sábado, 22 de junio de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Sábado 11 de tiempo ordinario

Año Par

2Crónicas 24, 17-25



REFLEXIÓN

Habéis abandonado al Señor, y él os abandona

Pecar es irnos de la esfera de influencia del Señor. En respeto de nuestra libertad nos sigue para que volvamos, pero no fuerza. 

No podía ser de otra forma si somos a su imagen y semejanza: libres.

El rey Joás, sin tener en cuenta los beneficios recibidos de Yehoyadá, mató a su hijo, que murió diciendo: "¡Que el Señor juzgue y sentencie!"

El comportamiento humano ingrato es un misterio. El endurecimiento del corazón para sostenerse en un decisión es comprensible, pero suicida. Así como nunca entenderemos en el fondo, a alguien que atentó contra su vida, necesitamos dejar en el Señor el juicio y el perdón.

el Señor le entregó un ejército enorme, porque el pueblo había abandonado al Señor, Dios de sus padres. Así se vengaron de Joás.

Pensar en juntar estas dos cosas: derrota y abandono de Dios, no es compatible para nuestro tiempo, cuya imagen del Señor es la bondad total. Es un rasgo revelado por el Espíritu en la cultura que ayuda a nuestra relación de fe.

Pero hay que pensar también que, cuando se consuma un estilo de vida contrario a sus mandatos, se da una infelicidad, un vacío, una soledad por atreverse a quebrantar valores apreciados por otros.

Quién es pueblo? En el AT el pueblo se desviaba a una con sus dirigentes. Hoy en base al NT el pueblo es el que tiene razón: la voz del pueblo absolutamente es la voz de Dios.? Otra veleidad del dogmatismo laico que anhela la seguridad y bendición de la divinidad en algo que se pueda evidenciar, para huir de la sumisión al misterio.

Lo enterraron en la Ciudad de David, pero no le dieron sepultura en las tumbas de los reyes.

Se pronuncia un juicio histórico final sobre la suerte del rey renegado. Será inspirado? Lo inspirado es que aun a pesar de las condenaciones históricas humanas, falta la definitiva del juicio trascendente de Dios, que no se  expresa absolutamente por humanos, no obstante nuestras eventuales pretensiones.

Salmo responsorial: 88



REFLEXIÓN

Sellé una alianza con mi elegido

Jesús es la otra cara de la medalla de la ingratitud y el abandono del Señor. Ha aparecido en nuestra tierra un leal, un fiel, alguien agradecido al Padre que se recrea en sus mandatos, hasta el extremo de cumplirlos en el Espíritu que fueron pronunciados.

"Te fundaré un linaje perpetuo, / edificaré tu trono para todas las edades."

Por y para el pueblo, es el designio de Dios, aun contra el pueblo rebelde.

"Castigaré con la vara sus pecados / y a latigazos sus culpas; / pero no les retiraré mi favor / ni desmentiré mi fidelidad."

A su revelación debemos la comprensión fundamental sobre la misericordia del Señor y sus pruebas, como gestos de amor para llamarnos cabe sí.

El pueblo es corregido para que se convierta, no para que se aniquile.

La revisión del Estado que se hace hoy, se mueve  más hacia el capital, institucionalmente, que hacia la protección del Estado hacia los trabajadores. 

Por los cambios sociales actuales vemos que los trabajadores no son los únicos que deben ser protegidos. 

Pero las medidas neoliberales no ayudan a proteger a nadie de los pequeños. Aunque  sospechemos que sus voceros no lo son tanto y lucran de ellos.

Sin embargo, este fortalecimiento del Estado empresario, hace temer que el más débil lo seguirá siendo más.

Mateo 6,24-34



REFLEXIÓN

Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo

Es importante que la propia experiencia de adulterar una relación nos abra la comprensión sobre la necesidad de ser leales a un solo Señor, un solo amor, sin coqueteos ni devaneos.

Pero una cosa es la debilidad como llamamiento a la fuerza del Señor para que venga en nuestro auxilio, y otra muy diferente es ponerse a su servicio, dejar que nos domine, abandonar la lucha.

No podéis servir a Dios y al dinero

Millones de personas, miles de estructuras por ellas alimentadas y soportadas viven del principio contrario: que se puede servir a Dios y al dinero. 

Cualquiera de los sistemas económicos, incluso los que muestran alguna solidaridad, mantienen su pretensión de posesión y acumulación de riqueza: de codicia.

