miércoles, 27 de noviembre de 2024

SAN CARLO DE JESÚS ACUTIS DE ASIS

BEATO CARLO


 

De la homilía de un autor del siglo II
(Caps 15, 1-17, 2: Funk 1, 161-167)
Convirtámonos a Dios, que nos llama


Creo que vale la pena tener en cuenta el consejo que os he dado acerca de la

continencia; el que lo siga no se arrepentirá, sino que se salvará a sí mismo por

haberlo seguido y me salvará a mí por habérselo dado. No es pequeño el premio

reservado al que hace volver al buen camino a un alma descarriada y perdida. La mejor muestra de agradecimiento que podemos tributar a Dios, que nos ha

creado, consiste en que tanto el que habla como el que escucha lo hagan con fe y

con caridad.

Mantengámonos firmes en nuestra fe, justos y santos, para que así podamos

confiadamente rogar a Dios, pues él nos asegura: Clamarás al Señor, y te

responderá: «Aquí estoy». Estas palabras incluyen una gran promesa, pues nos

demuestran que el Señor está más dispuesto a dar que nosotros a pedir. Ya que

nos beneficiamos todos de una benignidad tan grande, no nos envidiemos unos

a otros por los bienes recibidos. Estas palabras son motivo de alegría para los

que las cumplen, de condenación para los que las rechazan.

Así, pues, hermanos, ya que se nos ofrece esta magnífica ocasión de

arrepentirnos, mientras aún es tiempo convirtámonos a Dios, que nos llama y

se muestra dispuesto a acogernos. Si renunciamos a los placeres terrenales y

dominamos nuestras tendencias pecaminosas, nos beneficiaremos de la

misericordia de Jesús. Daos cuenta que llega el día del juicio, ardiente como

un horno, cuando el cielo se derretirá y toda la tierra se licuará como el plomo

en el fuego, y entonces se pondrán al descubierto nuestras obras, aun las más

ocultas. Buena cosa es la limosna como penitencia del pecado; mejor el ayuno

que la oración, pero mejor que ambos la limosna; el amor cubre la multitud

de los pecados, pero la oración que sale de un corazón recto libra de la

muerte. Dichoso el que sea hallado perfecto en estas cosas, porque la limosna

atenúa los efectos del pecado.

Arrepintámonos de todo corazón, para que no se pierda ninguno de

nosotros. Si hemos recibido el encargo de apartar a los idólatras de sus errores,

¡cuánto más debemos procurar no perdernos nosotros que ya conocemos a

Dios! Ayudémonos, pues, unos a otros en el camino del bien, sin olvidar a los

más débiles, y exhortémonos mutuamente a la conversión.


martes, 26 de noviembre de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Martes 34 de tiempo ordinario

Año Par

Apocalipsis 14, 14-19



REFLEXIÓN

"Arrima tu hoz y siega; ha llegado la hora de la siega, pues la mies de la tierra está más que madura."

vendimió la viña de la tierra y echó las uvas en el gran lagar del furor(thimos:celo apasionado) de Dios

Cambio de perspectiva. Llegó la siega, la cosecha, el final. Terminó el crecimiento y el dejar crecer la cizaña con el trigo. Terminó el discernimiento.

Para qué sirve una visión así, cuando sabemos que nos encontramos en un momento de vigilar el crecimiento?

Para que no perdamos de vista que este no es el último episodio, sino que estamos llamados a un final en el que deberemos cosechar.

Cuál y cuanta es mi cosecha? No es una pregunta ociosa, sino que debe mantenerse a lo largo del peregrinaje, para darle bríos y persistencia.

Debemos aspirar al apasionamiento y celo que el mismo Señor manifestará al final. Su Espíritu es un fuego que consume, desde ahora hasta el final.

En el aire de los tiempos actuales se advierte una cierta radicalidad emocional que se alimenta de impaciencia e impotencia ante la lentitud que muestran las vías de solución a los conflictos. 

Es un rugir interno que se manifiesta en la incomodidad y desinstalación externa y da cuenta como señal del paso entre nosotros del fuego del Espíritu del Señor.

En la historia hay momentos así, de gran intensidad, como una labor de parto de un nuevo mundo.

las uvas están en sazón

Habrá un momento para el viñador en que se decida que podemos dar el mejor vino, bebida que procede de una elaboración propia de una sabiduría milenaria, acumulada, y que ha acompañado tantas celebraciones de vida y muerte.

corrió tanta sangre

El vino nos recuerda la sangre, y los humanos que estamos llenos de ella y la prodigamos en muchos actos, unos con más sentido que los otros. 

