sábado, 12 de abril de 2025

PALABRA COMENTADA


 

Sábado 5 de Cuaresma

Ezequiel 37,21-28



REFLEXIÓN

Yo voy a recoger a los israelitas por las naciones adonde marcharon, voy a congregarlos de todas partes y los voy a repatriar

El horizonte de la esperanza sentida del resto de pueblo deportado era ésa: volver al terruño.

Llegará un tiempo que la Palabra encarnada cumpla la promesa en otro horizonte: volver a vivir y reunir un pueblo renovado para siempre.

No se descartó una satisfacción, por otra más volátil. No se evaporó.

Porque la Palabra y sus apóstoles nos prometieron un reino de paz, de plenitud de toda aspiración de la creación, de una nueva creación, para todos y todas.

Si los inmigrantes o migrantes o desplazados en tierra extraña, huidos por razones de fuerza mayor, económica o de peligro para su vida, fueran repatriados en las condiciones positivas que vivieron antes de su tragedia, sería una bendición.

Esta es la bendición que habla el profeta, y es el aporte que el Señor brinda a sus pobres dispersos.

Porque el sentimiento de patria, hogar y terruño se hace doloroso con el alejamiento, forzoso o no. Y el retorno cumple sueños y anhelos atesorados en lo más profundo.

y un solo rey reinará sobre todos ellos

La Palabra en el humano balbucea una promesa con figuras del pasado, cuando se pensaba que eran felices.

Pero andando el tiempo la nueva realidad anunciada en un nuevo tiempo se irá distanciando de las figuras antiguas de la felicidad.

Para la Palabra todo tiempo venidero es mejor, contradiciendo nuestro aferramiento al pasado, y quebrando nuestra resistencia a la transformación.

Volver a tener una guía y autoridad que sea justa y apropiada es también una bendición.

Y cuando se ha perdido y no se tiene esa guía, o no se tiene orientación, la orfandad que sobreviene es muy triste.

Pero quedarse sin autoridad que sirva de liderazgo, es una responsabilidad de todos. Y los subordinados pecan en erosionarla con sus críticas y conspiraciones, ante la realidad que no se ajusta a todos sus deseos y veleidades.

No volverán a ser dos naciones ni a desmembrarse en dos monarquías.

Desapareció la división política y se hizo un solo pueblo país.

Porque la división política es la manifestación de la ambición de poder, que puede constituirse en un medio pero no en un fin.

Caminarán según mis mandatos y cumplirán mis preceptos, poniéndolos por obra.

Como un efecto de la nueva realidad en Jesús resucitado realizada, se hace posible la congruencia, el decir y hacer propio del Señor, en quien no hay sombra de conflicto.

La obediencia será palpablemente la unión de voluntades en el amor definitivo que nos vinculará al Señor.

Mi siervo David será su rey, el único pastor de todos ellos. Caminarán según mis mandatos y cumplirán mis preceptos, poniéndolos por obra

Pero el esquema de realidad en Jesús se dio en forma inédita e innovadora, para escándalo y menosprecio de muchos.

Cosa que nos acontece con frecuencia, cuando la solución que se nos ofrece de parte del Espíritu, choca con lo que esperábamos y a lo que nos hemos aferrado.

cuando esté entre ellos mi santuario para siempre

Hoy este santuario es Jesús, rostro del Padre, con quien convivimos sobretodo en los más pequeños y necesitados.

Jesús es nuestro santuario y él hace extensiva esa condición a los suyos más pequeños.

Con los pequeños entre nosotros se ha ubicado el Señor, y lo que hagamos hacia ellos, lo hacemos para el Señor.

No se trata de exaltar al hombre y mujer, con una ideología de supremacía sino de la llamada a convertirnos en servidores del Señor no en otros sino entre nosotros mismos en cuanto pequeños.

Pero ese santuario, al menos en sus inicios, ni con mucho era comparable a la magnificencia del pasado. Era una pobre edificación, realizada con escasos recursos, como símbolo de la pobreza que vivían en su nuevo comienzo. Era una realidad muy humilde que llamaba a una conversión de los ojos y el corazón para aceptar lo que llegaba de manos de Dios.

Interleccional: Jeremías 31



REFLEXIÓN

"El que dispersó a Israel lo reunirá, / lo guardará como un pastor a su rebaño."