El afán de lucro es una de nuestras más glamorosas debilidades, de todos los tiempos. 

Hoy reviste la forma de inversión volátil, que llega como depredador a una economía necesitada y levanta vuela inmediatamente que surge una crisis, dejando ruina y miseria, sin preocuparse de reparación alguna.

Tantos lugares quedan arrasados económicamente después de la visita de esas grandes inversiones.

No estéis agobiados por la vida, pensando qué vais a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida?

Se dice que gran parte de la población moderna sufre de agobio y depresión. El horizonte vital está habitado por temores y riesgos. Crisis es una palabra común y frecuentada en nuestro discurso.

Será que abrir una ventana a la dimensión de la Providencia y al sentido de que Alguien vela por nuestras vidas será alienante? No será importante hacerlo, aun por fines de salud mental al menos?

Un texto de una armonía sublime, que inspira el abandono en el Señor y sería el antídoto del estrés, que nos asedia y asfixia a cada paso, en el mundo agitado de hoy. 

Una llamada a dejarse cuidar por el Señor, experimentando al Padre que nos ama a cada paso en nuestra existencia.

Pues si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe?

Una pretensión de solución cuasi final moderna, es el tribunal de derechos humanos, al que se acude cuando todos los otros tribunales han fracasado en fallar a favor de nuestros supuestos derechos.

Quizás debíamos incluir también la pretensión de una instancia trascendente que da un valor absoluto a nuestra vida y defiende mejor que nadie nuestros derechos humanos: el Padre de Jesús de Nazareth. Solo que se requiere fe.

Buscar sobre todo a Jesús y su estilo de vida, su cosmovisión, sus actitudes, su testimonio, su fe en el Padre, su amor a los pequeños.

Es un expresión viva para inspirar el sentido del valor de la persona. 

Que a los ojos de Dios es más preciosa que lo más precioso de la creación, a la que ya hizo hermosa. 

Pero es sólo abierta para la fe, esta visión de la persona y su nobleza, gloria y dignidad.

Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos.

La justicia del Reino de Dios no es para el más allá, sino desde ahora. Ni es para que otros hagan, sino para que la hagamos todos. Se trata de construir la fraternidad.

Se nos aclara cuál es la ley de la gravedad del universo evangélico y de la Palabra de Dios: el reino de Dios y su justicia.

La justicia del Reino no se identifica con ningún ejercicio de justicia inventado por nosotros, sino que es un horizonte respecto del cual toda justicia humana debe seguir perfeccionándose.

Incluso la justicia del derecho canónico eclesiástico, de cualquier confesión religiosa.

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Sábado 11 de tiempo ordinario

Año Par

2Crónicas 24, 17-25

Salmo responsorial: 88

Mateo 6,24-34

SAN CARLO ACUTIS

BEATO CARLO


TESTIMONIO DEL PARROCO

 Del Tratado de san Cipriano, obispo y mártir, Sobre la oración del Señor.
(Cap. 28-30: CSEL 3, 287-289)

 

HAY QUE ORAR NO SÓLO CON PALABRAS, SINO TAMBIÉN CON HECHOS

 

No es de extrañar, queridos hermanos, que la oración que nos enseñó Dios con su magisterio resuma todas nuestras peticiones en tan breves y saludables palabras. Esto ya había sido predicho anticipadamente por el profeta Isaías, cuando, lleno de Espíritu Santo, habló de la piedad y la majestad de Dios, diciendo: Palabra que acaba y abrevia en justicia, porque Dios abreviará su palabra en todo el orbe de la tierra. Cuando vino aquel que es la Palabra de Dios en persona, nuestro Señor Jesucristo, para reunir a todos, sabios e ignorantes, y para enseñar a todos, sin distinción de sexo o edad, el camino de salvación, quiso resumir en un sublime compendio todas sus enseñanzas, para no sobrecargar la memoria de los que aprendían su doctrina celestial y para que aprendiesen con facilidad lo elemental de la fe cristiana.

Y así, al enseñar en qué consiste la vida eterna, nos resumió el misterio de esta vida en estas palabras tan breves y llenas de divina grandiosidad: Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado Jesucristo. Asimismo, al discernir los primeros y más importantes mandamientos de la ley y los profetas, dice: Escucha, Israel; el Señor, Dios nuestro, es el único Señor; y: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Este es el primero. El segundo, parecido a éste, es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Estos dos mandamientos son el fundamento de toda la ley y los profetas. Y también: Todo cuanto queréis que os hagan los demás, hacédselo igualmente vosotros. A esto se reducen la ley y los profetas.

