sábado, 29 de marzo de 2025

PALABRA COMENTADA


 

Sábado 3 de Cuaresma

Oseas 6,1-6



REFLEXIÓN

Vamos a volver al Señor: él, que nos despedazó, nos sanará; él, que nos hirió, nos vendará. En dos días nos sanará; al tercero nos resucitará; y viviremos delante de él. Esforcémonos por conocer al Señor

Jesús es el revelador de Dios Padre. Nos induce su conocimiento entrañable, vivencial. Nos comunica su familiaridad porque la vivió y la vive en su eternidad de mediador.

Qué nos comunica? Que los sinsabores, conflictos, dificultades, frustraciones experimentados en nuestra apropiación del proyecto de vida, del Designio, son expresiones del amor del Padre, no son pruebas, ni torturas, ni opresión de un poder prepotente.

Y si nuestro ego los toma mal y se resiste, pero no se convierte a su amor, la pasará peor, aunque inicialmente parezca que va bien. Porque nos alejaremos de la fuente de vida y languideceremos.

Nos despedazamos nosotros, nos herimos nosotros. Él nos acompaña y respeta, aunque su voluntad difiera.

Nuestras decisiones, condicionadas, enmarcadas, contextualizadas, situadas, engendran consecuencias que se constituyen en nuevos contextos, que a su vez constreñirán o influirán, más o menos en las próximas decisiones.

Una maraña que no podemos eludir y con la que sensatamente debemos contar. Y frustrados culpamos al Señor, porque no nos sale la cosa.

Esta es nuestra esperanza: que lo que pasamos sea una prueba de amor, un gesto que lo acerca, una intervención que salva nuestra existencia.

Vivenciarlo así es una muestra de la vitalidad de la fe, que lee las señales y los signos, más allá de su desgracia y calamidad.

Es el esfuerzo por apoyarse más en Él, nuestro Señor, que en nuestro dolor y estupor.

Pero tiene fin, porque lo tuvo y se mantiene en Jesús de Nazareth y su Espíritu con nosotros.

Estamos llamados a vivir una responsabilidad de nuestras decisiones, que engendren condiciones favorables para mejores decisiones y en vez de dañar a terceros, los engrandezcan, con nosotros.

Es la historia reversada, la contra-corriente, la contra-cultura, que hoy laboramos en el Reino de Jesús con dificultades, contrariedades y dolores, pero también con gozo y ánimo.

En breve tiempo, en muy poco tiempo. Porque la esperanza nutre el futuro de una realización, no de una realidad evaporada.

El amanecer se da, de tenue a palpable. La luz viene de suave a intensa. La lluvia temprana y tardía no es tormenta sino bajareque: va empapando, casi sin notarlo.

Es el amor-acción del Señor así: cumulativo, persistente, con imperceptible presión. Nos cerca sin descanso, como el can aguardando un gesto del amo.

Él es Señor y sin embargo lo trastorna todo actuando como siervo.

Dejándonos llevar por su Espíritu iremos a su profundidad y nos encontraremos con Él.

Dejándonos moldear por sus comunicaciones, más allá de lo impensable, y aun contra nuestra aceptación, iremos gustando de su modo de ser, adquiriremos esa sabiduría, y reconoceremos su paso.

Vuestra piedad es como nube mañanera, como rocío de madrugada que se evapora

Por nuestra tendencia a la inconstancia y superficialidad, las señales del amor del Padre, que sentimos dolorosas, buscan madurar nuestro agape, hacernos mejores amantes.

Cuando nos tienes cercados, nos acercas a ti. No dejas que te olvidemos, porque sabes que olvidamos con facilidad darte gracias.

Quiero misericordia, y no sacrificios; conocimiento de Dios, más que holocaustos.

No hay que dar tantas vueltas, ni elaborar mucho protocolo para el verdadero sacrificio.

Sólo conocer al Padre al modo de Jesús de Nazareth.

Su pluriforme interpelación es para que seamos como Él. Quiere rescatar su creación, su imagen y semejanza como  misericordia.

