lunes, 13 de octubre de 2025

DOCTORES DE LA IGLESIA


 
De la carta de san Agustín, obispo, a Proba
(Carta 130, 9, 18--10, 20: CSEL 44, 60-63)

DEBEMOS EN CIERTOS MOMENTOS AMONESTARNOS A NOSOTROS MISMOS CON LA ORACIÓN VOCAL

Deseemos siempre la vida dichosa y eterna, que nos dará nuestro Dios y Señor, y así estaremos siempre orando. Pero, con objeto de mantener vivo este deseo, debemos, en ciertos momentos, apartar nuestra mente de las preocupaciones y quehaceres que, de algún modo, nos distraen de él y amonestarnos a nosotros mismos con la oración vocal, no fuese caso que si nuestro deseo empezó a entibiarse llegara a quedar totalmente frío y, al no renovar con frecuencia el fervor, acabara por extinguirse del todo.

Por eso, cuando dice el Apóstol: Presentad públicamente vuestras peticiones a Dios, no hay que entender estas palabras como si se tratara de descubrir a Dios nuestras peticiones, pues él continuamente las conoce, aun antes de que se las formulemos; estas palabras significan, más bien, que debemos descubrir nuestras peticiones a nosotros mismos en presencia de Dios, perseverando en la oración, sin mostrarlas ante los hombres por vanagloria de nuestras plegarias.

Como esto sea así, aunque ya en el cumplimiento de nuestros deberes, como dijimos, hemos de orar siempre con el deseo, no puede considerarse inútil y vituperable el entregarse largamente a la oración, siempre y cuando no nos lo impidan otras obligaciones buenas y necesarias. Ni hay que decir, como algunos piensan, que orar largamente sea lo mismo que orar con vana palabrería. Una cosa, en efecto, son las muchas palabras y otra cosa el afecto perseverante y continuado. Pues del mismo Señor está escrito que pasaba la noche en oración y que oró largamente; con lo cual, ¿qué hizo sino darnos ejemplo, al orar oportunamente en el tiempo, aquel mismo que, con el Padre, oye nuestra oración en la eternidad?

Se dice que los monjes de Egipto hacen frecuentes oraciones, pero muy cortas, a manera de jaculatorias brevísimas, para que así la atención, que es tan sumamente necesaria en la oración, se mantenga vigilante y despierta y no se fatigue ni se embote con la prolijidad de las palabras. Con esto nos enseñan claramente que así como no hay que forzar la atención cuando no logra mantenerse despierta, así tampoco hay que interrumpirla cuando puede continuar orando.

Lejos, pues, de nosotros la oración con vana palabrería; pero que no falte la oración prolongada, mientras persevere ferviente la atención. Hablar mucho en la oración es como tratar un asunto necesario y urgente con palabras superfluas. Orar, en cambio, prolongadamente es llamar con corazón perseverante y lleno de afecto a la puerta de aquel que nos escucha. Porque con frecuencia la finalidad de la oración se logra más con lágrimas y llantos que con palabras y expresiones verbales. Porque el Señor recoge nuestras lágrimas en su odre y a él no se le ocultan nuestros gemidos, pues todo lo creó por medio de aquel que es su Palabra, y no necesita las palabras humanas.

domingo, 12 de octubre de 2025

PALABRA COMENTADA


 

Domingo 28 de tiempo ordinario

2Reyes 5, 14-17



REFLEXIÓN

su carne quedó limpia de la lepra, como la de un niño

no ofrecerá holocaustos ni sacrificios a otros dioses fuera del Señor

Estamos inhibidos de relacionarnos con una imagen de Dios así: nos da algo, nos cumple un favor y lo alabamos.

Porque rehuimos en nombre de la pureza de intención y de la actitud mercantilista entretenernos con un Dios que debo alabar y a quien debo pedir favores.

Parece más digna una relación libre de necesidades y dependencias, gratuita y generosa en la aceptación de la libertad mutua. Lo otro es como una esclavitud y permite el cálculo en el amor.

Sin embargo quien puede acusar a un niño necesitado de amparo, que pida un favor.