Un misterio permanente que requiere espíritus bizarros: por qué si el Señor nos ama, nos prueba?

convertiré su tristeza en gozo, / los alegraré y aliviaré sus penas

Demos gracias por la consolación cuando nos embarga, como prenda de bienes futuros y consuelo de la tristeza nocturna que pasa.

El servicio a la salvación de los pequeños en el Señor nos procura una gran alegría y satisfacción. El gozo de la comunidad nueva fundada en la compasión y solidaridad.

Juan 11,45-57



REFLEXIÓN

algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.

Jesús de Nazaret, hombre entre los hombres, no convencía a todos, y había quienes discrepaban.

Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación

Hay quienes interpretan los signos de los tiempos con luces meramente humanas sin alcanzar a descifrar la novedad que se anuncia.

Los propios intereses egoístas individuales y de grupo que no se depuran generosamente, se erigen como barreras para captar esa novedad.

Se entiende que uno como Jesús, que no estaba adscrito en su ministerio a ninguna delegación por parte de alguna institución vigente en su tiempo, sino que pasa por un espontáneo, resultara sospechoso y levantara inquietudes, sobretodo en un ambiente controlado por un poder romano, susceptible a cualquier levantamiento o conspiración. Para lo cual había antecedentes.

Para la dirigencia la peligrosidad de Jesús con sus signos estriba en que su liderazgo se acrecienta, y temen que el mismo acarree la destrucción por Roma. ¿Qué tendría Roma que temer objetivamente de un tal Jesús? Su capacidad en aumento de convocatoria y respaldo de las masas. Sería esa la misma evaluación que hacían los romanos o era más bien una excusa de la dirigencia para no ser rebasada y perder poder? Los más inclinados al cambio sociopolítico defienden que efectivamente Jesús ejercía un liderazgo cuyas consecuencias políticas eran intencionales. Los que defienden sólo la causa teológica, minimizan esta hipótesis.

No parece que la encarnación del Designio del Padre en Jesús, pueda escaparse de imbricarse con las fuerzas sociales, políticas, económicas y culturales que se agitan y constituyen la realidad.

Una expresión congruente del designio de shalom del Padre es pensar que la intencionalidad de la causa de Jesús era pacífica, y para un reino de justicia y de paz.

Pero que promoverla despertaba la violencia de la defensa de intereses egoístas de clase, de estatus, de poder.

Y esas fuerzas oscuras soliviantadas por el temor a perder vigencia y estatus se alzaron para acallar al humilde siervo de Yavé y profeta inerme: Jesús.

no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene(dei) que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera." Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente

No entendemos sino con ayuda del Espíritu de Dios el alcance de ciertas palabras y acontecimientos.

Nos toca pedir con humildad la capacidad de vislumbrar. Si nos es concedida, dejarnos guiar por los más sabios y el más sabio, a los horizontes deseados por el Señor.

Es un sentido del tiempo, que requiere paciencia y docilidad, apertura y confianza en la esperanza salvífica que compartimos.

Por lo tanto la muerte de Jesús formó parte de la consideración del bien común, por parte de los responsables de su época.

Los seguidores de Jesús son profunda y esencialmente perturbadores de toda perspectiva sobre bien común que no se alinee sobre la inspiración de Jesús de Nazaret: amor entrañable por los más pequeños.

Ese dei, conveniencia del designio, era y es la marca que identifica la intervención del Señor en su obra, a los ojos de los creyentes.

Lo que dijo Caifás era verdad, pero ni él mismo supo la hondura de su profecía.

La muerte de Jesús no los salvó de la catástrofe, porque esa casta sucumbió más tarde. En todo caso retrasó su realización.

Lo que sí, la conveniencia de la muerte de Jesús tenía un sentido más abarcador, sensus plenior, porque afectaba la posibilidad de cambio del reino del mal, la inequidad y el desamor en el mundo.

Esa muerte era el exorcismo radical, definitivo y final del usurpador posesionado y maligno de este mundo.

por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no sólo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.

La silente y queda revolución del Padre.

Y aquel día decidieron darle muerte

Jesús es prototipo de los que sin ser oídos ya están sentenciados, incluso ignorándolo.

pasaba allí el tiempo con los discípulos

Jesús ya no piensa en sí, en su seguridad sino en apuntalar a sus seguidores para que prosigan la obra del Padre.

