sábado, 24 de agosto de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

San Bartolomé apóstol

Apocalipsis 21,9b-14



Reflexión

me enseñó la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo, enviada por Dios, trayendo la gloria de Dios.

La reunión final de todos, la Jerusalén que baja del cielo como un don, es un anhelo profundo de las diferentes sociedades que desean la paz. 

Una paz que abarca todos los ámbitos y diversidades humanas. 

Una verdadera unión, una comunión.

La Jerusalén que baja del cielo es una ciudad que existió, pero al final transformada por la gloria de Dios y su cordero. 

La búsqueda y esfuerzo humano constructivo de la ciudad de paz será recompensado con el don de una ciudad que baja del cielo, transformada por la paz.

Una semejanza de los símbolos del Israel terrenal se incorporan en ese don de la Jerusalén celestial, como signos para nuestra esperanza, porque nuestros aportes han sido tomados en cuenta en esta transforamción definitiva.

La gloria de Dios, la mayor, fue la obsesión apostólica de Ignacio de Loyola, para sí y sus compañeros. 

Qué se entendió por eso? Còmo se puede entender hoy, para que mueva como entonces a asumir estilos de vida apostólicos?

La gloria, el prestigio, el brillo, la fascinación de la presencia y actividad del Señor, en su creación y su pueblo. Dónde ubicarla hoy?

Hay festejos, celebraciones, efectos especiales que nos dejan sin respiración por la admiración que despiertan. 

Podrá sobrepujar la gloria de Dios estas creatividad humana efímera?

los nombres de los apóstoles del Cordero.

Los que estuvieron con Jesús, y murieron por su nombre. Como los jesuitas que murieron por su nombre en San Salvador.

Gente entregada a su milpa y en apariencia cotidiana, que fueron transformados en testigos. 

Salmo responsorial: 144



REFLEXIÓN

que proclamen la gloria de tu reinado

Quienquiera se dedique a su parcela del Reino proclama la gloria de su reinado, sino se busca exclusivamente a los intereses propios y de su grupo.

Explicando tus hazañas a los hombres,

Esta es su gloria entre nosotros:hacer entender sus hazañas porque somos sus dispensadores.

cerca está el Señor de los que lo invocan, / de los que lo invocan sinceramente

El esfuerzo por la sinceridad es un reto de cada día cuando venimos a su encuentro. Entonces nos debemos enfrentar al Señor, a nuestro vacío y a la esperanza.

La cercanía del Señor está disponible siempre, pero al orar nosotros nos abrimos a ella. 

La oración nos persuade que está con nosotros como el que escucha y salva.

Juan 1,45-51



REFLEXIÓN

Felipe encuentra a Natanael y le dice: "Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret."

Felipe comunica un hallazgo, una experiencia cumbre:se ha dado con el Mesías. 

La construcción de la fe en él inicia con la aceptación de la carne común de Jesús:hijo de José, de Nazaret. 

Si Natanael logra superar esta dimensión común, y por lo oído, ir más allá, su fe podrá crecer.

Son los encuentros con otros creyentes los que nos permiten crecer, afianzados en sus testimonios y experiencias de fe. 

Porque nuestra fe es comunitaria, eclesial, apostólica.

Natanael le replicó: "¿De Nazaret puede salir algo bueno?" Felipe le contestó: "Ven y verás."

Es preciso atravesar nuestros prejuicios y verificar por nosotros mismos. 

La búsqueda y encuentro de una verdad de salvación-algo bueno-requiere una voluntad personal, una decisión intransferible, no delegable.

Todos debemos asumir “Soy yo quien tiene que correr ese riesgo”.

Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño

Todo un ideal de transparencia porque se deja ver, escrutar, discernir.

Como la mirada que debe practicar el que acompaña al ejercitante de los ejercicios ignacianos, para colaborarle en el discernimiento de las mociones que experimenta.

Como la mirada que debemos experimentar en cualquier relación de amistad, pareja o conyugal, para que se construya la mutua confianza y lealtad.

cuando estabas debajo de la higuera, te vi.

La expresión con reminiscencia de las escrituras es suficiente para abrir al apóstol a un horizonte nuevo. 