Y quién puede descalificar al adulto que se lo ofrece.?

Luego no todo lo que miramos con suspicacia resulta malicioso y corrupto. Quizás es nuestro ojo el que así lo hace.

Más bien es preciso dejar que la buena fe aflore en nuestra voluntad y se deje llevar por la gratitud.

Salmo responsorial: 97



REFLEXIÓN

Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas

Un canto de acción de gracias, estimulado por la novedad de su intervención. Por el amor que experimentamos, cuando se nos acerca y nos rodea.

El Señor da a conocer su victoria

El Señor muestra ser como los niños y los adultos que se regocijan por el bien que hacen, y su felicidad es la felicidad en el rostro de los beneficiados. Ese momento es incomparable y tal satisfacción no tiene comparación.

Aunque en ciertos casos tal beneficio no puede declararse libre de contaminación del egoísmo, el interés y el cálculo.

Y además se tema crear una dependencia que nos comprometa más allá de lo pensado.

se acordó de su misericordia y su fidelidad

Nuestro Dios es el Señor de la memoria: se acuerda y espera que se acuerden.

2Timoteo 2, 8-13



REFLEXIÓN

Haz memoria de Jesucristo

resucitado de entre los muertos

Si él resucitó, también nosotros, los que hacemos memoria de él, vamos resucitando.

Éste ha sido mi Evangelio

Evangelizar como hacer memoria de Jesucristo muerto y resucitado.

la palabra de Dios no está encadenada

Es una palabra libre, que va más allá de nuestras prisiones de incongruencia y fallas en el testimonio.

si morimos con él, viviremos con él. Si perseveramos, reinaremos con él

Si lo negamos, también él nos negará

No parece congruente con el conjunto. Hubiéramos esperado que Él no nos negaría…a pesar de todo, porque Él es Dios. Y nos ha acostumbrado a su trascendencia.

Si somos infieles, él permanece fiel

Y así se constituye en la negación de cualquier semejanza de nuestra fidelidad e infidelidad, basadas en la correspondencia.

Porque Él es más que una correspondencia y nos desborda con su amor.

Lucas 17, 11-19



REFLEXIÓN

Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: "Jesús, maestro, ten compasión de nosotros."

Jesús está por  abandonar la región norte, la que en el antiguo Israel constituyó un reino hermano rival de Judá y Jerusalén.

Justo era el hogar de las 10 tribus, que ahora se representan en 10 leprosos que claman misericordia, antes que Jesús los abandone.

Porque el Norte ha sido la patria de Jesús, donde ha crecido y se ha formado. Y donde ha iniciado su misión de buena nueva.

Allí también Jesús ha tenido que confesar que ningún profeta es bien recibido en su tierra, y en algunos lugares no ha podido curar por falta de fe de sus cóterraneos.

Así que estos 10 leprosos que bien pudieran representar esa región merecerían, según nuestra regla de correspondencia, que no se les escuchara.

Al verlos, les dijo: "Id a presentaros a los sacerdotes."  Y, mientras iban de camino, quedaron limpios

Pero Jesús tiene una misión de su Padre Dios, y no representa su propio criterio, sino la Trascendencia operativa del Señor quien está por manifestar, por enésima vez su misericordia por encima de cualquier tipo de mezquindad, división o ajuste de cuentas, porque su Designio es la unidad plena de los pueblos consigo.

Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias.

Éste era un samaritano.

Horror de los horrores. El agradecido ha resultado ser el menos apropiado para ser portavoz de nada. Un hereje, un impuro, uno fuera del círculo de salvación.

En operación nuevamente la Trascendencia operativa del Espíritu del Señor para quien nada es imposible y constantemente nos lo refriega, a ve si aprendemos a mejorar nuestros juicios.

Jesús tomó la palabra y dijo: "¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?"

Y le dijo: "Levántate, vete; tu fe te ha salvado."

Porque la fe que salva es así: permite recobrar la memoria de la misericordia sin límite de correspondencia del Señor, y mueve a la acción de gracias y al reconocimiento del Padre de Jesús.