Luego discutiremos encarnizadamente si dejó o no una institución, porque a muchos no les gusta la forma de la actual iglesia jerárquica.

Lo cierto es que Jesús no pensó que con su muerte terminaba todo.

Para lograr horas de vida, Jesús pasa a la clandestinidad y dedica su tiempo intensivamente a preparar sus seguidores, para que no muera con él el amor del Padre, y permanezca en los pequeños, para todos hasta que llegue el fin.

Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo.

Y así Jesús entra en el tormento de temer la muerte antes que efectivamente llegue. Vive la inseguridad de la propia vida y teme perderla.

Jesús asume cada resquicio de nuestro penar para transformarlo en su Pascua como energía nueva, creativa de la novedad.

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Sábado 5 de Cuaresma

Ezequiel 37,21-28

Nuevo comienzo para un pueblo unificado bajo un liderazgo, quizás discutible porque se trata de la Casa de David, cuyo consenso no es unánime. Por eso se trata de una renovacón humilde, que no se puede pretender bajo categorías más brillantemente realizadas del pasado. Qué tipo de Rey? Qué tipo de líder? Hay que ponerse de acuerdo. Es imperativo para poder sobre vivir y llegar al shalom

Interleccional: Jeremías 31

El líder es un pastor más bien. Es el Pastor supremo. Es el mismo Dios. Como en tantas ocasiones en que en medio de una confusión y desorganización generalizada, para dolor y muerte de algunos, es impactanto cómo hay cierto ordenamiento que se mantiene, como si cada uno supiera qué hacer, aunque no haya dirigentes.

Juan 11,45-57

La profecía por ser del Sumo Sacerdote de turno era respetable, con su propio peso teológico. Y se compone de una muerte vicaria por todo el pueblo o nación, para que los Romanos no intervengan, argumento del temor, y para reunir los hijos de Dios dispersos, que se discute serían los diferentes grupos religiosos separados y /o también, los gentiles .

En todo caso resultó una profecía de largo alcance, hasta la fecha.

DOCTORES DE LA IGLESIA


 


San Gregorio Nacianceno Sermón 45, 23-24

Vamos a participar en la Pascua, ahora aún de manera figurada, aunque ya más clara que en la antigua ley (porque la Pascua de la antigua ley era, si puedo decirlo así, como una figura oscura de nuestra Pascua, que es también aún una figura). Pero dentro de poco participaremos ya en la Pascua de una manera más perfecta y más pura, cuando el Verbo coma y beba con nosotros la Pascua nueva en el reino de su Padre, cuando nos revele y nos descubra plenamente lo que ahora nos enseña sólo en parte.

REFLEXIÓN

La Historia de Salvación, manifiesta en esta historia cronológica, tiene una figura oscura, otra más clara y una realidad definitiva. Estamos en un período intermedio se puede decir, precedidos pero en camino aún.

Porque siempre es nuevo lo que en un momento dado aprendemos. Qué cosa sea aquella bebida y aquella comprensión plena, corresponde a nosotros aprenderlo, y a él enseñárnoslo e impartir esta doctrina a los discípulos. Pues la doctrina de aquel que alimenta es también alimento. Nosotros hemos de tomar parte en esta fiesta ritual de la Pascua en un sentido evangélico, y no literal, de manera perfecta, no imperfecta; no de forma temporal, sino eterna. Tomemos como nuestra capital, no la Jerusalén terrena, sino la ciudad celeste; no aquella que ahora pisan los ejércitos, sino la que resuena con las alabanzas de los ángeles. Sacrifiquemos no jóvenes terneros ni corderos con cuernos y uñas, más muertos que vivos y desprovistos de inteligencia, sino más bien ofrezcamos a Dios un sacrificio de alabanza sobre el altar del cielo, unidos a los coros celestiales. Atravesemos la primera cortina, avancemos hasta la segunda y dirijamos nuestras miradas al Santísimo. Yo diría aún más: inmolémonos nosotros mismos a Dios, ofrezcámosle todos los días nuestro ser con todas nuestras acciones. Estemos dispuestos a todo por causa del Verbo; imitemos su Pasión con nuestros padecimientos, honremos su sangre  con nuestra sangre, subamos decididamente a su cruz. Si eres Simón Cireneo, coge tu cruz y sigue a Cristo. Si estás crucificado con él como un ladrón, como el buen ladrón confía en tu Dios. Si por ti y por tus pecados Cristo fue tratado como un malhechor, lo fue para que tú llegaras a ser justo. Adora al que por ti fue crucificado, e, incluso si tú estás crucificado por tu culpa, saca provecho de tu mismo pecado y compra con la muerte tu salvación. Entra en el paraíso con Jesús y descubre de qué bienes te habías privado. Contempla la hermosura de aquel lugar y deja que fuera muera el murmurador con sus blasfemias. Si eres José de Arimatea, reclama su cuerpo a quien lo crucificó y haz tuya la expiación del mundo. Si eres Nicodemo, el que de noche adoraba a Dios, ven a enterrar el cuerpo y úngelo con ungüentos. Si eres una de las dos Marías, o Salomé, o Juana, llora desde el amanecer; procura ser el primero en ver la piedra quitada y verás quizá a los ángeles o incluso al mismo Jesús.

