sábado, 25 de enero de 2025

PALABRA COMENTADA


La Conversión de san Pablo

Hechos 22,3-16



REFLEXIÓN

perseguí a muerte este nuevo camino

Pablo fue público y notorio perseguidor motivado por el celo fundamentado en su formación y opción farisea.

"Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" Yo pregunté: "¿Quién eres, Señor?" Me respondió: "Yo soy Jesús Nazareno, a quien tú persigues."

Jesús sale a responder por sus seguidores, aunque no lo sepan. Y aunque no lo profesen, sale a responder por los perseguidos. Aunque no estén enterados de su causa. Se da en él un testimonio de un Padre amoroso y protector que mira por los vulnerables. 

Éstos son muchos: todos los que pueden ser abusados y se encuentran impotentes para establecer y hacer respetar su derecho. 

Son tantos que aparecen que nos fatigamos e irritamos . Esta parece una época así: los demandantes salen de todas partes y se manifiestan por todos lados, y el sistema no alcanza a dar respuesta.

Un encuentro cambia su rumbo y proyecto de vida a favor de la sinagoga. 

Experimenta a Jesús de Nazaret vivo, que se solidariza, hace suya la suerte de los perseguidos, tal como se le atribuye en dichos de los evangelios.

Una alusión al Dios del Exodo, que salva a los oprimidos?

Yo pregunté: "¿Qué debo hacer, Señor?"

No se trata de un relato de un equizofrénico sino uno de misión: qué debo hacer. 

Un relato que refiere a un sentido de responsabilidad. 

Es un relato ético: pone a Pablo en la senda de resarcir el daño que ha producido en muchos con su persecución. 

Pablo ha respondido a la gracia que lo confronta y le pido cambio.

La naturaleza del encuentro gratuito con Jesús lo hace disponible. Cambia el objeto de su celo, se ofrece en una oportunidad única a la misión a la que lo llama la voz.

La disposiciòn que experimenta en este encuentro es abierta, para que el Señor Jesús disponga en adelante. 

No pone ni reparo ni condición. Se deja llevar.Es la vivencia de la libertad sin barreras que infunde el Espíritu. 

Un instante del tiempo-espacio en el que se respira a pleno pulmón.

Levántate, sigue hasta Damasco, y allí te dirán lo que tienes que hacer."

Que vuelva al tejido social, pero con otro signo, a la comunidad.

"El Dios de nuestros padres te ha elegido para que conozcas su voluntad, para que vieras al Justo y oyeras su voz, porque vas a ser su testigo ante todos los hombres, de lo que has visto y oído. Ahora, no pierdas tiempo; levántate, recibe el bautismo que, por la invocación de su nombre, lavará tus pecados."

Hemos recibido el bautismo. Una sola vez. Único como la entrega de Jesús. Definitivo como su muerte y resurrección. 

Sin embargo, se vive en la existencia con poco impacto. En parte porque no se vivencia lo suficiente. Su significado se pierde en la corta edad que se recibe, en el rito humano que ahoga el teológico. 

Sólo la intervención de la comunidad irá haciendo posible su crecimiento y maduración hasta convertirnos en testigos de cierto peso y con la responsabilidad de una misión.

La Palabra nos invita a un reconocimiento a la gracia del Señor, que transforma el corazón humano y que elige una persona para una misión por el reino.

Nos pone el testimonio de Pablo perseguidor y apóstol, como un signo de su poder de conversión.

No obstante la conversión de Pablo no se reduce a un momento de encuentro, dramáticamente narrado, sino a todo un proceso en el que admite ser enseñado y se dispone a aprender nuevamente, aunque era alguien suficientemente capacitado en las escrituras del judaísmo.

Pablo vuelve a leer las mismas con una nueva clave: Jesús nazareno, el Justo. Pues así se le conoció en un principio, antes de la elaboración cristológica.

Cambio de clave, aprendizaje para el uso de la clave. Este es el proceso de conversión al que la gracia y misericordia del Señor nos llama constantemente. Nuestra existencia completa es una carrera hacia ese objetivo: apropiarnos de la clave.

Según esto podemos contemplar el universo y la realidad toda de nuestro entorno, en la red de relaciones que vivimos insertos, a una luz nueva: la del reino.

Pablo vive en carne propia lo que Jesús dijo a Nicodemo y él no entendía: para entrar en el Reino hay que nacer de nuevo. 