Para él la palabra se había hecho carne en Jesús, y cualquier resistencia a su avasallamiento era inútil, excepto rendirse.

Natanael respondió: "Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel."

En el juego y re-juego de quién ve qué o a quién, Natanael pierde terreno, porque su ver, percibir y conocer lo bueno de Nazaret es deconstruído por otro ver que lo percibe a él con tal penetración y profundidad que no puede menos que vivenciar una experiencia del misterio de Jesús de Nazareth y su carisma.

"¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees?"

La experiencia de fe que se da en el encuentro con Jesús de Nazareth implica la experiencia humana de ser co

nocido y amado. De ahí brota una expectativa de bien cada vez más grande, cada vez más abierta al despliegue que el Espíritu va haciendo del reino en la historia, de camino hacia el final de paz.

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Apocalipsis 21,9b-14

La nueva construcción es un encuentro entre el don y el martirio apostólico. Cada uno pone su parte.

Salmo responsorial: 144

Cercanía de Dios de los que son sinceros, sin doblez, como Natanael

Juan 1,45-51

Ser conocido por Jesús desarma y provoca una anhelo de conocerlo. Tal conocimiento visceral está a las puertas de la grandeza por revelarse.

DOCTORES DE LA IGLESIA

DOCTORES DE LA IGLESIA

 
LO NECIO DE DIOS CONFUNDE LOS SABIOS

De las Homilías de san Juan Crisóstomo, obispo, sobre la primera carta a los Corintios
(Homilía 4, 3. 4: PG 61, 34-36)


LO DÉBIL DE DIOS ES MAS FUERTE QUE LOS HOMBRES

El mensaje de la cruz, anunciado por unos hombres sin cultura, tuvo una virtud persuasiva que alcanzó a todo el orbe de la tierra; y se trataba de un mensaje que no se refería a cosas sin importancia, sino a Dios y a la verdadera religión, a una vida conforme al Evangelio y al futuro juicio, un mensaje que convirtió en sabios a unos hombres rudos e ignorantes. Ello nos demuestra que lo necio de Dios es mas sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.

¿En qué sentido es más fuerte? En cuanto que invadió el orbe entero y sometió a todos los hombres, produciendo un efecto contrario al que pretendían todos aquellos que se esforzaban en extinguir el nombre del Crucificado, ya que hizo, en efecto, que este nombre obtuviera un mayor lustre y difusión. Ellos, por el contrario, desaparecieron y, aun durante el tiempo en que estuvieron vivos, nada pudieron contra un muerto. Por esto, cuando un pagano dice de mí que estoy muerto, es cuando muestra su gran necedad; cuando él me considera un necio, es cuando mi sabiduría se muestra superior a la suya; cuando me considera débil, es cuando él se muestra más débil que yo. Porque ni los filósofos, ni los maestros, ni mente humana alguna hubiera podido siquiera imaginar todo 
lo que eran capaces de hacer unos simples publicanos y pescadores.

Pensando en esto, decía Pablo: Lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. Esta fuerza de la predicación divina la demuestran los hechos siguientes. ¿De dónde les vino a aquellos doce hombres, ignorantes, que vivían junto a lagos, ríos y desiertos, el acometer una obra de tan grandes proporciones y el enfrentarse con todo el mundo, ellos, que seguramente no habían ido nunca a la ciudad ni se habían presentado en público? Y más, si tenemos en cuenta que eran miedosos y apocados, como sabemos
por la descripción que de ellos nos hace el Evangelista, que no quiso disimular sus defectos, lo cual constituye la mayor garantía de su veracidad. ¿Qué nos dice de ellos? Que, cuando Cristo fue apresado, unos huyeron y otro, el primero entre ellos, lo negó, a pesar de todos los milagros que habían presenciado.