Que le queda a la misericordia cuando la impotencia no permite hacer mucho por otro?

Las buenas palabras, los buenos deseos, la oración insistente y confiada en su intervención.

Salmo responsorial: 50



REFLEXIÓN

Misericordia, Dios mío, por tu bondad, / por tu inmensa compasión borra mi culpa; / lava del todo mi delito, / limpia mi pecado

Intentamos practicar ese tipo de borrón con algunas frases, como por ejemplo “Amor es nunca tener que pedir perdón”.

Y dice mucho esa expresión de la generosidad del amor y aceptación que no hace cuenta de la ofensa.

Pero la propuesta del Señor en su Palabra va más allá, porque se trata de eliminar todo rastro de culpa, de modo que no retoñe como la mala hierba. Y no vuelva a intoxicar el futuro con la suspicacia, el miedo, el daño, la desconfianza.

Es como si el Señor hubiera diseñado una clima organizacional óptimo, auto-regenerable.

Los sacrificios no te satisfacen: / si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. / Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; / un corazón quebrantado y humillado, / tú no lo desprecias

Cuando estemos quebrados en la existencia sabremos de la oportunidad de hacernos sacrificio agradable.

El quebranto significa el descalabro de nuestra visión y nuestro control, para motivar la renuncia a nuestra conducta y la vuelta al modo del Señor.

Cuando algo dentro de nosotros, amargo como la confesión, sube a nuestra garganta, para que logremos exclamar: nos equivocamos. No atendimos las señales, y nos equivocamos.

Por aquí habría que comenzar todo: por la autocrítica honesta, valiente, generosa, dispuesta al cambio.

reconstruye las murallas de Jerusalén: / entonces aceptarás los sacrificios rituales

En el ágape convivido de la fraternidad se reconstruye el tejido social inicuo y victimario. Ahí se da el sacrificio que agrada al Padre de Jesús.

Porque nos habrás cedido tu espíritu, con el cual todo tendrá sentido y justicia, la que  viene de ti.

Lucas 18,9-14



REFLEXIÓN

a algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás

Para determinar el sentido de la parábola, tal como está ubicada por el evangelista, conviene tener en cuenta el contexto en el que se crea.

Probablemente es el de la comunidad contemporánea al evangelista, a quien se le quiere catequizar en una situación concreta.

Así a Jesús se le vive y recuerda en las comunidades de fe, en las fraternidades de ágape, reflexionando en problemas concretos y buscando la mente, la actitud, el Espíritu de Jesús, tal como si Él estuviera presente.

Las parábolas de Jesús como enseñanza son situadas frente a actitudes y necesidades concretas.

Mira y conoce su auditorio, como buen Maestro para darles la palabra oportuna que se convierta en oportunidad de cambio.

Por eso gusta ya que no se presta a mantener la existencia tal como la están concibiendo, sino que les hace trastabillar en su seguridad, que es falsa y defensiva.

Si aramos en nuestra conciencia, no es difícil encontrar la actitud de superioridad con la que nos empinamos sobre otros, y los menospreciamos. Nos sentimos más justos, más justificados, más salvados.

De ese sentir emana una seguridad ofensiva al Señor, porque ya no lo necesitamos. Es como si la salvación fuera algo que por su posesión nos hace autosuficientes sin Él. Cuando la salvación es Él.

Uno era fariseo; el otro, un publicano

Dos íconos de ese momento: uno con prestigio y aura respetable; el otro con mala fama, pervertido por la corrupción y el colaboracionismo con el imperio.

porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano

El problema que se refleja en la comunidad es en este caso la discriminación entre hermanos, porque unos se creen más justos que otros. Se sienten mejores por lo que hacen.

Una situación que seguimos viviendo y es una peste de nuestras sociedades a todo nivel. Presumimos por situación social, económica, cultural, racial, religiosa, ideológica y por una lista interminable de razones.

Lo interesante es cómo por reivindicarse frente a tales discriminaciones, se emprende una discriminación contraria, para sacarse el clavo.

