sábado, 27 de julio de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Sábado 16 de tiempo ordinario

Jeremías 7, 1-11



REFLEXIÓN

Enmendad vuestra conducta y vuestras acciones, y habitaré con vosotros en este lugar.Si enmendáis vuestra conducta y vuestras acciones, si juzgáis rectamente entre un hombre y su prójimo, si no explotáis al forastero, al huérfano y a la viuda, si no derramáis sangre inocente en este lugar, si no seguís a dioses extranjeros, para vuestro mal, entonces habitaré con vosotros en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres, desde hace tanto tiempo y para siempre. 

Los cristianos nos enorgullecemos de haber superado la creencia del templo como lugar exclusivo de la habitación del Señor. 

Incluso la presencia sacramental en el santísimo, para muchos de nosotros no motiva ala visita asidua al Señor. 

Más bien manifestamos en las nuevas generaciones que el Señor está dentro de nosotros, que sólo hay que caer en cuenta de la presencia automática del Señor.

La voz del profeta, la Palabra nos quiere sacudir de ese conformismo: sin conducta y acciones justas no hay presencia ni convivencia.

La paradoja y escándalo de un continente bautizado cristiano en su mayoría, que mantenga la injusticia en sus acciones, como se mantiene la fe mágica en la presencia del Señor, es lo que nos debe inquietar.

No os creáis seguros con palabras engañosas, repitiendo: 'Es el templo del Señor, el templo del Señor, el templo del Señor.'

Por qué no tenemos verdadera seguridad en nada. Tu palabra enfatiza que sólo tú eres la seguridad. Y eso en la práctica, no se siente siempre, sino que nos asalta la duda, el temor, la incertidumbre. 

Quizás por nuestra poca fe. Quién se encarga que nuestra fe permanezca y se mantenga sólida, o de pie? 

Si tú no vienes a socorrernos aún en la fe que debemos tenerte, no permaneceremos. 

Estar contigo es como lo contrario de estar en el mundo de hoy, que subraya la autonomía y la seguridad en uno mismo, sin subsidios. 

Estar contigo es aceptar la dependencia de tu amor y que te necesitamos siempre. 

Pero aun en esto según nuestro siglo, podemos resultar tan disminuídos que nos alejamos del ideal de un ser humano digno. 

Es entonces una calle sin salida? Es otro modo de ser humano? Es otro sentido de dignidad? Está pasado de moda, e indigno de nosotros como seres humanos esta alianza de protección contigo? 

O más bien tenemos que abrirnos a una comprensión y significado sin estrenar, que nos será revelado por ti oportunamente? 

Ven Señor Jesús.

entonces habitaré con vosotros en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres, desde hace tanto tiempo y para siempre

Porque la Tierra Prometida lo es en la medida que el bienestar está de acuerdo con los términos del Señorío de Dios. 

Es leche y miel con el Señor. Si no es así el bienestar es una trampa degenerativa.

¿Creéis que es una cueva de bandidos este templo que lleva mi nombre?

Jesús expulsó del templo a los que comerciaban. 

Sería una reducción hipócrita centrarse exclusivamente en el mecanismo del poder del mercado. Como si la denuncia al mercado nos librara de la hipocresía de actuar dolosamente e invocar al Señor con aires de justicia en su templo.

El pasaje evangélico que narra cómo Jesús de Nazareth expulsa a los mercaderes del templo, es una activación de la profecía de Jeremías, y según eso, el motivo de su acción no sería sólo lo que atañía a los comerciantes, sino también a toda presunción de seguridad de los creyentes sobre la presencia del Señor a pesar de sus iniquidades.

Porque la presencia del Señor ocurre mientras nos esforzamos en el proceso de realización del reino de justicia y amor. 

Mientras proclamamos con la voz y las acciones la novedad de Jesús.