REFLEXIÓN

Tomar parte en un sentido evangélico, es perpetrar una voladura del esquema del tiempo cronológico y migrar a la dimensión que es novedad en proceso. Es preciso un esfuerzo de actualización, no de imaginación, de convencimiento, no de ilusión, para participar como actores en los acontecimientos evangélicos que rasgaron la cotidianidad de la cruz, muerte y resurrección. No hay condición humana, aún pecadora y culpable que no pueda identificarse con la pascua, hacerla suya, y asumir lo propio.

viernes, 11 de abril de 2025

PALABRA COMENTADA


 

Viernes 5 de Cuaresma

Jeremías 20,10-13



REFLEXIÓN

Mis amigos acechaban mi traspié

En el transcurso de una misión del Señor, en la divulgación de su Palabra, se dan acechanzas de oposición.

Indicarlas puede ser visto además, como patología paranoica, narcisismo del supuesto perseguido. Se dan casos que dan pie a esas conjeturas.

Pero quien asume la Palabra para guardarla por la fe y practicarla, y la comparte fraternalmente, tenga por seguro que las acechanzas y conspiraciones vendrán. Porque el anti-reino no descansa.

No se trata de una culpabilización a ultranza de alguien. O por buscar culpable de situaciones indeseables. Porque hay quienes ante eso se encogen indiferentes como si fuera un producto de la coincidencia o el azar.

Se trata de que vivimos según la Palabra en un combate contra las fuerzas que se oponen a la salvación del Señor.

Como se pone en los ejercicios ignacianos, estamos ante la decisión de acogernos a una de las banderas o causas que plantea la Palabra: la del reino de Dios o la del anti-reino.

Los estados de ánimo paranoides, con causa proporcionada o sin ella, aunque no sea por una causa de fe religiosa, pero sí por una lucha contra las fuerzas que halan para la injusticia, inequidad, hipocresía o perversión, son un motivo de oración humilde y acción de gracias, en medio del sufrimiento íntimo, que el Señor, en la tortura de su hijo, mira y acepta como holocausto de paz, de justicia y de amor.

Asumir con fe y ejercitar la paciencia es un gesto de amor y acción de gracias a la comunicación del Padre, que misteriosamente desarrolla su designio y en él nos bendice.

examinas al justo y sondeas lo íntimo del corazón

Solo un tú Trascendente y absoluto escudriña la red de motivaciones, ocultas y explícitas, que nos impulsan en las decisiones rutinarias o solemnes. Y más allá tiene en cuenta las oscuras, que ni nosotros sospechamos de nosotros mismos.

libró la vida del pobre de manos de los impíos.

La Palabra del Señor se encarnó en un ethos que configuró un lenguaje, en el que los sentidos se obtienen por reflexión o meditación de entornos circunstanciales y coyunturales.

Así hablan del aprendizaje recientemente los especialistas: como una interacción entre lo que viene donado en la subjetividad y lo que sale al encuentro desde la realidad circundante.

Justo y pobre son dos acepciones claves en la develación que hace el Señor de su proyecto. Y mientras el justo carga con énfasis de la individualidad personal, quizás por una matriz sapiencial, el pobre carga con un énfasis circunstancial poblado de adversidades y humillaciones.