¿Cómo se explica, pues, que aquellos que, mientras Cristo vivía, sucumbieron al ataque de los judíos, después, una vez muerto y sepultado, se enfrentaran contra el mundo entero, 
si no es por el hecho de su resurrección, que algunos niegan, y porque les habló y les infundió ánimos? De lo contrario se hubieran dicho: «¿Qué es esto? No pudo salvarse a sí mismo, y ¿nos va a proteger a nosotros? Cuando estaba vivo no se ayudó a sí mismo, y ¿ahora, que está muerto, nos tenderá una mano? Él, mientras vivía, no convenció a nadie, y ¿nosotros, con sólo pronunciar su nombre, persuadiremos a todo el mundo? No sólo hacer, sino pensar algo semejante sería una cosa irracional.»
Todo lo cual es prueba evidente de que, si no lo hubieran visto resucitado y no hubieran tenido pruebas bien claras de su poder, no se hubieran lanzado a una aventura tan arriesgada.

viernes, 23 de agosto de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Viernes 20 de tiempo ordinario

Año Par

Ezequiel 37, 1-14



REFLEXIÓN

Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os haré salir de vuestros sepulcros, pueblo mío, y os traeré a la tierra de Israel. Y, cuando abra vuestros sepulcros y os saque de vuestros sepulcros, pueblo mío, sabréis que soy el Señor. Os infundiré mi espíritu, y viviréis; os colocaré en vuestra tierra y sabréis que yo, el Señor, lo digo y lo hago.

Aspiramos a tener el sabor del Señor, Aquél que dice y hace. 

Es posible desde la opción fundamental tratar de ponernos en la actitud de renuncia total, pero en los hechos más bien irnos apegando otra vez, y las veces que hayamos propuesto volver a la renuncia total, por debilidad o amor fácil, no lo mantenemos.

¿Estaremos siendo fieles al Señor, o burlando su voluntad? Es  sabiduría o capricho?

Una vez gustamos la sabiduría del Señor, nos viene casi sin darnos cuenta una sensibilidad espiritual para sentir su paso, sus señales, su voluntad. Se da con frecuencia al sorprendernos con sus maravillas salvadoras en las coyunturas históricas que lo necesitamos.

Salmo responsorial: 106



REFLEXIÓN

Pero gritaron al Señor en su angustia, / y los arrancó de la tribulación

La angustia va consistiendo en un miedo a vivir con menos, y al límite, y llegar a faltarle al compromiso con nuestra familia.

Es como una agonía.

Mateo 22,34-40



REFLEXIÓN

""Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser." Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo."

Se trata de un primer mandamiento y uno segundo, pero semejantes, es decir, de igual rango. 

En qué? En amar: agapao. Amor de preferencia, que implica a la persona. No es amor sólo de afecto como Fileo.

Así amar a Dios por sí mismo, amar al prójimo por sí mismos, porque son dignos de amor, y no excusas ni propaganda para amarlos. 

Ambos ágapes se relacionan estrechamente como vasos comunicantes. Si crece uno, crece el otro. Si merma uno, merma el otro.

Somos una familia y amarnos unos a otros, en ágape, entraña que hay amor para todos y cada uno.

Este es el núcleo duro de la ley, los profetas y Jesús de Nazareth.

De la palabra revelada y encarnada de Dios.

Su mandato, su voluntad, su beneplácito, su gloria.

Si respecto a cualquier prójimo se procediera con un bien obrar intencional, deberíamos aplicar el discernimiento espiritual de segunda semana, de los ejercicios espirituales ignacianos, para personas que van haciendo la lucha por ser mejores.

Quizás más que pecar se pretende hacer bien las cosas. Pero, viene el enemigo y se mezcla.

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Viernes 20 de tiempo ordinario

Año Par

Ezequiel 37, 1-14

Salmo responsorial: 106

Mateo 22,34-40

SAN CARLO ACUTIS DE ASIS

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


VIERNES, XX

De los Escritos de santa Rosa de Lima, virgen

(Al médico Castillo: edición L. Getino, La patrona de América, Madrid 1928, pp. 54-55)

Conozcamos el amor de Cristo, que excede todo conocimiento

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El Salvador levantó la voz y dijo, con incomparable majestad:

«¡Conozcan todos que la gracia sigue a la tribulación. Sepan que sin el peso de las aflicciones no se llega al colmo de la gracia. Comprendan que, conforme al acrecentamiento de los trabajos, se aumenta juntamente la medida de los carismas. Que nadie se engañe: ésta es la única verdadera escala del paraíso, y fuera de la cruz no hay camino por donde se pueda subir al cielo!»