Sólo una comunidad eclesial que trabaja por el Reino podía acoger al neonato en su fragilidad y vulnerabilidad, para iniciar el proceso de su reconstrucciòn en Jesús. 

Se puede decir que la conversión de Pablo es el equivalente moderno de una refundación, de una reingienería. 

Un punto de la existencia de una persona, comunidad u organización en que todo se re-define y re-estructura para lograr mejor sus objetivos antiguos y nuevos.

Un hecho así nos habla de la maravilla del Espíritu creador del Señor que hace todas las cosas nuevas, para que brote agua del desierto. Y consecuentemente de la potencialidad del humano hombre y mujer creado por el Señor, para redimirse, recrearse, regenerarse. 

Si el Señor así se comporta con sus hijos, quiénes somos nosotros para negar esa posibilidad a otros?

 

Salmo responsorial: 116



REFLEXIÓN

Alabad al Señor

Su obra incesante merece nuestra alabanza y acción de gracias, por la conversión a las que muchos van siendo llamados para contribuir a la edificación del reino.

Vemos cómo se suceden reuniones y más reuniones afanosas por encontrar soluciones a los males económicos, sociales y culturales de las sociedades en nuestro tiempo. 

Alabemos la intervención que en ellas produce el Señor para la conversión de muchos a su propia transformación y la de sus pueblos hacia caminos más acordes con el reino de los cielos, el reino de Dios, el reino del mundo nuevo.

su fidelidad dura por siempre

Él no defrauda y sigue interviniendo en la historia.

Pablo siempre debió pensar desde su conversión: si alguien es fiel, ése es el Señor, que sigue llamando y enviando.

Marcos 16,15-18



REFLEXIÓN

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos."

Se discute si estos versículos pertenecen al evangelio original, porque no aparecen en algunos manuscritos.

Sin embargo el mensaje concuerda con otros evangelios. Se trata de una misión universal que se encomienda a los discípulos y en ellos nos entendemos incluídos nosotros.

La misión por el reino es nuestra misión y el proceso de conversión permanente es su condición básica. 

Nuestra fe apostólica, porque la recibimos de apóstoles y las comunicamos como apóstoles, imprime una dinámica existencial en nuestras vidas mediante la cual nos vamos apropiando de la clave: Jesús Nazareno, el Justo.

Y así como en el caminar del peregrino las sinuosidades del camino le permiten avisorar por momentos las cumbres más allá, y luego se le ocultan, así nuestro caminar apostólico, como proceso de fe y apropiación, nos ofrece los momentos refrescantes de contemplación del fin y cómo va tomando forma. Aunque en otros momentos se nos oculte.

Pero entonces tenemos la conciencia que ahí no termina todo, gracias a la clave que portamos.

No será condenado desde fuera, como una sentencia judicial. Sino que se labrará su propia , vivencial y existencial condenación, hasta que se vuelva, porque la conversión es una opción abierta y permanente por parte del Señor para toda conciencia.

No hay prodigio que rectamente entendido según el contexto y el testimonio, no podamos ofrecer para fortalecer el anuncio del evangelio y su recepción para la conversión.

Lo que se dice a los Once lo podemos también asumir nosotros como mandato de nuestra fe, porque en ella vivimos una buena nueva que pugna por ser comunicada a otros. 

En esta comunicación se dan los signos que acreditan el mensaje como buena nueva: curaciones, exorcismos, protección contra riesgos y peligros. 

Estos signos pueden ser identificados en nuestra vida cotidiana de hoy, si nos detenemos y observamos con fe.

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La Conversión de san Pablo

Hechos 22,3-16

Salmo responsorial: 116

Marcos 16,15-18

SAN CARLO DE JESÚS ACUTIS DE ASIS



 
De las Homilías de san Juan Crisóstomo, obispo
(Homilía 2 sobre las alabanzas de san Pablo: PG 50. 477·480)


PABLO LO SUFRIÓ TODO POR AMOR A CRISTO


Qué es el hombre, cuán grande su nobleza y cuánta su capacidad de virtud lo podemos colegir sobre todo de la persona de Pablo. Cada día se levantaba con una mayor elevación y fervor de espíritu y, frente a los peligros que lo acechaban, era cada vez mayor su empuje, como lo atestiguan sus propias palabras: Olvidando lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que veo por delante; y, al presentir la inminencia de su muerte, invitaba a los demás a compartir su gozo, diciendo: Alegraos y congratulaos conmigo; y, al pensar en sus peligros y oprobios, se alegra también y dice, escribiendo a los corintios: Vivo contento en medio de mis debilidades de los insultos y de las persecuciones; incluso llama a estas cosas armas de justicia, significando con ello que le sirven de gran provecho.

