Año Impar
Romanos 8,26-30
REFLEXIÓN
El Espíritu viene en
ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos
conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables.
Ὡσαύτως δὲ καὶ τὸ πνεῦμα συναντιλαμβάνεται
τῇ ἀσθενείᾳ ἡμῶν· τὸ γὰρ τί
προσευξώμεθα καθὸ δεῖ ουκ οἴδαμεν ἀλλὰ αὐτὸ τὸ πνεῦμα ὑπερεντυγχάνει στεναγμοῖς ἀλαλήτοις·
El
Espíritu coopera porque somos débiles.
No
siempre sabemos pedir lo que más nos conviene.
Aunque
creemos lo contrario, y no nos lo pensamos mucho antes de pedir.
Entonces
el Espíritu se aproxima para alinearnos en la dirección del designio con
gemidos que no se pueden traducir a un lenguaje conocido.
Se
nos pide confiar en una fuerza profunda que nos colabora en corregir el rumbo
de nuestros sueños, para que no desvariemos, ni alucinemos, ni nos engañemos,
ni erremos el blanco.
Y el que escudriña
los corazones sabe cuál es el deseo
del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios.
ὁ δὲ ἐραυνῶν ύτως καρδίας οἶδεν τί τὸ φρόνημα
τοῦ πνεύμαύτως ὅτι κατὰ θεὸν ἐντυγχάνει ὑπὲρ ἁγίων.
Solo
el Señor, quien nos creo, investiga nuestra profundidad de intenciones
verdaderas.
Le
somos transparentes, aunque no estemos dispuestos y prontos a darle cuentas.
Igual
es un atributo, expresado mediáticamente, como algo deseable en la sociedad de
la corrupción contemporánea.
Así
el Señor puede entrar en contacto con su Espíritu, su gemido, su aspiración, su
pulsión.
Sabemos
hoy que nuestra profundidad tiene su dimensión inconsciente que empuja en el
sentido de experiencias buenas y malas acumuladas a lo largo de la existencia,
sobretodo en la tierna infancia.
Éstas
nos pueden confundir con el deseo del Espíritu y su propio empuje.
El
Señor sabe salvar lo que viene de Él.
Sabemos también que a los
que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha llamado conforme
a su designio
Οἴδαμεν δὲ ὅτι τοῖς ἀγαπῶσιν τὸν θεὸν πάντα συνεργεῖ [ὁ θεὸς] εἰς ἀγαθόν, τοῖς κατὰ πρόθεσιν κλητοῖς οὖσιν.
A
los amados de Dios: a quién no ama Dios? Si entregó a su Hijo por amor al
mundo.
Todas
las cosas le sirven, todo ayuda y coopera, todo converge y sintoniza hacia lo
bueno y el bien por definición, intrínsecamente, contra toda apariencia.
Esta
colaboración profunda del Señor nos hace ver todo, aún lo que no parece, bajo
la perspectiva buena, salvada, en pie.
Por
eso los que son dóciles al Espíritu en su modo de proceder tienen una
experiencia de la vida y una marcha por la historia peculiares, propia,
inédita. Ven lo que otros no ven sobre las cosas buenas.
Tenemos
en este versículo un asidero teológico espiritual que sirve a la Contemplación
para alcanzar amor de San Ignacio de Loyola en sus ejercicios espirituales.
La
experiencia de estos ejercicios debe haber empoderado al ejercitante para leer
lo bueno como amado del Señor y llevado por su Espíritu.
No
es raro que las personas que viven esta experiencia sean como solitarios
descoyuntados, porque su vivencia no es compatible con el rumbo de la cultura
dominante.
Son
más cercanos en su vivencia a los excluídos y periféricos vulnerables, a las
víctimas del poder de personas y sistemas.
Propiciatorios
vivientes que llaman a la conversión y al reconocimiento del propio pecado.
A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él
fuera el primogénito de muchos hermanos.