Oídas estas palabras, me sobrevino un ímpetu poderoso de ponerme en medio de la plaza para gritar con grandes clamores, diciendo a todas las personas, de cualquier edad, sexo, estado y condición que fuesen:

«Oíd, pueblo; oíd, todo género de gentes: de parte de Cristo y con palabras tomadas de su misma boca, yo os aviso: Que no se adquiere gracia sin padecer aflicciones; hay necesidad de trabajos y más trabajos, para conseguir la participación íntima de la divina naturaleza, la gloria de los hijos de Dios y la perfecta hermosura del alma.»

Este mismo estímulo me impulsaba impetuosamente a predicar la hermosura de la divina gracia, me angustiaba y me hacía sudar y anhelar. Me parecía que ya no podía el alma detenerse en la cárcel del cuerpo, sino que se había de romper la prisión y, libre y sola, con más agilidad, se había de ir por el mundo, dando voces:

«¡Oh, si conociesen los mortales qué gran cosa es la gracia, qué hermosa, qué noble, qué preciosa, cuántas riquezas esconde en sí, cuántos tesoros, cuántos júbilos y delicias! Sin duda emplearían toda su diligencia, afanes y desvelos en buscar penas y aflicciones; andarían todos por el mundo en busca de molestias, enfermedades y tormentos, en vez de aventuras, por conseguir el tesoro inestimable de la gracia. Ésta es la mercancía y logro último de la constancia en el sufrimiento. Nadie se quejaría de la cruz ni de los trabajos que le caen en suerte, si conociera las balanzas donde se pesan para repartirlos entre los hombres


jueves, 22 de agosto de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Jueves 20 de tiempo ordinario

Año Par

Ezequiel 36, 23-28



REFLEXIÓN

cuando les haga ver mi santidad al castigaros

Cuando el testigo se echa a perder y olvida su misión el mismo Señor viene por lo suyo: su gloria y prestigio.

Tal intervención es correctora para ajustarnos de nuevo a la misión y para el designio de salvación.

Pero nos demuestra que también sin nosotros Él es Él. Que si nos llama a colaborar no depende de nosotros sino cómo y hasta dónde llega su libertad.

Mantener la fe de generación en generación es lo propio del Espíritu. La colaboración de diferentes agentes sociales en esa misión es una elección libre del Señor. Él sabrá suplir nuestra fallas. Es una gran esperanza para el cumplimiento del designio.

os daré un corazón de carne

Aquí la carne está en función de la sensibilidad a la voz de la Palabra. Esa es la importancia de una realidad que por otro lado es corruptible y termina en polvo.

Porque en nuestro núcleo personal el Padre-madre creador ha implantado un sensor de su voz y su presencia.

Todo aparato jurídico y normativo sólo puede algo si este sensor da paso a la aceptación y docilidad.

Por eso la pastoral de la Palabra emplea las estrategias que la misma Palabra ha ido enseñando a través de generaciones: hablar al corazón para que haya reacción.

Os infundiré mi espíritu

Desde la fe en Jesús confesamos que tenemos un Espíritu residente. Los sacramentos de las iglesias y la iglesia sacramento hacen gestos y señales para dramatizar esa realidad dinámica que poseemos.

Salmo responsorial: 50



REFLEXIÓN

Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; / un corazón quebrantado y humillado, / tú no lo desprecias

Aquí radica nuestro auténtico sentido de religión: en el sí que doy de corazón.

Mateo 22,1-14



REFLEXIÓN

habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo

Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos.

La parábola en boca de Jesús no es un mero enigma para divertirse o quedarse pensando como ante una adivinanza, celebrando su creatividad o ingeniosidad. Es un llamado a decidirse por el Reino. Un llamado a una conversión.

Incluso es una exhortación a un trabajo que incluye un despertar de la seguridad de sentirse elegidos quizás por algún título: pertenencia a una cultura, raza, sociedad, credo.