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Domingo 28 de tiempo ordinario

2Reyes 5, 14-17

Salmo responsorial: 97

2Timoteo 2, 8-13

Lucas 17, 11-19

DOCTORES DE LA IGLESIA


 

DOMINGO, XXVIII SEMANA

De la carta de san Agustín, obispo, a Proba
(Carta 130, 8, 15. 17-9, 18: CSEL 44, 56-57. 59-60)

QUE NUESTRO DESEO DE LA VIDA ETERNA SE EJERCITE EN LA ORACIÓN

¿Por qué en la oración nos preocupamos de tantas cosas y nos preguntamos cómo hemos de orar, temiendo que nuestras plegarias no procedan con rectitud, en lugar de limitarnos a decir con el salmo: Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor contemplando su templo? En aquella morada, los días no consisten en el empezar y en el pasar uno después de otro ni el comienzo de un día significa el fin del anterior; todos los días se dan simultáneamente y ninguno se termina allí donde ni la vida ni sus días tienen fin.

Para que lográramos esta vida dichosa, la misma Vida verdadera y dichosa nos enseñó a orar; pero no quiso que lo hiciéramos con muchas palabras, como si nos escuchara mejor cuanto más locuaces nos mostráramos, pues, como el mismo Señor dijo, oramos a aquel que conoce nuestras necesidades aun antes de que se las expongamos.

Puede resultar extraño que nos exhorte a orar aquel que conoce nuestras necesidades antes de que se las expongamos, si no comprendemos que nuestro Dios y Señor no pretende que le descubramos nuestros deseos, pues él ciertamente no puede desconocerlos, sino que pretende que, por la oración, se acreciente nuestra capacidad de desear, para que así nos hagamos más capaces de recibir los dones que nos prepara. Sus dones, en efecto, son muy grandes y nuestra capacidad de recibir es pequeña e insignificante. Por eso, se nos dice: Dilatad vuestro corazón.

Cuanto más fielmente creemos, más firmemente esperamos y más ardientemente deseamos este don, más capaces somos de recibirlo; se trata de un don realmente inmenso, tanto, que ni el ojo vio, pues no se trata de un color; ni el oído oyó, pues no es ningún sonido; ni vino a la mente del hombre, ya que es la mente del hombre la que debe ir a aquel don para alcanzarlo.

Así pues, constantemente oramos por medio de la fe, de la esperanza y de la caridad, con un deseo ininterrumpido. Pero, además, en determinados días y horas, oramos a Dios también con palabras, para que, amonestándonos a nosotros mismos por medio de estos signos externos, vayamos tomando conciencia de cómo progresamos en nuestro deseo y, de este modo, nos animemos a proseguir en él. Porque, sin duda alguna, el efecto será tanto mayor, cuanto más intenso haya sido el afecto que lo hubiera precedido. Por tanto, aquello que nos dice el Apóstol: Orad sin cesar, ¿qué otra cosa puede significar sino que debemos desear incesantemente la vida dichosa, que es la vida eterna, la cual nos ha de venir del único que la puede dar?

sábado, 11 de octubre de 2025

PALABRA COMENTADA


 

SÁBADO 27 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Joel 4,12-21



REFLEXIÓN

Judá estará habitada por siempre, Jerusalén, de generación en generación.

A pesar de las maldiciones hay bendiciones. No todo es negrura y destrucción.

Así la vida donde tejemos la existencia entre desolación y consolación: un escenario para el discernimiento como forma de vida.

Discernir para vivir mejor consiste en un proceso ininterrumpido, por el que la conciencia espiritual, ápex de la racional y sícológica, logra su realización con el tiempo como aliado.

Se fundamenta en la Palabra antigua y nueva, y se valida en la historia del pensamiento cristiano y su praxis multisecular.

Se trata de un proceso de cristalización y definición, en el que se solicita nuestra mejor energía constructiva personal y social, para edificar la ciudad de Dios y los hombres, permanente y final.

Las luces y sombras reflejadas en la Palabra, se emiten no tanto como triunfos y fracasos, cuanto como la inconmensurable realidad total que es el Señor, todo en todos, a quien nos aproximamos por flancos y enfoques, ya que somos limitadas criaturas.