ὅτι οὓς προέγνω, καὶ προώρισεν συμμόρφους τῆς εἰκόνος τοῦ υἱοῦ αὐτοῦ εἰς τὸ εἶναι αὐτὸν πρωτότοκον ἐν πολλοῖς ἀδελφοῖς·
Si
bien es cierto la predestinación es una expresión crítica para la comprensión
de la total voluntad salvífica absoluta del Señor, se puede entender este
versículo como un dicho de la generalidad de los escogidos y predestinados, en
el sentido de que todo elegido es predestinado. Y todos somos escogidos en el
Señor Jesús. No implica automatismo en el sentido de que no se requiere nuestro
concurso, como se deja ver en los versículos antecedentes.
Hacia
dónde va esta predestinación? Hacia el perfil por descontado: la construcción
de la imagen del hijo en nosotros, de nuestro hermano, el primogénito.
Esa
es la obra que labra el Espíritu a lo largo de nuestra existencia.
Salmo responsorial: 12
REFLEXIÓN
alegra mi corazón con tu auxilio
Con
el gemido de tu Espíritu, que es tu auxilio operante, puntual, recursivo,
acompañante.
Lucas 13,22-30
REFLEXIÓN
recorría ciudades y aldeas enseñando
Como
los sumarios de los evangelios y en los ejercicios espirituales de segunda
semana, para motivar el seguimiento más próximo de Jesús de Nazareth.
"Señor, ¿serán pocos los que se salven?" Jesús les
dijo: "Esforzaos (agonidsomai:esfuerzo que trae una competencia como la
atlética) en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán
entrar y no podrán
Nos
gana el espíritu de los tiempos con su facilitonería y molicie.
Pero
tampoco ayudan los ejemplos de austeridad y mortificación, porque no se
entienden en su significatividad profunda.
Que
parece quedar en la apariencia antipática que contraria a lo que parece bueno y
agradable de la creación.
Contra
el automatismo de la pertenencia al Reino, no bastan palabras, intenciones, aun
muy repetidas como conjuros.
Hagan
la lucha frente a la oportunidad que se presenta estrecha a nuestro ego.
Una
advertencia a nuestra tendencia más cómoda que satisface nuestro exclusivo
bienestar.
Jesús
no habla de quiénes se salvan, sino que se trata de un proceso en el que hay
que esforzarse, porque no basta la intención de salvarse.
Ignacio
de Loyola detallaba las actitudes respecto de esta lucha en la tipificación de
los tres tipos de personas, lo tres binarios: los que sólo se convierten al
final de su vida, los que mezclan sus propios intereses como si fueran los del
reino y los que en todo y por todo hacían la voluntad de Dios.
Ha
habido épocas, y la nuestra no parece ser, en la que se obsesionaron por saber
si se estaba entre los salvados o no. Se discutía mucho sobre la
predestinación.
Pero
este mensaje de la Palabra pone el énfasis más bien en la lucha, en el proceso
de esfuerzo más allá de la buena intención.
"Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en
nuestras plazas". Pero él os replicará: "No sé quiénes sois. Alejaos
de mí, malvados"
Incluso
hemos consumido el Sacramento.
Un
proceso de agonía que debe ir más lejos que sentarse en la mesa con el Señor y
escuchar su Palabra. Incluso si hemos consumido el Sacramento y adorado la
reserva Eucarística.
Es
lo que diría de nuestras cómodas eucaristías y nuestra escucha de homilías y
sermones sobre la Palabra. No es suficiente lucha. No es suficiente agonía para
ser salvo.
Por
qué tiene que ser tan difícil este asunto de la salvación?
Porque
el Padre no nos salva si nuestra libertad no se suma y colabora. Y nuestra
libertad es compleja, esquiva y tenemos que conquistarla para el designio todos
los días.
Esto
debiéramos aprender a reflejarlo en todo nuestro quehacer humano para que se
hiciera el reino del Padre.
Luego
es posible ser desconocidos si no nos esforzamos.
Y
podemos pensar que estamos entre los escogidos, pero no.
No
hay seguridad sino de acogernos a su misericordia.
hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos
Parece
suceder con esforzados no cristianos y no nada, en su lucha por estructuras más
justas y solidarias.
No
se puede gratuitamente condenarlos o sospecharlos. Hay que sopesarlo todo. Para
no ser reprobados.
Este es
el momento del Amén, de la docilidad al Espíritu y a la palabra que interpela y
descalifica, pero con amor y misericordia, porque se siente que no termina aquí
sino que hay esperanza.
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