Además, Dios nos enseñó a orar no sólo con palabras, sino también con hechos, ya que él oraba con frecuencia, mostrando, con el testimonio de su ejemplo, cuál ha de ser nuestra conducta en este aspecto; leemos, en efecto: Jesús se retiraba a parajes solitarios, para entregarse a la oración; y también: Se retiró a la montaña para orar, y pasó toda la noche haciendo oración a Dios. El Señor, cuando oraba, no pedía por sí mismo -¿qué podía pedir por sí mismo, si él era inocente?-, sino por nuestros pecados, como lo declara con aquellas palabras que dirige a Pedro: Satanás os busca para zarandearos como el trigo en la criba; pero yo he rogado por ti, para que no se apague tu fe. Y luego ruega al Padre por todos, diciendo: Yo te ruego no sólo por éstos, sino por todos los que, gracias a su palabra, han de creer en mí, para que todos sean uno; para que, así como tú, Padre, estás en mí y yo estoy en ti, sean ellos una cosa en nosotros. Gran benignidad y bondad la de Dios para nuestra salvación: no contento con redimirnos con su sangre, ruega también por nosotros. Pero atendamos cuál es el deseo de Cristo, expresado en su oración: que así como el Padre y el Hijo son una misma cosa, así también nosotros imitemos esta unidad.

viernes, 21 de junio de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Viernes 11 de tiempo ordinario

Año Par

2Reyes 11, 1-4. 9-18. 20



REFLEXIÓN

Josebá, hija del rey Jorán y hermana de Ocozías, raptó a Joás, hijo de Ocozías, y lo escondió con su nodriza en el dormitorio; así, se lo ocultó a Atalía y lo libró de la muerte. El niño estuvo escondido con ella en el templo durante seis años, mientras en el país reinaba Atalía.

Contingencias, eventualidades, coincidencias, casualidades, son modos de decir sobre factores que reconocemos no causamos al menos directamente.

Intervención del Señor en el rumbo de la historia y cuyo objetivo es salvación, liberación, santificación, transformación de la iniquidad en justicia, también son modos de reconocer desde la fe el dominio del Señor para la realización de su Designio.

La Palabra trae en varias oportunidades casos en los que una decisión humana, como la de Josebá, que refleja una anécdota de existencias humanas remotas, se muestra como una pieza providencial de un proceso más amplio del Señor a favor del pueblo bíblico.

Nos anima pues a levantar los ojos de nuestra desesperanza en medio de las angosturas que podamos padecer, a la esperanza de una liberación por su misericordia, a través de las decisiones históricas que se vayan sucediendo.

En esta complejidad de causas y efectos no sabemos cuándo y dónde se produzca una causa o decisión que afecte en sus consecuencias favorablemente nuestra suerte y nos salve.

Entonces al vivirlo vivenciamos el valor de una presencia amorosa y protectora, en cuyo seno nos animamos a sentirnos confiados sobre una salida positiva a un conflicto.

Yehoyadá selló el pacto entre el Señor y el rey y el pueblo, para que éste fuera el pueblo del Señor

En medio de una historia de sangre, una de lealtad al Señor. Es hoy diferente? No se ve la sangre, pero hay lucha de poder, incluso dentro de la Iglesia. No se reconoce ampliamente el carisma de autoridad de la jerarquía, en parte porque han cometido errores, pero en parte por el individualismo que hace de cada uno la autoridad. Es generalizado creer que uno tiene la razón indiscutible y no va a ceder ante la desprestigiada autoridad, o por lo menos la va a resistir, hasta que la represión lo reduzca. No se estima que el acatamiento ante la autoridad es agradable a Dios, sino más bien lo contrario. Incluso en religiosos.

Salmo responsorial: 131



REFLEXIÓN

El Señor ha jurado a David / una promesa que no retractará: / "A uno de tu linaje / pondré sobre tu trono

La promesa del Señor se cumple, aun por caminos inéditos y aparentemente discutibles. En medio de este gran ambiente de desacato el Señor hace su historia de salvación. Hoy le toca a la autoridad la humildad del servicio, el testimonio del sufrimiento por el carisma, y la honesta revisión de sus acciones para gloria del Señor.