Los mártires, recuerdo en particular los jesuitas del El Salvador, fueron pisados como en un lagar de último día, salpicando con su sangre un jardín, cuya tierra bebió su sangre. Ésta había corrido por sus venas y arterias, movilizada y movilizando sus corazones, que muchas veces vivieron ansias, alegrías y temores.

Probablemente la paz de los justos, los que viven intensamente una causa justa, los adormeció en el Señor, eliminando el terror y la angustia como Jesús: en tus manos encomiendo mi espíritu.

Salmo responsorial: 95



REFLEXION

vitoreen los campos y cuanto hay en ellos, / aclamen los árboles del bosque.  

Delante del Señor, que ya llega,

Ya pero todavía no. Intensidad divina que no cabe en nuestro esquema temporal. Sobrepujar del Espíritu en nuestros nunca demasiado aptos receptáculos. Y así experimentamos que nos desbordan los cambiantes acontecimientos. Que somos llevados, raptados. Y en esperanza ansiamos que sea hacia Él, alfa y omega del universo y su historia.

Lucas 21,5-11



REFLEXIÓN

algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos

El templo de Jerusalén, proporciones guardadas, era una obra construída para deslumbrar y por lo tanto el orgullo de esos habitantes de una ciudad de montaña y de los peregrinos que acudían de muchas partes.

llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido

Tenía que ser Jesús tan aguafiestas, que le amarga a sus conciudadanos el orgullo nacional: el último templo. Gran fuente de ingresos para una ciudad con tantos desempleados y menesterosos. Una ciudad orgullosa de tener un centro de peregrinación internacional, aunque fuera metida en la montaña. Un orgullo para un pueblo sufrido y oprimido que no tenía mucho de que vanagloriarse, sino este Templo.

Quizás no lo dijo el Señor antes que ocurriera, o cuando lo dijo no tenía esta solemnidad y acidez. Quizás es un dicho rescatado por la comunidad del evangelista después que el templo fue destruído cuarenta años después de la muerte de Jesús.

En todo caso parece que tuvo razón. Fue aplastado el orgullo nacional, no sin algún tipo de provocación por la resistencia zelota, adueñada del poder de los saduceos y enfervorizada con el martirio y la liberación, por las armas y la sangre.

Jesús en cuya boca se pone este dicho, que pudo no haberlo dicho, pero que sus seguidores le atribuyen su inspiración porque figura como una de las acusaciones en el juicio que se le siguió. 

Lo que sí recoge como sabiduría de Jesús y de los antiguos profetas esta comunidad cristiana es la poca seguridad que pudo ofrecer el magnífico templo a los jerosolimitanos ante la embestida de los romanos del año 70 d.C.

Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien "El momento está cerca"; no vayáis tras ellos.

Porque los creyentes ávidos de liberación somos pasto de manipulaciones y carne de cañón de utopías mesiánicas. Por eso se nos pide cuidado, sensatez, discernimiento del engaño.

Se refleja el discernimiento que hubo de hacer la comunidad en los tiempos previos a la invasión romana. Porque los Zelotas que asumieron el control, predicaban su resistencia como una inspiración divina.

Se trataba también de celo y apasionamiento.

el final no vendrá en seguida

La agonía puede ser mucho más larga de lo deseado. Los mercados financieros pueden seguir en crisis más allá de lo deseado.

No está en su recuperación nuestra esperanza de una mejor calidad de vida.

Una cosa son los dolores de parto y otra el parto mismo. En las angustias y dolores puede haber mucho engaño queriendo anticipar lo que viene por su propia sabiduría. Se precisa paciencia , serenidad y confianza en quien es el responsable de cosechar.

El discernimiento de las primeras generaciones de fe cristiana en la Palabra les fue dando luces para entender cuál final era al que habían de estar preparados.

Porque no cualquier tumulto es el gran final.

"Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo." 

Las circunstancias históricas pueden empeorar mucho más

no tengáis pánico

Es la recomendación del Señor de la historia, de quien depende el designio y a cuya voluntad deseamos servir más allá del tropiezo.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1595021633701711874?s=20&t=goxSTEzFORvsWz1mThYrsQ

motivaciondehoy


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Martes 34 de tiempo ordinario

Año Par

Apocalipsis 14, 14-19

Salmo responsorial: 95

Lucas 21,5-11