sábado, 9 de abril de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Sábado 5 de Cuaresma

Ezequiel 37,21-28



REFLEXIÓN

Yo voy a recoger a los israelitas por las naciones adonde marcharon, voy a congregarlos de todas partes y los voy a repatriar

El horizonte de la esperanza sentida del resto de pueblo deportado era ésa: volver al terruño.

Llegará un tiempo que la Palabra encarnada cumpla la promesa en otro horizonte: volver a vivir y reunir un pueblo renovado para siempre.

No se descartó una satisfacción, por otra más volátil. No se evaporó.

Porque la Palabra y sus apóstoles nos prometieron un reino de paz, de plenitud de toda aspiración de la creación, de una nueva creación, para todos y todas.

Si los inmigrantes o migrantes o desplazados en tierra extraña, huidos por razones de fuerza mayor, econòmica o de peligro para su vida, fueran repatriados en las condiciones positivas que vivieron antes de su tragedia, sería una bendición.

Esta es la bendición que habla el profeta, y es el aporte que el Señor brinda a sus pobres dispersos.

Porque el sentimiento de patria, hogar y terruño se hace doloroso con el alejamiento, forzoso o no. Y el retorno cumple sueños y anhelos atesorados en lo más profundo.

 

y un solo rey reinará sobre todos ellos

La Palabra en el humano balbucea una promesa con figuras del pasado, cuando se pensaba que eran felices.

Pero andando el tiempo la nueva realidad anunciada en un nuevo tiempo se irá distanciando de las figuras antiguas de la felicidad.

Para la Palabra todo tiempo venidero es mejor, contradiciendo nuestro aferramiento al pasado, y quebrando nuestra resistencia a la transfomación.

Volver a tener una guía y autoridad que sea justa y apropiada es también una bendición.

Y cuando se ha perdido y no se tiene esa guia, o no se tiene orientación, la orfandad que sobreviene es muy triste.

Pero quedarse sin autoridad que sirva de liderazgo, es una responsabilidad de todos. Y los subordinados pecan en erosionarla con sus críticas y conspiraciones, ante la realidad que no se ajusta a todos sus deseos y veleidades.

No volverán a ser dos naciones ni a desmembrarse en dos monarquías.

Desapareció la división política y se hizo un solo pueblo país.

Porque la división política es la manifestación de la ambición de poder, que puede constituirse en un medio pero no en un fin.

Caminarán según mis mandatos y cumplirán mis preceptos, poniéndolos por obra.

Como un efecto de la nueva realidad en Jesús resucitado realizada, se hace posible la congruencia, el decir y hacer propio del Señor, en quien no hay sombra de conflicto.

La obediencia será palpablemente la unión de voluntades en el amor definitivo que nos vinculará al Señor.

Mi siervo David será su rey, el único pastor de todos ellos. Caminarán según mis mandatos y cumplirán mis preceptos, poniéndolos por obra

Pero el esquema de realidad en Jesús se dio en forma inédita e innovadora, para escándalo y menosprecio de muchos.

Cosa que nos acontece con frecuencia, cuando la solución que se nos ofrece de parte del Espíritu, choca con lo que esperábamos y a lo que nos hemos aferrado.

cuando esté entre ellos mi santuario para siempre

Hoy este santuario es Jesús, rostro del Padre, con quien convivimos sobretodo en los màs pequeños y necesitados.

Jesús es nuestro santuario y él hace extensiva esa condición a los suyos más pequeños.

Con los pequeños entre nosotros se ha ubicado el SEñor, y lo que hagamos hacia ellos, lo hacemos para el SEñor.

No se trata de exaltar al hombre y mujer, con una ideología de supremacía sino de la llamada a convertirnos en servidores del Señor no en otros sino entre nosotros mismos en cuanto pequeños.

Pero ese santuario, al menos en sus inicios, ni con mucho era comparable a la magnificencia del pasado. Era una pobre edificación, realizada con escasos recursos, como símbolo de la pobreza que vivían en su nuevo comienzo. Era una realidad muy humilde que llamaba a una conversión de los ojos y el corazón para aceptar lo que llegaba de manos de Dios.

Interleccional: Jeremías 31



REFLEXIÓN

"El que dispersó a Israel lo reunirá, / lo guardará como un pastor a su rebaño."

Un misterio permanente que requiere espíritus bizarros: por qué si el Señor nos ama, nos prueba?

convertiré su tristeza en gozo, / los alegraré y aliviaré sus penas

Demos gracias por la consolación cuando nos embarga, como prenda de bienes futuros y consuelo de la tristeza nocturna que pasa.

El servicio a la salvación de los pequeños en el Señor nos procura una gran alegría y satisfacción. El gozo de la comunidad nueva fundada en la compasión y solidaridad.

Juan 11,45-57



REFLEXIÓN

algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.

Jesús de Nazaret, hombre entre los hombres, no convencía a todos, y había quienes discrepaban.

Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación

Hay quienes interpretan los signos de los tiempos con luces meramente humanas sin alcanzar a descifrar la novedad que se anuncia.

Los propios intereses egoístas individuales y de grupo que no se depuran generosamente, se erigen como barreras para captar esa novedad.

