lunes, 26 de agosto de 2024

SAN CARLO ACUTIS DE ASIS

DOCTORES DE LA IGLESIA

 



Del tratado de San Ambrosio de Milán, obispo, sobre Caín y Abel
(Lib 1, 9, 34. 38-39: CSEL 32, 369.371-372)
Hay que orar especialmente por todo el cuerpo de la Iglesia

Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza, cumple tus votos al Altísimo. Alabar a Dios es lo mismo que hacer votos y cumplirlos. Por eso, se nos dio a todos como modelo aquel samaritano que, al verse curado de la lepra juntamente con los otros nueve leprosos que obedecieron la palabra del Señor, volvió de nuevo al encuentro de Cristo y fue el único que glorificó a Dios, dándole gracias. De él dijo Jesús: No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios. Y le dijo: «Levántate, vete: tu fe te ha salvado».

Con esto el Señor Jesús en su enseñanza divina te mostró, por una parte, la bondad de Dios Padre y, por otra, te insinuó la conveniencia de orar con intensidad y frecuencia: te mostró la bondad del Padre, haciéndote ver cómo se complace en darnos sus bienes, para que con ello aprendas a pedir bienes al que es el mismo bien; te mostró la conveniencia de orar con intensidad y frecuencia, no para que tú repitas sin cesar y mecánicamente fórmulas de oración, sino para que adquieras el espíritu de orar asiduamente. Porque, con frecuencia, las largas oraciones van acompañadas de vanagloria, y la oración continuamente interrumpida tiene como compañera la desidia.

Luego te amonesta también el Señor a que pongas el máximo interés en perdonar a los demás cuando tú pides perdón de tus propias culpas; con ello, tu oración se hace recomendable por tus obras. El Apóstol afirma, además, que se ha de orar alejando primero las controversias y la ira, para que así la oración se vea acompañada de la paz del espíritu y no se entremezcle con sentimientos ajenos a la plegaria. Además, también se nos enseña que conviene orar en todas partes: así lo afirma el Salvador, cuando dice, hablando de la oración: Entra en tu aposento.

Pero, entiéndelo bien, no se trata de un aposento rodeado de paredes, en el cual tu cuerpo se encuentra como encerrado, sino más bien de aquella habitación que hay en tu mismo interior, en la cual habitan tus pensamientos y moran tus deseos. Este aposento para la oración va contigo a todas partes, y en todo lugar donde te encuentres continúa siendo un lugar secreto, cuyo solo y único árbitro es Dios.

Se te dice también que has de orar especialmente por el pueblo de Dios, es decir, por todo el cuerpo, por todos los miembros de tu madre, la Iglesia, que viene a ser como un sacramento del amor mutuo. Si sólo ruegas por ti, también tú serás el único que suplica por ti. Y, si todos ruegan solamente por sí mismos, la gracia que obtendrá el pecador será, sin duda, menor que la que obtendría del conjunto de los que interceden si éstos fueran muchos. Pero, si todos ruegan por todos, habrá que decir también que todos ruegan por cada uno.

Concluyamos, por tanto, diciendo que, si oras solamente por ti, serás, como ya hemos dicho, el único intercesor en favor tuyo. En cambio, si tú oras por todos, también la oración de todos te aprovechará a ti, pues tú formas también parte del todo. De esta manera, obtendrás una gran recompensa, pues la oración de cada miembro del pueblo se enriquecerá con la oración de todos los demás miembros. En lo cual no existe ninguna arrogancia, sino una mayor humildad y un fruto más abundante.

domingo, 25 de agosto de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Domingo 21 de tiempo ordinario

Josué 24, 1-2a. 15-17.18b



REFLEXIÓN

escoged hoy a quién queréis servir: a los dioses que sirvieron vuestros antepasados al este del Éufrates o a los dioses de los amorreos en cuyo país habitáis; yo y mi casa serviremos al Señor

La Palabra nos recuerda con frecuencia la opción de fe que hemos hecho, porque lo necesitamos. Nuestra memoria y voluntad lo requieren, nuestra debilidad lo urge.

La Palabra nos convoca mediante sus agentes a un memorial recurrente que actúa como la nutrición cotidiana.

Pero también en ciertos momentos, circunstancias y eventos, la Palabra urge el compromiso pactado. Son ocasiones fuertes, de gravedad especial. Incursiones sentidas del Espíritu para potenciar la misión.

él nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la esclavitud de Egipto; él hizo a nuestra vista grandes signos, nos protegió en el camino que recorrimos y entre todos los pueblos por donde cruzamos

Esos momentos especiales aportan una perspectiva renovada con iluminaciones anteriormente desconocidas que pueden ofrecer un giro radical a nuestra existencia.

Salmo responsorial: 33



REFLEXIÓN

 

Cuando uno grita, el Señor lo escucha / y lo libra de sus angustias; / el Señor está cerca de los atribulados, / salva a los abatidos

Las apreturas del camino nos impulsan a clamar por ayuda. Al Señor le gusta que le clamemos. Ama servirnos en nuestra salvación.

Efesios 5, 21 – 32



REFLEXIÓN

 

"Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne." Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.

Construir la pareja, independientemente del sexo de sus integrantes, es una proeza que termina con frecuencia en disolución. 

Sin embargo no cesan los ensayos y se multiplican por conseguir la anhelada compañía del alma gemela. 

No importa cuántos fracasos se experimenten, el anhelo permanece en el fondo del ser. El anhelo de comunión y fusión.

Es la dinámica y potencialidad del misterio de unión en Jesús de Dios y el humano. 

Juan 6, 60-69



REFLEXIÓN

 

El espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada

La carne se experimenta inútil y débil para alcanzar metas altas y requiere el Espíritu para su empoderamiento. 

Hay testimonios de personas con una fortaleza admirable en medio de su debilidad e insignificancia. 

En ellos se glorifica el Espíritu del Señor y con Él el ser humano alcanza su máxima expresión de poder y gloria.

Por eso la necesidad que tenemos por nuestra debilidad de ratificar frecuentemente nuestra opción de entrega. Para potenciar nuestra debilidad.

"Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna

Se requiere pues esforzar la fe para que la Palabra se haga en nosotros palabra de vida eterna, de vida nueva, más que calidad de vida.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1429409628174045185?s=20

motivaciondehoy


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Domingo 21 de tiempo ordinario

Josué 24, 1-2a. 15-17.18b

Salmo responsorial: 33

Efesios 5, 21 – 32

Juan 6, 60-69