Pero ambas no se confinan, sino que se intercambian porque los énfasis se revierten, el justo con lo circunstancial, el pobre con la subjetividad personal.

Sin embargo los tiempos, los horizontes históricos e ideológicos, suelen marcar o presionar más por un énfasis que en otro, de acuerdo a las necesidades más sentidas, o que se suponen así.

Porque en el diagnóstico que las diversas culturas hacen de sus necesidades perentorias a las cuales deben dar respuesta, no se excluye el interés egoísta de unas clases, grupos, élites sobre otros.

Y en el discernir de la Palabra encarnada se confronta el desafío de separar esos intereses egoístas grupales o colectivos, del núcleo del designio del Señor.

Como fuego abrasador y purificador, va el Señor abrasando todo lo que se opone al avance de su amor.

Salmo responsorial: 17



REFLEXIÓN

tú eres mi fortaleza

Hemos de dar gracias de corazón constantemente al Señor, por la persistencia que nos comunica con su gracia, para mantenernos peregrinando más y mejor, superando las acechanzas internas y externas, subjetivas y objetivas.

Porque nuestra subjetividad no se encuentra libre totalmente de los miedos, suposiciones, susceptibilidades y especulaciones que nos asaltan y atormentan, en nuestras relaciones con el mundo.

Con mucho esfuerzo, en ciertas coyunturas, podemos mantener una perspectiva positiva o constructiva, a pesar de nuestra desolación sicológica y espiritual.

Se ama a alguien valioso, que aporta un significado, que se traduce en bienestar de una existencia.

La vivencia a la que invita la oración sálmica inspirada por el Espíritu, tiene que ver con un posicionamiento en la seguridad que proviene de vivir al Señor como protector.

Es un sentir como si fuéramos un fiel de la balanza: recto hacia tierra sin movernos a un lado o a otro, sensibles y disponibles a cualquier carga.

Sabernos en el Señor produce descanso profundo. Un abandono en manos de quien sabe mejor. Dejarnos conducir impregnados de serenidad, es una señal de la activa vitalidad del Espíritu en y desde nosotros.

torrentes destructores me aterraban

Se dan circunstancias conflictivas y potencialmente destructivas en nuestra vivencia de la existencia, de tiempo en tiempo.

No sólo es un gozo vivir, sino que también a ratos cuesta vivir, con el cúmulo de preocupaciones, agonías, limitaciones o daños que nos sobrevienen.

Son los torrentes que nos apabullan, y obligan a reunir nuestras fuerzas para clamar en la confianza del Señor.

Entonces una voz dentro de nosotros puede irse amplificando. Una voz que nos conmina: Resiste! El Señor está cerca. Ya viene!

Juan 10,31-42



REFLEXIÓN

los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús

Jesús pudo morir en cualquier esquina, sumariamente, sin ningún tipo de proceso, por un arranque de pasión de una turba enardecida o manipulada.

Pero aun en el mayor refinamiento con el que se le procesa desde la religión judía y desde el poder de ocupación romana, hemos de advertir la distancia con la verdadera justicia que salva al inocente.

No importa si sumaria o procesualmente, por técnicas jurídicas, hoy ejerzamos el juicio en pos de la justicia, porque se siente y se vive la honda frustración e insatisfacción de la imperfección de la misma.

Más bien el clamor es porque se logre siquiera un mínimo de limitación a la arbitrariedad de quien ocupe el poder y se detenga, un poco el sinsentido de la venganza. Hasta por motivos baladíes.

Son tantos los que mueren, en una especie de aberración del sentido y valor de una vida humana.

Hasta esas honduras y escenarios tenebrosos se avino a abajarse el Señor Jesús por amor.

Quizás para que sintamos que hasta allí Él es roca y alcázar.

Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?

La recompensa de los humanos no es necesariamente la justificación comparable a la del Señor. Se queda en el exterior, en la apariencia, y no entra en la verdad completa.

No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios

Un barrunto de la peligrosidad de la acusación por blasfemia la tenemos en los casos de cristianos, que son minoría, en algunos países islámicos, cuando sus palabras son presentadas como blasfemia contra Mahoma.