Para desarrollar un mundo unido por lazos que broten de la propia entrega como sacrificio para la libertad y la solidaridad.

Las caricaturas pasadas o presentes del sentido del sacrificio de la cruz, como por ejemplo las desviaciones patológicas del masoquismo y el sadismo cubiertas de devoción, no deben echar a pique el sentido evangélico de sacrificio.

un rey que celebraba la boda de su hijo

El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad

Una realidad histórica sobre un reinado odiado sirve a Jesús como base para un relato que da a entender un cambio, pero no político.

salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos

Otro tipo de gente es invitada a entrar al reino y su festín.

Se plasma así el cambio que ha venido con Jesús porque los oficialmente incluídos serán excluídos para incluir a otros que estaban excluídos y ni se consideraban dignos.

"Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?" El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: "Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos""

El evangelista refleja una situación posterior a Jesús cuando comunidades cristianas estaban formadas de personas de diferente procedencia y condición. 

Entonces se advierte que también aquí hay posibilidad de selección, porque haber sido llamado al reino y su festín no asegura su permanencia.

Un nuevo llamado a nuestra colaboración en el seguimiento del designio.

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Jueves 20 de tiempo ordinario

Año Par

Ezequiel 36, 23-28

Salmo responsorial: 50

Mateo 22,1-14

SAN CARLO ACUTIS DE ASIS

S


 

De las homilías de san Amadeo de Lausana, obispo

(Homilía 7: SC 72, 188. 190.192. 200)

Reina del mundo y de la paz

SANTA MARÍA VIRGEN, REINA

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Observa cuán adecuadamente brilló por toda la tierra, ya antes de la asunción, el admirable nombre de María y se difundió por todas partes su ilustre fama, antes de que fuera ensalzada su majestad sobre los cielos. Convenía, en efecto, que la Madre virgen, por el honor debido a su Hijo, reinase primero en la tierra y, así, penetrara luego gloriosa en el cielo; convenía que fuera engrandecida aquí abajo, para penetrar luego, llena de santidad, en las mansiones celestiales, yendo de virtud en virtud y de gloria en gloria por obra del Espíritu del Señor.

Así pues, durante su vida mortal, gustaba anticipadamente las primicias del reino futuro, ya sea elevándose hasta Dios con inefable sublimidad, como también descendiendo hacia sus prójimos con indescriptible caridad. Los ángeles la servían, los hombres le tributaban su veneración. Gabriel y los ángeles la asistían con sus servicios; también los apóstoles cuidaban de ella, especialmente san Juan, gozoso de que el Señor, en la cruz, le hubiese encomendado su Madre virgen, a él, también virgen. Aquéllos se alegraban de contemplar a su Reina, éstos a su Señora, y unos y otros se esforzaban en complacerla con sentimientos de piedad y devoción.

Y ella, situada en la altísima cumbre de sus virtudes, inundada como estaba por el mar inagotable de los carismas divinos, derramaba en abundancia sobre el pueblo creyente y sediento el abismo de sus gracias, que superaban a las de cualquiera otra criatura. Daba la salud a los cuerpos y el remedio para las almas, dotada como estaba del poder de resucitar de la muerte corporal y espiritual. Nadie se apartó jamás triste o deprimido de su lado, o ignorante de los misterios celestiales. Todos volvían contentos a sus casas, habiendo alcanzado por la Madre del Señor lo que deseaban.

Plena hasta rebosar de tan grandes bienes, la Esposa, Madre del Esposo único, suave y agradable, llena de delicias, como una fuente de los jardines espirituales, como un pozo de agua viva y vivificante, que mana con fuerza del Líbano divino, desde el monte de Sión hasta las naciones extranjeras, hacía derivar ríos de paz y torrentes de gracia celestial. Por esto, cuando la Virgen de las vírgenes fue llevada al cielo por el que era su Dios y su Hijo; el Rey de reyes, en medio de la alegría y exultación de los ángeles y arcángeles y de la aclamación de todos los bienaventurados, entonces se cumplió la profecía del Salmista, que decía al Señor: De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir.

miércoles, 21 de agosto de 2024

PALABRA COMENTADA

Miércoles 20 de tiempo ordinario

Año Par

Ezequiel 34, 1-11



REFLEXIÓN

¿No son las ovejas lo que tienen que apacentar los pastores?