Salmo responsorial: 83



REFLEXIÓN

Dichosos los que viven en tu casa, / alabándote siempre. / Dichosos los que encuentran en ti su fuerza; / caminan de baluarte en baluarte

El paralelismo de este verso del salmo nos ayuda a ampliar el sentido de la presencia del Señor, ya que la alabanza se hace sinónimo de caminar, por lo que quedarse en la alabanza verbal, como indicio de la presencia del Señor, es ignorar que sólo es cumplida cuando actuamos la voluntad del Señor.

Si no, es otro género de hipocresía.

Mateo 13, 24-30



REFLEXIÓN

mientras la gente dormía,

dormir no es un lujo que puede permitirse la gente del Reino. Estar siempre alerta es lo recomendable.

"Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?" Él les dijo: "Un enemigo lo ha hecho." Los criados le preguntaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?"

En nuestro afán de coherencia de la fe que profesamos y buscando conducirnos de acuerdo al designio del Señor, hemos de topar con la iniquidad mezclada con el bien en el mundo, en la realidad, aun en nuestro obrar de buena fe.

Es posible que reaccionemos, una vez caigamos en cuenta, llenos de celo para aniquilar ese mal, condenando y ejecutando su destrucción. 

Sin embargo el juicio no es nuestra misión, sino la alerta. Porque el juicio está en manos del Señor a su debido tiempo.

Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: 'Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero

Sin embargo el crecimiento de la cizaña es imparable. 

La esperanza es que tiene su hora para ser eliminada. 

Sólo podemos discernirla mientras llega esa hora, para que no malogre el trigo.

La discusión y debate entre los que disciernen lo que es o no cizaña puede llegar hasta la división y la formación de partidos o bandos.

En la historia de las iglesias y agrupaciones religiosas es común la discrepancia entre los asociados y miembros hasta llegar a la intolerancia y el cisma.

Por eso una voz que asuma el carisma de autoridad es importante para ofrecer un punto de referencia y orientación, para guiarse y mantenerse unidos en la misión del discernir en el reino de Dios.

Es importante desarrollar y mantener la capacidad autocrítica para no caer en el dogmatismo, que paradójicamente niega libertad después de haber exigido libertad de expresión.

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Sábado 16 de tiempo ordinario

Jeremías 7, 1-11

Salmo responsorial: 83

Mateo 13, 24-30

DOCTORES DE LA IGLESIA

SÁBADO, XVI SEMANA

San Agustín de Hipona, Confesiones
(Lib 13, 35, 50—38, 53: CSEL 33, 386-388)
Señor, nos lo has dado todo: la paz del descanso, la paz del sábado, la paz sin ocaso

Señor Dios, danos la paz. Tú que nos lo has dado todo, danos la paz del descanso, la paz del sábado, la paz sin ocaso. Pues todo este hermosísimo orden de cosas muy buenas, cumplida su misión, deberá desaparecer: por eso en ellas pasó una mañana, pasó una tarde.

Pero el día séptimo no tiene ni tarde ni ocaso, porque tú lo santificaste para que durase eternamente, de modo que así como tú —después de tus obras maravillosas realizadas sin cansarte— descansaste el séptimo día, así la voz de tu libro nos advierte que también nosotros —después de nuestras obras, también muy buenas por tu gracia— descansaremos en ti el sábado de la vida eterna.

Pues incluso entonces descansarás en nosotros, lo mismo que ahora actúas en nosotros, y así tu descanso será entonces nuestro descanso, como estas obras nuestras son tuyas. Tú, Señor, actúas siempre y siempre descansas, ni ves en el tiempo, ni te mueves en el tiempo, ni descansas en el tiempo; y, sin embargo, eres tú el autor de las visiones temporales, del tiempo mismo y del descanso en el tiempo.