Y así, en medio de las asechanzas de sus enemigos, habla en tono triunfal de las victorias alcanzadas sobre los ataques de sus perseguidores y, habiendo sufrido en todas partes azotes, injurias y maldiciones, como quien vuelve victorioso de la batalla, colmado de trofeos, da gracias a Dios, diciendo: Gracias sean dadas a Dios, que en todo tiempo nos lleva en el cortejo triunfal de Cristo. Imbuido de estos sentimientos, se lanzaba a las contradicciones e injurias, que le acarreaba su predicación, con un ardor superior al que nosotros empleamos en la consecución de los honores, deseando la muerte más que nosotros deseamos la vida, la pobreza más que nosotros la riqueza, y el trabajo mucho más que otros apetecen el descanso que lo sigue. La única cosa que él temía era ofender a Dios; lo demás le tenía sin cuidado. Por esto mismo, lo único que deseaba era agradar siempre a Dios.

Y, lo que era para él lo más importante de todo, gozaba del amor de Cristo; con esto se consideraba el más dichoso de todos, sin esto le era indiferente asociarse a los poderosos y a los príncipes; prefería ser, con este amor, el último de todos, incluso del número de los condenados, que formar parte sin él, de los más encumbrados y honorables.

Para él, el tormento más grande y extraordinario era el verse privado de este amor: para él, su privación significaba el infierno, el único sufrimiento, el suplicio infinito e intolerable.

Gozar del amor de Cristo representaba para él la vida, el mundo, la compañía de los ángeles, los bienes presentes y futuros, el reino, las promesas, el conjunto de todo bien; sin este amor, nada catalogaba como triste o alegre. Las cosas de este mundo no las consideraba, en sí mismas, ni duras ni suaves.

Las realidades presentes las despreciaba como hierba ya podrida. A los mismos gobernantes y al pueblo enfurecido contra él les daba el mismo valor que a un insignificante mosquito.

Consideraba como un juego de niños la muerte y la más variada clase de tormentos y suplicios, con tal de poder sufrir algo por Cristo.

viernes, 24 de enero de 2025

PALABRA COMENTADA


 

Viernes 2 de tiempo ordinario

Año Impar

Hebreos 8,6-13



REFLEXIÓN

si la primera alianza hubiera sido perfecta, no tendría objeto la segunda

Lo cierto es que algunos persisten en la primera y no son pocos.

Tampoco los que estamos inscritos en la segunda nos quedamos tranquilos con su perfección, porque en este momento parece proclamada y vivenciada, pero no suficientemente operativa y consistente.

no como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto.

Ellos fueron infieles a mi alianza, y  yo me desentendí de ellos

Pondré mis leyes en su mente y las escribiré en sus corazones;

Esta internalización es el fruto del Espíritu de Jesús muerto y resucitado.

Porque en la antigua se dieron justos, y también infidelidades. En la nueva no dejan de darse infidelidades.

Sólo queda un justo cuyo espíritu está a disposición de los corazones creyentes.

Y son muchos los testigos que acreditan ese justo en sus propias vidas y dan fe de que la alianza se puede vivir y cumplir.

Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: "¡Conoce al Señor!", porque todos me conocerán, del menor al mayor

Entonces todo aquel que viva en este espíritu, no tendrá que hacer prosélitos, porque se habrá democratizado el conocimiento de Dios.

Qué es de la Iglesia en un espacio de nueva alianza democratizada? Un signo que promueve pero no atrapa, ni posee con acumulación de cuño capitalista.

Salmo responsorial: 84



REFLEXIÓN

Muéstranos, Señor, tu misericordia

Continúa mostrando Señor tu misericordia.

La salvación está ya cerca de sus fieles

Qué tan cerca? Es un cerca escatológico. Un tempo especial que contraria y no se asimila a nuestro tiempo cronológico.

Marcos 3,13-19



REFLEXIÓN

Jesús subió a la montaña, llamó a los que quiso, y se fueron con él

Jesús es comparado con Moisés, que subió a la montaña del pacto. El texto subraya que su llamado es por iniciativa propia, por soberanía. No es un derecho, no es un arrebato de poder, no se pertenece por una revolución, ni por una protesta. Es un don, que habla de la libertad del donante. No es exigible, como parece sugerir la corriente del pluralismo religioso, cuando va más allá de la libertad de conciencia y de fe.

