sábado, 24 de junio de 2023

BEATO CARLO



 De los Sermones de san Agustín, obispo
(Sermón 293, 1-3: PL 38, 1327-1328)


LA VOZ DEL QUE CLAMA EN EL DESIERTO

La Iglesia celebra el nacimiento de Juan como algo sagrado, y él es el único de los santos cuyo nacimiento se festeja; celebramos el nacimiento de Juan y el de Cristo. Ello no deja de tener su significado, y, si nuestras explicaciones no alcanzaran a estar a la altura de misterio tan elevado, no hemos de perdonar esfuerzo para profundizarlo y sacar provecho de él.

Juan nace de una anciana estéril; Cristo, de una jovencita virgen. El futuro padre de Juan no cree el anuncio de su nacimiento y se queda mudo; la Virgen cree el del nacimiento de Cristo y lo concibe por la fe. Esto es, en resumen, lo que intentaremos penetrar y analizar; y, si el poco tiempo y las pocas facultades de que disponemos no nos permiten llegar hasta las profundidades de este misterio tan grande, mejor os adoctrinará aquel que habla en vuestro interior, aun en ausencia nuestra, aquel que es el objeto de vuestros piadosos pensamientos, aquel que habéis recibido en vuestro corazón y del cual habéis sido hechos templo.

Juan viene a ser como la línea divisoria entre los dos Testamentos, el antiguo y el nuevo. Así lo atestigua el mismo Señor, cuando dice: La ley y los profetas llegan hasta Juan. Por tanto, él es como la personificación de lo antiguo y el anuncio de lo nuevo. Porque personifica lo antiguo, nace de padres ancianos; porque personifica lo nuevo, es declarado profeta en el seno de su madre. Aún no ha nacido y, al venir la Virgen María, salta de gozo en las entrañas de su madre. Con ello queda ya señalada su misión, aun antes de nacer; queda demostrado de quién es precursor, antes de que él lo vea. Estas cosas pertenecen al orden de lo divino y sobrepasan la capacidad de la humana pequeñez. Finalmente, nace, se le impone el nombre, queda expedita la lengua de su padre. Estos acontecimientos hay que entenderlos con toda la fuerza de su significado.

Zacarías calla y pierde el habla hasta que nace Juan, el precursor del Señor, y abre su boca. Este silencio de Zacarías significaba que, antes de la predicación de Cristo, el sentido de las profecías estaba en cierto modo latente, oculto, encerrado. Con el advenimiento de aquel a quien se referían estas profecías, todo se hace claro. El hecho de que en el nacimiento de Juan se abre la boca de Zacarías tiene el mismo significado que el rasgarse el velo al morir Cristo en la cruz. Si Juan se hubiera anunciado a sí mismo, la boca de Zacarías habría continuado muda. Si se desata su lengua es porque ha nacido aquel que es la voz; en efecto, cuando Juan cumplía ya su misión de anunciar al Señor, le dijeron: Dinos quién eres. Y él respondió: Yo soy la voz del que clama en el desierto. Juan era la voz; pero el Señor era la Palabra que existía ya al comienzo de las cosas. Juan era una voz pasajera, Cristo la Palabra eterna desde el principio.

viernes, 23 de junio de 2023

PALABRA COMENTADA

 

VIERNES 11 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

2Corintios 11,18.21b-30



REFLEXIÓN

presumiré de lo que muestra mi debilidad.

Gloriarse, exultar, enorgullecerse de la falta de fuerza, debilidad, enfermedad. Esto más que la fortaleza, determinación y constancia que se exhibe en las pruebas.

Si hay una debilidad que marca todo, y desde la fe, con incertidumbre, se entiende como cruz.

Como tal, una prueba querida o permitida por Dios, y para su mayor gloria. Porque de lo débil y de la cruz hace el Señor brotar vida eterna.

Sólo eso es potente para  sostener en medio del conflicto y la duda sobre nuestro valor.

Salmo responsorial: 33



REFLEXIÓN

Bendigo al Señor en todo momento,

Poderlo bendecir en todo momento, señal es de fortaleza del Espíritu, en y por nuestro espíritu.

que los humildes lo escuchen y se alegren.

Que son los permanentes humillados por su aparente debilidad y fracaso a los ojos del mundo del estatus.

Al superar la pobreza económica los pobres no deben olvidar la fuerza que los habita desde su debilidad, para proseguir en la alegría del Señor.

Mateo 6, 19-23



REFLEXIÓN

"No atesoréis tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban. Atesorad tesoros en le cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los coman, ni ladrones que abran boquetes y roben. Porque dónde está tu tesoro, allí está tu corazón.

Si entendemos el cielo como la dimensión del reino en proceso activo desde ya, en medio de nosotros, atesorar en el cielo significaría vivir, existir trabajando y apegándonos a esa dimensión, a ese reino.

Implicaría un compromiso de educarnos, formarnos, afectarnos por el valor del reino, todos los días, en cada momento.

Porque allí no hay corrupción ni polilla.

Por eso luchar contra la corrupción puede ser menos favorable para el reino, que actuar la incorrupción apegándonos a la justicia, la misericordia y la fraternidad.

Dónde va toda mi fuerza vital, hacia dónde se concentra? Debemos alegrarnos si va hacia la región del Espíritu aun con un lastre carnal, que nos recuerda nuestra debilidad en transformación.

La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Y si la única luz que tienes está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!

Así como el ojo es fuente de luz para el cuerpo, la Palabra y su escucha es la fuente de luz para nuestra existencia. Si no estamos a oscuras.

Luz ha sido y es la Palabra de Dios que cotidianamente me enseña, me labra, me esculpe, me anima, me recuerda todo para la salvación de nosotros.

Cómo mira un ojo sano para dar luz. Cómo uno enfermo para oscurecer? Qué es ojo? la intención, el móvil, la motivación, la búsqueda?

Hacia dónde se dirige todo lo que pretendo, por lo que me esfuerzo, lo que construyo, por lo que me afano?

A un bien común, a un ágape fraterno o más bien, hacia un egoísmo que daña los demás?

El malestar de nuestra cultura se aloja en ese norte inconfesado, que procura reunir en sinergia todas nuestras fuerzas para empoderarnos.

Pero en donde no cabe la debilidad que se ofrece a la transformación en fuerza de Dios.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1672207252051173376?s=20

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2Corintios 11,18.21b-30

La debilidad de la que Pablo se gloria es aquella de la que brota una fortaleza para asumir trabajos, preocupaciones, calamidades y luchas por la fe en Jesucristo propia y de las comunidades que se sirven. Debilidad para la fortaleza del servicio al evangelio de Jesús. Capacidad de sufrir por la causa de Jesús.

Salmo responsorial: 33

Invocar al Señor desde la aflicción es recurrir a su disponibilidad a intervenir por causa de nuestra debilidad, intervención que simpre tiene en el horizonte a la red en la que convivo, al pueblo de Dios

Mateo 6, 19-23

La preocupación por lo valioso o tesoro es que se pierda, se dañe, se robe, es decir, las contingencias que impiden experimentar seguridad absoluta, contra todo riesgo. Aquello que quisiéramos asegurar para siempre y así tener paz y descanso total, de manera que me desconecto de cualquier preocupación. Por supuesto, sólo Dios es la seguridad absoluta, y un tesoro tendrá que ver con el dominio de Dios para durar para siempre.