Esta maravilla de justicia mediática, incurría con facilidad en el juicio del desacreditado publicano. Qué más da! Si ya es despreciado, tenerlo como despreciable e indigno de justicia no añade nada.

Porque a mí no me sucede lo que a otros, con lo cual me siento bendecido y justo, diría.

Incluso somos audaces y temerarios identificando a otros como pecadores, por las circunstancias que los envuelven.

El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador

Sin autocrítica, perdón y agape no hay solución definitiva. Ni podemos ser justos justificados.

Y mostraba la conciencia más pura de su indignidad. Había llegado muy lejos en el conocimiento de su ser pecador y esperaba el perdón, no la canonización.

La conciencia de ser pecador, de haber errado en el blanco, permite abandonar el derecho al reino de salvación. Entonces es posible entender que es gracia, amor gratuito.

Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido

Es la frase más escandalosa que pueda haber imaginado el evangelio de la realización y éxito humanos en los diferentes sistemas históricos del logro y la fama.

El publicano es el anti-héroe diseñado por el Señor para hacer morder el polvo al héroe que forja la prepotencia en la cultura humana alienada.

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Sábado 3 de Cuaresma

Oseas 6,1-6

Yavé 4-6 reprocha a Israel su insinceridad, superficialidad, falta de arraigo, frente a la oración que pareciera ser lo contrario 1-3. Él mira lo verdadero de lo profundo.

Salmo responsorial: 50

La confesión de culpa de la que surge el deseo de renovación, como de lo profundo saldrá la energía para revitalizar la ciudad y el verdadero culto. Sin lo interior transformado no habrá tal resultado.

Lucas 18,9-14

Así como hay quienes buscan signos del Reino, hay quienes buscan indicios de favor divino. Los perfile de estas personas no pueden ser más diversos. Uno busca en la acuciocidad del estudio y devoción a la ley permanecer fiel al. Señor. El otro que defrauda y estafa a gente y manipula dinero idólatra comete pecados inocultables tan grandes que ni de lejos puede pensar en mantenerse como justo ante el Señor.

Ambos van al mismo templo a orar.

No podemos poner en duda la sinceridad del Fariseo en la corrección que muestra su vida honesta. El publicano por su lado no puede ser más honesto tampoco reconociendo todos los pecados que comete en su estado de vida profesional y rogando misericordia.Jesús sostien que el publicano resultó justificado a los ojos de Dios.

Esta presentación debió ser un desafío a la audiencia de Jesús, que conocían ambos roles.

El publicano no tiene más salida que confiarse a la misericordia. El Fariseo deja de ver que las circunstancias que han favorecido ser correcto no son méritos para la gracia de Dios. No es por puntos que se obtiene.

En síntésis " todo el que se engrandece será humillado, pero el que se humilla será engrandecido." Tambien en Lc 14,11 y Mt 23,12

DOCTORES DE LA IGLESIA




 Sábado III semana de Cuaresma

San Gregorio Nacianceno Sermón sobre el amor a los pobres 14,38.40

Dichosos los misericordiosos –dice la Escritura–, porque ellos alcanzarán misericordia. No es por cierto la misericordia una de las últimas bienaventuranzas. Dichoso el que cuida del pobre y desvalido. Y de nuevo: Dichoso el que se apiada y presta. Y en otro lugar: El justo a diario se compadece y da prestado. Tratemos de alcanzar la bendición, de merecer que nos llamen dichosos: seamos benignos. Que ni siquiera la noche interrumpa tus quehaceres de misericordia. No digas: vuelve, que mañana te ayudaré. Que nada se interponga entre tu propósito y su realización. Porque las obras de caridad son las únicas que no admiten demora. Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin techo, y no dejes de hacerlo con jovialidad y presteza. Quien reparte limosna, –dice el Apóstol–, que lo haga con agrado: pues todo lo que sea prontitud hace que se te doble la gracia del beneficio que has hecho. Porque lo que se lleva a cabo con una disposición de ánimo triste y forzada no merece gratitud ni tiene nobleza. De manera que cuando hacemos el bien, hemos de hacerlo, no tristes, sino con alegría. Si dejas libres a los oprimidos y rompes todos los cepos, dice la Escritura; o sea, si procuras alejar de tu prójimo sus sufrimientos, sus pruebas, la incertidumbre de su futuro, toda murmuración contra él, ¿qué piensas que va a ocurrir? Algo grande y admirable. Un espléndido premio. Escucha: Entonces romperá tu luz como la aurora, te abrirá camino la justicia. ¿Y quién no anhela la luz y la justicia?

