Inmaculada Concepción
Génesis 3,9-15.20
REFLEXIÓN
Oí tu ruido en el
jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí
Se
recoge en este diálogo la primera reacción psicológica después de la
desobediencia.
No
responde la mujer sino el hombre, él tiene la vocería de lo que la mujer le
empujó a hacer.
Se trata
de una visión del hombre sin carácter, porque cede a su mujer.
Y de la
mujer como tentadora, en continuación de la tentación incitada por la serpiente.
Una
visión poco justa con la mujer de una cultura que la oprime. Y hasta de la
serpiente, quien tiene su rol en un ecosistema.
Quizás
la expresión de culpa que se muestra en el miedo que se verbaliza es la mala
conciencia causada por la opresión cultural contra la mujer.
Con este
relato se tiene la coartada perfecta para tenerla estigmatizada, y justificar
su puesto en la sociedad.
Después
de haberla considerado carne y hueso suyos ahora es la compañera que le tocó en
suerte y que resultó tentadora.
Un reflejo
de la ambigüedad del varón hacia la mujer: buena para la unión, pero no tanto
para la convivencia en condiciones de igualdad.
No es
extraño que hoy se plantee una cultura alternativa donde la mujer sea igual.
Aunque
también puede plantearse una cultura donde la mujer se saque el clavo para
convertirse en opresora, lo que también puede estar sucediendo.
"¿Quién te
informó de que estabas desnudo?
Más bien
la pregunta va hacia una información sesgada: quién te dijo que la desnudez es
mala, como para ocultarse y tener miedo?
La
desnudez era una condición inicial y primordial. Una transparencia reflejada en
el cuerpo, sin miedo a dar cuentas.
Es hoy
un atributo anhelado y exigido por las relaciones sociales e interpersonales.
Queremos
y necesitamos la transparencia que consista en la autenticidad y la verdad. No
sólo en la percepción de transparencia.
Es
interesante que eso se lo exigimos al otro, no tanto a nosotros mismos.
Y que
condenamos la falla en estos niveles hasta extremos de negar el perdón, y la
oportunidad de cambio.
Somos
terriblemente hipócritas.
Adán respondió: "La
mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto, y comí."
Ella respondió: "La serpiente me engañó, y comí."
La
cuerda se rompió por lo más delgado: la serpiente.
Se demonizó
el animalito por su capacidad de veneno, el cual utiliza en su defensa.
Muchas
veces somos nosotros los intrusos de su habitat.
Pero los
que etiquetamos somos nosotros, y era importante contar con un relato que
victimizara a algo fuera de nosotros, para no cargar con toda la culpa.
Después
de todo, el sentimiento de culpa es molesto y hasta aparece en las pesadillas.
No
obstante el relato tiene un aporte: nosotros también somos responsables. No es
suficiente ante el verdadero juicio, echar la culpa a otros.
La raíz
del descontento con Dios es que Él representa una instancia en la que me veo
tal como soy y entiendo mi responsabilidad tal como es, y me aflige el daño que
realizo tal como sucede, todo sin cosmético, ni maquillaje, ni mentiras.
Esa
instancia es bravía en la existencia y vivencia humanas. No cualquiera la
soporta.
Podemos
construir un estilo de vida evasivo de esa instancia, y edificarnos en el auto
y altero engaño.
establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu
estirpe y la suya; ella te herirá en la
cabeza cuando tú la hieras en el
talón."
Es una
expresión enigmática, no corroborada por las culturas, porque la serpiente-si a
eso vamos-es enemiga de mujeres y hombres.
Pero en
el plano profético parece que tiene alguna salida comprensible: se da una
cierta mujer, una calidad de mujer, una mujer con misión de colaboración en la
misión redentora de Jesús.
Como
paradigma de otra mujer, otro estilo de compañera, que no debe ser reducida
sólo a su rol materno, sino también como pareja.
De una
mujer así se puede esperar una relación diferente, un varón diferente, un orden
de cosas diferente.
El
contexto social de la Palabra en general se desarrolla donde la valoración
primaria es el varón, entre otras cosas por su calidad de productor de bienes y
de mano de obra para la producción de bienes.
La
mujer, excepto figuras aisladas, se ubica en un segundo orden. Ella es la
primera en la lista de animales útiles.
Se trata
de una sociedad patriarcal. De allí los acentos que pone la palabra humana en
la Palabra, que en contextos diferentes al Patriarcal, como el matriarcado, o
el pluralista de hoy, se vean obsoletos.