Tenemos que contar con esta autenticidad nuestra, para no sufrir una merma inútil de nuestro ímpetu, que favorezca al anti-reino.

Salmo responsorial: 96



REFLEXIÓN

la alegría para los rectos de corazón.

Un bien mesiánico inestimable: la alegría del corazón. La serenidad que conlleva y se esparce, por el amor del Señor hacia nosotros.

Lucas 11,27-28



REFLEXIÓN

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a las gentes, una mujer de entre el gentío levantó la voz, diciendo: "Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron." Pero él repuso: "Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen."

Escuchar la palabra de Dios y cumplirla, es el sentido del elogio de “Bendita entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre”.

Esa es María, la que cumplió como maestra y discípula de Jesús de Nazareth.

Como tal, un modelo para su Hijo, y una proclamación en todas sus apariciones: escuchar la palabra y cumplirla.

No es que la gloria de la mujer que le tocó por madre fuera poca cosa para Jesús.

Más bien su gloria y gozo como la de todo poseído de la fe en Jesús fue la de escuchar la Palabra, recibir su iluminación, impregnarse de su revelación y cumplirla.

La nueva familia: un catolicismo primordial generado en la escucha y práctica de la Palabra.

De ahí que toda familia, aun el mínimo boceto histórico de ella, es una figura que pasa, orientada a la consumación de la familia universal, en el Padre de todos.

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SÁBADO 27 DE TIEMPO ORDINARIO

Joel 4,12-21

Sabemos que no es la venganza nuestra sino en todo caso la del Señor, que no se parece a la nuestra, la que nos llenará de bienaventuranza, y no a nosotros de carne y sangre, sino al pueblo santo

Salmo responsorial: 96

Luz y alegría para quienes celebran la Palabra del Señor. Frutos de la bienaventuranza en la peregrinación

Lucas 11,27-28

Madre de Jesús, Madre de Dios, Madre de la Iglesia; Icono de escucha de la Palabra de Dios, y de ponerla en ejecución, con “He aquí la esclava del Señor, HÁGASE en mí según tu PALABRA”. Madre de la Espiritualidad del Seguimiento de Jesús.

DOCTORES DE LA IGLESIA


 


Sábado, XXVII semana
San Gregorio Magno Homilías sobre los evangelios 17,3.14

Escuchemos lo que dice el Señor a los predicadores que envía a sus campos: La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies. Por tanto, para una mies abundante son pocos los trabajadores; al escuchar esto, no podemos dejar de sentir una gran tristeza, porque hay que reconocer que, si bien hay personas que desean escuchar cosas buenas, faltan, en cambio, quienes se dediquen a anunciarlas. Mirad cómo el mundo está lleno de sacerdotes, y, sin embargo, es muy difícil encontrar un trabajador para la mies del Señor; porque hemos recibido el ministerio sacerdotal, pero no cumplimos con los deberes de este ministerio. Pensad, pues, amados hermanos, pensad bien en lo que dice el Evangelio: Rogad al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies. Rogad también por nosotros, para que nuestro trabajo en bien vuestro sea fructuoso y para que nuestra voz no deje nunca de exhortaros, no sea que, después de haber recibido el ministerio de la predicación, seamos acusados ante el justo Juez por nuestro silencio. Porque unas veces los predicadores no dejan oír su voz a causa de su propia maldad, otras, en cambio, son los súbditos quienes impiden que la palabra de los que presiden nuestras asambleas llegue al pueblo. Efectivamente, muchas veces es la propia maldad la que impide a los predicadores levantar su voz, como lo afirma el salmista: Dios dice al pecador: «¿Por qué recitas mis preceptos?» Otras veces, en cambio, son los súbditos quienes impiden que se oiga la voz de los predicadores, como dice el Señor a Ezequiel: Te pegaré la lengua al paladar, te quedarás mudo y no podrás ser su acusador, pues son casa rebelde. Como si claramente dijera: «No quiero que prediques, porque este pueblo, con sus obras, me irrita hasta tal punto que se ha hecho indigno de oír la exhortación para convertirse a la verdad.»

