lunes, 8 de marzo de 2021

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

Lunes III semana de Cuaresma

San Basilio Magno Homilía sobre la humildad 20,3



No se gloríe el sabio de su sabiduría, no se gloríe el fuerte de su fortaleza, no se gloríe el rico de su riqueza. Entonces ¿en qué puede gloriarse con verdad el hombre? ¿Dónde halla su grandeza?

REFLEXIÓN

Una pregunta asaz pertinente para nuestro mundo y siglo, toda vez que nos encontramos en la época glorificada del postmodernismo, la posverdad, el antisistema, el emotivismo, la modernidad líquida, la sociedad de consumo, la sociedad de la incertidumbre, el antihéroe, la post-centralidad humana, el cambio climático, la sociedad del caos, los sistemas tecnológicos inteligentes  y así…todo lo que contribuya a la deconstrucción, la protesta, la asonada, la rebelión, la revolución…

Quien se gloría –continúa el texto sagrado– que se gloríe de esto: de conocerme y comprender que soy el Señor.

REFLEXIÓN

Cómo así? Tan ausente de todo y todos, nos podremos gloriar? Dirán muchos y muchas.

En esto consiste la sublimidad del hombre, su gloria y su dignidad, en conocer dónde se halla la verdadera grandeza y adherirse a ella, en buscar la gloria que procede del Señor de la gloria.

REFLEXIÓN

Dicho en otra forma, ya se dijo que el hombre, su gloria y dignidad no se entiende sin la fuente de su grandeza y gloria: el Señor de la Gloria.

Dice, en efecto, el Apóstol: El que se gloríe, que se gloríe en el Señor, afirmación que se halla en aquel texto: Cristo, que Dios ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención; y así –como dice la Escritura–: «El que se gloríe, que se gloríe en el Señor».

REFLEXIÓN

Qué bueno que ya lo dijo Pablo de Tarso, quien es testimonio de un convertido de la propia glorificación, ganada por  la persecución de los creyentes de Jesús de Nazareth.

Por tanto, lo que hemos de hacer para gloriarnos de un modo perfecto e irreprochable en el Señor es no enorgullecernos de nuestra propia justicia, sino reconocer que en verdad carecemos de ella y que lo único que nos justifica es la fe en Cristo.

REFLEXIÓN

Se trata de un punto interesante, porque si algo tenemos en exceso ahora es el reconocimiento y la queja de que no tenemos justicia verdadera. Pero no damos el siguiente paso: reconocer la única verdadera justificación, la de Jesús de Nazareth

En esto precisamente se gloría San Pablo, en despreciar su propia justicia y en buscar la que se obtiene por la fe y que procede de Dios, para así tener íntima experiencia de Cristo, del poder de su resurrección y de la comunión en sus padecimientos, muriendo su misma muerte, con la esperanza de alcanzar la resurrección de entre los muertos. Así caen por tierra toda altivez y orgullo. El único motivo que te queda para gloriarte, oh hombre, y el único motivo de esperanza consiste en hacer morir todo lo tuyo y buscar la vida futura en Cristo; de esta vida poseemos ya las primicias, es algo ya incoado en nosotros, puesto que vivimos en la gracia y en el don de Dios.

REFLEXIÓN

Y por esto no lo damos: porque es preciso reconocer que es otra vida, la del crucificado-resucitado, la que nos justifica. Cómo se hace este reconocimiento?

Y es el mismo Dios quien activa en nosotros el querer y la actividad para realizar su designio de amor. Y es Dios también el que, por su Espíritu, nos revela su sabiduría, la que de antemano destinó para nuestra gloria. Dios nos da fuerzas y resistencia en nuestros trabajos. He trabajado más que todos –dice Pablo–; aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios conmigo. Dios saca del peligro más allá de toda esperanza humana. En nuestro interior –dice también el Apóstol– dimos por descontada la sentencia de muerte; así aprendimos a no confiar en nosotros, sino en Dios que resucita a los muertos. Él nos salvó y nos salva de esas muertes terribles; en él está nuestra esperanza, y nos seguirá salvando.

REFLEXIÓN

Pues, acercándonos al Señor de la Gloria, y abriéndonos a su activación en nosotros del amor, las fuerzas y resistencia en nuestros trabajos. Todos ellos emprendidos por el bien común. Confiando más en Él. Poniendo nuestra esperanza en Él.

domingo, 7 de marzo de 2021

PALABRA COMENTADA

 

Domingo 3 de Cuaresma

Éxodo 20,1-17



REFLEXIÓN

"Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de Egipto, de la esclavitud. No tendrás otros dioses frente a mí.