Se entiende que uno como Jesús, que no estaba adscrito en su ministerio a ninguna delegación por parte de alguna institución vigente en su tiempo, sino que pasa por un espontáneo, resultara sospechoso y levantara inquietudes, sobretodo en un ambiente controlado por un poder romano, susceptible a cualquier levantamiento o conspiración. Para lo cual había antecedentes.

Para la dirigencia la peligrosidad de Jesús con sus signos estriba en que su liderazgo se acrecienta, y temen que el mismo acarree la destrucción por Roma. ¿Qué tendría Roma que temer objetivamente de un tal Jesús? Su capacidad en aumento de convocatoria y respaldo de las masas. Sería esa la misma evaluación que hacían los romanos o era más bien una excusa de la dirigencia para no ser rebasada y perder poder? Los más inclinados al cambio sociopolítico defienden que efectivamente Jesús ejercía un liderazgo cuyas consecuencias políticas eran intencionales. Los que defienden sólo la causa teológica, minimizan esta hipótesis.

No parece que la encarnación del Designio del Padre en Jesús, pueda escaparse de imbricarse con las fuerzas sociales, políticas, económicas y culturales que se agitan y constituyen la realidad.

Una expresión congruente del designio de shalom del Padre es pensar que la intencionalidad de la causa de Jesús era pacífica, y para un reino de justicia y de paz.

Pero que promoverla despertaba la violencia de la defensa de intereses egoístas de clase, de estatus, de poder.

Y esas fuerzas oscuras soliviantadas por el temor a perder vigencia y estatus se alzaron para acallar al humilde siervo de Yavé y profeta inerme: Jesús.

no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene(dei) que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera." Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente

No entendemos sino con ayuda del Espíritu de Dios el alcance de ciertas palabras y acontecimientos.

Nos toca pedir con humildad la capacidad de vislumbrar. Si nos es concedida, dejarnos guiar por los más sabios y el más sabio, a los horizontes deseados por el Señor.

Es un sentido del tiempo, que requiere paciencia y docilidad, apertura y confianza en la esperanza salvífica que compartimos.

Por lo tanto la muerte de Jesús formó parte de la consideración del bien común, por parte de los responsables de su época.

Los seguidores de Jesús son profunda y esencialmente perturbadores de toda perspectiva sobre bien común que no se alinee sobre la inspiración de Jesús de Nazaret: amor entrañable por los más pequeños.

Ese dei, conveniencia del designio, era y es la marca que identifica la intervención del Señor en su obra, a los ojos de los creyentes.

Lo que dijo Caifás era verdad, pero ni él mismo supo la hondura de su profecía.

La muerte de Jesús no los salvó de la catástrofe, porque esa casta sucumbió más tarde. En todo caso retrasó su realización.

Lo que sí, la conveniencia de la muerte de Jesús tenía un sentido más abarcador, sensus plenior, porque afectaba la posibilidad de cambio del reino del mal, la inequidad y el desamor en el mundo.

Esa muerte era el exorcismo radical, definitivo y final del usurpador posesionado y maligno de este mundo.

por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no sólo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.

La silente y queda revolución del Padre.

Y aquel día decidieron darle muerte

Jesús es prototipo de los que sin ser oidos ya están sentenciados, incluso ignorándolo.

pasaba allí el tiempo con los discípulos

Jesús ya no piensa en sí, en su seguridad sino en apuntalar a sus seguidores para que prosigan la obra del Padre.

Luego discutiremos encarnizadamente si dejó o no una institución, porque a muchos no les gusta la forma de la actual iglesia jerárquica.

Lo cierto es que Jesús no pensó que con su muerte terminaba todo.

Para lograr horas de vida, Jesús pasa a la clandestinidad y dedica su tiempo intensivamente a preparar sus seguidores, para que no muera con él el amor del Padre, y permanezca en los pequeños, para todos hasta que llegue el fin.

Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo.

Y así Jesús entra en el tormento de temer la muerte antes que efectivamente llegue. Vive la inseguridad de la propia vida y teme perderla.

Jesús asume cada resquicio de nuestro penar para transformarlo en su Pascua como energía nueva, creativa de la novedad.

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DOCTORES DE LA IGLESIA

 


San Gregorio Nacianceno Sermón 45, 23-24

Vamos a participar en la Pascua, ahora aún de manera figurada, aunque ya más clara que en la antigua ley (porque la Pascua de la antigua ley era, si puedo decirlo así, como una figura oscura de nuestra Pascua, que es también aún una figura). Pero dentro de poco participaremos ya en la Pascua de una manera más perfecta y más pura, cuando el Verbo coma y beba con nosotros la Pascua nueva en el reino de su Padre, cuando nos revele y nos descubra plenamente lo que ahora nos enseña sólo en parte.

REFLEXIÓN

La Historia de Salvación, manifiesta en esta historia cronológica, tiene una figura oscura, otra más clara y una realidad definitiva. Estamos en un período intermedio se puede decir, precedidos pero en camino aún.