Haré germinar el vigor de David, / enciendo una lámpara para mi Ungido. / A sus enemigos los vestiré de ignominia, / sobre él brillará mi diadema.

Reconocer en Jesús el linaje de David puede ser un inconsistencia o error histórico, pero la alusión en las escrituras cristianas se puede entender en el sentido que él concentra en su persona y misión, la bendición para el pueblo que la Palabra ha traído desde la monarquía.

Sión, Jerusalén, templo, reyes del linaje de David hablan más que de glorias humanas, de la intervención constante y salvífica del Señor, para impulsar su Designio de amor y justicia.

Jesús bien pudiera ser un elegido y ungido para una misión del Padre, independientemente de si su patrimonio genético tiene que ver con el linaje davídico. Pero cumplirá como hijo de David si lleva adelante la bendición del Señor para la casa de David y para el pueblo.

Si tus hijos guardan mi alianza / y los mandatos que les enseño, / también sus hijos, por siempre, / se sentarán sobre tu trono

Porque se discute mucho cuál será la alianza y los mandatos aquí y ahora.

Mateo 6, 19-23



REFLEXIÓN

"No atesoréis tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban. Atesorad tesoros en le cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los coman, ni ladrones que abran boquetes y roben. Porque dónde está tu tesoro, allí está tu corazón.

Si entendemos el cielo como la dimensión del reino en proceso activo desde ya, en medio de nosotros, atesorar en el cielo significaría vivir, existir trabajando y apegándonos a esa dimensión, a ese reino.

Implicaría un compromiso de educarnos, formarnos, afectarnos por el valor del reino, todos los días, en cada momento.

Porque allí no hay corrupción ni polilla.

Por eso luchar contra la corrupción puede ser menos favorable para el reino, que actuar la incorrupción apegándonos a la justicia, la misericordia y la fraternidad.

Dónde va toda mi fuerza vital, hacia dónde se concentra? Debemos alegrarnos si va hacia la región del Espíritu aun con un lastre carnal, que nos recuerda nuestra debilidad en transformación.

La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Y si la única luz que tienes está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!

Así como el ojo es fuente de luz para el cuerpo, la Palabra y su escucha es la fuente de luz para nuestra existencia. Si no estamos a oscuras.

Luz ha sido y es la Palabra de Dios que cotidianamente me enseña, me labra, me esculpe, me anima, me recuerda todo para la salvación de nosotros.

Cómo mira un ojo sano para dar luz. Cómo uno enfermo para oscurecer? Qué es ojo? la intención, el móvil, la motivación, la búsqueda?

Hacia dónde se dirige todo lo que pretendo, por lo que me esfuerzo, lo que construyo, por lo que me afano? 

A un bien común, a un ágape fraterno o más bien, hacia un egoísmo que daña los demás?

El malestar de nuestra cultura se aloja en ese norte inconfesado, que procura reunir en sinergia todas nuestras fuerzas para empoderarnos.

Pero en donde no cabe la debilidad que se ofrece a la transformación en fuerza de Dios.

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Viernes 11 de tiempo ordinario

Año Par

2Reyes 11, 1-4. 9-18. 20

Salmo responsorial: 131

Mateo 6, 19-23

SAN CARLO ACUTIS

BEATO CARLO


 
Del Tratado de san Cipriano, obispo y mártir, Sobre la oración del Señor.
                                     (Cap. 23-24: CSEL 3, 284-285)


QUE LOS QUE SOMOS HIJOS DE DIOS PERMANEZCAMOS EN LA PAZ DE DIOS

El Señor añade una condición necesaria e ineludible, que es a la vez un mandato y una promesa, esto es, que pidamos el perdón de nuestras ofensas en la medida en que nosotros perdonamos a los que nos ofenden, para que sepamos que es imposible alcanzar el perdón que pedimos de nuestros pecados si nosotros no actuamos de modo semejante con los que nos han hecho alguna ofensa. Por ello dice también en otro lugar: Con la medida con que midáis se os medirá a vosotros. Y aquel siervo del Evangelio, a quien su amo había perdonado toda la deuda y que no quiso luego perdonarla a su compañero, fue arrojado a la cárcel. Por no haber querido ser indulgente con su compañero, perdió la indulgencia que había conseguido de su amo.