Así pues, nosotros vemos estas cosas que has hecho porque existen; en cambio tú, porque las ves, existen. Nosotros las vemos externamente porque existen, e internamente porque son buenas; tú, en cambio, las viste hechas en el mismo instante en que viste que debían ser hechas. En un tiempo, nosotros nos sentimos impulsados a obrar el bien, después de que nuestro corazón concibió de tu Espíritu; anteriormente nos sentíamos impulsados a obrar el mal, abandonándote a ti; tú, en cambio, único Dios bueno, nunca dejaste de hacer el bien. Es verdad que hay algunas obras nuestras que, gracias a ti, son buenas, pero no sempiternas: después de ellas esperamos descansar en tu infinita santidad. Tú, en cambio, como eres el bien que no necesita de otro bien, estás siempre en tu descanso, porque tú eres tu propio descanso.

¿Y qué hombre es capaz de hacer comprender esto a otro hombre?, ¿o un ángel a otro ángel?, ¿o qué ángel a un hombre? A ti hay que pedirlo, en ti hay que buscarlo, a ti hay que acudir: así, así se recibirá, así se encontrará, así se nos abrirá

viernes, 26 de julio de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

VIERNES 16 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Jeremías 3, 14-17



REFLEXIÓN


y ya no seguirán la maldad de su corazón obstinado

(heb.sherirruth1 testarudezterquedadtozudezobstinación).(Strong,Vox)

(Continuar insistentemente una acción para el logro de un intento en que se halla resistencia(RAE)

La dureza de corazón es una condición humana frente a la cual el Señor, su Palabra, sus enviados no pueden hacer sino esperar que afloje. Es el privilegio de la libertad humana, y en ello estriba su dignidad de persona.

Sin embargo el Señor, su Palabra y sus enviados no cesan ni deben cesar en buscar la vuelta a la docilidad y aflojar la obstinación.

Por qué la libertad humana se obstina en posturas y actitudes que pueden resultar hasta suicidas? Por el vértigo de la libertad, según nos cuenta la literatura existencialista. Pero a la postre nadie sabe de dónde proviene ese vértigo.

Una vez que salimos del trance y alienación nos sorprendemos incluso que alguna vez hayamos persistido en el error contra nuestros propios intereses.

Interleccional: Jeremías 31



REFLEXIÓN


"Porque el Señor redimió a Jacob, / lo rescató de una mano más fuerte."

Nuestra historia particular de salvación trata de un Señor tenaz en recordarnos su intervención por nosotros, para que recobremos la cordura y volvamos amorosos a sus brazos.

Mateo 13,18-23



REFLEXIÓN

Si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino. 

Requerimos de la consideración constante de la Palabra a fin de entenderla antes que nos al arrebaten de nuestra atención.

Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, sucumbe. 

Requerimos persistir en la reflexión de la Palabra en medio de la tribulación para que eche raíces profundas en nuestro ser y existir.

Lo sembrado entre zarzas significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril

Requerimos un estilo de vida pobre para que nuestro corazón no se afane en la posesión y acumulación de riquezas materiales y mantener a flote su Palabra de salvación.

Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ése dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por uno

Se trata de un proceso, éste de los mandamientos y el designio de libertad, que pasa por varias etapas: escuchar, entender y dar fruto.

En la actualidad las encuestas y sondeos no preguntan a la gente si escuchan y cuántos lo hacen. Es una introspección y autocrítica que valdría la pena.

Tampoco abrimos espacio para que los escuchas expresen cuánto y qué han entendido. Es que da tanto miedo preguntar cuando no se entiende, para evitar ser descalificado y puesto aparte.

Hay preguntas que no se quieren ni escuchar por los prejuicios que cargamos: por qué desconfiamos de los de piel negra, roja, o de un color distinto al blanco? Por qué preferimos al que paga más que al que no tiene mucho? Por qué nos repele y distancia gente con costumbres culturales diferentes a las nuestras?

Tenemos miedo a dónde iremos a parar si se permite todo. Es decir, reprimimos para no relajarnos. O nos relajamos porque no nos importa.

