viernes, 23 de junio de 2023

BEATO CARLO



 Del Tratado de san Cipriano, obispo y mártir, Sobre la oración del Señor.
(Cap. 23-24: CSEL 3, 284-285)


QUE LOS QUE SOMOS HIJOS DE DIOS PERMANEZCAMOS EN LA PAZ DE DIOS

El Señor añade una condición necesaria e ineludible, que es a la vez un mandato y una promesa, esto es, que pidamos el perdón de nuestras ofensas en la medida en que nosotros perdonamos a los que nos ofenden, para que sepamos que es imposible alcanzar el perdón que pedimos de nuestros pecados si nosotros no actuamos de modo semejante con los que nos han hecho alguna ofensa. Por ello dice también en otro lugar: Con la medida con que midáis se os medirá a vosotros. Y aquel siervo del Evangelio, a quien su amo había perdonado toda la deuda y que no quiso luego perdonarla a su compañero, fue arrojado a la cárcel. Por no haber querido ser indulgente con su compañero, perdió la indulgencia que había conseguido de su amo.

Y vuelve Cristo a inculcarnos esto mismo, todavía con más fuerza y energía, cuando nos manda severamente: Cuando estéis rezando, si tenéis alguna cosa contra alguien, perdonadle primero, para que vuestro Padre celestial os perdone también vuestros pecados. Pero si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre celestial perdonará vuestros pecados. Ninguna excusa tendrás en el día del juicio, ya que serás juzgado según tu propia sentencia y serás tratado conforme a lo que tú hayas hecho.

Dios quiere que seamos pacíficos y concordes y que habitemos unánimes en su casa, y que perseveremos en nuestra condición de renacidos a una vida nueva, de tal modo que los que somos hijos de Dios permanezcamos en la paz de Dios y los que tenemos un solo espíritu tengamos también un solo pensar y sentir. Por esto Dios tampoco acepta el sacrificio del que no está en concordia con alguien, y le manda que se retire del altar y vaya primero a reconciliarse con su hermano; una vez que se haya puesto en paz con él, podrá también reconciliarse con Dios en sus plegarias. El sacrificio más importante a los ojos de Dios es nuestra paz y concordia fraterna y un pueblo cuya unión sea un reflejo de la unidad que existe entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Además, en aquellos primeros sacrificios que ofrecieron Abel y Caín, lo que miraba Dios no era la ofrenda en sí, sino la intención del oferente, y por eso le agradó la ofrenda del que se la ofrecía con intención recta. Abel, el pacífico y justo, con su sacrificio irreprochable, enseñó a los demás que, cuando se acerquen al altar para hacer su ofrenda, deben hacerlo con temor de Dios, con rectitud de corazón, con sinceridad, con paz y concordia. En efecto, el justo Abel, cuyo sacrificio había reunido estas cualidades, se convirtió más tarde él mismo en sacrificio y así, con su sangre gloriosa, por haber obtenido la justicia y la paz del Señor, fue el primero en mostrar lo que había de ser el martirio, que culminaría en la pasión del Señor. Aquellos que lo imitan son los que serán coronados por el Señor, los que serán reivindicados el día del juicio.

Por lo demás, los discordes, los disidentes, los que no están en paz con sus hermanos no se librarán del pecado de su discordia, aunque sufran la muerte por el nombre de Cristo, como atestiguan el Apóstol y otros lugares de la sagrada Escritura, pues está escrito: Quien aborrece a su hermano es un homicida, y el homicida no puede alcanzar el reino de los cielos y vivir con Dios. No puede vivir con Cristo el que prefiere imitar a Judas y no a Cristo.

jueves, 22 de junio de 2023

PALABRA COMENTADA

 

JUEVES 11 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

2Corintios 11,1-11



REFLEXIÓN

igual que la serpiente sedujo a Eva con su astucia, se pervierta vuestro modo de pensar y abandone la entrega y fidelidad a Cristo

O sea que nadie le puede asegurar a ninguno fidelidad y lealtad absolutas, a prueba de todo. Ni siquiera, y menos, a Dios, a Jesús, al reino de Dios.

Se requiere una construcción esforzada entre el llamado y don del Padre en su hijo, y nuestro querer, voluntad y libertad, hasta el último suspiro.

Cómo pudo el Creador y Redentor hacer una criatura tan autónoma, como el hombre y la mujer, que se pueden hasta perder en su decisión libre?

Cuando alguien ama quiere ser correspondido en libertad, y cualquier sombra de obligación o coerción, aborta esa correspondencia.

Un verdadero amante desea ser amado en libertad, y no por otros intereses dominantes.

Por supuesto hay quienes se conforman por ser amados por su poder, belleza, dinero y demás.

No les interesa ser amados por sí mismos, por su dignidad de persona. Son mercenarios.

Así es nuestro Padre Dios: un amante que desea nuestra correspondencia libre, no obligada, ni comprada, por amor a su gloria, su amor y su bondad. Para eso nos hizo autónomos.