A doce los hizo sus compañeros

Una amistad de caminantes, que comparten el caminar, para comunicar una buena nueva del reino de Dios. Son un nuevo Israel, un nuevo Pueblo. Se muestra una intención de proyección futura, llámese o no institución eclesial.

Con más sentido de trabajo en equipo, que un protagonismo solitario.

Un nuevo comienzo, un nuevo Moisés y un nuevo pueblo, representado en 12 hombres-tribus.

para enviarlos a predicar, con poder para expulsar demonios

Abriendo paso a una nueva realidad de libertad de la opresión maligna, ejercida por diversos agentes.

En la decepción de la acción guerrera, militar, sanguinaria, por la violencia de las armas confluyen en una liberación de otro tipo, con mayor énfasis trascendente y transformante.

Así constituyó el grupo de los Doce:

De ellos unos son caracterizados por alguna función o pronunciamiento: Pedro, hijos del Trueno, traidor.

Otros no se les caracteriza y poco sabemos de ellos.

En el nuevo pueblo peregrino todos son importantes, pero no todos son visibles.

El don puede ser pisoteado. La elección malversada. Y contarse un traidor entre los elegidos. Hay quienes trabajan y viven por oportunidad no por conciencia. Hay quienes empiezan por conciencia y terminan en oportunidad, porque les cansa estar entre perdedores. O más bien son ganadores? Ganadores de vida nueva, del Reino, de fraternidad, de conciencia transparente, enriquecidos en valores trascendentes.

Son enfoques y visiones contrapuestas que no pueden hacer las paces.

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Viernes 2 de tiempo ordinario

Año Impar

Hebreos 8,6-13

Salmo responsorial: 84

Marcos 3,13-19

DOCTORES DE LA IGLESIA




 De la Introducción a la vida devota, de san Francisco de Sales, obispo (Parte 1, cap. 3)

LA DEVOCIÓN SE HA DE EJERCITAR DE DIVERSAS MANERAS

En la misma creación, Dios creador mandó a las plantas que diera cada una fruto según su propia especie: así también mandó a los cristianos, que son como las plantas de su Iglesia viva, que cada uno diera un fruto de devoción conforme a su calidad, estado y vocación. La devoción, insisto, se ha de ejercitar de diversas maneras, según que se trate de una persona noble o de un obrero, de un criado o de un príncipe, de una viuda o de una joven soltera, o bien de una mujer casada. Más aún: la devoción se ha de practicar de un modo acomodado a las fuerzas, negocios y ocupaciones particulares de cada uno. Dime, te ruego, mi Filotea, si sería lógico que los obispos quisieran vivir entregados a la soledad, al modo de los cartujos; que los casados no se preocuparan de aumentar su peculio más que los religiosos capuchinos; que un obrero se pasara el día en la iglesia, como un religioso; o que un religioso, por el contrario, estuviera continuamente absorbido, a la manera de un obispo, por todas las circunstancias que atañen a las necesidades del prójimo. Una tal devoción ¿por ventura no sería algo ridículo, desordenado o inadmisible?
Y, con todo, esta equivocación absurda es de lo más frecuente. No ha de ser así;
la devoción, en efecto, mientras sea auténtica y sincera, nada destruye, sino que todo lo perfecciona y completa, y, si alguna vez resulta de verdad contraria a la vocación o estado de alguien, sin duda es porque se trata de una falsa devoción. La abeja saca miel de las flores sin dañarlas ni destruirlas, dejándolas tan íntegras, incontaminadas y frescas como las ha encontrado. Lo mismo, y mejor aún, hace la verdadera devoción: ella no destruye ninguna clase de vocación o de ocupaciones, sino que las adorna y embellece.
Del mismo modo que algunas piedras preciosas bañadas en miel se vuelven más fúlgidas y brillantes, sin perder su propio color, así también el que a su propia vocación junta la devoción se hace más agradable a Dios y más perfecto. Esta devoción hace que sea mucho más apacible el cuidado de la familia, que el amor mutuo entre marido y mujer sea más sincero, que la sumisión debida a los gobernantes sea más leal, y que todas las ocupaciones, de cualquier clase que sean, resulten más llevaderas y hechas con más perfección. Es, por tanto, un error, por no decir una herejía, el pretender excluir la devoción de los regimientos militares, del taller de los obreros, del palacio de los príncipes, de los hogares y familias; hay que admitir, amadísima Filotea, que la devoción puramente contemplativa, monástica y religiosa no puede ser ejercida en estos oficios y estados; pero, además de este triple género de devoción, existen también
otros muchos y muy acomodados a las diversas situaciones de la vida seglar. Así pues, en cualquier situación en que nos hallemos, debemos y podemos aspirar a la vida de perfección.

jueves, 23 de enero de 2025

PALABRA COMENTADA


 

Jueves 2 de tiempo ordinario

Año Impar

Hebreos 7,25-8,6



REFLEXIÓN

Jesús puede salvar definitivamente a los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en su favor.