Porque siempre es nuevo lo que en un momento dado aprendemos. Qué cosa sea aquella bebida y aquella comprensión plena, corresponde a nosotros aprenderlo, y a él enseñárnoslo e impartir esta doctrina a los discípulos. Pues la doctrina de aquel que alimenta es también alimento. Nosotros hemos de tomar parte en esta fiesta ritual de la Pascua en un sentido evangélico, y no literal, de manera perfecta, no imperfecta; no de forma temporal, sino eterna. Tomemos como nuestra capital, no la Jerusalén terrena, sino la ciudad celeste; no aquella que ahora pisan los ejércitos, sino la que resuena con las alabanzas de los ángeles. Sacrifiquemos no jóvenes terneros ni corderos con cuernos y uñas, más muertos que vivos y desprovistos de inteligencia, sino más bien ofrezcamos a Dios un sacrificio de alabanza sobre el altar del cielo, unidos a los coros celestiales. Atravesemos la primera cortina, avancemos hasta la segunda y dirijamos nuestras miradas al Santísimo. Yo diría aún más: inmolémonos nosotros mismos a Dios, ofrezcámosle todos los días nuestro ser con todas nuestras acciones. Estemos dispuestos a todo por causa del Verbo; imitemos su Pasión con nuestros padecimientos, honremos su sangre  con nuestra sangre, subamos decididamente a su cruz. Si eres Simón Cireneo, coge tu cruz y sigue a Cristo. Si estás crucificado con él como un ladrón, como el buen ladrón confía en tu Dios. Si por ti y por tus pecados Cristo fue tratado como un malhechor, lo fue para que tú llegaras a ser justo. Adora al que por ti fue crucificado, e, incluso si tú estás crucificado por tu culpa, saca provecho de tu mismo pecado y compra con la muerte tu salvación. Entra en el paraíso con Jesús y descubre de qué bienes te habías privado. Contempla la hermosura de aquel lugar y deja que fuera muera el murmurador con sus blasfemias. Si eres José de Arimatea, reclama su cuerpo a quien lo crucificó y haz tuya la expiación del mundo. Si eres Nicodemo, el que de noche adoraba a Dios, ven a enterrar el cuerpo y úngelo con ungüentos. Si eres una de las dos Marías, o Salomé, o Juana, llora desde el amanecer; procura ser el primero en ver la piedra quitada y verás quizá a los ángeles o incluso al mismo Jesús.

REFLEXIÓN

Tomar parte en un sentido evangélico, es perpetrar una voladura del esquema del tiempo cronológico y migrar a la dimensión que es novedad en proceso. Es preciso un esfuerzo de actualización, no de imaginación, de convencimiento, no de ilusión, para participar como actores en los acontecimientos evangélicos que rasgaron la cotidianidad de la cruz, muerte y resurrección. No hay condición humana, aún pecadora y culpable que no pueda identificarse con la pascua, hacerla suya, y asumir lo propio.

viernes, 8 de abril de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Viernes 5 de Cuaresma

Jeremías 20,10-13



REFLEXIÓN

Mis amigos acechaban mi traspié

En el transcurso de una misión del Señor, en la divulgación de su Palabra, se dan acechanzas de oposición.

Indicarlas puede ser visto además, como patología paranoica, narcisimo del supuesto perseguido. Se dan casos que dan pie a esas conjeturas.

Pero quien asume la Palabra para guardarla por la fe y practicarla, y la comparte fraternalmente, tenga por seguro que las acechanzas y conspiraciones vendrán. Porque el anti-reino no descansa.

No se trata de una culpabilización a ultranza de alguien. O por buscar culpable de situaciones indeseables. Porque hay quienes ante eso se encogen indiferentes como si fuera un producto de la coincidencia o el azar.

Se trata de que vivimos según la Palabra en un combate contra las fuerzas que se oponen a la salvación del Señor.

Como se pone en los ejercicios ignacianos, estamos ante la decisión de acogernos a una de las banderas o causas que plantea la Palabra: la del reino de Dios o la del anti-reino.

Los estados de ánimo paranoides, con causa proporcionada o sin ella, aunque no sea por una causa de fe religiosa, pero sí por una lucha contra las fuerzas que halan para la injusticia, inequidad, hipocresía o perversión, son un motivo de oración humilde y acción de gracias, en medio del sufrimiento íntimo, que el Señor, en la tortura de su hijo, mira y acepta como holocausto de paz, de justicia y de amor.

Asumir con fe y ejercitar la paciencia es un gesto de amor y acción de gracias a la comunicación del Padre, que misteriosamente desarrolla su designio y en él nos bendice.

examinas al justo y sondeas lo íntimo del corazón

Solo un tú Trascendente y absoluto escudriña la red de motivaciones, ocultas y explícitas, que nos impulsan en las decisiones rutinarias o solemnes. Y más allá tiene en cuenta las oscuras, que ni nosotros sospechamos de nosotros mismos.

libró la vida del pobre de manos de los impíos.

La Palabra del Señor se encarnó en un ethos que configuró un lenguaje, en el que los sentidos se obtienen por reflexión o meditación de entornos circunstanciales y coyunturales.

Así hablan del aprendizaje recientemente los especialistas: como una interacción entre lo que viene donado en la subjetividad y lo que sale al encuentro desde la realidad circundante.

Justo y pobre son dos acepciones claves en la develación que hace el Señor de su proyecto. Y mientras el justo carga con énfasis de la individualidad personal, quizás por una matriz sapiencial, el pobre carga con un énfasis circunstancial poblado de adversidades y humillaciones.