REFLEXIÓN

Es casi un dogma en algunas iglesias de tradición calvinista: creer en la bonanza material como señal de la bendición que acarrea el diezmo. Frente a eso, el mensaje del santo nos ubica en un premio de otro nivel, que en su momento no necesariamente descarta la bendición material, pero que hace énfasis en la transformación de la persona como luminosa y justa. Porque es en esta conversión hacia la justicia y la luz que se hace un nuevo mundo de paz.

viernes, 28 de marzo de 2025

PALABRA COMENTADA


 

Viernes 3 de Cuaresma

Oseas 14,2-10



REFLEXIÓN

No nos salvará Asiria

En ti encuentra piedad el huérfano

La Palabra en el oráculo del profeta nace y se expresa en una situación concreta de la historia de un pueblo.

Israel, en el reino del Norte, pensaba que el apoyo de otro reino más fuerte lo libraría de una invasión.

Lo común es que los reinos se aliaran para tratar de no pelearse o resistir a otro más fuerte.

La Palabra realza como símbolo al huérfano, porque éste no cuenta con apoyo humano y representa la vulnerabilidad.

los amaré sin que lo merezcan

Así el Señor muestra su unicidad, su originalidad en la calidad del amor y de vínculo que establece.

Nosotros, solo después de un transitar carismático, de gracia, logramos entrever que es mejor dar que recibir, y que el amor libre es el que perdona hasta al enemigo.

Como todo paciente en una terapia ofrece ciertas resistencias cuando debe emprender un cambio particularmente difícil, así nosotros en la terapia de amor a la que nos somete la Palabra, nos resistimos cuando se trata de amar al vulnerable.

Y nos escudamos en la posible utilización pérfida de su situación para manipular nuestra lástima y apoyo.

Puede ser verdad. Se dan casos.

Sin embargo no es suficiente para continuar nuestra entrega al servicio del ágape.

Rectos son los caminos del Señor: los justos andan por ellos, los pecadores tropiezan en ellos

Los justos que pueden caminar son los que no obstante las resistencias que surgen en el camino, avanzan.

Los pecadores en esa coyuntura se desvían, buscando otro camino menos compartido.

Unos desean conducirse como justos, pero también tropiezan, y otros pecadores quieren convertirse y también tropiezan.

El tropiezo no parece una señal nítida de nada. En todo hay ambivalencia, inseguridad y misterio y no queda sino anclarse en su misericordia, que suple en su hijo nuestra calamidad.

Tropezar en el camino recto es síntoma de pecado, de iniquidad, de injusticia, de amor errado por uno mismo.

Sin embargo no todo está perdido porque el Señor está pronto y disponible para apiadarse y perdonar.

Esto sólo se puede entender: que tropezamos en los caminos de la vida por egoísmo, si abandonamos la instrucción en la sabiduría y la prudencia que lo comprende.

Por eso el huérfano es como el justo: despojados de sí mismos, sin otro apoyo vivencial y existencial sino solo el Señor.

Pero también hay que entender que esta sabiduría arrincona frente al mundo, aisla de sus favores y aplauso.

La etiqueta que merece es la de perdedores. Mientras el mundo adora los ganadores.

Se debe por tanto aprender a vivir la humillación que acarrea el mundo, para vivir el gozo y la exaltación de la justicia. Un estado de solidez que enfrenta la afrenta mundana.