Se presenta cualquiera predicando un Jesús diferente del que yo predico, os propone un espíritu diferente del que recibisteis, y un Evangelio diferente del que aceptasteis, y lo toleráis tan tranquilos.

La veleidad, el relativismo, la indiferencia por el compromiso de conciencia asumido previamente, no son asuntos solamente de nuestra época. Vienen de muy atrás. Lo que tenemos hoy son re-ediciones. Reciclaje de basura.

La variable relevante en nuestro mundo es el consumismo que se promueve en el contexto del mercado. Y las creencias de la conciencia también entran en la oferta y demanda cultural.

En el hablar soy inculto, de acuerdo; pero en el saber no, como os lo he demostrado siempre y en todo

Esta especie de confesión del apóstol nos revela que no era la elocuencia su mayor talento. Y el impacto que mostró tener en la evangelización aparece como un aporte del testimonio de su entrega de fe y el don del Espíritu Santo.

aunque pasara necesidad, no me aproveché de nadie

Un testimonio que implicaba no utilizar a ningún evangelizado para su propio beneficio.

Hoy sigue siendo un testimonio deseable y necesario de quienes se sienten llamados al celo apostólico, porque vivimos bajo una historia prolongada de utilización y manipulación para intereses inconfesables.

Salmo responsorial: 110



REFLEXIÓN

Justicia y verdad son las obras de sus manos

Las obras de Dios se conocen en que se dan ambas: justicia y verdad. Si una falta no es obra de Dios. La justicia extremada sin verdad acaba siendo injusticia. La verdad extremada sin justicia acaba siendo mentira.

Hoy en día las etiquetas son igualdad y transparencia, pero traducen justicia y verdad.

Es la promesa de la tierra prometida que nos ofrece la santidad laica, la religión laica.

Pero extreman la igualdad sin transparencia y la transparencia sin igualdad, y caen en los vicios antes mencionados sobre la justicia que deviene injusticia y la verdad que acaba en mentira.

Mateo 6,7-15



REFLEXIÓN

se imaginan que por hablar mucho les harán caso

La actitud ante el Señor en la oración es de receptividad y apertura más que de discurso para convencer. Estar dispuesto a su escrutinio y la justificación que viene de Él, más que defendernos y autojustificarnos.

No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que se lo pidáis

La base de nuestra fe en el ruego es esta confianza de hijos en su Padre. Por lo que se puede decir que las palabras sobran.

Sin embargo hablar poco no quiere decir no hablar del todo. Porque a nuestra conciencia de hijos le viene bien que digamos algo en la confianza de que somos oidos por nuestro Padre.

La oración es un bien para nosotros mismos, para aumentar nuestra confianza. Porque el Señor no necesita que le oremos para saber lo que necesitamos.

“Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno."

Este género de oración que se pone en boca de Jesús pone de relieve la actitud ante el Padre más alocentrada que egocentrada.

La joya de la corona es esta forma de orar de Jesús en la que nos transmite su Espíritu de Hijo, para que tengamos la audacia de relacionarnos con el Señor como nuestro Padre.

Y congruente como es Jesús de Nazaret con lo que enseña y lo que hace, su oración no parlotea solicitudes, sino que arranca con la alabanza y la acción de gracias por el Dios Padre que tenemos.

Un Padre tan cercano que su morada, su identidad y gloria, su dominio y su querer están con nosotros en el “venga a nos” de Jesús.

Tal cercanía hace posible y viable nuestra convivencia pacífica y feliz, con nuestra cooperación por la fraternidad y el ágape.

Y como la fidelidad y lealtad no está asegurada pedimos que nuestra libertad sea saneada por su don.

si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas

Como administradores perdonados nos toca seguir perdonando y administrando perdón para no desmerecer el que se nos dio.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1671838750287048706?s=20

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2Corintios 11,1-11

La defensa del evangelio de Jesús, según Pablo, no se compadece con la tolerancia de otras presentaciones que lo desvirtúen o lo desfiguren. Hay un momento en el que quien asuma el servicio de la evangelización deberá ubicar a quienes interfieran o desprestigien el servicio realizado a la Palabra de Jesús. La tolerancia no puede estar por encima de la fidelidad, a menos que sea una expresión de legítima fidelidad.

Salmo responsorial: 110

El sentido eminencial de justicia y verdad de Dios, revelado a nosotros como salvación, es motivo de agradecimiento porque es un don, que tenemos que preservar para no distorsionar. Es una responsabilidad nuestra estar pendientes de ese sentido desde Dios, para mantenerlo y defenderlo.

Mateo 6,7-15

La plegaria que nos enseña Jesús como un ejemplo de la oración adecuada, en vez de las prolongadas oraciones paganas, tiene un acento de los últimos días que puede acentuar el sentido de vida eterna, más que de vida presente. Sin embargo se da la primera petición, la del pan, en un sentido cotidiano, del día que transcurre ahora, acorde con la recomendación del Señor sobre preocuparse por el día de hoy, y no ansiar lo del futuro (Mt 6,34). Danos hoy lo que pertenece a la vida eterna para no vivir preocupados por el futuro incierto. Como podría figurarlo el maná en el desierto.