Y por último la etapa de dar fruto también la expresa Jesús como algo diverso y según la calidad de las tierras.

Pero en nuestro tiempo de búsqueda de excelencias, no es admisible cualquier producto o nivel de producción.

Nos satisface poco el nivel logrado por algunos y competimos para superarlo y opacarlo, no para aceptarlo.

Requerimos trabajar la tierra de nuestro corazón para que se mantenga buena y fértil y produzca frutos y así nos alejaremos de su dureza y esterilidad.

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Mateo 13,18-23

En los evangelios, que son obras pascuales, hay relatos que guardan espacios pre-pascuales. Así la diferenciación de tierras que reciben la semilla y producen fruto parece tener en mente cierta tipología que ya se acostumbraba en las comunidades cristianas primeras. Los malvados dirigentes judíos, la roca que falla como Pedro y los discípulos que huyeron en la hora del prendimiento, el joven ríco que termina apartandose por sus riquezas. Y posteriormente esta tipología se ha aplicado a los estados de vida: religiosos, casados, vírgenes. Aunque nada en el relato da pie para hacerlo, se entiende que como Palabra eterna está abierta a dar luz en diferentes circunstancias en el futuro

SAN CARLO ACUTIS DE ASIS

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


De la constitución pastoral «Gaudium et Spes»» sobre la iglesia en el mundo actual, del Concilio Vaticano II.
(n. 78)
Naturaleza de la paz

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La paz no es la mera ausencia de la guerra, ni se reduce sólo al establecimiento de un equilibrio de las fuerzas adversarias, ni surge de una dominación despótica, sino que se llama con exactitud y propiedad la obra de la justicia (Os. 32,7). Es el fruto del orden asignado a la sociedad humana por su divino Fundador y que los hombres, siempre sedientos de una justicia más perfecta, han de llevar a cabo. El bien común del género humano se rige primariamente por la ley eterna, pero en cuanto a sus exigencias concretas está sometido, en el transcurso del tiempo, a continuos cambios. Por ello, la paz nunca se obtiene de modo definitivo, sino que debe edificarse continuamente. Como además, la voluntad humana es frágil y está herida por el pecado, la búsqueda de la paz exige de cada uno un constante dominio de las pasiones y una constante vigilancia por parte de la autoridad legítima.

Sin embargo, esto no es suficiente. Esta paz sólo puede obtenerse en la tierra si se asegura el bien de las personas, y los hombres comparten entre sí, espontáneamente, con confianza, sus riquezas espirituales e intelectuales. La voluntad firme de respetar a los demás hombres y pueblos, y su dignidad, y el esforzado ejercicio de la fraternidad, son absolutamente necesarios para construir la paz. Así, la paz es también fruto del amor que va más allá de lo que la justicia puede aportar.

La paz terrena, que nace del amor al prójimo, es figura y efecto de la paz de Cristo, que procede de Dios Padre. Pues el mismo Hijo encarnado, Príncipe de la paz, por su cruz reconcilió a todos los hombres con Dios y, restituyendo la unidad de todos en un solo pueblo y en un solo cuerpo, mató en su propia carne el odio y, exaltado por la resurrección, derramó el Espíritu de caridad en los corazones de los hombres.

Por consiguiente, todos los cristianos son llamados insistentemente, para que, haciendo la verdad en el amor (Ef. 4,15), se unan con todos los hombres verdaderamente pacíficos para implorar e instaurar la paz.

Movidos por el mismo Espíritu, no podemos dejar de alabar a aquellos que, renunciando a la acción violenta para reivindicar sus derechos, recurren a los medios de defensa que están incluso al alcance de los más débiles, siempre que esto pueda hacerse sin lesión de los derechos y obligaciones de los demás y de la comunidad.