Hoy los medios de comunicación global pueden colaborar con el apabullamiento de la injusticia que hace el mundo, aun invocando la justicia que dicen hacer.

Porque la justicia que practica el mundo es la de los intereses propios y hasta inconfesables.

Salmo responsorial: 80



REFLEXIÓN

Te respondí oculto entre los truenos

En la teofanía del Sinaí, la Palabra ubicaba la voz del Señor en medio de una tormenta eléctrica.

Quizás como otros pueblos Israel, pasó una etapa de religiosidad animista, divinizando la tormenta.

Pero la Palabra los invitó a caminar los caminos del ágape. Aquellos que pueden caminar los justos.

yo soy el Señor, Dios tuyo, / que te saqué del país de Egipto

Así fue experimentando la originalidad y unicidad de Dios, más allá de las tormentas y no solo en presencia de ellas.

Ojalá me escuchase mi pueblo / y caminase Israel por mi camino!

El Señor que nos ama expresa anhelos de nuestra conversión, para acompañarnos por caminos de justicia.

El dolor que nos hiere, cuando volvemos a Él es la purificación de nuestro extravío.

Marcos 12,28b-34



REFLEXIÓN

"¿Qué mandamiento es el primero de todos?

En un escriba esta pregunta es una ironía, porque si alguien debe saber la respuesta es él mismo, estudioso de la Torá.

Pero sucede así con el exceso de información: no es garantía de un discernimiento del corazón, de una comprensión. El resultado es marasmo y confusión.

Así como tenemos analfabetos funcionales, que saben la técnica de la lectura pero no entran en la comprensión de lo leído, y se les escapa el sentido.

No hay mandamiento mayor que éstos

La respuesta es tradicional, pero recordada a quien se hace el ignorante.

Algo que se parece mucho a ciertas personas de nuestra época, quienes desdeñan lo sólido tradicional para así relativizar su compromiso de ágape con los demás.

Erigen la confusión como excusa y así no verse obligados a la buena obra.

"Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios."

Holocaustos y sacrificios en una sociedad teocrática era de buen ver: hacía pasar ante todos por justo y santo.

Las insignias de santidad y justicia no serán ahora los holocaustos y sacrificios en una sociedad laica.

Tiene su valoración en otras expresiones que dicen bien, y hacen pasar por tener la etiqueta que honra.

Frente a cualquier valoración de sociedades laicas o religiosas se propone la del mandamiento que son dos: amar al Señor y al prójimo.

"No estás lejos del reino de Dios."

La confesión es un mínimo en el camino del Señor, que saben andar los justos. Allí inicia todo. Es solo el comienzo. El primer paso en acercar lo que dista el reino.

Porque no sólo es decirlo: hay que valorar con la obra, en la vida.

Cuando es así ya se está en el Reino, se entra en él.

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Viernes 3 de Cuaresma

Oseas 14,2-10

Comparaciones, imágenes del campo, muy a tono con el tema conservacionista actual, expresan la fertilidad de parte de Dios, en vez de los ídolos. Por eso les conviene dejar cualquier alianza con otro reino..
Comprender esto es señal de sabiduría y criterio, como lo recomienda la literatura de sabiduría
Salmo responsorial: 80

Se revisa la crisis de observancia de la alianza y se exhorta a volver a la escucha como pueblo de Dios, y así volver a su bienestar.

Marcos 12,28b-34

Jesus responde con el Shema Deut6,4-5. Unicidad y cualidad única de Dios.En tiempos de Jesús es el aserto sobre la legitimidad del Dios de Israel y el deber de serle fiel. Amarlo con todo el ser: corazón, alma, mente y fuerza. Jesús menciona un segundo del Lev 19,18. Ambos son los grandes mandamientos. Equivalen a expresiones rituales de amor. No estar lejos del Reino es observar la Torah tal como Jesus la afirma.

