta nuevos.

Una explicación sociocultural atribuye este movimiento de sensibilidad al desgaste de las religiones organizadas tradicionales.

Más allá de eso lo podemos asumir como signo de los tiempos que sonoramente nos inducen a ser receptivos con otras confesiones de labios, pero con un solo corazón.

¿cómo van a invocarlo si no creen en él?; ¿cómo van a creer, si no oyen hablar de él?; y ¿cómo van a oír sin alguien que proclame?; y ¿cómo van a proclamar si no los envían?

Para salvarse en misericordia hay que confesar, creer, oir hablar, oir proclamar, que el que proclama sea enviado. Una cadena de transmisión hasta que el mensaje es recibido. No es suficiente un enviado, sino que debe proclamar. Y a su vez la proclama debe producir un conocimiento, que a su vez puede llegar a suscitar la fe y por esta la salvación. Por lo que entre los extremos del enviado y la salvación, hay condiciones que llenar, todas colgadas de la misericordia del Señor, de su gracia, de su don, de la eficacia de su Espíritu. El operario de la viña del Señor, el evangelizador es un trabajador carismático. Cosa que puede ahogar y opacar una institucionalidad creada por hombres.

Se urge una consecuencia perentoria:la fe del corazón expresada en los labios, desde cualquier rincón tiene que ser comunicada, compartida para hacer nacer o avivar la fe.

"Señor, ¿quién ha dado fe a nuestro mensaje?"

No debemos inhibirnos de esta proyección de nuestra fe si no parece despertar la fe de los que escuchan.

No se nos han dado garantías de que seremos escuchados. No obstante seguimos siendo llamados a compartir, porque es la dinámica de la fe del corazón.

Salmo responsorial: 18



REFLEXIÓN

Sin que hablen, sin que pronuncien, / sin que resuene su voz, / a toda la tierra alcanza su pregón / y hasta los límites del orbe su lenguaje

Con solo abrir los ojos y oidos entra en nosotros la naturaleza para dar oportunidad de convertirse en creación y en ella un Creador. Es un camino para llegar a la fe del corazón y los labios.

La contemplación para alcanzar amor de los ejercicios ignacianos, como final que persiste de ese peregrinar de un mes, nos dispone a tal contacto de fe con la creación, para aprender a comunicar implícita y explícitamente nuestra convicción.

Ese es el sentido de contemplar ignaciano:abrirse ahora a una revelación de la Palabra y contagiarse de la urgencia de compartir.

Mateo 4,18-22



REFLEXIÓN

Jesús ante el lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores

Compartir la fe del corazón comunicarla con los labios y los gestos de solidaridad son como los encuentros de Jesús con la personas en su tiempo, cuando él veía detenidamente a las personas y estimaba su potencial para el reino más allá de las apariencias.

Esa fe comunicada puede ser para muchos la experiencia de un Jesús histórico, hecho presente en medio de las actuales circunstancias y necesidades.

"Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres."

A menos que la fama de Jesús le precediese ya, y juntarse a él y su caminar, fuera una oportunidad de mejoramiento social, la propuesta de Jesús, en frío, resulta un desafío enorme:dejar su medio de vida, el sustento de sus familias, su lugar en la sociedad, hasta su cierta independencia, lo conocido, para irse a lo nuevo, incierto, aventurero.Muy romántico, pero quizás “una locura”, como podrían decirle sus familias.

 

Una transformación de nuestros proyectos de vida es lo que puede significar la fe en Jesús de Nazareth.

Entonces las nuevas dimensiones de nuestra proyección social son insospechadas porque no sabemos todo lo que podemos llegar a ser.

Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron

Cuando esos pescadores entrevieron el nuevo programa quedaron cautivados por la brillantez de tal futuro y se sintieron capaces de desarraigarse y salir de sus apegos.