En la medida en que los hombres son pecadores, les amenaza, y les amenazará hasta la venida de Cristo, el peligro de guerra; en la medida en que, unidos por la caridad, superan el pecado, se superan también las violencias hasta que se cumpla la palabra: De sus espadas forjarán arados y de sus lanzas podaderas. Ninguna nación levantará ya más la espada contra otra y no se adiestrarán más para el combate (Is. 2,4).

jueves, 25 de julio de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Santiago apóstol

Hechos 4,33;5,12.27-33;12,2



REFLEXIÓN

los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor y hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo

El Pueblo pobre, excluído y vulnerable es hoy la categoría preferencial para la evangelización. 

Son quienes llevan una existencia prolongada de penurias: hambre, enfermedades, violencia endémica, en viviendas precarias y lugares inseguros, desempleados o subempleados, o con sueldos insuficientes para vivir dignamente y con pocas oportunidades de progresar, con poca o mala o ninguna educación. 

Es decir, las antípodas del sumo bien o shalom. Más bien la maldición.

Éstos han sido muy pacientes y son parte de la creación oprimida que clama por su liberación como hijos de Dios.

Qué signos y prodigios harán creíble y aceptable la resurrección del Señor? 

Sólo los que viven en medio de ellos, como ellos, haciendo comprensible una nueva vida.

Porque no se vive la vida igual lo mismo con la convicción de vida que con la de muerte. 

Se requiere valor para mantenerla, porque el lenguaje de la realidad de nuestro entorno es la contingencia y la corrupción. 

Y cada día debemos convencernos y convencer con nuestro estilo de vida que corrupción y muerte no son la última palabra de la realidad.

en nombre de ése?

Ése Jesús fue un nombre proscrito y en todas las épocas y en diversas regiones, las comunidades de sus seguidores han afrontado su proscripción. Como los cristianos en persecusión, por ejemplo.

queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre

Esta querella llega hasta nuestros días porque hay hermanos del judaísmo ofendidos por tal alegación de responsabilidad.

Aun con los matices y la distinción de lo que es una responsabilidad de los dirigentes y la culpabilidad de todo un pueblo, se sigue dando el distanciamiento, la incomprensión y la suspicacia entre estos pueblos hermanos:cristianos y judíos.

Para lo cual solo cabe ir perdonando y fraternizando, de modo que se pueda ver el futuro con una mirada común.

Es más pernicioso que un mundo que sufre del olvido de Dios, pierda a sus creyentes en enemistades fratricidas.

"Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres

Solo que este proceso no se debe dar traicionando la propia identidad. La de judíos y la de cristianos.

Los testigos han de testificar, como voluntad del Padre, que Él hizo justo a quien otros consideraron delincuente y pecador.

La tradición de los testigos de Jesús los involucra en un destino de defensa de las víctimas para que se reconozca su justicia.

La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados

Es un testimonio para la conversión, no para culpabilizar o fomentar venganza.

Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.

El valor que se muestra en este testimonio no es empresa humana sino de Espíritu.

Hacer la voluntad del Padre a pesar de las amenazas del poder humano, es apoyado por el mismo Señor por medio de su Espíritu Santo.

Esta respuesta los exasperó, y decidieron acabar con ellos. Más tarde, el rey Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan.

Este acontecimiento ilustra uno de los primeros martirios cristianos junto al de Esteban. Uno apóstol y otro diácono. 

Un incipiente liderazgo dispuesto a morir a este mundo para afirmar el reino del Padre.

En la historia sucesiva, hasta nuestros días otros líderes también darán testimonio con su muerte-vida como San Oscar Arnulfo Romero y Juan Girardi.

Estos testimonios son una ofrenda a la libertad de expresión de la propia fe. 

Un valor muy apreciado hoy. Pero también adulterado porque en su nombre se cometen también abusos y crímenes. 

Cosa que nos previene otro Santiago en su carta cuando habla de los pecados de la lengua, que siendo tan pequeña causa tan grandes males.

El martirio de sangre estará siempre presente como posibilidad de la voluntad del Señor, para el cual también contaremos con el Espíritu, que nos apoyará con la última rúbrica para entrar en la vida.