Y vuelve Cristo a inculcarnos esto mismo, todavía con más fuerza y energía, cuando nos manda severamente: Cuando estéis rezando, si tenéis alguna cosa contra alguien, perdonadle primero, para que vuestro Padre celestial os perdone también vuestros pecados. Pero si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre celestial perdonará vuestros pecados. Ninguna excusa tendrás en el día del juicio, ya que serás juzgado según tu propia sentencia y serás tratado conforme a lo que tú hayas hecho.

Dios quiere que seamos pacíficos y concordes y que habitemos unánimes en su casa, y que perseveremos en nuestra condición de renacidos a una vida nueva, de tal modo que los que somos hijos de Dios permanezcamos en la paz de Dios y los que tenemos un solo espíritu tengamos también un solo pensar y sentir. Por esto Dios tampoco acepta el sacrificio del que no está en concordia con alguien, y le manda que se retire del altar y vaya primero a reconciliarse con su hermano; una vez que se haya puesto en paz con él, podrá también reconciliarse con Dios en sus plegarias. El sacrificio más importante a los ojos de Dios es nuestra paz y concordia fraterna y un pueblo cuya unión sea un reflejo de la unidad que existe entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Además, en aquellos primeros sacrificios que ofrecieron Abel y Caín, lo que miraba Dios no era la ofrenda en sí, sino la intención del oferente, y por eso le agradó la ofrenda del que se la ofrecía con intención recta. Abel, el pacífico y justo, con su sacrificio irreprochable, enseñó a los demás que, cuando se acerquen al altar para hacer su ofrenda, deben hacerlo con temor de Dios, con rectitud de corazón, con sinceridad, con paz y concordia. En efecto, el justo Abel, cuyo sacrificio había reunido estas cualidades, se convirtió más tarde él mismo en sacrificio y así, con su sangre gloriosa, por haber obtenido la justicia y la paz del Señor, fue el primero en mostrar lo que había de ser el martirio, que culminaría en la pasión del Señor. Aquellos que lo imitan son los que serán coronados por el Señor, los que serán reivindicados el día del juicio.

Por lo demás, los discordes, los disidentes, los que no están en paz con sus hermanos no se librarán del pecado de su discordia, aunque sufran la muerte por el nombre de Cristo, como atestiguan el Apóstol y otros lugares de la sagrada Escritura, pues está escrito: Quien aborrece a su hermano es un homicida, y el homicida no puede alcanzar el reino de los cielos y vivir con Dios. No puede vivir con Cristo el que prefiere imitar a Judas y no a Cristo.

jueves, 20 de junio de 2024

SAN CARLO ACUTIS

BEATO CARLO

TESTIMONIO SOBRE CARLO
 Del Tratado de san Cipriano, obispo y mártir, Sobre la oración del Señor
(Cap. 18. 22: CSEL 3, 280-281. 283-284)


DESPUÉS DEL ALIMENTO, PEDIMOS EL PERDÓN DE LOS PECADOS

Continuamos la oración y decimos: Danos hoy nuestro pan de cada día. Esto puede entenderse en sentido espiritual o literal, pues de ambas maneras aprovecha a nuestra salvación. En efecto, el pan de vida es Cristo, y este pan no es sólo de todos en general, sino también nuestro en particular. Porque, del mismo modo que decimos: Padre nuestro, en cuanto que es Padre de los que lo conocen y creen en él, de la misma manera decimos: Nuestro pan, ya que Cristo es el pan de los que entramos en contacto con su cuerpo.

Pedimos que se nos dé cada día este pan, a fin de que los que vivimos en Cristo y recibimos cada día su eucaristía como alimento saludable no nos veamos privados, por alguna falta grave, de la comunión del pan celestial y quedemos separados del cuerpo de Cristo, ya que él mismo nos enseña: Yo soy el pan vivo bajado del cielo; todo el que coma de este pan vivirá eternamente; y el pan que yo voy a dar es mi carne ofrecida por la vida del mundo.
Por lo tanto, si él afirma que los que coman de este pan vivirán eternamente, es evidente que los que entran en contacto con su cuerpo y participan rectamente de la eucaristía poseen la vida; por el contrario, es de temer, y hay que rogar que no suceda así, que aquellos que se privan de la unión con el cuerpo de Cristo queden también privados de la salvación, pues el mismo Señor nos conmina con estas palabras:
Si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. Por eso pedimos que nos sea dado cada día nuestro pan, es decir, Cristo, para que todos los que vivimos y permanecemos en Cristo no nos apartemos de su cuerpo que nos santifica.