DOCTORES DE LA IGLESIA


 


San Gregorio Magno Morales 13,21-23

El bienaventurado Job, que es figura de la Iglesia, unas veces se expresa como el cuerpo y otras veces como la cabeza, de manera que mientras está hablando en nombre de los miembros, de repente se eleva hasta tomar las palabras de la cabeza. Por esto dice: Todo esto lo he sufrido aunque en mis manos no hay violencia y es sincera mi oración. Sin que hubiera violencia en sus manos, tuvo que sufrir también aquel que no cometió pecado, ni encontraron engaño en su boca, a pesar de lo cual arrostró el dolor de la cruz por nuestra redención. Fue el único entre todos los hombres, que pudo presentar a Dios súplicas inocentes, porque hasta en medio de los dolores de la pasión rogó por sus perseguidores diciendo: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. ¿Qué es lo que puede decirse o pensarse de más puro en una oración que alcanzar la misericordia para aquellos mismos de los que se está recibiendo el dolor?

REFLEXIÓN

Lo más puro, es aquí lo más contrastante, porque el que recibe daño perdona, no retalla.Será que subrepticiamente, vilmente, busca un alivio de sus sufrimientos, dando lástima, y apareciendo víctima?. Sería un pensamiento digno de una teoría de la conspiración, que mira detrás del enunciado algún secreto gusto, placer, desquite o venganza.Pero no, en este sentenciado la suerte está echada y no podrá conseguir ningún alivio.Por lo tanto parece que su perdón es puro. Así vista las cosas no hay nada que parezca puro, ni que convenza, porque enfermos estamos de suspicacia.

Así, la misma sangre de nuestro Redentor, que los perseguidores habían derramado con odio, luego convertidos, la bebieron como medicina de salvación y empezaron a proclamar que él era el Hijo de Dios. De esta sangre, pues, se dice con razón: ¡Tierra, no cubras mi sangre, no encierres mi demanda de justicia! Al hombre que pecó se le había dicho: Eres polvo, y al polvo te volverás. Por ello, nuestra tierra no oculta la sangre de nuestro Redentor, ya que cada pecador que asume el precio de su redención, la confiesa y la alaba y la da a conocer a su alrededor a cuantos puede. La tierra tampoco oculta la sangre de nuestro Redentor, ya que también la Iglesia anuncia el misterio de la redención en todo el mundo. Fíjate también en lo que se añade después: No encierres mi demanda de justicia. Pues la misma sangre de la Redención que se recibe es la demanda de justicia de nuestro Redentor. Por ello dice también Pablo: La aspersión de una sangre que habla mejor que la de Abel. De la sangre de Abel se había dicho: La sangre de tu hermano me está gritando desde la tierra. Pero la sangre de Jesús es más elocuente que la de Abel, porque la sangre de Abel pedía la muerte de su hermano fratricida, mientras que la sangre del Señor imploró la vida para sus perseguidores.

REFLEXIÓN

La alabanza de la sangre como tema de salvación ha sido proscrita por la sensibilidad en el mundo de hoy. La repugnancia de los genocidios y matanzas, a manos de la humanidad en diferentes lugares y tiempos, ha revuelto el estómago y lo sigue revolviendo . Pero con mayor razón se habla de una sangre que no grita sino que perdona, y fin del conflicto. Tenemos en nuestro poder la poción mágica de la paz de las guerras: la sangre pacífica, la sangre perdonadora, la que no persuade de venganza.

Por tanto, para que el misterio de la pasión del Señor no nos resulte a nosotros inútil, hemos de imitar lo que recibimos y predicar a los demás lo que veneramos. Su demanda de justicia quedaría oculta en nosotros si la lengua calla lo que la mente creyó. Pero para que su demanda de justicia no quede oculta en nosotros, lo que ahora queda por hacer es que cada uno de nosotros, de acuerdo con la medida de su vivificación, dé a conocer el misterio a su alrededor.

REFLEXIÓN

Una demanda de justicia derramada en tierra como la sangre, pero a favor de la justicia que se hace por la reconciliación y el perdón. Adiós a las armas…de todo tipo.

jueves, 27 de marzo de 2025

PALABRA COMENTADA


 

Jueves 3 de Cuaresma

Jeremías 7,23-28



REFLEXIÓN

Escuchad mi voz.