El primero de todos los mandamientos. El Principio y fundamento de la religión y la fe. La piedra fundacional de la relación Dios-persona.

Porque es un mandato para personas, con albedrío potencial aunque situado.

Es un mandato para un homo sapiens, ya erecto, con cierto desarrollo cerebral, y con un programa imparable de evolución cualitativa.

Es para seres dignos, que se respeten, que incluso se puedan rebelar y decir que no. Casi de iguales. De semejantes.

Una audaz presentación del Señor en tiempos de divinidades arbitrarias, crueles, opresoras y en avasallamiento de sus súbditos.

Por lo tanto exigir ser el único y que no haya otro es lo mínimo para un Dios que se respete. Porque además el promete y actúa como exclusivo para ese pueblo. Si Él puede porque no ellos?

Qué significa entonces el desconocimiento de generaciones que no se detiene y el irrespeto de esa dignidad?

Es que su Palabra no ha logrado tener el peso específico necesario para producir la correspondencia en la entrega?

Somos un hueso duro de roer y no nos entregamos sin más.

No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso.

Un otro sentido podría ser la mención constante y fruitiva del nombre del Señor pero sin evidencias de cambio en la existencia.

Porque nombrarlo debiera equivaler a una interpelación constante para dar respuestas justas cada vez.

Se le menciona tanto! Pero se le escucha tan poco! Equivale a la constatación de la enorme masa de miseria del continente latinoamericano, que es el de mayoría de cristianos. Debíamos ser un modelo: ya que lo invocamos tanto al Señor, debíamos ser  paradigma de justicia y fraternidad.

Honra a tu padre y a tu madre: así prolongarás tus días en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar. No matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No darás testimonio falso contra tu prójimo. No codiciarás los bienes de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de él."

Si esto hiciéramos en algún porcentaje significativo no tendríamos tanta necesidad de servicios de urgencia los fines de semana, cuando acuden ríadas de baleados, apuñalados, envenenados, intoxicados y demás.

Salmo responsorial: 18



REFLEXIÓN

la norma del Señor es límpida / y da luz a los ojos

La relación con su Palabra procede a limpiar la visión para aquilatar su paso en los eventos y aprehender el significado de los acontecimientos.

1Corintios 1,22-25



REFLEXIÓN

para los llamados -judíos o griegos-, un Mesías que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios.

lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres

Jesús de Nazareth, Palabra del Padre, para los creyentes es signo débil de fuerza y sabiduría necia que escandaliza.

No podemos empoderarnos con prepotencia sino dejarnos llevar en el Espíritu del Señor para hacer justicia con misericordia, no por venganza.

Juan 2,13-25



REFLEXIÓN

Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: "Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre."

Por supuesto que la indicación de mercado levanta hoy especulaciones sobre la malignidad del sistema global de mercado llamado globalización económica o sistema neoliberal de libre mercado.

Este sistema se ha señalado como causante del empobrecimiento de miles más de los que existían.

Pasa por un sistema de acumulación de capital más pérfido que cualquier otro que haya existido.

Pero el señalamiento de Jesús es más básico porque se trata de un mercado en el templo de Jerusalén. Es decir, la actividad de mercado situada en el corazón de la dedicación al Señor, que lo era de todos, de la justicia y el derecho del pobre, la viuda, el huérfano y el extranjero.

Una actividad contradictoria de lucro en el corazón del signo más puro de la solidaridad. Un contrasentido, un absurdo, una neutralización y ruina de todo proyecto salvífico para Israel.

Y esta anomalía y corrupción se encontrará en todo sistema en el que se conspire contra la dignidad de la persona y la creación, por favorecer el lucro y su agenda: el poder.

Pero hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.

El Espíritu es nuestra memoria permanente aunque silente, que se activa oportunamente para hacernos vivir la Palabra y la vida eterna en Jesús de Nazareth.

Por supuesto que una demostración de indignación por lo que se había convertido el templo precipitará aún más la sentencia de muerte sobre Jesús y por eso les recuerda que pueden destruirlo pero como templo del Padre alberga una vida que no se puede destruir.

Esta convicción es el núcleo de todos los mártires que han entregado su vida cuando les llega la hora de dar testimonio a favor de la buena nueva en contra de las conspiraciones de muerte e iniquidad.

muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.

Saber resistir la adulación del éxito ligero es parte de la alerta cristiana, porque hemos sido instruídos sobre la persecución que desata la cruz, viva en nostros por el Resucitado.

Irremediablemente nos lleva a una soledad que se afianza en el único testigo en quien nos podemos apoyar.

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