REFLEXIÓN

Un tiempo como el nuestro también es difícil, porque la cosecha parece abundante pero hay que trabajarla mucho entre mala hierba, y no todos son diligentes en trabajar. Un tiempo de gran sobrecarga por la propia culpa y poca inocencia, que paraliza en la predicación, por el sentimiento de propia indignidad. Se requiere mucha humildad y esfuerzo de conversión para seguir en el ministerio de la palabra, edificando lo más posible, buscando los canales de mejor comunicación, aceptando el señalamiento adolorido de los fieles y ex fieles, presentando la otra mejilla, sin afán de defendernos. Sabiendo que esta debilidad la transfigurará el Señor.

viernes, 10 de octubre de 2025

PALABRA COMENTADA


 

VIERNES 27 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Joel 1,13-15;2,1-2



REFLEXIÓN

Que está cerca el día del Señor

Momento de juicio y gracia, que se anticipa procesualmente en acontecimientos, para elevar nuestra alerta y disponibilidad a la conversión.

Una ley de la encarnación es el tiempo para la maduración de la gracia o plenitud de los tiempos.

No consiste en una final cataclísmico, porque no se ha comportado así el Espíritu en los acontecimientos cotidianos.

Sino más bien en cambios que van trayendo los eventos imbuíos de gracia salvadora y nos llaman a una conciencia espiritual cónsona.

Salmo responsorial: 9



REFLEXIÓN

Te doy gracias, Señor, de todo corazón

Quiere decir que no obstante las frustraciones ante la lentitud que sentimos en el avance de su salvación, queremos reconocer cómo todo está en sus manos y avanza su proceso de gracia, en profundidad y verdad.

Te damos gracias en esperanza, ya que en silencio y modestia crece el reino de amor, justicia y paz en nuestras vidas.

La inclinación contemporánea al autocrecimiento, es una señal de la sensibilidad por un proceso de calidad humana, espiritual pero encarnada, que bien pudiéramos considerar de gracia.

Lucas 11,15-26



REFLEXIÓN

"Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios."

Qué origina la malignidad de este pronunciamiento?: el celo mezquino de quienes monopolizaban la religión, que en ese momento era también política de Estado.

Así juzgamos nosotros de cosas buenas que hacen otros y no queremos admitir como buenas, porque los adversamos y envidiamos.

Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino?

Simple lógica. Más contundente que nuestra teoría de la conspiración que es especulativa.

vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan?

de lo que acusas eres reo también

si yo echo les demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros

También entonces habría estafadores de la religión y charlatanes.

Jesús los invita a superar su suspicacia y verificar que en él las señales son del reino del Padre.

Pero Jesús está muy lejos de violentar a nadie para que lo acepte.

Un reino más fuerte ha llegado. Pero nos molesta que no sea por mí que llega, sino por otro.

Como la cooperación que se da entre cristianos y musulmanas en actividades por la paz, a favor de mujeres y niños.

Signos de los tiempos del Reino que crece en la cooperación de creyentes y no creyentes.

El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama

Se puede no conocerlo pero si se sigue su causa se está con Él. Su causa es el reino de amor y justicia.

Cuando un espíritu inmundo sale de un hombre…va a coger otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio."

El proceso hacia la transformación en Cristo, no es irreversible porque está asentado en la libertad de decisión del humano. Se puede dar la regresión. Es mejor estar alerta.

Sucede como en la adicción a la droga: la recaída es peor.

Por eso la oración y el amor solidario es un trabajo de colaboración con el reino, para que se mantenga su dominio y no eche para atrás la disponibilidad para el reino.

La señal del reino por sí sola no garantiza un establecimiento definitivo. Para que la casa arreglada se mantenga hay que trabajar conjuntamente con el Espíritu.

Si no la situación se vuelve más lamentable.

Pero ahí no acaba todo, si no se hace algo para que no regrese el reino del demonio.