Un acumulado de preocupaciones pugna para interferir su voz.

En su momento San Ignacio en los ejercicios espirituales proponía ciertas estrategias para reducir esa pugnacidad y estática. Aplicarlas requiere generosidad, entrega, buena fe y voluntad de escuchar al Señor.

Sin embargo vivimos en tiempos de sicologías débiles de voluntad, en los que las afecciones neuróticas, psicóticas, los trastornos de todo tipo se muestran como los acompañantes permanentes nuestros.

Parece entonces que hay que poner el foco en terapias que ayuden a descontaminar la debilidad de la voluntad para escuchar al Señor y su designio.

En los ejercicios se ofrecen algunas iniciativas para reducir el ruido interno, que pertenecen al común de las espiritualidades del siglo XVI.

Muestra del interés y la preocupación por los aspectos humanos, los hábitos que entorpecían la sensibilidad al Espíritu.

La pregunta para nosotros es: qué hacemos para escuchar la voz del Señor? Nos disponemos y cómo, para ser eficaces en eliminar las interferencias? En esto se muestra generosidad y determinación como parte de la viveza de mi propia fe?

caminaban según sus ideas, según la maldad de su corazón obstinado, me daban la espalda y no la frente

No es una condena sino un señalamiento, una advertencia para que desoigamos en nosotros lo que proviene de la maldad que reincide, obstinada.

Hoy suavizamos en base a una antropología comprensiva y permisiva, que en la práctica ignora la maldad anidada y su potencial destructivo.

Es como un adagio ideológico: el que piensa en el mal es el que lo crea, porque de suyo sólo hay bien. Con lo cual se parte de la contradicción de que piensa y crea el mal, el que siempre es bueno.

En todo este proceso quien sale perdiendo es la capacidad de responsabilidad y la redención, consecuentemente.

Podemos ser tan ciegos para creer que hacemos bien, cuando no es así en realidad.

Tenemos pecados ocultos, tinieblas cegadoras, luces engañosas, egoísmo ilusionista.

Ya puedes repetirles este discurso, que no te escucharán; ya puedes gritarles, que no te responderán

En el oráculo humano de la Palabra hay tonos de impaciencia y fastidio, ante la desobediencia sostenida del pueblo.

Mas sin embargo no hay una condenación absoluta en esa protesta, porque el Señor sigue buscando a un pueblo, a su pueblo.

Esto nos demuestra la calidad de su salvación, que es amorosa, incansablemente amorosa.

El Señor redunda en ternura y misericordia, según la concepción hebrea, o en ágape según la griega.

Lo pongamos como queramos, Él no es como nosotros, que nos cansamos e impacientamos cuando amamos.

Nosotros, liberados a nuestras solas fuerzas, construimos un ágape volátil e inconstante, porque nos disgustamos y peleamos continuamente, y no paramos de hacernos daño unos a otros.

Si notamos en nuestra relación fraterna que logra sostenerse más con paciencia y  tolerancia, se debe al Espíritu que hace su trabajo desde lo profundo de nosotros mismos.

La sinceridad se ha perdido, se la han arrancado de la boca.

Es un lema que puede funcionar como epitafio sino reaccionamos.

Por la desfachatez de ciertas costumbres y el modo de airear escándalos, maledicencia y difamación, buscando el poder, podemos decir que hemos perdido la sinceridad.

Salmo responsorial: 94



REFLEXIÓN

Venid, aclamemos al Señor

No obstante aclamemos al Señor. No hay otro como él.

el rebaño que él guía

Él sigue siendo nuestro guía. No tenemos otro.

cuando vuestros padres me pusieron a prueba / y me tentaron, aunque habían visto mis obras

Los milagros y señales que el Señor nos comunica frecuente y amorosamente en nuestra existencia, no son suficientes para mantener  el corazón humano en acción de gracias, si no dejamos seducir nuestra libertad por el impulso de su Espíritu.