Una acusación así es prácticamente una sentencia de muerte, emitida desde un linchamiento apasionado.

A la hora del ataque quién puede apostar que no se trata de una excusa esgrimida, y no más bien de la envidia del corazón, que mueve a atacar a los que bien obran.

quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros que blasfema porque dice que es hijo de Dios?

Se establece en Juan una diferencia cualitativa en la filiación de Jesús frente a la de quienes escuchan la palabra.

Esta diferencia aún entre sus seguidores no es aceptada unánimemente.

"¿No está escrito en vuestra ley: "Yo os digo: Sois dioses

No obstante la interpretación de que todos somos o estamos llamados a ser dios, a Jesús se le reconoce a fines del siglo primero una distinción cualitativamente superior: consagrado del Padre.

Por lo tanto si no sus palabras, al menos sus obras merecen ser creídas.

Así en el diálogo con los hermanos no cristianos, conviene hacer énfasis en cómo nos une asumir las obras buenas de Jesús, como un terreno común de creencia.

creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.

No creer las obras es una ceguera injustificable. Cierra la puerta al reconocimiento del amor transformador en el mundo.

Sí! Efectivamente somos hijos del Padre, dioses como Jesús: si hacemos las buenas obras del Padre.

En esto se muestra nuestra divinidad y filiación. Si nuestro ágape construye la fraternidad.

todo lo que Juan dijo de éste era verdad

Las palabras del testimonio de Juan vibran aun cuando él no vive. Y señalan a Jesús.

La resurrección de Monseñor Romero y cualquier otro, en el pueblo, muestra persistencia de la vibración de este testigo a favor de Jesús, en los pobres.

La causa de Jesús en los pobres es la causa del reino de Dios, la muestra encarnada del amor de Dios que salva todo el ser humano.

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Viernes 5 de Cuaresma

Jeremías 20,10-13

El ministerio profético acarrea pasar por delincuente, en el sentido de ser denunciado, distorsionado, acechado, vigilado para ver dónde cae y se equivoca. No es un paseo triunfal asegurado para siempre, ni una ovación que no cesa. Pero su fortaleza es la experiencia salvadora de Dios, actualizada en su clamor orante

Salmo responsorial: 17

La roca abunda en el paisaje montañoso y desértico de la tierra bíblica, dando pie a las semejanzas con Dios como roca firme y estable a la que nos podemos adherir y donde podemos buscar refurgio frente a peligros y males de muerte.

Juan 10,31-42

El salmo 82,5 Dios degrada a los supuestos dioses, pertenecientes a la corte de Dios, que hicieron mal su tarea y juzgaron indebidamente a los más débiles. A este salmo se refiere Jesús, cuando echa en cara por llamarse Hijo de Dios, haciendo obras buenas a favor de los desfavorecidos.

Las obras que hace Jesús son su testigo. Pero también en esto, los que crean lo aceptarán, y si no se irán en contra, como los que quieren apedrearlo.

SAN CARLO DE JESÚS ACUTIS DE ASIS



 
Del Tratado de san Fulgencio de Ruspe, obispo, Sobre la fe a Pedro
(Cap. 22, 62: CCL 91 A, 726. 750-751)
 
SE ENTREGÓ POR NOSOTROS

 

Los sacrificios de víctimas carnales, que la Santísima Trinidad, el mismo y único Dios del antiguo y del nuevo Testamento, había mandado a nuestros padres que le fueran ofrecidos, significaban la agradabilísima ofrenda de aquel sacrificio en el cual el Hijo de Dios había de ofrecerse misericordiosamente según la carne, él solo, por nosotros.

 Él, en efecto, como nos enseña el Apóstol, se entregó por nosotros a Dios como oblación de suave fragancia. Él es el verdadero Dios y el verdadero sumo sacerdote, que por nosotros penetró una sola vez en el santuario, no con la sangre de toros o de machos cabríos, sino con su propia sangre. Esto es lo que significaba el sumo sacerdote del antiguo Testamento cuando entraba con la sangre de las víctimas, una vez al año, en el santuario.

