miércoles, 10 de agosto de 2022

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


Miércoles, XIX semana

San Agustín Comentario sobre los salmos 47, 7

Lo que habíamos oído lo hemos visto. ¡Oh bienaventurada Iglesia! En un tiempo oíste, en otro viste. Oíste en el tiempo de las promesas, viste en el tiempo de su realización; oíste en el tiempo de las profecías, viste en el tiempo del Evangelio. En efecto, todo lo que ahora se cumple había sido antes profetizado. Levanta, pues, tus ojos y esparce tu mirada por todo el mundo; contempla la heredad del Señor difundida ya hasta los confines del orbe; ve cómo se ha cumplido ya aquella predicción: Que se postren ante él todos los reyes, y que todos los pueblos le sirvan. Y aquella otra: Elévate sobre el cielo, Dios mío, y llene la tierra tu gloria. Mira a aquel cuyas manos y pies fueron traspasados por los clavos, cuyos huesos pudieron contarse cuando pendía en la cruz, cuyas vestiduras fueron sorteadas; mira cómo reina ahora el mismo que ellos vieron pendiente de la cruz. Ve cómo se cumplen aquellas palabras: Lo recordarán y volverán al Señor hasta de los confines del orbe; en su presencia de postrarán las familias de los pueblos. Y, viendo esto, exclama lleno de gozo: Lo que habíamos oído lo hemos visto. Con razón se aplican a la Iglesia llamada de entre los gentiles las palabras del salmo: Escucha, hija, mira: olvida tu pueblo y la casa paterna. Escucha y mira: primero escuchas lo que no ves, luego verás lo que escuchaste. Un pueblo extraño –dice otro salmo– fue mi vasallo; me escuchaban y me obedecían. Si obedecían porque escuchaban es señal de que no veían. ¿Y cómo hay que entender aquellas palabras: Verán algo que no les ha sido anunciado y entenderán sin haber oído? Aquellos a los que no habían sido enviados los profetas, los que anteriormente no pudieron oírlos, luego, cuando los oyeron, los entendieron y se llenaron de admiración. Aquellos otros, en cambio, a los que habían sido enviados, aunque tenían sus palabras por escrito, se quedaron en ayunas de su significado y, aunque tenían las tablas de la ley, no poseyeron la heredad. Pero nosotros, lo que habíamos oído lo hemos visto. En la ciudad del Señor de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios. Aquí es donde hemos oído y visto. Dios la ha fundado para siempre. No se engrían los que dicen: El Mesías está aquí o está allí. El que dice: Está aquí o está allí induce a división. Dios ha prometido la unidad: los reyes se alían, no se dividen en facciones. Y esta ciudad, centro de unión del mundo, no puede en modo alguno ser destruida: Dios la ha fundado para siempre. Por tanto, si Dios la ha fundado para siempre, no hay temor de que cedan sus cimientos.

REFLEXIÓN

La evidencia del cumplimiento de las promesas en su tiempo fue Jesús: predicando y actuando, muriendo y resucitando. Él mismo entendió que después la evidencia costaría mucho más para la entrega de la fe, porque elevo a rango de bienaventuranza creer después que él y su generación hubieran desaparecido. Hoy estamos en un período particularmente difícil para l evidencia de fe por la cultura positivista y tecnológica, pero somos igualmente bienaventurados si creemos.

EJERCICIOS ESPIRITUALES

 

[17] 17ª La décima séptima: mucho aprovecha, el que da los exercicios, no queriendo pedir ni saber los propios pensamientos ni peccados del que los rescibe, ser informado fielmente de las varias agitaciones y pensamientos, que los varios spíritus le traen; porque, segum el mayor o menor provecho, le puede dar algunos spirituales exercicios convenientes y conformes a la necesidad de la tal ánima así agitada.

REFLEXIÓN

[17] La cuenta de conciencia es una comunicación más profunda, que requiere una gran entrega de la dinámica y proceso de los ejercicios a la auscultación del director@ acompañante, por el propio bien en aras de la transparencia del alma, y para recibir orientaciones pertinentes a la presente coyuntura. Es una personalización de los ejercicios, una atención personalizada. Y para nada requiere una apertura a la privacidad que el/la ejercitante puede seguir guardando para sí. Por lo tanto, no se trata de una confesión sacramental ante un ministro competente, sino de una información sobre las agitaciones y pensamientos surgidos o activados por los ejercicios.

[18] 18ª La décima octava: según la disposición de las personas que quieren tomar exercicios spirituales, es a saber, según que tienen edad, letras o ingenio, se han de aplicar los tales exercicios; porque no se den a quien es rudo, o de poca complisión, cosas que no pueda descansadamente llevar y aprovecharse con ellas. Assimismo, según que se quisieren disponer, se debe de dar a cada uno, porque más se pueda ayudar y aprovechar. Por tanto, al que se quiere ayudar para se instruir y para llegar hasta cierto grado de contentar a su ánima, se puede dar el examen particular, núm. [24], y después el examen general, núm. [32]; juntamente por media hora a la mañana el modo de orar sobre los mandamientos, peccados mortales, etc., núm. [238], comendándole también la confessión de sus peccados de ocho en ocho días, y si puede tomar el sacramento de quince en quince, y si se affecta mejor de ocho en ocho. Esta manera es más propia para personas más rudas o sin letras, declarándoles cada mandamiento, y así de los peccados mortales, preceptos de la Iglesia, cinco sentidos, y obras de misericordia. Ansimesmo, si el que da los exercicios viere al que los recibe ser de poco subiecto o de poca capacidad natural, de quien no se espera mucho fructo; más conveniente es darle algunos destos exercicios leves, hasta que se confiese de sus peccados; y después, dándole algunos exámenes de consientia, y orden de confesar más a menudo que solía, para se conservar en lo que ha ganado, no proceder adelante en materias de elección, ni en otros algunos exercicios, que están fuera de la primera semana; mayormente qvando en otros se puede hacer mayor provecho, faltando tiempo para todo.

REFLEXIÓN

[18] Los ejercicios no son para todos y todas las que digan que los desean hacer. Hay ciertos mínimos para garantizar, si se puede decir, que se alcance el fruto deseado: buscar y hallar la voluntad de Dios. Se descartan aquell@s que no pueden fácilmente comprender porque no se han ejercitado en la lectura, atención, intelección o no pueden asumir cierta presión derivada de horarios, silencio, introversión y demás. Pero es posible adecuar ciertos elementos a su capacidad, de manera que logren cierta satisfacción espiritual. Serían como catequesis adaptadas a personas sencillas o que no desean profundizar más allá de lo necesario. En este sentido hay muchas formas y metodologías. Es importante que si entre l@s ejercitantes se detecta personas que llevan los ejercicios con dificultad, no se avance a materias más propias de la segunda semana.