Pero ambas no se confinan, sino que se intercambian porque los énfasis se revierten, el justo con lo circunstancial, el pobre con la subjetividad personal.

Sin embargo los tiempos, los horizontes históricos e ideológicos, suelen marcar o presionar más por un énfasis que en otro, de acuerdo a las necesitades más sentidas, o que se suponen así.

Porque en el diagnóstico que las diversas culturas hacen de sus necesidades perentorias a las cuales deben dar respuesta, no se excluye el interés egoísta de unas clases, grupos, élites sobre otros.

Y en el discernir de la Palabra encarnada se confronta el desafío de separar esos intereses egoístas grupales o colectivos, del núcleo del designio del Señor.

Como fuego abrasador y purificador, va el Señor abrasando todo lo que se opone al avance de su amor.

Salmo responsorial: 17



REFLEXIÓN

tú eres mi fortaleza

Hemos de dar gracias de corazón constantemente al Señor, por la persistencia que nos comunica con su gracia, para mantenernos peregrinando más y mejor, superando las acechanzas internas y externas, subjetivas y objetivas.

Porque nuestra subjetividad no se encuentra libre totalmente de los miedos, suposiciones, susceptibilidades y especulaciones que nos asaltan y atormentan, en nuestras relaciones con el mundo.

Con mucho esfuerzo, en ciertas coyunturas, podemos mantener una perspectiva positiva o constructiva, a pesar de nuestra desolación sicológica y espiritual.

Se ama a alguien valioso, que aporta un significado, que se traduce en bienestar de una existencia.

La vivencia a la que invita la oración sálmica inspirada por el Espíritu, tiene que ver con un posicionamiento en la seguridad que proviene de vivir al Señor como protector.

Es un sentir como si fuéramos un fiel de la balanza: recto hacia tierra sin movernos a un lado o a otro, sensibles y disponibles a cualquier carga.

Sabernos en el Señor produce descanso profundo. Un abandono en manos de quien sabe mejor. Dejarnos conducir impregnados de serenidad, es una señal de la activa vitalidad del Espíritu en y desde nosotros.

torrentes destructores me aterraban

Se dan circunstancias conflictivas y potencialmente destructivas en nuestra vivencia de la existencia, de tiempo en tiempo.

No sólo es un gozo vivir, sino que también a ratos cuesta vivir, con el cúmulo de preocupaciones, agonías, limitaciones o daños que nos sobrevienen.

Son los torrentes que nos apabullan, y obligan a reunir nuestras fuerzas para clamar en la confianza del Señor.

Entonces una voz dentro de nosotros puede irse amplificando. Una voz que nos conmina: Resiste! El Señor está cerca. Ya viene!

Juan 10,31-42



REFLEXIÓN

los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús

Jesús pudo morir en cualquier esquina, sumariamente, sin ningún tipo de proceso, por un arranque de pasión de una turba enardecida o manipulada.

Pero aun en el mayor refinamiento con el que se le procesa desde la religión judía y desde el poder de ocupación romana, hemos de advertir la distancia con la verdadera justicia que salva al inocente.

No importa si sumaria o procesualmente, por técnicas jurídicas, hoy ejerzamos el juicio en pos de la justicia, porque se siente y se vive la honda frustración e insatisfacción de la imperfección de la misma.

Más bien el clamor es porque se logre siquiera un mínimo de limitación a la arbitrariedad de quien ocupe el poder y se detenga, un poco el sinsentido de la venganza. Hasta por motivos baladíes.

Son tantos los que mueren, en una especie de aberración del sentido y valor de una vida humana.

Hasta esas honduras y escenarios tenebrosos se avino a abajarse el Señor Jesús por amor.

Quizás para que sintamos que hasta allí Él es roca y alcázar.

Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?

La recompensa de los humanos no es necesariamente la justificación comparable a la del Señor. Se queda en el exterior, en la apariencia, y no entra en la verdad completa.

No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios

Un barrunto de la peligrosidad de la acusación por blasfemia la tenemos en los casos de cristianos, que son minoría, en algunos países islámicos, cuando sus palabras son presentadas como blasfemia contra Mahoma.

Una acusación así es prácticamente una sentencia de muerte, emitida desde un linchamiento apasionado.

A la hora del ataque quién puede apostar que no se trata de una excusa esgrimida, y no más bien de la envidia del corazón, que mueve a atacar a los que bien obran.

quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros que blasfema porque dice que es hijo de Dios?

Se establece en Juan una diferencia cualitativa en la filiación de Jesús frente a la de quienes escuchan la palabra.

Esta diferencia aún entre sus seguidores no es aceptada unánimemente.

"¿No está escrito en vuestra ley: "Yo os digo: Sois dioses

No obstante la interpretación de que todos somos o estamos llamados a ser dios, a Jesús se le reconoce a fines del siglo primero una distinción cualitativamente superior: consagrado del Padre.

Por lo tanto si no sus palabras, al menos sus obras merecen ser creídas.

Así en el diálogo con los hermanos no cristianos, conviene hacer énfasis en cómo nos une asumir las obras buenas de Jesús, como un terreno común de creencia.

creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.