Más bien nuestra condición normal es de olvido y consecuentemente de ingratitud.

Dudar del Señor, no obstante sus obras, es la más grande ofensa.

Hemos visto tus obras, no tenemos por qué dudar, ni desconfiar. Debemos ser fieles en la confianza.

Lucas 11,14-23



REFLEXIÓN

Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios

Jesús, para esos adversarios, era un creador del mal, no un dador de bien, porque ubicaba demonios y podía con ellos desde su potencialidad demoníaca.

Contaminar una obra buena con nuestro mal juicio y prejuicio, es señal de mala fe o de inconsciente ligereza.

Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino?

Pero Jesús utiliza un simple razonamiento: puede lo malo tener un enemigo que lo derrote? Ese es Jesús de Nazareth.

Hoy podemos decirlo así: Acaso una iglesia particular, en nombre de Jesús, puede decirle malo a lo que nosotros no vemos así? Tal iglesia es mala porque condena como malo lo que vemos bueno? El sentido común nos dice que sabemos cuando hacemos mal y cuando nos engañamos, queriendo aparentar bien.

vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan?

Jesús es atacado en su credibilidad porque sus buenas obras para los adversarios son producto del demonio.

Pero con la misma lógica ninguna buena obra es creíble, como íntegramente buena, si se albergan sospechas de una autoría maligna.

En cierta forma, atacar la bondad y ternura del Dios de Salvación, es atacar el fundamento de toda credibilidad de lo bueno.

Y lo que queda, porque se nos echa encima, es una guerra de todos contra todos, porque nadie confía en otro u otra.

Jesús no actúa por odios o suspicacias. Sino con transparencia actúa para el bien siempre: sana al enfermo, alimenta al hambriento, defiende al indefenso, instruye al ignorante...

Porque la cultura moderna científica también echa demonios: la ignorancia, la miseria, la enfermedad, los trastornos. En nombre de quien? Hacer el bien es en nombre del mal?

Es una declaración pérfida y perversa.

Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros

Más bien lo propio del creyente sería considerar la buena obra como aportación al reino de Dios.

Ambos se relacionan, de modo que no veremos el reino entre nosotros si no creemos en la obra buena que salva.

Más bien hemos sido llamados por Jesús de Nazareth a una vida empleada en las buenas obras que hacen el Reino de Dios.

Lo cual también vale para la cultura moderna, que con sus estrategias para el bien busque servir al Reino.

Mas bien exorcizar desde el ámbito de Jesús, es purificar la mala intención, la mala voluntad que inhibe desarrollarse al buen obrar.

No son demonios mitológicos los que hay que echar, aunque éstos nos entretengan como espectáculo, sino las malas intenciones que salen de dentro y trastornan el buen obrar.

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Jueves 3 de Cuaresma

Jeremías 7,23-28

 Es un pueblo descrito como sordo y que en vez de ir para delante, retrocede, por no obedecer, y preferir sus propias deliberaciones y decisiones. La conclusión es que la verdad de salvación perece.

Salmo responsorial: 94

No endurecerse a la voz del Señor como los padres que atravesaron el desierto, es la recomendación para el pueblo que quiere seguirlo siendo del Señor

Lucas 11,14-23

La curación de un demonio que hace mudo- creencia de una dolencia por culpa demoniaca- levanta admiración y controversia. Ésta por la creencia de algunos de que el príncipe de los demonios en pelea con Dios, hace portentos y curaciones. Jesús los lleva a la contradicción de su teoría porque cuál es el objeto de pelear contra sí mismo del demoni, iría a la ruina.Mas bien, es señal de la presencia el Reino en su accionar y más vale reconocerlo para recoger y no desparramar. En el Testamento de Levi 18,12-14- literatura intertestamental- hay un paralelo lo cual sugiere que Lucas hace uso de esto. Según los paralelos de Marcos y Mateo, Jesús ata al demonio pero en Lucas lo vence.