Después de esto, pedimos también por nuestros pecados, diciendo: Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Después del alimento, pedimos el perdón de los pecados.

Esta petición nos es muy conveniente y provechosa, porque ella nos recuerda que somos pecadores, ya que, al exhortarnos el Señor a pedir el perdón de los pecados, despierta con ello nuestra conciencia. Al mandarnos que pidamos cada día el perdón de nuestros pecados, nos enseña que cada día pecamos, y así nadie puede vanagloriarse de su inocencia ni sucumbir al orgullo.

Es lo mismo que nos advierte Juan en su carta, cuando dice: Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, fiel y bondadoso es el Señor para perdonarnos y purificarnos de toda iniquidad.

Dos cosas nos enseña en esta carta: que hemos de pedir el perdón de nuestros pecados, y que esta oración nos alcanza el perdón. Por esto dice que el Señor es fiel, porque él nos ha prometido el perdón de los pecados y no puede faltar a su palabra, ya que, al enseñarnos a pedir que sean perdonados nuestras ofensas y pecados, nos ha prometido su misericordia paternal y, en consecuencia, su perdón.

miércoles, 19 de junio de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Miércoles 11 de tiempo ordinario

Año Par

2Reyes 2, 1. 6-14



REFLEXIÓN

"¿Dónde está el Dios de Elías, dónde?" Golpeó el agua, el agua se dividió por medio, y Eliseo cruzó.

Porque Eliseo tenía parte del espíritu de Elías pudo comprobarlo, repitiendo el portento de la división de las aguas, como otro Moisés.

Así Eliseo rememoraba a Elías como Moisés, también considerado profeta.

En el Nuevo Testamento Jesús de Nazareth será mostrado como anunciado espíritu de Elías en Juan Bautista, o como el mismo Elías, y sus discípulos Pedro y Juan actuarán curaciones en espíritu de Jesús.

La Palabra guardada en la comunidad creyente cristiana fue leyendo a Jesús y encontrándole significado cada vez más relevante en las Escrituras judías, apropiándose de ellas en clave de su maestro, y creyendo que esta lectura estaba inspirada por el Espíritu de Jesús, dejado como paráclito.

Moisés en Elías redivivo. Gesto que alza la memoria a la gesta del éxodo. 

Este recurso bíblico plantea una continuidad del actuar del Señor en sucesivas generaciones. Y su intervención prefiguradora de Jesús, ápice de todo el movimiento de la Palabra inspirada.

un carro de fuego con caballos de fuego

Nos podemos quedar en la imagen, usarla como símbolo, o usarla como lenguaje. Se muestra una realidad que existe para quienes aceptan y entienden de otra dimensión: la del Misterio de Dios comunicante.

Salmo responsorial: 30



REFLEXIÓN

En el asilo de tu presencia los escondes / de las conjuras humanas

Efectivamente, en la presencia por fe del Señor hallamos la reciedumbre y la inmunidad, frente a las acechanzas que buscan perjudicarnos, en la lucha por la vida.

Y si son nuestra responsabilidad, nos llevan a una mayor conciencia de ella, para no llegar a echar culpas a otros. O repararlas.

Mateo 6,1-6.16-18



REFLEXIÓN

como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente con el fin de ser honrados por los hombres

Limosna, oración y ayuno: la ética judía transformada en cristiana por el secreto y el anonimato. 

Se evita así la apariencia y engaño de justicia, por la justicia en sí. 

Como fermento en la masa, el testimonio hace su efecto, por el acompañamiento del Padre a esta conducta, que sobre todo es sincera para con Él.

En algunas expresiones de solidaridad activista social se echa de ver un prurito de exhibicionismo ante las cámaras de los medios de comunicación social, como justos ante los hombres, mientras entre ellos mantienen la injusticia en otras formas.

En el tiempo de Jesús se daba el fenómeno de santones y hombres de Dios, porque en una estructura social teocrática, todo lo que indicara relación sobresaliente con los símbolos divinos ayudaba a la buena fama, al éxito y la prosperidad.