No creer las obras es una ceguera injustificable. Cierra la puerta al reconocimiento del amor transformador en el mundo.

Sí! Efectivamente somos hijos del Padre, dioses como Jesús: si hacemos las buenas obras del Padre.

En esto se muestra nuestra divinidad y filiación. Si nuestro ágape construye la fraternidad.

todo lo que Juan dijo de éste era verdad

Las palabras del testimonio de Juan vibran auncuando él no vive. Y señalan a Jesús.

La resurrección de Monseñor Romero y cualquier otro, en el pueblo, muestra persistencia de la vibración de este testigo a favor de Jesús, en los pobres.

La causa de Jesús en los pobres es la causa del reino de Dios, la muestra encarnada del amor de Dios que salva todo el ser humano.

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BEATO CARLO




 Del Tratado de san Fulgencio de Ruspe, obispo, Sobre la fe a Pedro
(Cap. 22, 62: CCL 91 A, 726. 750-751)

 

SE ENTREGÓ POR NOSOTROS

 

Los sacrificios de víctimas carnales, que la Santísima Trinidad, el mismo y único Dios del antiguo y del nuevo Testamento, había mandado a nuestros padres que le fueran ofrecidos, significaban la agradabilísima ofrenda de aquel sacrificio en el cual el Hijo de Dios había de ofrecerse misericordiosamente según la carne, él solo, por nosotros.

 

Él, en efecto, como nos enseña el Apóstol, se entregó por nosotros a Dios como oblación de suave fragancia. Él es el verdadero Dios y el verdadero sumo sacerdote, que por nosotros penetró una sola vez en el santuario, no con la sangre de toros o de machos cabríos, sino con su propia sangre. Esto es lo que significaba el sumo sacerdote del antiguo Testamento cuando entraba con la sangre de las víctimas, una vez al año, en el santuario.

 

Él es, por tanto, el que manifestó en su sola persona todo lo que sabía que era necesario para nuestra redención; él mismo fue sacerdote y sacrificio, Dios y templo; sacerdote por quien fuimos absueltos, sacrificio con el que fuimos perdonados, templo en el que fuimos purificados, Dios con el que fuimos reconciliados. Pero él fue sacerdote, sacrificio y templo sólo en su condición de Dios unido a la naturaleza de siervo; no en su condición divina sola, porque bajo este aspecto todo es común con el Padre y el Espíritu Santo.

 

Debemos, pues, retener firmemente y sin asomo de duda que el mismo Hijo único de Dios, la Palabra hecha carne, se ofreció por nosotros a Dios en oblación y sacrificio de agradable olor; el mismo al que, junto con el Padre y el Espíritu Santo, los patriarcas, profetas y sacerdotes del antiguo Testamento sacrificaban animales; el mismo al que ahora, en el nuevo Testamento, junto con el Padre y el Espíritu Santo, con los que es un solo Dios, la santa Iglesia católica no cesa de ofrecerle, en la fe y la caridad, por todo el orbe de la tierra, el sacrificio de pan y vino.

 

Aquellas víctimas carnales significaban la carne de Cristo, que él, libre de pecado, había de ofrecer por nuestros pecados, y la sangre que para el perdón de ellos había de derramar; pero en este sacrificio se halla la acción de gracias y el memorial de la carne de Cristo, que él ofreció por nosotros, y de la sangre, que el mismo Dios derramó por nosotros. Acerca de lo cual dice san Pablo en los Hechos de los apóstoles: Tened cuidado de vosotros y del rebaño que el Espíritu Santo os ha encargado guardar, como pastores de la Iglesia de Dios, que él adquirió con la sangre de su Hijo.

 

Por tanto, los antiguos sacrificios eran figura y signo de lo que se nos daría en el futuro; pero en este sacrificio se nos muestra de modo evidente lo que ya nos ha sido dado.

 

Los sacrificios antiguos anunciaban por anticipado que el Hijo de Dios sería muerto en favor de los impíos; pero en este sacrificio se anuncia ya realizada esta muerte, como lo atestigua el Apóstol, al decir: Cuando estábamos nosotros todavía sumidos en la impotencia del pecado, murió Cristo por los pecadores, en el tiempo prefijado por el Padre; y añade: Siendo enemigos, hemos sido reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo

jueves, 7 de abril de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Jueves 5 de Cuaresma

Génesis 17,3-9



REFLEXIÓN

seré su Dios

Se insiste en la pertenencia de este Dios a Abraham. Él quiere ser de Abraham, quedarse con Abraham. Colmarlo de bendiciones: tierra, muchedumbre de descendientes. Lo ama, lo elige, se queda con Abraham y lo acompaña.

Es un Dios voluntariamente en las cercanía humana. Su designio es ser un Dios nuestro.

Llega profundo en nosotros la Palabra que dice que Dios sale a buscarnos y encontrarnos, en generosidad rebosante.

Nos lo muestra narrativamente la parábola del Padre pródigo con el hijo arrepentido del evangelio de Lucas.

Dios de ternura y delicadeza. Propicio a festejar y alegrar nuestra existencia como seres insustituíbles.

Por qué o cómo esta misma bendición se hace ver en tanta tragedia y maldad como hay en el mundo? Cómo lo compaginamos?