Quién pensó que la jerarquía debía obedecer? No es el sentido usual. Sin embargo entre las revoluciones de cierto tiempo para acá que vivimos en el mundo, es frecuente que se deponga –y violentamente- a la autoridad que no obedece a los súbditos cuando reclaman.

Y no importa el signo ideológico de las jerarquías, porque en algún momento se da la coyuntura para desembarazarse de la autoridad para poner otra. 

Incluso en la democracia más perfeccionada toda autoridad elegida sabe que sus días están contados hasta la próxima elección.

Os coméis su enjundia, os vestís con su lana; matáis las más gordas, y las ovejas no las apacentáis. No fortalecéis a las débiles, ni curáis a las enfermas, ni vendáis a las heridas; no recogéis a las descarriadas, ni buscáis las perdidas, y maltratáis brutalmente a las fuertes. 

Es una parábola de la autoridad cuyo poder se sirve de los súbditos para sus intereses personales y egoístas. 

Mis ovejas se desperdigaron y vagaron sin rumbo por montes y altos cerros; mis ovejas se dispersaron por toda la tierra, sin que nadie las buscase, siguiendo su rastro.

Sin embargo el Señor cuya autoridad y poder es indiscutible ofrece en su intervención ante la creación y la historia una lección de servicio. Trabaja hasta por el último y más olvidado de sus súbditos. 

Por eso cuidar de los pequeños y excluídos e invisibles de la sociedad es una semejanza con el modo propio de obrar del servicio del Señor. En eso somos sus colaboradores.

"Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas, siguiendo su rastro.""

Creemos que Jesús de Nazareth encarna el nuevo modelo de pastor, autoridad de cuidado, según nos relata el evangelio.

Salmo responsorial: 22



REFLEXIÓN

Me guía por el sendero justo, / por el honor de su nombre

La disposición que nace de dentro de nuestro ser en seguir las mociones y el rumbo de la Palabra en la conciencia es el seguimiento del Señor como Pastor, que nos conduce por la vida verdadera.

Preparas una mesa ante mí, / enfrente de mis enemigos; / me unges la cabeza con perfume, / y mi copa rebosa

En boca y corazón de Jesús este salmo implica su acción de gracias por la suerte que le está afectando con su pasión y muerte en cruz.

Porque él comió con sus adversarios y con el que lo entregó. Y en una comida fue ungido como anticipo de su sepultura. 

Todo esto lo vivía como una conducción de su Padre, Pastor supremo y así nos enseñaba.

Mateo 20,1-16



REFLEXIÓN

Nadie nos ha contratado

La ocupación plena es un objetivo deseado de las sociedades, pues asegura un nivel de bienestar económico generalizado, y previene el malestar socioeconómico, lo cual es una amenaza para su estabilidad.

En la parábola sobre el reino se muestra este ideal de ocupación plena, que también era un problema en la Jerusalén de tiempos de Jesús.

Tal ideal y la paga se muestran como dones gratuitos del Señor, dueño de todo. 

Pero no es mirado por todos de la misma forma. Para unos lo que es una paga correcta, proporcionada y justa, para otros es una injusticia. mirado en relación a la proporción del trabajo realizado. Conclusión que alimenta la comparación envidiosa.

El reino se muestra como un dominio donde trabajo y paga pueden ser vistos con agradecimiento, como bendición del dueño de todo.

Un agradecimiento que brota de tener ocupación y sustento, sin envidias ni divisiones.

Un enfoque que desafía los proyectos de sociedad que elaboramos, en los que la envidia no se cuenta como mal común.

Y la envidia no se cura con campañas publicitarias engañosas.

pensaban que recibirían más

Las expectativas que nacen de las suposiciones que dicta nuestro auto merecimiento y auto apreciación muchas veces nos enajenan de nuestro real valor, y en base a a este auto engaño exigimos y protestamos por no ser tratados de acuerdo al auto perfil.

