lunes, 20 de enero de 2025

SAN CARLO DE JESÚS ACUTIS DE ASIS


 


Lunes, II semana

De la carta de san Ignacio de Antioquía, obispo y mártir, a los Efesios
(Cap. 13--18, 1: Funk 1, 183-187)

TENED FE Y CARIDAD PARA CON CRISTO

Procurad reuniros con más frecuencia para celebrar la acción de gracias y la alabanza divina. Cuando os reunís con frecuencia en un mismo lugar, se debilita el poder de Satanás, y la concordia de vuestra fe le impide causaros mal alguno. Nada mejor que la paz, que pone fin a toda discordia en el cielo y en la tierra.

Nada de esto os es desconocido si mantenéis de un modo perfecto, en Jesucristo, la fe y la caridad, que son el principio y el fin de la vida: el principio es la fe, el fin la caridad. Cuando ambas virtudes van a la par se identifican con el mismo Dios, y todo lo demás que contribuye al bien obrar se deriva de ellas. El que profesa la fe no peca, y el que posee la caridad no odia. Por el fruto se conoce el árbol; del mismo modo, los que hacen profesión de pertenecer a Cristo se distinguen por sus obras. Lo que nos interesa ahora, más que hacer una profesión de fe, es mantenernos firmes en esa fe hasta el fin.

Es mejor callar y obrar que hablar y no obrar. Buena cosa es enseñar, si el que enseña también obra. Uno solo es el maestro, que lo dijo, y existió; pero también es digno del Padre lo que enseñó sin palabras. El que posee la palabra de Jesús es capaz de entender lo que él enseñó sin palabras y llegar así a la perfección, obrando según lo que habla y dándose a conocer por lo que hace sin hablar. Nada hay escondido para el Señor, sino que aun nuestros secretos más íntimos no escapan a su presencia. Obremos, pues, siempre conscientes de que él habita en nosotros, para que seamos templos suyos y él sea nuestro Dios en nosotros, tal como es en realidad y tal como se manifestará ante nuestra faz; por esto tenemos motivo más que suficiente para amarlo.

No os engañéis, hermanos míos. Los que perturban las familias no poseerán el reino de Dios. Ahora bien, si los que así perturban el orden material son reos de muerte, ¿cuánto más los que corrompen con sus falsas enseñanzas la fe que proviene de Dios, por la cual fue crucificado Jesucristo? Estos tales, manchados por su iniquidad, irán al fuego inextinguible, como también los que les hacen caso. Para esto el Señor recibió el ungüento en su cabeza, para infundir en la Iglesia la incorrupción. No os unjáis con el repugnante olor de las enseñanzas del príncipe de este mundo, no seaa que os lleve cautivos y os aparte de la vida que tenemos prometida. ¿Por qué no somos todos prudentes, si hemos recibido el conocimiento de Dios, que es Jesucristo? ¿Por qué nos perdemos neciamente, no reconociendo el don que en verdad nos ha enviado el Señor?

Mi espíritu es el sacrificio expiatorio de la cruz, la cual para los incrédulos es motivo de escándalo, mas para nosotros es la salvación y la vida eterna.

domingo, 19 de enero de 2025

PALABRA COMENTADA


 

Domingo 2 de tiempo ordinario

Isaías 62, 1-5




REFLEXIÓN

hasta que rompa la aurora de su justicia

La Palabra nos viene hoy por los textos de otra tradición de Isaías, que no es el histórico de hacía más de un siglo que había existido, sino de escribas que se nutrían de su orientación en circunstancias nuevas.

Ya no se trata del contexto de la monarquía del reino de Judá, en la que vivió Isaías, ni del exilio en Babilonia en la que predicó otro grupo de discípulos isaianos con el tema de la consolación.

Ahora es el momento del retorno del exilio, cuando comprueban los retornados, llenos de esperanza, que la tarea de reconstrucción ha sido más dura de lo que se pensaba. Y que no cuentan ya con el esplendor de la monarquía davídica bendecida en Sión como mesías del Señor.

Así el profeta para no quedar mal con los antecesores debe hacer esfuerzo para que el ánimo no se vuelva a decaer como en el exilio, ante la pobreza de la realidad.

Por eso se hace gala de un ánimo que debe venir del Señor, de una esperanza más allá de la esperanza,llena de lágrimas, porque el consuelo no parece ni tanto.

porque el Señor te prefiere a ti, y tu tierra tendrá marido

A pesar de todo Él nos ama, nos sigue eligiendo, somos su pueblo pobre pero somos su pueblo, es lo que parece decir el relevo de profeta.

La lección es que hay que aprender a leer en las circunstancias adversas una cercanía amorosa del Señor. Aprender significa ajustarse, hacerse al modo, dejar los propios. Porque el aprendizaje es un salto a lo desconocido.

Ahora que iniciamos el itinerario regular del tiempo ordinario, nos puede asaltar la pesadez de un caminar sin mayores brillos.

También el escepticismo porque vemos que en las realidades diarias no aparecen los cambios que necesitamos. Que la vela todavía demora.

Salmo responsorial: 95



REFLEXIÓN

cantad al Señor, bendecid su nombre

Prosigamos por tanto en la alabanza recogiendo las sutiles evidencias de su intervención con acción de gracias.

1Corintios 12, 4-11



REFLEXIÓN

En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común.

La diversidad es de temer cuando significa caos. Pero es una riqueza cuando converge en el bien de todos, el más universal y necesario.

Por tanto resulta destructivo para nuestra obra de asociación con el Espíritu alzarnos posesivamente con los dones y carismas que se nos han delegado, para bien de los hermanos y hermanas.

Los dones del Espíritu por glamorosos que se vean son para construir fraternidad y sororidad.

repartiendo a cada uno en particular como a él le parece.

La presunción sobre los carismas y su extrapolación de alguno, como el más importante, estaría muy a tono con el anhelo de protagonismo, tan común entre nosotros.

Pero el antídoto es el convencimiento del carisma como donación del Señor, para el bien de todos. Tanto es más importante mientras más coopere con la construcción de la fraternidad. Tanto cuanto.

Juan 2, 1-11

REFLEXIÓN

"Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora."

En el tema de los milagros y la intervención del Señor en nuestra existencia, como personas y como pueblo, no prestamos tanta atención a la calidad de las soluciones que nos ofrece.

Sólo una mirada de fe más atenta y agradecida descubre su intervención por pequeña que sea, como la mejor y más atinada solución al problema que nos aflige.

Es la matriz de toda intervención de Dios, que pone al descubierto el evangelio: vino nuevo de la nueva alianza con Jesús de Nazaret, en vez de agua de abluciones de los judíos.

manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él.

Y por tanto no logramos captar toda la gloria de su intervención, mientras no aquilatemos la sabiduría de su aporte.

Sin embargo, como los discípulos, nuestra fe no ha terminado de crecer y deberá prepararse a expandir su comprensión, a la gloria de futuras intervenciones, cuando no parecen favorecernos tanto.

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Domingo 2 de tiempo ordinario

Isaías 62, 1-5

Salmo responsorial: 95

1Corintios 12, 4-11

Juan 2, 1-11