SÁBADO 27 DE TIEMPO ORDINARIO
Año Impar
Joel 4,12-21
REFLEXIÓN
Judá estará habitada por siempre, Jerusalén, de generación
en generación.
A
pesar de las maldiciones hay bendiciones. No todo es negrura y destrucción.
Así
la vida donde tejemos la existencia entre desolación y consolación: un
escenario para el discernimiento como forma de vida.
Discernir para vivir mejor consiste en un
proceso ininterrumpido, por el que la conciencia espiritual, ápex de la
racional y sícológica, logra su realización con el tiempo como aliado.
Se fundamenta en la Palabra antigua y nueva,
y se valida en la historia del pensamiento cristiano y su praxis multisecular.
Se trata de un proceso de cristalización y
definición, en el que se solicita nuestra mejor energía constructiva personal y
social, para edificar la ciudad de Dios y los hombres, permanente y final.
Las luces y sombras reflejadas en la
Palabra, se emiten no tanto como triunfos y fracasos, cuanto como la
inconmensurable realidad total que es el Señor, todo en todos, a quien nos
aproximamos por flancos y enfoques, ya que somos limitadas criaturas.
Tenemos que contar con esta autenticidad
nuestra, para no sufrir una merma inútil de nuestro ímpetu, que favorezca al
anti-reino.
Salmo responsorial: 96
REFLEXIÓN
la alegría para los rectos de corazón.
Un bien mesiánico inestimable: la alegría
del corazón. La serenidad que conlleva y se esparce, por el amor del Señor
hacia nosotros.
Lucas 11,27-28
REFLEXIÓN
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a las gentes, una mujer de entre el
gentío levantó la voz, diciendo: "Dichoso el vientre que te llevó y los
pechos que te criaron." Pero él repuso: "Mejor, dichosos los que
escuchan la palabra de Dios y la cumplen."
Escuchar la palabra de Dios y cumplirla, es
el sentido del elogio de “Bendita entre las mujeres y bendito el fruto de tu
vientre”.
Esa es María, la que cumplió como maestra y
discípula de Jesús de Nazareth.
Como tal, un modelo para su Hijo, y una
proclamación en todas sus apariciones: escuchar la palabra y cumplirla.
No
es que la gloria de la mujer que le tocó por madre fuera poca cosa para Jesús.
Más bien su gloria y gozo como la de todo
poseído de la fe en Jesús fue la de escuchar la Palabra, recibir su
iluminación, impregnarse de su revelación y cumplirla.
La
nueva familia: un catolicismo primordial generado en la escucha y práctica de
la Palabra.
De
ahí que toda familia, aun el mínimo boceto histórico de ella, es una figura que
pasa, orientada a la consumación de la familia universal, en el Padre de todos.
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