Tú guarda mi pacto

Más bien dice que no olvide que estamos en Alianza. Es lo básico y con ello viene todo, lo demás. Es el reino que hay que buscar: recordar la alianza.

Serás padre de muchedumbre de pueblos

El cristiano, el judío y el musulmán. Entre ellos aún no hay paz a pesar del padre común: Abraham.

Para cada uno lo suyo es lo máximo, lo mejor. Es un sentimiento legítimo. Solamente que debe abrirse al respeto y aceptación de la existencia del otro.

Trabajar por ello es constructivo y según el Nuevo Testamento es necesario: que sean uno.

Salmo responsorial: 104



REFLEXIÓN

El Señor es nuestro Dios

Antes que su poder nos pasme de admiración  Él es un compañero: es para nosotros para que seamos de Él. Un amor absorbente y radical, que aguarda nuestra correspondencia coherente e íntegra.

Cada uno de estos pueblos hermanos pero aún fratricidas dio un nombre al único Dios de Abraham: Santo, Misericordioso, Amor.

Ninguno de estos nombres equivalen a aniquilación de los demás. No conllevan un programa de exterminio, ni de exclusión.

Somos nosotros, nuestras mezquindades y egoísmos, personales y colectivos, los que hacen la discordia.

Tan dañados podemos llegar a ser, que aún en cada pueblo hay divisiones internas, tendencias, mutuas recriminaciones.

Es como una división sin fin rumbo a la aniquilación total.

Por eso el camino de la paz y amistad es una contracorriente de unificación, que colabora y sirve a la causa del ser humano: para que siga vivo sobre la tierra.

La vida que Dios aporta es cohesión y unificación del todo, en permanente vigilia contra la enfermedad y la muerte, que trae separación, división, disolución.

Dos corrientes, dos tendencias y debemos decidir en cada coyuntura de la existencia a cuál nos sumamos.

Se acuerda de su alianza eternamente, / de la palabra dada, por mil generaciones; / de la alianza sellada con Abrahán, / del juramento hecho a Isaac

El amor conyugal refleja algo de esta alianza. Refleja a alguien como Él enamorado y en enamoramiento constante y persistente. No abandona, no se aleja, siempre presente.

La fidelidad conyugal, cuando se da, es una muestra y promoción de un amor de Dios así: desbordante, gratuito, como un perro fiel.

Juan 8,51-59



REFLEXIÓN

quien guarda mi palabra no sabrá lo que es morir para siempre

Porque esta palabra es comunicación y convivencia con un Dios Padre viviente.

Esta palabra escuchada con atención y buena voluntad, no nos deja dormir en el endurecimiento del corazón.

Nos mantiene inquietos y en el peregrinaje que busca mejores momentos.

¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron, ¿por quién te tienes?

Es la mentalidad lastrada que no puede remontar, ni atina a dejarse convencer, que se resiste a mirar de otro modo, por suspicacia, miedo, temor, para no sentirse burlada y engañada. Temor a creer. Demasiado bueno y bello para creer.

yo lo conozco y guardo su palabra

y convivo con el viviente

Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría.

"Os aseguro que antes que naciera Abrahán, existo yo."

Sin embargo los seguidores de Jesús de Nazareth creemos que él sirve a la causa de unificación de los pueblos hermanos pero fratricidas.

Por supuesto, también debe inspirar la causa de unificación del propio pueblo creyente cristiano.

Esta conversión es básica y nuclear si queremos servir a otros hermanos.

Aun entre los teólogos cristiano católicos se busca escamotear esta afirmación de Juan y otras semejantes.

Como una consigna se minimiza, se disipa, se polemiza la comprensión de Jesús como partícipe de la divinidad del Padre desde su pre-existencia.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1512027499005464578?s=20&t=w5Kmrab80VvQ-sU2T0X8gg

BEATO CARLO



 De la Constitución dogmática Lumen gentium, sobre la Iglesia, del Concilio Vaticano segundo(Núm. 9)


LA IGLESIA, SACRAMENTO VISIBLE DE LA UNIDAD SALUTÍFERA

Mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. Pondré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Porque todos me conocerán, desde el pequeño al grande -oráculo del Señor-.

Pacto nuevo que estableció Cristo, es decir, el nuevo Testamento en su sangre, convocando un pueblo de entre los judíos y los gentiles, que se condensara en unidad no según la carne, sino en el Espíritu, y constituyera un nuevo pueblo de Dios.

Pues los que creen en Cristo -renacidos de germen no corruptible, sino incorruptible, por la palabra de Dios vivo, no de la carne, sino del agua y del Espíritu Santo- son hechos por fin linaje escogido, sacerdocio regio, nación santa, pueblo adquirido por Dios; aquellos que en otro tiempo no eran pueblo y son ahora pueblo de Dios.

Ese pueblo mesiánico tiene por cabeza a Cristo, que fue entregado a la muerte por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación y, habiendo conseguido un nombre que está sobre todo nombre, reina ahora gloriosamente en los cielos.

Poseen los que forman este pueblo la dignidad y libertad de los hijos de Dios, y en sus corazones habita el Espíritu Santo como en un templo.

Tienen por ley el mandato de amar como el mismo Cristo nos amó.