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VIERNES 27 DE TIEMPO ORDINARIO

Joel 1,13-15;2,1-2

Un tiempo como de tinieblas parece haberse instalado, para darnos conciencia de que lo que vivimos es una sujección mayor.

Salmo responsorial: 9

Debemos acudir a las fuentes de la esperanza para que nuestra fortaleza no decaiga

Lucas 11,15-26

Y en medio de todo, contra esperanza, captar las señales del Reino presente pero disipando las tinieblas

SAN CARLO DE JESÚS ACUTIS DE ASIS



 
San Vicente de Lerins
Primer Conmonitorio 23

¿Es posible que se dé en la Iglesia un progreso en los conocimientos

religiosos? Ciertamente que es posible, y la realidad es que este progreso se da.

 En efecto, ¿quién envidiaría tanto a los hombres y sería tan enemigo

de Dios como para impedir este progreso? Pero este progreso sólo

puede darse con la condición de que se trate de un auténtico progreso

en el conocimiento la fe, no de un cambio en la misma fe. Lo propio del

progreso es que la misma cosa que progresa crezca y aumente, mientras

lo característico del cambio es que la cosa que se muda se convierta en

algo totalmente distinto.

Es conveniente, por tanto, que, a través de todos los tiempos y de

todas las edades, crezca y progrese la inteligencia, la ciencia y la

sabiduría de cada una de las personas y del conjunto de los hombres,

tanto por parte de la Iglesia entera, como por parte de cada uno de sus

miembros. Pero este crecimiento debe seguir su propia naturaleza; es

decir, debe estar de acuerdo con las líneas del dogma y debe seguir el

dinamismo de una única e idéntica doctrina.

 Que el conocimiento religioso imite, pues, el modo como crecen los

cuerpos, los cuales, si bien con el correr de años se van desarrollando,

conservan, no obstante, su propia naturaleza. Gran diferencia hay entre

la flor de la infancia y la madurez de la ancianidad, pero, no obstante,

los que van llegando ahora a la ancianidad son, en realidad, los mismos

que hace un tiempo eran adolescentes. La estatura y las costumbres del

hombre pueden cambiar, pero su naturaleza continúa idéntica y su

persona es la misma.

 Los miembros de un recién nacido son pequeños, los de un joven

están ya desarrollados; pero, con todo, el uno y el otro tienen el mismo

número de miembros. Los niños tienen los mismos miembros que los

adultos y, si algún miembro del cuerpo no es visible hasta la pubertad,

este miembro, sin embargo, existe ya como un embrión en la niñez, de

tal forma que nada llega a ser realidad en el anciano que no se contenga

como en germen en el niño.

 No hay, pues, duda alguna: la regla legítima de todo progreso y la

norma recta de todo crecimiento consiste en que, con el correr de los

años, vayan manifestándose en los adultos las diversas perfecciones de

cada uno de aquellos miembros que la sabiduría del Creador había ya

preformado en el cuerpo del recién nacido.

 Porque, si aconteciera que un ser humano tomara apariencias distintas a las de su propia especie, sea porque adquiriera mayor número de

miembros, sea porque perdiera alguno de ellos, tendríamos que decir

que todo el cuerpo perece o bien que se convierte en un monstruo o,

por lo menos, que ha sido gravemente deformado. Es también esto

mismo lo que acontece con los dogmas cristianos: las leyes de su

progreso exigen que éstos se consoliden a través de las edades, se

desarrollen con el correr de los años y crezcan con el paso del tiempo.

 Nuestros mayores sembraron antiguamente, en el campo de la

Iglesia, semillas de una fe de trigo; sería ahora grandemente injusto e

incongruente que nosotros, sus descendientes, en lugar de la verdad del

trigo, legáramos a nuestra posteridad el error de la cizaña.

 Al contrario, lo recto y consecuente, para que no discrepen entre sí

la raíz y sus frutos, es que de las semillas de una doctrina de trigo

recojamos el fruto de un dogma de trigo; así, al contemplar cómo a través

de los siglos aquellas primeras semillas han crecido y se han desarrollado,

podremos alegrarnos de cosechar el fruto de los primeros trabajos.