Falla nuestra auto crítica para establecer un balance honesto de nuestras fortalezas y debilidades por un lado, y para aceptar de buen grado la valoración que se hace de mí.

En el terreno de la fe implica enfocarme más en lo que yo debo obtener y lo que se me debe, que en la gratuidad y amor del Señor.

Cuando nos abrimos a esa libertad del Señor y a la valoración que nos comunica a través de los acontecimientos, nos liberamos de nosotros mismos y las exigencias de nuestro ego. 

¿Es que no tengo libertad para hacer lo quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno? Así, los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos".

Descubrimos entonces que en el reino el servicio es la gloria que más nos plenifica y mejor nos realiza en presencia del Señor.

De esa convicción nace la paz del corazón y del Espíritu.

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Miércoles 20 de tiempo ordinario

Año Par

Ezequiel 34, 1-11

Salmo responsorial: 22

Mateo 20,1-16

SAN CARLO ACUTIS DE ASIS

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


MIÉRCOLES, XX

De la constitución apostólica Divino afflatu, del papa san Pío décimo

(AAS 3 [1911), 633-635)

La voz de la Iglesia que resuena dulcemente

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Es un hecho demostrado que los salmos, compuestos por inspiración divina, cuya colección forma parte de las sagradas Escrituras, ya desde los orígenes de la Iglesia sirvieron admirablemente para fomentar la piedad de los fieles, que ofrecían continuamente a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de unos labios que confiesan su nombre, y que además, por una costumbre heredada del antiguo Testamento, alcanzaron un lugar importante en la sagrada liturgia y en el Oficio divino. De ahí nació lo que san Basilio llama «la voz de la Iglesia», y la salmodia, calificada por nuestro antecesor Urbano octavo como «hija de la himnodia que se canta asiduamente ante el trono de Dios y del Cordero», y que, según el dicho de san Atanasio, enseña, sobre todo a las personas dedicadas al culto divino, «cómo hay que alabar a Dios y cuáles son las palabras más adecuadas» para ensalzarlo. Con relación a este tema dice bellamente san Agustín: «Para que el hombre alabara dignamente a Dios, Dios se alabó a sí mismo; y, porque se dignó alabarse, por esto el hombre halló el modo de alabarlo.»

Los salmos tienen, además, una eficacia especial para suscitar en las almas el deseo de todas las virtudes. En efecto «si bien es verdad que toda Escritura, tanto del antiguo como del nuevo Testamento, inspirada por Dios es útil para enseñar, según está escrito, sin embargo, el libro de los salmos, como el paraíso en el que se hallan (los frutos) de todos los demás (libros sagrados), prorrumpe en cánticos y, al salmodiar pone de manifiesto sus propios frutos junto con aquellos otros.» Estas palabras son también de san Atanasio, quien añade asimismo: «A mi modo de ver, los salmos vienen a ser como un espejo, en el que quienes salmodian se contemplan a sí mismos y sus diversos sentimientos, y con esta sensación los recitan.» San Agustín dice en el libro de sus Confesiones: «¡Cuánto lloré con tus himnos y cánticos, conmovido intensamente por las voces de tu Iglesia que resonaba dulcemente! A medida que aquellas voces se infiltraban en mis oídos, la verdad se iba haciendo más clara en mi interior y me sentía inflamado en sentimientos de piedad, y corrían las lágrimas, que me hacían mucho bien.»

En efecto, ¿quién dejará de conmoverse ante aquellas frecuentes expresiones de los salmos en las que se ensalza de un modo tan elevado la inmensa majestad de Dios, su omnipotencia, su inefable justicia, su bondad o clemencia y todos sus demás infinitos atributos, dignos de alabanza? ¿En quién no encontrarán eco aquellos sentimientos de acción de gracias por los beneficios recibidos de Dios, o aquellas humildes y confiadas súplicas por los que se espera recibir, o aquellos lamentos del alma que llora sus pecados? ¿Quién no se sentirá inflamado de amor al descubrir la imagen esbozada de Cristo redentor, de quien san Agustín «oía la voz en todos los salmos, ora salmodiando, ora gimiendo, ora alegre por la esperanza, ora suspirando por la realidad»?