Es interesante que Jesús no se suma a esa corriente, entre los que destacaban los fariseos, los separados santones públicos.

La arrogancia y el menosprecio de los ignorantes de la ley, tenidos por pecadores, era su marca distintiva.

En nuestro tiempo no hay santones religiosos, sino sociales y economistas. 

Con la predicación demagógica sobre la pobreza por un lado, o sobre las maravillas del capital por otro, en su anuncio, pretenden constituirse en el perfil de la nueva sociedad.

Y una vez se constituyen en poder, avasallan toda conciencia recta construída en el discernimiento.

cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha

Se observa en alguno miembros religiosos una modestia de cuerpo u organización, una discreción colectiva, sobre el bien que se hace. 

Parece una aplicación institucional del evangelio en cuanto hacer la justicia en lo secreto donde solo el Padre lo ve y recompensa.

cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará

El Padre recompensa desde ya confiriendo por fe una visión sobre la vida, la realidad, el mundo que por sí misma se sostiene como auténtica. 

Se trata de una consistencia interna que se expresa en serenidad y paz, casi todo el tiempo.

En estos días hay anhelos de figuración, de protagonismo.

Otros sienten haber sido olvidados y no ser ocupados, porque se ven todavía capaces. 

No debemos olvidar el derrotero de la historia en manos del Señor, para hacer su voluntad. 

Todo debe ser impregnado por esta convicción.

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Miércoles 11 de tiempo ordinario

Año Par

2Reyes 2, 1. 6-14

Salmo responsorial: 30

Mateo 6,1-6.16-18

SAN CARLO ACUTIS

BEATO CARLO

Del Tratado de san Cipriano, obispo y mártir, Sobre la oración del Señor.
                           (Cap. 13-15: CSEL 3, 275-278)


VENGA TU REINO, HÁGASE TU VOLUNTAD

Prosigue la oración que comentamos: Venga tu reino. Pedimos que se haga presente en nosotros el reino de Dios, del mismo modo que suplicamos que su nombre sea santificado en nosotros. Porque no hay un solo momento en que Dios deje de reinar, ni puede empezar lo que siempre ha sido y nunca dejará de ser. Pedimos a Dios que venga a nosotros nuestro reino que tenemos prometido, el que Cristo nos ganó con su sangre y su pasión, para que nosotros, que antes servimos al mundo, tengamos después parte en el reino de Cristo, como él nos ha prometido, con aquellas palabras: Venid, benditos de mi Padre, a tomar posesión del reino que está preparado para vosotros desde la creación del mundo.

También podemos entender, hermanos muy amados, este reino de Dios, cuya venida deseamos cada día, en el sentido de la misma persona de Cristo, cuyo próximo advenimiento es también objeto de nuestros deseos. Él es la resurrección, ya que en él resucitaremos, y por esto podemos identificar el reino de Dios con su persona, ya que en él hemos de reinar. Con razón, pues, pedimos el reino de Dios, esto es, el reino celestial, porque existe también un reino terrestre. Pero el que ya ha renunciado al mundo está por encima de los honores y del reino de este mundo.

Pedimos a continuación: Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, no en el sentido de que Dios haga lo que quiera, sino de que nosotros seamos capaces de hacer lo que Dios quiere. ¿Quién, en efecto, puede impedir que Dios haga lo que quiere? Pero a nosotros sí que el diablo puede impedirnos nuestra total sumisión a Dios en sentimientos y acciones; por esto pedimos que se haga en nosotros la voluntad de Dios, y para ello necesitamos de la voluntad de Dios, es decir, de su protección y ayuda, ya que nadie puede confiar en sus propias fuerzas, sino que la seguridad nos viene de la benignidad y misericordia divina. Además, el Señor, dando pruebas de la debilidad humana, que él había asumido, dice: Padre mío, si es posible, que pase este cáliz sin que yo lo beba, y, para dar ejemplo a sus discípulos de que hay que anteponer la voluntad de Dios a la propia, añade: Sin embargo, no se haga mi voluntad, sino la tuya.