Salmo responsorial: 66



REFLEXIÓN

ilumine su rostro sobre nosotros

Que en medio de tanta acechanza y confusión el Señor nos ilumine en nuestro discernimiento del camino de la vida.

Que canten de alegría las naciones, / porque riges el mundo con justicia

El informe anual de Transparencia Internacional no da buenas noticias, excepto para algunas sociedades.

La percepción de corrupción es cada vez peor.

Pero desde la fe la percepción debiera ser diferente.

Porque creemos que la justicia de Dios se va profundizando en la historia, y escuchamos sus clamores constantemente.

No habría clamores si hubiéramos pactado con la iniquidad.

2Corintios 4,7-15



REFLEXIÓN

Este tesoro del ministerio lo llevamos en vasijas de barro

En fragilidades de todo tipo

para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros

Nos apietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desesperados; acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan; en toda ocasión y por todas partes, llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte, por causa de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. Así, la muerte está actuando en nosotros, y la vida en vosotros.

Terminar la existencia es un deseo de liberación que bien pudiera postergarse y superarse con el aliento que viene del Espíritu, para sobrellevar las penurias de la existencia y el ministerio evangelizador.

La epifanía del Señor Jesús en nuestra carne se dará y se mantendrá mientras aliente en nosotros su fe, esperanza y ágape.

nosotros creemos y por eso hablamos

Aunque hablar puede ser fácil, en ciertas coyunturas se corre peligro de la vida. Así el hablar es muestra de fe si se manifiesta como confesión de Jesús, eterna víctima.

Mateo 20,20-28



REFLEXIÓN

Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino

La señora madre de los hijos de Zebedeo iba por un tráfico de influencias. Pero su ambición fue superada en otro sentido: por el martirio de sus hijos. Así su existencia por el evangelio fue transformada para compararse con la madre de los macabeos, que animó a sus hijos al martirio.

uno a tu derecha y el otro a tu izquierda

Como los que acompañaron a Jesús en su crucifixión

¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?

Esta es una pregunta clave para la admisión de todo creyente al reino de la vida. Es la paradoja que debemos estar dispuestos a vivir en algún modo y en algún momento: perder la vida para ganar la vida. 

Para un creyente en Jesús hay vida que no merece vivirse a menos que se esté dispuesto a morir cada día.

"Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre."

La oración del apóstol incluye una petición de estar preparado para dar la vida como lo tenga reservado el Padre. 

Aun así, muriendo en Jesús, la naturaleza precisa de nuestro reconocimiento y gloria no se conoce. 

Es un riesgo hasta el final. Lo hace tolerable la esperanza.

No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos

El gozo del servicio fraterno es la única amortización que tenemos en esta vida del reconocimiento final del Padre.

La jerarquía eclesial es mirada hoy, más por las acciones y actitudes que contrarían este evangelio. 

Pero poco se dice de las que prolongadamente son fieles, aun contra los que manifiestan criterios absolutistas, dogmáticos y demagógicos.

Por ello padecen crítica tenaz y despiadada.

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Hechos 4,33;5,12.27-33;12,2

A la dirigencia de los judíos lo que les interes a es extinguir este foco de rebeldía herética. A los apóstoles anunciar a Cristo. En ese afán se dan las acciones y palabras que son los signos de su apostolado y su defensa. Las consideran obediencia a Dios, y no son negociables. Tal firmeza es la secuela de su fe pascual: anunciar en su vida la muerte y resurrección de Jesús.

Salmo responsorial: 66

El gozo de anunciar a Cristo es la recompensa que por el momento sostiene el esfuerzo apostólico. Es el bien de muchos, el cual se desea compartir con los más. Es imparable. Alimenta una energía inagotable. Fortalece ante cualquier desafío y peligro, más allá de la temeridad.

