[17] 17ª La décima séptima: mucho
aprovecha, el que da los exercicios, no queriendo pedir ni saber los propios
pensamientos ni peccados del que los rescibe, ser informado fielmente de las
varias agitaciones y pensamientos, que los varios spíritus le traen; porque,
segum el mayor o menor provecho, le puede dar algunos spirituales exercicios
convenientes y conformes a la necesidad de la tal ánima así agitada.
REFLEXIÓN
[17] La cuenta de conciencia es una comunicación
más profunda, que requiere una gran entrega de la dinámica y proceso de los
ejercicios a la auscultación del director@ acompañante, por el propio bien en
aras de la transparencia del alma, y para recibir orientaciones pertinentes a
la presente coyuntura. Es una personalización de los ejercicios, una atención
personalizada. Y para nada requiere una apertura a la privacidad que el/la
ejercitante puede seguir guardando para sí. Por lo tanto, no se trata de una
confesión sacramental ante un ministro competente, sino de una información
sobre las agitaciones y pensamientos surgidos o activados por los ejercicios.
[18] 18ª La décima octava: según la
disposición de las personas que quieren tomar exercicios spirituales, es a
saber, según que tienen edad, letras o ingenio, se han de aplicar los tales
exercicios; porque no se den a quien es rudo, o de poca complisión, cosas que
no pueda descansadamente llevar y aprovecharse con ellas. Assimismo, según que
se quisieren disponer, se debe de dar a cada uno, porque más se pueda ayudar y
aprovechar. Por tanto, al que se quiere ayudar para se instruir y para llegar
hasta cierto grado de contentar a su ánima, se puede dar el examen particular,
núm. [24], y después el examen general, núm. [32]; juntamente por media hora a
la mañana el modo de orar sobre los mandamientos, peccados mortales, etc., núm.
[238], comendándole también la confessión de sus peccados de ocho en ocho días,
y si puede tomar el sacramento de quince en quince, y si se affecta mejor de
ocho en ocho. Esta manera es más propia para personas más rudas o sin letras,
declarándoles cada mandamiento, y así de los peccados mortales, preceptos de la
Iglesia, cinco sentidos, y obras de misericordia. Ansimesmo, si el que da los
exercicios viere al que los recibe ser de poco subiecto o de poca capacidad
natural, de quien no se espera mucho fructo; más conveniente es darle algunos
destos exercicios leves, hasta que se confiese de sus peccados; y después,
dándole algunos exámenes de consientia, y orden de confesar más a menudo que
solía, para se conservar en lo que ha ganado, no proceder adelante en materias
de elección, ni en otros algunos exercicios, que están fuera de la primera
semana; mayormente qvando en otros se puede hacer mayor provecho, faltando
tiempo para todo.
REFLEXIÓN
[18] Los ejercicios no son para todos y todas las
que digan que los desean hacer. Hay ciertos mínimos para garantizar, si se
puede decir, que se alcance el fruto deseado: buscar y hallar la voluntad de
Dios. Se descartan aquell@s que no pueden fácilmente comprender porque no se
han ejercitado en la lectura, atención, intelección o no pueden asumir cierta
presión derivada de horarios, silencio, introversión y demás. Pero es posible
adecuar ciertos elementos a su capacidad, de manera que logren cierta
satisfacción espiritual. Serían como catequesis adaptadas a personas sencillas
o que no desean profundizar más allá de lo necesario. En este sentido hay
muchas formas y metodologías. Es importante que si entre l@s ejercitantes se
detecta personas que llevan los ejercicios con dificultad, no se avance a
materias más propias de la segunda semana.
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