 Él es, por tanto, el que manifestó en su sola persona todo lo que sabía que era necesario para nuestra redención; él mismo fue sacerdote y sacrificio, Dios y templo; sacerdote por quien fuimos absueltos, sacrificio con el que fuimos perdonados, templo en el que fuimos purificados, Dios con el que fuimos reconciliados. Pero él fue sacerdote, sacrificio y templo sólo en su condición de Dios unido a la naturaleza de siervo; no en su condición divina sola, porque bajo este aspecto todo es común con el Padre y el Espíritu Santo.

 Debemos, pues, retener firmemente y sin asomo de duda que el mismo Hijo único de Dios, la Palabra hecha carne, se ofreció por nosotros a Dios en oblación y sacrificio de agradable olor; el mismo al que, junto con el Padre y el Espíritu Santo, los patriarcas, profetas y sacerdotes del antiguo Testamento sacrificaban animales; el mismo al que ahora, en el nuevo Testamento, junto con el Padre y el Espíritu Santo, con los que es un solo Dios, la santa Iglesia católica no cesa de ofrecerle, en la fe y la caridad, por todo el orbe de la tierra, el sacrificio de pan y vino.

 Aquellas víctimas carnales significaban la carne de Cristo, que él, libre de pecado, había de ofrecer por nuestros pecados, y la sangre que para el perdón de ellos había de derramar; pero en este sacrificio se halla la acción de gracias y el memorial de la carne de Cristo, que él ofreció por nosotros, y de la sangre, que el mismo Dios derramó por nosotros. Acerca de lo cual dice san Pablo en los Hechos de los apóstoles: Tened cuidado de vosotros y del rebaño que el Espíritu Santo os ha encargado guardar, como pastores de la Iglesia de Dios, que él adquirió con la sangre de su Hijo.

 Por tanto, los antiguos sacrificios eran figura y signo de lo que se nos daría en el futuro; pero en este sacrificio se nos muestra de modo evidente lo que ya nos ha sido dado.

 Los sacrificios antiguos anunciaban por anticipado que el Hijo de Dios sería muerto en favor de los impíos; pero en este sacrificio se anuncia ya realizada esta muerte, como lo atestigua el Apóstol, al decir: Cuando estábamos nosotros todavía sumidos en la impotencia del pecado, murió Cristo por los pecadores, en el tiempo prefijado por el Padre; y añade: Siendo enemigos, hemos sido reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo

jueves, 10 de abril de 2025

PALABRA COMENTADA


 

Jueves 5 de Cuaresma

Génesis 17,3-9



REFLEXIÓN

seré su Dios

Se insiste en la pertenencia de este Dios a Abraham. Él quiere ser de Abraham, quedarse con Abraham. Colmarlo de bendiciones: tierra, muchedumbre de descendientes. Lo ama, lo elige, se queda con Abraham y lo acompaña.

Es un Dios voluntariamente en las cercanía humana. Su designio es ser un Dios nuestro.

Llega profundo en nosotros la Palabra que dice que Dios sale a buscarnos y encontrarnos, en generosidad rebosante.

Nos lo muestra narrativamente la parábola del Padre pródigo con el hijo arrepentido del evangelio de Lucas.

Dios de ternura y delicadeza. Propicio a festejar y alegrar nuestra existencia como seres insustituibles.

Por qué o cómo esta misma bendición se hace ver en tanta tragedia y maldad como hay en el mundo? Cómo lo compaginamos?

Tú guarda mi pacto

Más bien dice que no olvide que estamos en Alianza. Es lo básico y con ello viene todo, lo demás. Es el reino que hay que buscar: recordar la alianza.

Serás padre de muchedumbre de pueblos

El cristiano, el judío y el musulmán. Entre ellos aún no hay paz a pesar del padre común: Abraham.

Para cada uno lo suyo es lo máximo, lo mejor. Es un sentimiento legítimo. Solamente que debe abrirse al respeto y aceptación de la existencia del otro.

Trabajar por ello es constructivo y según el Nuevo Testamento es necesario: que sean uno.

Salmo responsorial: 104



REFLEXIÓN

El Señor es nuestro Dios

Antes que su poder nos pasme de admiración  Él es un compañero: es para nosotros para que seamos de Él. Un amor absorbente y radical, que aguarda nuestra correspondencia coherente e íntegra.

Cada uno de estos pueblos hermanos pero aún fratricidas dio un nombre al único Dios de Abraham: Santo, Misericordioso, Amor.

