El apóstol Pablo, considerando en sí mismo las riquezas de la sabiduría interior y viendo al mismo tiempo que en lo exterior no es más que un cuerpo corruptible, dice: Este tesoro lo llevamos en vasijas de barro. En el bienaventurado Job, la vasija de barro experimenta exteriormente las desgarraduras de sus úlceras, pero el tesoro interior permanece intacto. En lo exterior crujen sus heridas, pero del tesoro de sabiduría que nace sin cesar en su interior emanan estas palabras llenas de santas enseñanzas: Si aceptamos de Dios los bienes, ¿no vamos a aceptar los males? Entendiendo por bienes los dones de Dios, tanto temporales como eternos, y por males las calamidades presentes, acerca de las cuales dice el Señor por boca del profeta: Yo soy el Señor, y no hay otro; artífice de la luz, creador de las tinieblas, autor de la paz, creador de la desgracia. Artífice de la luz, creador de las tinieblas, porque, cuando por las calamidades exteriores son creadas las tinieblas del sufrimiento, en lo interior se enciende la luz del conocimiento espiritual. Autor de la paz, creador de la desgracia, porque precisamente entonces se nos devuelve la paz con Dios, cuando las cosas creadas, que son buenas en sí, pero que no siempre son rectamente deseadas, se nos convierten en calamidades y causa de desgracia. Por el pecado perdemos la unión con Dios; es justo, por tanto, que volvamos a la paz con él a través de las calamidades; de este modo, cuando cualquier cosa creada, buena en sí misma, se nos convierte en causa de sufrimiento, ello nos sirve de corrección, para que volvamos humildemente al autor de la paz. Pero, en estas palabras de Job, con las que responde a las imprecaciones de su esposa, debemos considerar principalmente lo llenas que están de buen sentido. Dice, en efecto: Si aceptamos de Dios los bienes, ¿no vamos a aceptar los males? Es un gran consuelo en medio de la tribulación acordarnos, cuando llega la adversidad, de los dones recibidos de nuestro Creador. Si acude en seguida a nuestra mente el recuerdo reconfortante de los dones divinos, no nos dejaremos doblegar por el dolor. Por esto, dice la Escritura: En el día dichoso no te olvides de la desgracia, en el día desgraciado no te olvides de la dicha. En efecto, aquel que en el tiempo de los favores se olvida del temor de la calamidad cae en la arrogancia por su actual satisfacción. Y el que en el tiempo de la calamidad no se consuela con el recuerdo de los favores recibidos es llevado a la más completa desesperación por su estado mental. Hay que juntar, pues, lo uno y lo otro, para que se apoyen mutuamente; así, el recuerdo de los favores templará el sufrimiento de la calamidad, y la previsión y temor de la calamidad moderará la alegría de los favores. Por esto, aquel santo varón, en medio de los sufrimientos causados por sus calamidades, calmaba su mente angustiada por tantas heridas con el recuerdo de los favores pasados, diciendo: Si aceptamos de Dios los bienes, ¿no vamos a aceptar los males?
Reflexiones o Comentarios para compartir, orientar, iluminar la fe, la esperanza y el amor. Dirigido a todos y todas que sientan algún provecho. Tanto cuanto
lunes, 3 de marzo de 2025
DOCTORES DE LA IGLESIA
domingo, 2 de marzo de 2025
PALABRA COMENTADA
Domingo 8 de tiempo ordinario
Eclesiástico 27, 4-7
el horno prueba la vasija del alfarero, el hombre se prueba en su razonar, el cuidado de un árbol se muestra en el fruto, la mentalidad de un hombre en sus palabras; no alabes a nadie antes de que razone, porque ésa es la prueba del hombre.
La búsqueda de evidencias de ser justo se encuentran para la mentalidad bíblica en el microclima que hacemos en nuestro existir, que está a nuestro alcance, que observamos con sencillez.
Salmo responsorial: 91
proclamar por la mañana tu misericordia / y de noche tu fidelidad
Porque nos sigues dando la luz de la existencia cotidiana y nos mantienes toda la jornada a tu servicio.
En la vejez seguirá dando fruto / y estará lozano y frondoso, / para proclamar que el Señor es justo, / que en mi Roca no existe la maldad
No hay retiro ni jubilación en esta misión y servicio. Aun con fuerzas menguantes y menguadas podemos alabar, hacer reverencia y servir.
1Corintios 15, 54-58
Cuando lo corruptible se revista de incorruptibilidad y lo mortal de inmortalidad,
Donde se dio la derrota se dará la victoria: en la corrupción, en la mortalidad.
El aguijón de la muerte es el pecado, el poder del pecado es la ley
Como un proceso inexorable y funesto, la ley y la estructura de lo normativo, nutre el pecado con su prohibición y censura. En el pecado va como crisálida, la muerte.
nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo
Es el hondo significado de la liberación en Jesús: se quiebra el poder de la ley con el Espíritu de hijos, cae sin poder el pecado y muere la muerte, sin asidero.
permanezcan firmes, inconmovibles, progresando siempre en la obra del Señor, convencidos de que sus esfuerzos por el Señor no serán inútiles
Esta es nuestra tarea y misión, hasta el fin.
Lucas 6, 39-45
¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?
Pudiera estarse dando que somos ciegos conduciendo a otros ciegos, cuando nos aferramos o apegamos a nuestra ideología, filosofía, sabiduría, conocimiento, información, perspectiva o expresión de lenguaje, sin dejar ni el mínimo resquicio a la autocrítica, revaloración, re evaluación, re formulación o arrepentimiento y reconocimiento de un error.
Porque la soberbia es una ceguera, y la obediencia de fe es visión.
¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano
O sea que somos hipócritas y que debo sacar mi viga que entorpece la visión correcta, para ver bien la mota y la pequeñez del otro que me saca de quicio y me hace intolerante.
Podría ser ciego por no ver, e hipócrita por no querer ver, pero pretender que veo para no dar mi brazo a torcer y rehuir el cambio necesario.
Hay situaciones en las que nos ensañamos con la culpabilidad de personas y colectivos, por el daño objetivo ocasionado, sin reconocer que no podemos ser sin más jueces puros e inocentes, sino que en todos tenemos algún grado de responsabilidad personal y social por acción u omisión.
Entonces brilla la sabiduría de la frase que dijo: el que esté sin pecado que tire la primera piedra.
El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien
Hacer el bien esporádicamente puede ser improvisación, pero mantenerse en el bien obrar no.
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Domingo 8 de tiempo ordinario
Eclesiástico 27, 4-7
Salmo responsorial: 91
1Corintios 15, 54-58
Lucas 6, 39-45