2Corintios 4,7-15

Esa fuerza, esa persistencia, esa valentía, es el don del Espíritu de Dios, de Jesús Glorificado. Es la Iglesia apostólica. En un contraste e incongruencia de medios mantiene viva la voz y el servicio a la Palabra eterna de Jesús. Es lo que importa. Hasta el último suspiro.

Mateo 20,20-28

El examen de admisión a los honores y la gloria no puede ser mas desalentador. Hay que beber el cáiz de Jesús, como él. Nunca seremos más que el Maestro, en testimonio de servicio y entrega. Es la condición de cualquier supuesto beneficio y gloria.

SAN CARLO ACUTIS DE ASÍS

BEATO CARLO



 De las Homilías de san Juan Crisóstomo, obispo, sobre el evangelio de san Mateo
(Homilía 65, 2-4: PG 58, 619-622)


PARTICIPES DE LA PASIÓN DE CRISTO

Los hijos de Zebedeo apremian a Cristo, diciéndole: Haz que se siente uno a tu derecha y otro a tu izquierda. ¿Qué les responde el Señor? Para hacerles ver que lo que piden no tiene nada de espiritual y que, si hubieran sabido lo que pedían, nunca se hubieran atrevido a hacerlo, les dice: No sabéis lo que pedís, es decir: «No sabéis cuán grande, cuán admirable, cuán superior a los mismos coros celestiales es esto que pedís.» Luego añade: ¿Podéis beber el cáliz que yo tengo que beber o recibir el bautismo con que yo he de ser bautizado? Es como si les dijera: «Vosotros me habláis de honores y de coronas, pero yo os hablo de luchas y fatigas. No es éste tiempo de premios, ni es ahora cuando se ha de manifestar mi gloria; la vida presente es tiempo de muertes, de guerra y de peligros.»

Pero fijémonos cómo la manera de interrogar del Señor equivale a una exhortación y a un aliciente. No dice: «¿Podéis soportar la muerte? ¿Sois capaces de derramar vuestra sangre?», sino que sus palabras son: ¿Podéis beber el cáliz? Y, para animarlos a ello, añade: Que yo tengo que beber; de este modo, la consideración de que se trata del mismo cáliz que ha de beber el Señor había de estimularlos a una respuesta más generosa. Y a su pasión le da el nombre de «bautismo», para significar con ello que sus sufrimientos habían de ser causa de una gran purificación para todo el mundo. Ellos responden: Sí, podemos. El fervor de su espíritu les hace dar esta respuesta espontánea, sin saber bien lo que prometen, pero con la esperanza de que de este modo alcanzarán lo que desean.

¿Qué les dice entonces el Señor? En efecto, mi cáliz lo beberéis y recibiréis el bautismo que yo he de recibir. Grandes son los bienes que les anuncia, esto es: «Seréis dignos del martirio y sufriréis lo mismo que yo, vuestra vida acabará con una muerte violenta y así seréis partícipes de mi pasión. Pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde a mi otorgarlo; es para quienes lo ha reservado mi Padre.» Después que ha levantado sus ánimos y ha provocado su magnanimidad, después que los ha hecho capaces de superar el sufrimiento, entonces es cuando corrige su petición.

Los otros diez se disgustaron contra los dos hermanos. Ya veis cuán imperfectos eran todos, tanto aquellos que pretendían una precedencia sobre los otros diez, como también los otros diez que envidiaban a sus dos colegas. Pero -como ya dije en otro lugar- si nos fijamos en su conducta posterior, observamos que están ya libres de esta clase de aspiraciones. El mismo Juan, uno de los protagonistas de este episodio, cede siempre el primer lugar a Pedro, tanto en la predicación como en la realización de los milagros, como leemos en los Hechos de los apóstoles. En cuanto a Santiago, no vivió por mucho tiempo; ya desde el principio se dejó llevar de su gran vehemencia y, dejando a un lado toda aspiración humana, obtuvo bien pronto la gloria inefable del martirio.