Eso puede pasar con nuestra fe. Que emigremos de nuestra perspectiva actual con sus prejuicios hacia una tierra prometida, si compartimos nuestra fe.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1597938326694395908?s=20&t=6-GNaB2ctebpKvy4zUGJUw

DOCTORES DE LA iGLESIA

 


Miércoles I

San Bernardo Sermón en el Adviento del Señor 5,1-3

Sabemos de una triple venida del Señor. Además de la primera y de la última, hay una venida intermedia. Aquéllas son visibles, pero ésta no. En la primera, el Señor se manifestó en la tierra y convivió con los hombres, cuando, como atestigua él mismo, lo vieron y lo odiaron. En la última, todos verán la salvación de Dios y mirarán al que traspasaron. La intermedia, en cambio, es oculta, y en ella sólo los elegidos ven al Señor en lo más íntimo de sí mismos, y así sus almas se salvan. De manera que, en la primera venida, el Señor vino en carne y debilidad; en esta segunda, en espíritu y poder; y, en la última, en gloria y majestad. Esta venida intermedia es como una senda por la que se pasa de la primera a la última: en la primera, Cristo fue nuestra redención; en la última, aparecerá como nuestra vida; en ésta, es nuestro descanso y nuestro consuelo. Y para que nadie piense que es pura invención lo que estamos diciendo de esta venida intermedia, oídle a él mismo: El que me ama – nos dice– guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él. He leído en otra parte: El que teme a Dios obrará el bien; pero pienso que se dice algo más del que ama, porque éste guardará su palabra…

REFLEXIÓN

Las venidas del Señor entre Encarnación y Juicio se dan en la historia común y corriente, cada vez que caminamos y avanzamos con su Palabra en lo profundo y entre los que la aceptan y por ella se guían. Nada de grandes solemnidades y espectáculos. En la sencillez de la existencia va viniendo el Señor y su salvación, su significado para nuestras vidas.

De las Homilías de san Juan Crisóstomo, obispo, sobre el evangelio de san Juan
(Homilía 19, 1: PG 59, 120-121)
 
HEMOS ENCONTRADO AL MESÍAS

 

Andrés, después de haber estado con Jesús y haber aprendido de él muchas cosas, no guardó para sí este tesoro, sino que se apresuró a acudir a su hermano, para hacerle participe de su dicha. Fijémonos en lo que dice a su hermano: «Hemos encontrado al Mesías» (traducido, quiere decir «Cristo»). ¿Te das cuenta cómo empieza, ya desde este momento, a enseñar lo que en breve tiempo había aprendido? Con ello demuestra la eficacia del Maestro, que tan convencidos los había dejado, y su propio interés y diligencia, manifestada ya desde el primer momento. Este mensaje, en efecto, es propio del alma que anhela ardientemente la llegada del Señor, que espera su venida del cielo, que se llena de gozo con su aparición y que se apresura a anunciar a los demás algo tan grande. Ésta es la prueba del verdadero y sincero amor fraternal, el mutuo intercambio de bienes espirituales.

 También es digna de notar la docilidad y prontitud de ánimo de Pedro. Al momento, sin dilación, acude a Jesús. Y lo presentó -dice- a Jesús. Pero no debemos extrañarnos de esta facilidad de Pedro, que acude sin previo examen. Lo más verosímil es que su hermano le explicara todas estas cosas con detalle; pero es que los evangelistas lo explican siempre todo de manera resumida, por razón de brevedad. Por lo demás, tampoco dice que hubiese creído al instante, sino: Y lo presentó a Jesús, para ponerlo en sus manos y para que fuese él quien le enseñase; pues estaba ahí en calidad de un discípulo más y a eso venía.

 En efecto, si Juan Bautista -cuando dijo: Es el Cordero, y: Bautiza con el Espíritu- dejó a Cristo la ulterior explicación de estas palabras, con mayor razón lo hizo Andrés, ya que él no se consideraba capaz de explicarlo todo, y por esto condujo a su hermano a la fuente de la luz, a la que éste acudió con prisa y alegría, sin perder un instante.