Tiene, últimamente, este pueblo como fin la dilatación del reino de Dios, incoado por el mismo Dios en la tierra, hasta que sea consumado por él mismo al fin de los tiempos, cuando se manifieste Cristo, nuestra vida, y la creación misma se vea liberada de la esclavitud de la corrupción para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios.

Aquel pueblo mesiánico, por tanto, aunque de momento no contenga a todos los hombres y muchas veces aparezca como una pequeña grey, es, sin embargo, el germen firmísimo de unidad, de esperanza y de salvación para todo el género humano.
Constituido por Cristo en orden a la comunión de vida, de caridad y de verdad, es empleado también por él como instrumento de la redención universal y es enviado a todo el mundo como luz del mundo y sal de la tierra.

Así como el pueblo de Israel según la carne, cuando peregrinaba por el desierto, fue llamado ya alguna vez Iglesia de Dios, así el nuevo Israel, que va avanzando en este mundo hacia la ciudad futura y permanente, es llamado también Iglesia de Cristo, porque él la adquirió con su sangre, la llenó de su Espíritu y la proveyó de medios aptos para una unión visible y social.

La congregación de todos los creyentes, que miran a Jesús como autor de la salvación y principio de la unidad y de la paz, es la Iglesia convocada y constituida por Dios para que sea sacramento visible de esta unidad salutífera para todos y cada uno

miércoles, 6 de abril de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Miércoles 5 de Cuaresma

Daniel 3,14-20.91-92.95



REFLEXIÓN

¿qué dios os librará de mis manos?

Es posible vivir en situaciones difíciles y complicadas, en las que tiene que ver nuestra decisión quizá irresponsable, pero también algunas circunstancias que evolucionan, haciendo nuestra suerte o destino muy duro, difícil, amargo e infeliz.

Se podría aprender entonces a tener más sabiduría, para proceder con mayor responsabilidad, aunque eso no es un seguro de que todo irá mejor en el futuro.

Así las fuerzas opresoras de diferente cariz operan en la existencia como poderes que someten y parecen decir “qué dios los librará de mis manos?”.

Y aunque no lo haga, conste, majestad, que no veneramos a tus dioses ni adoramos la estatua de oro que has erigido

Esperar en Él por sí mismo, más allá de una liberación específica, como gesto de amor y libertad, porque su gracia nos da a conocer que en lo más profundo del Misterio de Él podemos esperar la salvación absoluta.

La Palabra revela la confrontación y guerra que se le plantea al creyente por el poder del anti-reino.

Éste puede adoptar entre otras, las formas de gobiernos civiles que pueden chocar con las convicciones de fe de sus gobernados.

Porque los creyentes están afianzados, al menos teóricamente, en el absoluto que es el Señor y su Designio de salvación, mientras los gobiernos de turno, de cualquier signo ideológico, también pretenden salvar y solucionar, aunque no siempre con justicia.

En su soberbia este poder laico cívico y militar, alberga la  pretensión de ser el único salvador y el que soluciona, para desconocer el sentido salvífico de la fe para los creyentes.

Por eso todo creyente y mientras más honesto y sincero sea, es un sedicioso potencial.

La Palabra nos enseña entonces diferentes actitudes, unas más radicales que otras. Porque por un lado podemos confiar en el Señor y su protección, caiga quien caiga.

Pero además podemos seguir confiando como kamikazes en el Señor más allá de una protección puntual, dejando en sus manos, las verdaderas poderosas manos, nuestra suerte definitiva.

La confianza en el Señor va más allá de su asistencia inmediata, que puede librar del peligro y de la muerte.

Porque si quizá no ocurre, no obstante la fe que se tiene en Él, se mantiene la esperanza en su salvación definitiva y en su gloria, que resplandecerá de todos modos.

Es Jesús quien lleva esta confianza hasta las últimas consecuencias, y aunque el Señor no lo libra de morir en la cruz, él confía, y es resucitado para su gloria.

Nabucodonosor, furioso contra Sidrac, Misac y Abdénago, y con el rostro desencajado por la rabia,

Esto explica la molestias y perturbación crecientes de los gobiernos ante las críticas que proceden de otras convicciones, máxime las de los creyentes.

Esto también explica las campañas de difamación que se originan en estamentos gubernamentales contra las organizaciones de creyentes, para desprestigiar su testimonio de fe y su oferta de salvación absoluta.

¿Entonces, cómo es que veo cuatro hombres, sin atar, paseando por el horno sin sufrir nada? Y el cuarto parece un ser divino

La Palabra nos ha ofrecido su presencia fiel. Contar con ella es vivir la convicción de alguien más en nuestra cotidianidad, que nos acompaña y sostiene.

Esta compañía en ciertos momentos puede materializarse en personas, acontecimientos, coyunturas, que quizá por su sencillez no se identifican a la primera como compañía del Señor.

Algo de esta experiencia permanente de acompañamiento nos muestra San Ignacio de Loyola como fruto de sus ejercicios espirituales cuando quiere provocar el encuentro del Señor en todas las cosas, en todo momento.

El Dios bíblico, el Padre de Jesús, manifiesta su salvación participando, como uno más con su Espíritu Santo, del paso angosto que padecen sus amados.