Ninguno de estos nombres equivalen a aniquilación de los demás. No conllevan un programa de exterminio, ni de exclusión.

Somos nosotros, nuestras mezquindades y egoísmos, personales y colectivos, los que hacen la discordia.

Tan dañados podemos llegar a ser, que aún en cada pueblo hay divisiones internas, tendencias, mutuas recriminaciones.

Es como una división sin fin rumbo a la aniquilación total.

Por eso el camino de la paz y amistad es una contracorriente de unificación, que colabora y sirve a la causa del ser humano: para que siga vivo sobre la tierra.

La vida que Dios aporta es cohesión y unificación del todo, en permanente vigilia contra la enfermedad y la muerte, que trae separación, división, disolución.

Dos corrientes, dos tendencias y debemos decidir en cada coyuntura de la existencia a cuál nos sumamos.

Se acuerda de su alianza eternamente, / de la palabra dada, por mil generaciones; / de la alianza sellada con Abrahán, / del juramento hecho a Isaac

El amor conyugal refleja algo de esta alianza. Refleja a alguien como Él enamorado y en enamoramiento constante y persistente. No abandona, no se aleja, siempre presente.

La fidelidad conyugal, cuando se da, es una muestra y promoción de un amor de Dios así: desbordante, gratuito, como un perro fiel.

Juan 8,51-59



REFLEXIÓN

quien guarda mi palabra no sabrá lo que es morir para siempre

Porque esta palabra es comunicación y convivencia con un Dios Padre viviente.

Esta palabra escuchada con atención y buena voluntad, no nos deja dormir en el endurecimiento del corazón.

Nos mantiene inquietos y en el peregrinaje que busca mejores momentos.

¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron, ¿por quién te tienes?

Es la mentalidad lastrada que no puede remontar, ni atina a dejarse convencer, que se resiste a mirar de otro modo, por suspicacia, miedo, temor, para no sentirse burlada y engañada. Temor a creer. Demasiado bueno y bello para creer.

yo lo conozco y guardo su palabra

y convivo con el viviente

Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría.

"Os aseguro que antes que naciera Abrahán, existo yo."

Sin embargo los seguidores de Jesús de Nazareth creemos que él sirve a la causa de unificación de los pueblos hermanos pero fratricidas.

Por supuesto, también debe inspirar la causa de unificación del propio pueblo creyente cristiano.

Esta conversión es básica y nuclear si queremos servir a otros hermanos.

Aun entre los teólogos cristiano católicos se busca escamotear esta afirmación de Juan y otras semejantes.

Como una consigna se minimiza, se disipa, se polemiza la comprensión de Jesús como partícipe de la divinidad del Padre desde su pre-existencia.

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Jueves 5 de Cuaresma

Génesis 17,3-9

Se registran cambios de nombre para Dios, Altísimo, o de la montaña, para Abraham, padre de pueblos, y para Sara. Se añade la circuncisión como marca visible de la Alianza. Una costumbre que también se da en otros pueblos, pero en la adolescencia, no en el recien nacido como aquí. El cambio de nombre reviste importancia por la simbólica de cambio de misión. El nombre es la caracterización de la persona pueblo, su aporte, su destino.

Salmo responsorial: 104

Hacer memoria de cada momento de la historia de salvación ayuda a guardar la alianza. Sin memoria no hay posibilidad de reconocimiento, lo que agrada a Dios.

Juan 8,51-59

Hasta hoy para rabinos comprometidos en el diálogo de acercamiento con cristianos aceptar la vida eterna en las palabras de Jesús es un escándalo, difícil de superar. No es un obstáculo menor. Es el hueso duro de roer, la confesión de Jesús como Palabra de Dios eterna, sostenido por un hombre joven que sólo se tiene a sí y la interpretación de las escrituras que hace y los milagros que opera, para que su testimonio sea afirmado entre los posibles creyentes. Algo parecido al drama del profeta luchando por hacerse creíble. Pero mucho más radical.

Jesús acude a que Dios es el que testifica y da Gloria en él. Que él solo no valdría nada. Importante retener esto para una desmedida glorificación humana de Jesús, que no está en sus cálculos.Hay cristologías que pueden resultar solo un reflejo de la vanidad humana, incluso las kenóticas.