viernes, 28 de febrero de 2025

PALABRA COMENTADA


VIERNES 7 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar 

Eclesiástico 6,5-17 

Al amigo fiel tenlo por amigo, el que lo encuentra encuentra un tesoro 

un amigo fiel no tiene precio ni se puede pagar su valor 

Este texto es una belleza e inspira a dar gracias por la amistad que hayamos podido alcanzar en esta vida. 

Es como un sacramento de la amistad inalterable del Señor con nosotros, que a su vez solicita reciprocidad. 

Por eso el discípulo amado, en su evangelio da espacio al dicho de Jesús cuando llama amigos a sus discípulos, al final de su misión. Una amistad que se ha forjado en la camaradería, en las pruebas y en la superación de la traición. 

Salmo responsorial: 118 

Enséñame a cumplir tu voluntad / y a guardarla de todo corazón 

Es posible volverse sincero de corazón para cumplir la voluntad de DIOS. Es lo propio de la verdadera amistad. 

Y la amistad con DIOS es un proceso infinito, abierto a la eternidad, en el que la transparencia, lealtad y sinceridad se elevan a plenitud. 

Por lo tanto, la amistad sincera en nuestra historia, es el amor al prójimo que nace del corazón y se purifica en el Señor hasta la eternidad. 

Marcos 10,1-12 

otra vez se le fue reuniendo gente por el camino, y según costumbre les enseñaba 

Abierto al encuentro con los demás durante su caminar, sin exclusiones, ni rechazos, hace de Jesús un ser dispuesto y receptivo, que no se reserva sino que se entrega para ayudar. 

Son muchos los que lo han seguido y continúan siguiendo, aun calladamente, porque su ímpetu se mantiene inspirando energías generosas para colaborarle a los otros en sus carencias. 

Esta actitud llevada a un límite suficiente, haría del planeta un lugar más habitable para todos y todas, un lugar de fraternidad. 

Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre 

Jesús distingue y profundiza. Una cosa es la concesión a la terquedad o dureza de corazón, otra el designio de Dios, torcido por el hombre. 

Porque hay etapas cerriles en la evolución de la madurez espiritual humana en las que el Señor es permisivo, esperando la conversión más profunda. 

Nuestro proceso es histórico, ni simultáneo, ni instantáneo, ni inmediato, de ordinario. 

"Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio." 

Ambos son tercos y comenten adulterio, en el sentido profundo de ir contra el designio del Señor. 

Porque el adulterio como infidelidad y deslealtad a la pareja es la dramatización de la infidelidad y deslealtad con el Señor, que nos amó primero. 

El adulterio puede manifestarse como una debilidad carnal, para seres que no remontan sus raíces evolutivas desde el animal, y en ese sentido inconscientes e irresponsables. 

Pero puede ir más allá al convertirse en humillación, ofensa, maltrato e injusticia con la pareja agraviada. Entonces muestra toda su malicia pervertida. 

La terquedad es empecinarse en el propio amor, querer e interés. 

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VIERNES 7 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar 

Eclesiástico 6,5-17 

Salmo responsorial: 118

Marcos 10,1-12 

SAN CARLO DE JESÚS ACUTIS DE ASIS


La vida plena que nos comparte mediante su reliquia

Del comentario de san Gregorio de Agrigento, obispo, sobre el libro del Eclesiastés
(Libro 8, 6: PG 98,1071-1074)
MI CORAZÓN SE ALEGRA EN EL SEÑOR

Anda, come tu pan con alegría y bebe contento tu vino, porque Dios ya ha aceptado tus obras.
Si queremos explicar estas palabras en su sentido obvio e inmediato, diremos, con razón, que nos parece justa la exhortación del Eclesiastés, de que, llevando un género de vida sencillo y adhiriéndonos a las enseñanzas de una fe recta para con Dios, comamos nuestro pan con alegría y bebamos contentos nuestro vino, evitando toda maldad en nuestras palabras y toda sinuosidad en nuestra conducta, procurando, por el contrario, hacer objeto de nuestros pensamientos todo aquello que es recto, y procurando, en cuanto nos sea posible, socorrer a los necesitados con misericordia y liberalidad; es decir, entregándonos a aquellos afanes y obras en que Dios se complace.
Pero la interpretación mística nos eleva a consideraciones más altas y nos hace pensar en aquel pan celestial y místico, que baja del cielo y da la vida al mundo; y nos enseña asimismo a beber contentos el vino espiritual, aquel que manó del costado del que es la vid verdadera, en el tiempo de su pasión salvadora. Acerca de los cuales dice el Evangelio de nuestra salvación: Jesús tomó pan, dio gracias, y dijo a sus santos discípulos y apóstoles: "Tomad y comed, esto es mi cuerpo, que será entregado por vosotros para el perdón de los pecados." Del mismo modo, tomó el cáliz, y dijo: "Bebed todos de él, éste es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados." En efecto, los que comen de este pan y beben de este vino se llenan verdaderamente de alegría y de gozo y pueden exclamar: Has puesto alegría en nuestro corazón.
Además, la Sabiduría divina en persona, Cristo, nuestro salvador, se refiere también, creo yo, a este pan y este vino, cuando dice en el libro de los Proverbios: Venid a comer de mi pan y a beber el vino que he mezclado, indicando la participación sacramental del que es la Palabra. Los que son dignos de esta participación tienen en toda sazón sus ropas, es decir, las obras de la luz, blancas como la luz, tal como dice el Señor en el Evangelio: Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo. Y tampoco faltará nunca sobre su cabeza el ungüento rebosante, es decir, el Espíritu de la verdad, que los protegerá y los preservará de todo pecado.