Nos ama hasta el extremo de no separarse de nosotros hasta el final.

Si aprendieramos en la soledad y vejez progresivas, a encontrar tu compañía y tu Espíritu, no necesitáramos seguir la búsqueda, ni aferrarnos a nada ni nadie.

Mas que un suceso verídico, el relato expresa una convicción esperanzada: Yavé es el único Dios verdadero, y todos los demás no son nada.

Aun los reyes y emperadores si lo supieran, reconocerían su gloria como el único Dios, aunque fuera el de sus vasallos, vencidos y oprimidos.

envió un ángel a salvar a sus siervos que, confiando en él, desobedecieron el decreto real y prefirieron arrostrar el fuego antes que venerar y adorar otros dioses que el suyo.

De nuestra parte es importante trabajar por la convicción espiritual y por la cosmovisión, que contamos con un ángel, un medio, un enviado, un símbolo que nos da señales del acompañamiento del Señor.

Interleccional: Daniel 3



REFLEXIÓN

Bendito eres, Señor

Desde el nacer del sol hasta su ocaso y áun en su ausencia cuando se hace noche.

Dios de nuestros padres

Nunca terminaremos de agradecer y bendecir a nuestros padres o quienes hayan desempeñado ese rol parental en nuestra existencia, por habernos puesto en contacto con el Padre, para conocer su designio salvífico de amor.

Entre otras pérdidas y perjuicios de esta generación actual, que tiene visos de espontánea, está la desvinculación del patrimonio de fe de los antecesores y de la tradición.

La ilusión de la libertad, la autoestima, la autonomía y autosuficiencia los lleva a vivir la realidad por sí mismos, sin punto de referencia y así sin memoria, cometer los mismos errores del pasado o peores.

bendito tu nombre santo y glorioso

se recoge en el modo de orar, que Jesús nos transmitió

sondeas los abismos

Sin embargo nuestra fe nos lleva a bendecir a un Dios experto, que conoce de qué estamos hechos individual y colectivamente.

Así que podemos descansar más en su sabiduría que en la nuestra.

Juan 8,31-42



REFLEXIÓN

dijo Jesús a los judíos que habían creído en él: "Si os mantenéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos”

Mantenerse en la Palabra para ser discípulos es una tarea imprescindible que tenemos los creyentes.

Mantenerse no es equivalente de instalación, pero sí de estabilidad y perseverancia.

Porque una tiende a la rigidez de la seguridad peligrosamente confiada. Pero otra a una dinámica constante de vigilancia y testimonio, que comparte fraternalmente la fe con el mundo.

Mantenerse requiere lucidez y humildad, porque tenemos la obligación de conocer el anti-reino, pero debemos aceptar confiados en el Padre, las pruebas a las que se nos somete su expansión.

El anti-reino goza de cierta libertad para zarandearnos, como arroz trillado, pero la Palabra no nos deja sucumbir.

Como decir que haremos la verdad que salva y aporta salvación porque la palabra nos procesa de modo que seamos íntegros y coherentes.

Si os mantenéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres

Conocer la verdad es humillante porque uno siente pequeñez. Quién es uno en realidad, pero sin perder la dignidad.

Solo que al ser uno rebasado en su comprensión, se siente el misterio y lo desconocido. Uno se frustra y teme.

Lo que nos queda es aceptar que siempre somos aprendices.

Porque se trata de mantenerse. No es algo automático, ni presupuesto, sino un trabajo diario, por la fe en la Palabra.

quien comete pecado es esclavo

Es un género de esclavitud radical.

Esta expresión se siente iluminadora en nuestro contexto actual, porque nuestro cielo histórico, nuestro horizonte cultural, nuestro contexto situacional, está animado por la inflación del término libertad.

Y nos cuesta entender que libertad y pecado no se llevan, como el agua y el aceite.

Cuál es el pecado respecto del cual la libertad se define en nuestro contexto vivencial actual? Es la pregunta del millón.

Y no sólo como pregunta retórica, sino como interpelación para obtener respuesta de conversión.

Y si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres

Un género nuevo de libertad, de potencialidad cualitativemente diferente.

Yo hablo de lo que he visto junto a mi Padre, pero vosotros hacéis lo que le habéis oído a vuestro padre."

La pregunta se sigue urgiendo con intensidad, si miramos la paternidad de nuestras obras: de qué tipo es esa paternidad?

Le replicaron: "Nosotros no somos hijos de prostitutas; tenemos un solo padre: Dios."

Jesús mismo es un modelo histórico de la vivencia de cualquier verdad como liberación.

En su entorno se pudiera rumorear que su origen era oscuro, porque su madre lo engedró en circunstancias socialmente escandalosas.

El origen misterioso de su concepción habría marcado a Jesús y su madre en la comidilla del pueblo. No obstante Jesús se mantuvo en su convicción con el apoyo de lo que María le había contado y la confianza que José le había cultivado: que todo el asunto era obra del Espíritu del Señor.

Si Dios fuera vuestro padre, me amaríais, porque yo salí de Dios, y aquí estoy.

Pero a Jesús esa verdad pueblerina no le hace mella porque su verdad radica en el amor al Padre y la convicción que tiene sobre la misión a la que Él lo ha enviado.

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