La voluntad de Dios es la que Cristo cumplió y enseñó. La humildad en la conducta, la firmeza en la fe, el respeto en las palabras, la rectitud en las acciones, la misericordia en las obras, la moderación en las costumbres; el no hacer agravio a los demás y tolerar los que nos hacen a nosotros, el conservar la paz con nuestros hermanos; el amar al Señor de todo corazón, amarlo en cuanto Padre, temerlo en cuanto Dios; el no anteponer nada a Cristo, ya que él nada antepuso a nosotros; el mantenernos inseparablemente unidos a su amor, el estar junto a su cruz con fortaleza y confianza; y, cuando está en juego su nombre y su honor, el mostrar en nuestras palabras la constancia de la fe que profesamos, en los tormentos la confianza con que luchamos y en la muerte la paciencia que nos obtiene la corona. Esto es querer ser coherederos de Cristo, esto es cumplir el precepto de Dios y la voluntad del Padre

martes, 18 de junio de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Martes 11 de tiempo ordinario

1Reyes 21, 17-29



REFLEXIÓN

'En el mismo sitio donde los perros han lamido la sangre de Nabot, a ti también los perros te lamerán la sangre.

Genera el Señor las malas consecuencias de nuestros malos actos? O es invevitable que ellas se generen? Contradice eso al Señor misericordioso? Necesitamos reconfigurar y reformular frecuentemente nuestra imagen del Señor para mantenernos abiertos a su libertad, trascendencia y misterio?

Y es que no hubo otro que se vendiera como Ajab para hacer lo que el Señor reprueba, empujado por su mujer Jezabel

Como la pareja original en la que la complicidad para el pecado es determinante. Uno solo puede meditar el crimen, pero la compañía importa mucho para ir más allá de lo pensado. 

En una sociedad como la nuestra, abierta a parejas homosexuales, la ocurrencia de esta complicidad no ha disminuido. La intimidad de una pareja del tipo que sea puede fomentar todo tipo de acciones por complicidad. Porque el afecto, pertenencia, identidad y pasión de una pareja, del tipo que sea, va más allá de lo que el individuo tenía pensado originalmente.

En cuanto Ajab oyó aquellas palabras, se rasgó las vestiduras, se vistió un sayal y ayunó; se acostaba con el sayal puesto y andaba taciturno. 

La Palabra recrimina pero no para destruir, sino para sanar en primer lugar. Para sacarnos del tejido inicuo que tejemos entre nuestras malas acciones y sus consecuencias.

El Señor dirigió la palabra a Elías, el tesbita: "¿Has visto cómo se ha humillado Ajab ante mí? Por haberse humillado ante mí, no lo castigaré mientras viva; castigaré a su familia en tiempo de su hijo." 

Y las consecuencias adversas pueden neutralizarse para quien las cometió, pero pueden no desaparecer del todo, y comprometer la existencia de otros, a quienes no hubiéramos querido dañar.

Salmo responsorial: 50



REFLEXIÓN

yo reconozco mi culpa, / tengo siempre presente mi pecado: / contra ti, contra ti solo pequé, / cometí la maldad que aborreces

Cuando se llega a esta hondura de modo que visualizamos y experimentamos la tríada iniquidad, nosotros y el Señor, entonces se puede dar la regeneración por el arrepentimiento y perdón.

Mateo 5, 43-48



REFLEXIÓN

Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen

La enemistad puede venir de dentro de la familia, amigos, conocidos y grupos a los que se pertenece. Esto hace más duro de aceptar al enemigo.

Como Jesús, traicionado por Judas. Desprestigiado por su familia que lo tenía por loco.

haced el bien a los que os aborrecen y rezad por los que os persiguen y calumnian

Porque ellos son como el juicio de Dios, y la parte oscura de la ventana de Yohari: ven la sombra de nuestra vida y la repudian. Y si asimilamos su mensaje podemos integrar nuestra maldad y convertirla en luz.

que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos

No es el sol cósmico sino la luminosidad de su ser, que no tiene sombra. Es nuestro modelo.

Una justicia diferente, no selectiva, ni revanchista, ni discriminatoria.

si amáis a los os aman, ¿qué premio tendréis

sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto

Aprender del Ser que es transparencia en sumo grado.

Se trata de un llamado muy exigente, para trascender con lo natural: amistad, parentesco, correspondencia por bienes recibidos. E ir más allá en gratuidad y generosidad.

El Señor revelado por Jesús se muestra como Alguien que desborda nuestros límites y prejuicios. Y nos llama a crecer a su imagen y semejanza.

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motivaciondehoy


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Martes 11 de tiempo ordinario

1Reyes 21, 17-29

Salmo responsorial: 50

Mateo 5, 43-48