Sin
embargo en los textos como el de la fiesta de hoy surgen narraciones de
acontecimientos que se remontan a una era casi mitológica, y funciona el
lenguaje como una simbología.
Encontramos
que el varón echa la culpa a la mujer, dentro de la mentalidad de la fémina
tentadora.
Pero la
mujer echa la culpa a la serpiente, lo que la equipara al varón en la actitud
de rehuir la propia responsabilidad.
Ambos,
no obstante su diferencia, son responsables y no asumen su responsabilidad,
sino que se empecinan en parecer sólo víctimas.
Este
empecinamiento de una victimización que exculpa de toda responsabilidad parece
ser uno de los pensamientos seductores que distorsionan la libertad y dignidad
humanas en nuestro tiempo.
Pero la
Palabra reserva una situación nueva, liberadora del contexto social Patriarcal
y de la culpa, por nuevos símbolos de varón y mujer: la mujer que dará a luz
confrontando a la serpiente símbolo del mal, y el varón, hijo de la mujer que
vencerá ese mal, aunque también será herido.
Es
decir, habrá una liberación basada en la lucha responsable de la libertad
humana, la cual por supuesto, tiene su lastre.
Una
mujer fuerte surgirá para superar a una mujer débil. Una mujer nueva frente a
una caduca. Una mujer dispuesta para salvar, en vez de una lábil para caer.
Hoy en
día la concienciación de la opresión y maltrato de la mujer por el varón, ha
llevado a una formulación asertiva del valor de la mujer. Para lo cual nuestro
texto es una base y punto de referencia.
Pero
también esa revaloración lleva a una nueva formulación del varón, igual en
dignidad a la mujer, compañero de ella en las tareas de la vida, y socio de
ella en el proyecto de la realización personal y social.
La mujer
para el hombre y él para la mujer son oportunidades de trascender al otro
distinto, mejor que trascender al otro igual.
Es una
problemática de la homosexualidad que se empecina en no aceptar: que si bien es
posible cierta alteridad, la más completa es la heterosexual, en la medida que
no se reduzca a la mera sexo-genitalidad.
El hombre llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.
Aun en el engaño se dan valores:
el compartir de los compañeros en medio de una mala decisión.
Semilla de regeneración? Proceso
de purificación? Esperanza de renovación?
Nada es tan absolutamente malo
que no porte en su seno la esperanza del cambio.
La gracia es más que el pecado.
El mal no lo puede todo, del todo, siempre.
Salmo responsorial: 97
REFLEXIÓN
El Señor da a conocer su victoria
No cabe
duda, por el relato del Génesis, que el designio del Señor ha sido torpedeado
por agentes adversos.
Alguien
no quiere que las cosas salgan bien, y nosotros le hacemos el juego, aun sin
saber.
Sin
embargo Él nos hace saber que emerge victorioso y corrige rumbo cuantas veces
sea necesario.
Lo suyo
va!
se acordó de su
misericordia y su fidelidad / en favor de la casa de Israel
La
Palabra expresa cómo es el Señor con nosotros, por eso es una Palabra para la
salvación, porque la misma consiste en la comunidad salvífica formada con Él.
Los acentos
sociales liberadores que se van dando en la historia, no exentos de la fatiga
de la promoción social, van trayendo un nuevo modo de concebir la feminidad,
que aporta la mujer a la humanidad.
Y afecta
el modo de concebir al Señor, más que varón y más que mujer.
La
experiencia de Dios ahora valora encontrar en Él a un Padre y a una Madre, un
ser fiel pero un ser misericordioso.
Los confines de la tierra han contemplado / la victoria de
nuestro Dios
Con más
y más mujeres salvíficas capaces de superar el engaño de la serpiente y dar a
luz generaciones diferentes.
Efesios 1,3-6.11-12
REFLEXIÓN
Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el
mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor.
Vivimos
para un designio fabuloso: construir un nuevo varón y una nueva mujer.
De
manera que las diferencias en la expresión de las identidades y roles sexuales
no deben ser vistas, sino como una riqueza que expresa la abundancia del ser
del Señor.
Nuestro
designio, del Padre para nosotros, para apropiarnoslo, es el amor: es Principio
y Fundamento. Es alcanzable por contemplación.
Programa
de vida, estrategia y estilo: el amor que el Señor nos dona en Jesús y nos
mantiene en el Espíritu.
Es una
fuerza y un poder que se despliega en proceso.
Es
preciso creer en él para vivirlo, percibirlo, captarlo e irradiarlo.