Cuando el acompañamiento favorable que el Señor nos ha prometido y comprometido con su fidelidad se hace abstracto, lejano y difícilmente se siente en la vida ordinaria y en la tribulación, viene en nuestra ayuda esta verdad: Jesús vive para interceder por nosotros.

Su vida nueva no es sólo el ejemplar y modelo de lo que llegaremos a ser, ni tampoco es solamente la victoria del Padre en su Hijo.

Es la presencia dinámica e intercesora de Jesús el viviente por nosotros.

El puesto de la espiritualidad y sus dinámicas de avivamiento enseñadas por los maestros y guías en la historia del cristianismo católico es el de personalizar, apropiar, hacer carne y sangre individual hasta la raíz de la conciencia el evangelio como portador de salvación.

Si palpamos que hay un desmayo y falta de brío en esta vivencia será por nuestro impropia y desfasada comunicación de la espiritualidad como dinámica de apropiación subjetiva.

Esta radicalidad es la que aprecia la fe del creyente en Jesús muerto y resucitado. Tal aprecio no se sostiene si esa fe no repercute más allá de la subjetividad. Porque debe entenderse con la concepción del conocimiento que se valida en sus consecuencias significativas.

En la cultura semita no se concibe el conocimiento en otra forma. Y en el sentido común tampoco. Solo en una época de desintegración pudo darse el divorcio entre razón y praxis. Que no es lo mismo que consecuencias vitales y significatividad.

En ese sentido para nosotros los del siglo xxi esta fe radical debe significar, sino perdemos la vida, en muchos sentidos.

separado de los pecadores

En el testimonio de Jesús encontramos a alguien creíble, de quien no se espera un fraude, aunque no falta quienes lo están buscando e investigando afanosamente.

lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo

En la historia de los sacrificios de religión, Jesús plantea una novedad: el sacrificio de sí mismo.

El sí mismo sacrificado ha sido reflexionado en la historia de la espiritualidad, y admite muchas interpretaciones, experiencias y modalidades.

Está por ejemplo la formulación de Ignacio de Loyola: alejarse del propio amor, querer e interés.

Pero la ciencia sicológica señala que es de temer lo que se desata cuando uno no se quiere a sí mismo. Se requiere una sabiduría superior para captar la diferencia existencial y vivencial del sentido de ese amor que hay que sacrificar para caminar con fe en Jesús.

las palabras del juramento, posterior a la ley, consagran al Hijo, perfecto para siempre.

La institución ley por sí sola no salva.

Estos sacerdotes están al servicio de un esbozo y sombra de las cosas 

Parte de nuestro proceso de conversión está involucrado en la destrucción y desapego de ídolos y anticristos. Muchos hay que pasan por sacerdotes y ministros de alguna salvación, pero están al servicio de esbozos, sombras y borradores. De nada definitivo como Jesús el viviente.

Una posible base para el sentido de las religiones en la encíclica Dominus Iesus

Salmo responsorial: 39



REFLEXIÓN

en cambio, me abriste el oído

Nos cansaremos alguna vez de darle vueltas al compromiso con la Palabra? Se trata de escucharla y ponerla en práctica. Este es el verdadero sacrificio de Jesús y en el que debemos seguirlo.

llevo tu ley en las entrañas.

De tal manera que cuando ya no escucho la Palabra, todo mi ser se estremece y me lo da a entender: que estoy dejando de escuchar y ofrecerme en el único sacrificio.

Marcos 3,7-12



REFLEXIÓN

Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo

La necesidad, la carencia, el dolor, el sufrimiento, la miseria imparable de la gente del tiempo de Jesús y de todo tiempo, hace pensar en un caldo de cultivo de otros males, y también de redención.

Porque a más de uno el servicio aportado por Jesús ha inspirado su propia vocación para aliviar a las gentes.

No solamente tal caldo de cultivo incita a la revancha del resentimiento incubado por tanta frustración. No solamente la revolución que no construye lo suficiente para compensar la destrucción ocasionada sale de ese caldo.