Mientras
se esté dando el proceso es auto-regenerativo y sanador. Sólo hay que
entregarse a él.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura
iniciativa suya, a ser sus hijos
La
simbología: María, Madre, Comunidad, engendradoras para el Padre de hijos en
Cristo se inicia por el bautismo, por la palabra, por el ágape o amor de
solidaridad y fraternidad.
Esta
corriente re-puebla la tierra y la regenera.
Mientras
esta maternidad-paternidad se manifieste hay esperanza frente a la destrucción
que vivimos.
Hubo ya en la Edad Media un gran
teólogo que se llamó Duns Escoto, un franciscano, que dio la clave de la
solución, dijo, fíjense bien en el gran argumento: Cristo es el redentor de
todos los hombres, también María es redimida, pero hay dos clases de redención;
una redención, la que salva de la caída, uno que ha caído y le sacan del hoyo
donde cayó, del abismo donde cayó, es un redimido, y así nos ha redimido a
todos Cristo porque todos hemos caído en el abismo del pecado original, todos
nacemos manchados con esa desobediencia de Adán. Pero hay otra segunda clase de
redención que se llama una redención de preservación, una redención que
consiste en no dejar caer, en decirle: antes de que caigas al abismo, te recojo
en mis brazos y te mantengo elevada; como todos los que han caído, tú no has
caído, pero debías haber caído, yo te he preservado por un amor especial. (Homilia de Monseñor Romero para el día de hoy (8 de Diciembre de 1977)
Lucas 1,26-38
REFLEXIÓN
una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen
desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David
Nosotros
buscamos los signos de excelencia para estar seguros de una predestinación.
Nada de
eso se da en la selección de Dios sobre la ciudad, la doncella, el varón y la
estirpe elegidas.
Más
anonimato, oscuridad, falta de protagonismo no se puede lograr si se quisiera.
Aquí no
hay trazas de una historieta de héroes, con orígenes altisonantes.
Este
contexto común será el que transmita la pareja que recompone a Adán y Eva en
Jesús y María.
Es un
grupo que puede estar desnudo sin miedo, porque no sabe lo que es la culpa.
"¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?"
En un
mundo sexista como el de hoy se quiere hacer ver este texto como obra de un
maniático obsesionado por el trauma sexual, que encumbra la virginidad en una
cultura donde ese valor no existe apenas.
Sin
embargo con todo lo bueno que ha tenido y tiene la revalorización de la
actividad sexual en el desarrollo humano, hay que reconocer que tampoco es la
panacea, ni la salvación.
También
acarrea problemas, conflictos, malestar, desviaciones y crímenes.
Ese
podría ser un mensaje positivo del texto lucano: el sexo no lo es todo.
La vida
de Dios viene en otra forma, utiliza otros canales, aunque sea el mismo Dios el
que valorice la prole de la estéril.
En esta
revelación se nos muestra que otra vida es posible y deseable.
Esa vida
se mostrará abierta a la comprensión de los llamados, los que entienden que un
Espíritu Santo puede engendrar.
Otros
verán en María una adúltera, digna de muerte. De ese foso de suspicacia es
salvado su pareja José.
Nuestra
María es un paradigma de nueva mujer. Sexuada sí, objeto sexual no.
Y ni
siquiera el feminismo más activista ha podido desvirtuar esta tentación
machista.
María contestó: "Aquí está la esclava del Señor; hágase
en mí según tu palabra.
La
gracia alabada en María se advierte en su capacidad de tener como buena la
palabra de Dios y disponerse a cumplirla.
Es
evangelio en acción.
Los que
escuchan la palabra y la ponen en práctica serán alabados por Jesús como su
familia, su nueva familia.
Y María
es más que familia biológica, porque antes vivió la gracia de la escucha y
obediencia de fe.
Nuestra
fe nos lleva a pulsar con frecuencia nuestra disposición y disponibilidad para
el designio salvífico del Señor.
El
evangelio como buena nueva es la proclamación de esa disposición y
disponibilidad en Jesús y en María, para provocar nuestro seguimiento.
Los
caminos de la gracia en María implicaron pasar por madre que engendró antes de
la consumación del matrimonio: sospechosa de infidelidad.
Cuando
en la historia las circunstancias parecen ir más allá de la voluntad de bien, y
nos enredamos en la red de la vida, donde quizás no quisiéramos estar, podemos
en la esperanza de Dios aliviarnos con el pensamiento de que todo está
sostenido y animado por su Espíritu y que en el proceso histórico, las cosas
irán madurando y aclarándose, hasta la vigencia de la gracia definitiva.
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