También la revolución silenciosa de servicio por el reino va cundiendo con su alivio, reparación, perdón, fraternidad.

Esto debieron aprender de Jesús sus discípulos conviviendo con él: inspirarse en él para servir la necesidad de muchos.

él les prohibía severamente que lo diesen a conocer

De los espíritus inmundos no puede provenir la confesión y reconocimiento del Hijo de Dios.

Jesús muestra saber bien quién es él, su autenticidad, su misión, y saber que cuenta con el amor de su Padre, de manera que no lo desvía, ni lo enajena, el elogio desproporcionado y desde fuera, o el oprobio que victimiza.

Jesús de Nazaret como paradigma de solidez y equilibrio que se autoustenta y se afirma en sus convicciones.

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Jueves 2 de tiempo ordinario

Año Impar

Hebreos 7,25-8,6

Salmo responsorial: 39

Marcos 3,7-12

SAN CARLO DE JESÚS ACUTIS DE ASIS




 De las Cartas de san Fulgencio de Ruspe, obispo
(Carta 14, 36-37: CCL 91, 429-431)
 
CRISTO VIVE PARA SIEMPRE PARA INTERCEDER POR NOSOTROS

 

Fijaos que en la conclusión de las oraciones decimos: «Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo»; en cambio, nunca decimos: «Por el Espíritu Santo.» Esta práctica universal de la Iglesia tiene su explicación en aquel misterio, según el cual, el mediador entre Dios y los hombres es Cristo Jesús, hombre también él, sacerdote eterno según el rito de Melquisedec, que entró de una vez para siempre con su propia sangre en el santuario, pero no en un santuario hecho por mano de hombre y figura del venidero, sino en el mismo cielo, donde está a la derecha de Dios e intercede por nosotros.

 Teniendo ante sus ojos este oficio sacerdotal de Cristo, dice el Apóstol: Por medio de él ofrezcamos continuamente a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el tributo de los labios que van bendiciendo su nombre. Por él, pues, ofrecemos el sacrificio de nuestra alabanza y oración, ya que por su muerte fuimos reconciliados cuando éramos todavía enemigos. Por él, que se dignó hacerse sacrificio por nosotros, puede nuestro sacrificio ser agradable en la presencia de Dios. Por esto nos exhorta san Pedro: También vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo. Por este motivo decimos a Dios Padre: «Por nuestro Señor Jesucristo.»

 Al referirnos al sacerdocio de Cristo, necesariamente hacemos alusión al misterio de su encarnación, en el cual el Hijo de Dios, a pesar de su condición divina, se anonadó a sí mismo, y tomó la condición de esclavo, según la cual se rebajó hasta someterse incluso a la muerte; es decir, fue hecho un poco inferior a los ángeles, conservando no obstante su divinidad igual al Padre. El Hijo fue hecho un poco inferior a los ángeles en cuanto que, permaneciendo igual al Padre, se dignó hacerse como un hombre cualquiera. Se abajó cuando se anonadó a sí mismo y tomó la condición de esclavo. Más aún, el abajarse de Cristo es el total anonadamiento, que no otra cosa fue el tomar la condición de esclavo.

 Cristo, por tanto, permaneciendo en su condición divina, en su condición de Hijo único de Dios, según la cual le ofrecemos el sacrificio igual que al Padre, al tomar la condición de esclavo fue constituido sacerdote, para que, por medio de él, pudiéramos ofrecer la hostia viva, santa, grata a Dios. Nosotros no hubiéramos podido ofrecer nuestro sacrificio a Dios si Cristo no se hubiese hecho sacrificio por nosotros: en él nuestra propia raza humana es un verdadero y saludable sacrificio. En efecto, cuando precisamos que nuestras oraciones son ofrecidas por nuestro Señor, sacerdote eterno, reconocemos en él la verdadera carne de nuestra misma raza, de conformidad con lo que dice el Apóstol: Todo sumo sacerdote, tomado de entre los hombres, es constituido en favor de los hombres en lo tocante a las relaciones de éstos con Dios, a fin de que ofrezca dones y sacrificios por los pecados. Pero al decir: «tu Hijo», añadimos: «que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo», para recordar, con esta adición, la unidad de naturaleza que tienen el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y significar de este modo que el mismo Cristo, que por nosotros ha asumido el oficio de sacerdote, es por naturaleza igual al Padre y al Espíritu Santo.