Clavados en la cruz, era admirable ver la constancia de todos, a la que les exhortaban el padre Pasio y el padre Rodríguez. El Padre Comisario estaba casi rígido, los ojos fijos en el cielo. El hermano Martín daba gracias a la bondad divina entonando algunos salmos y añadiendo el verso: A tus manos, Señor. También el hermano Francisco Blanco daba gracias a Dios con voz clara. El hermano Gonzalo recitaba también en alta voz la oración dominical y la salutación angélica. Pablo Miki, nuestro hermano, al verse en el púlpito más honorable de los que hasta entonces había ocupado, declaró en primer lugar a los circunstantes que era japonés y jesuita, y que moría por anunciar el Evangelio, dando gracias a Dios por haberle hecho beneficio tan inestimable. Después añadió estas palabras: «Al llegar este momento no creer ninguno de vosotros que me voy a apartar de la verdad. Pues bien, os aseguro que no hay más camino de salvación que el de los cristianos. Y como quiera que el cristianismo me enseña a perdonar a mis enemigos y a cuantos me han ofendido, perdono sinceramente al rey y a los causantes de mi muerte, y les pido que reciban el bautismo.» Y, volviendo la mirada a los compañeros, comenzó a animarles para el trance supremo. Los rostros de todos tenían un aspecto alegre, pero el de Luis era singular. Un cristiano le gritó que estaría en seguida en el paraíso. Luis hizo un gesto con sus dedos y con todo su cuerpo, atrayendo las miradas de todos. Antonio, que estaba al lado de Luis, fijos los ojos en el cielo, y después de invocar los nombres de Jesús y María, entonó el salmo: Alabad, siervos del Señor, que había aprendido en la catequesis de Nagasaki, pues en ella se les hace aprender a los niños ciertos salmos. Otros repetían: «¡Jesús!, ¡María!», con rostro sereno. Algunos exhortaban a los circunstantes a llevar una vida digna de cristianos. Con éstas y semejantes acciones mostraban su prontitud para morir. Entonces los verdugos desenvainaron cuatro lanzas como las que se usan en Japón. Al verlas, los fieles exclamaron: «¡Jesús!, ¡María!», y se echaron a llorar con gemidos que llegaban al cielo. Los verdugos remataron en pocos instantes a cada uno de los mártires.
Reflexiones o Comentarios para compartir, orientar, iluminar la fe, la esperanza y el amor. Dirigido a todos y todas que sientan algún provecho. Tanto cuanto
jueves, 6 de febrero de 2025
SAN CARLO DE JESÚS ACUTIS DE ASIS
miércoles, 5 de febrero de 2025
PALABRA COMENTADA
Miércoles 4 de tiempo ordinario
Año Impar
Hebreos 12,4-7.11-15
REFLEXIÓN
ningún castigo es agradable en el momento de recibirlo, sino que duele; pero si uno aprende la lección, obtiene la paz como premio merecido
Sólo en un contexto de amor desinteresado puede el castigo, la reprensión, la censura, la supresión, llegar a ser una lección que aprendida aporte paz.
Para ello los que aplican el castigo deben depurar su móvil buscando un bien común, y los que reciben deben esforzarse en la aceptación humilde de la propia culpa.
Quizá hoy en día el joven se resiste al castigo y se enardece, por presentir que se queda corto el amor desinteresado del que lo aplica.
Y se aferra más a su ego estropeado que a la objetividad del señalamiento de su error.
buscad el camino derecho, para que sane el pie que está cojo y no se tuerza más
Se trata de una responsabilidad compartida: el que dirige debe buscar caminos asequibles y viables; el que sigue, debe caminar por el camino apto para que su dolencia, debilidad o afecto desordenado sane.
Porque el desvío y error es un asunto de previsión y cálculo, en el que entra un discernimiento para elegir lo que más conduce a la realización-salvación.
Procurad que nadie se quede sin la gracia de Dios y que ninguna raíz amarga rebrote y haga daño, contaminando a muchos
Por gracia de Dios se debe entender un acompañamiento tal del Señor que permita tal vigilancia para evitar incurrir en el desvío, y ayude a aprender la lección de manera que no haya rebrote de la mala hierba.
Porque es una responsabilidad para con uno mismo y para con los hermanos, a fin de no echarles a perder.
Salmo responsorial: 102
REFLEXIÓN
Como un padre siente ternura por sus hijos, / siente el Señor ternura por sus fieles; / porque él conoce nuestra masa, / se acuerda de que somos barro
Echamos a perder la imagen de Padre si proyectamos una paternidad paternalista, permisiva, que deja ser para no incomodarse con la corrección.
Marcos 6,1-6
REFLEXIÓN
¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?" Y esto les resultaba escandaloso
Difícil de tragar que éste, igual a nosotros, resulte más sabio que nosotros.
Cantidad de veces procedemos en la misma forma, invalidando una propuesta acertada por la insignificancia del proponente.
Por el contrario se requiere de mucha humildad aceptar una propuesta así y tomarla de referente.
Cuántas veces los que protestan sugieren soluciones que las autoridades desdeñan porque no son especialistas: trabajadores, amas de casa, estudiantes, indígenas.
Es que esas propuestas no sólo son sabias como las de Jesús de Nazaret, sino amenazantes porque piden una conversión a otras actitudes y valores: renunciar a la acumulación de riqueza, compartir con el que tiene menos, darle apoyo al enemigo.
Definitivamente es otro mundo, otra realidad.
El estrato socioeconómico al que Jesús semeja pertenecer no daría las oportunidades para una preparación como la que él mostraba en público.
Los poderes curativos que exhibía no se compadecían con una vida de aldea y una familia que por conocida no hacía suponer nada especial ni extraordinario.
Un cualquiera de santón, en quien se suponen los mismos vicios de los demás.
Como el film de Passolini en su época.
Un Jesús no idealizado sino vulgarizado.
Jesús era del común.
Pero es una mirada externa, superficial, sin relación personal, íntima o seducida por el ethos de Jesús.
En qué nos puede edificar todo esto a sus seguidores? Quizás en captar que Jesús en su vida ostenta un poder del Espíritu de Dios, derramado con abundancia para beneficio de muchos.
Su decir y hacer es la plastificación de un Padre amoroso y responsable de la plenitud de vida de sus hijos.
No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe
La fe es aquella libertad humana que accede abrir al Señor el espacio y la oportunidad para que intervenga en la historia.
Qué de extraño tiene que sus milagros nos parezcan tan escasos hoy en día?
Un Padre necesita del amor de sus hijos para influir en sus vidas y no ser mirado como un extraño o intruso.
Qué hacemos cuando una generación pierde el sentido de Dios como Padre y Jesús como su signo más fehaciente, fidedigno.?
https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1620748429839450115?s=20&t=fsl3A2zUPkiXxT3I8hMkoQ
https://x.com/motivaciondehoy
COMPARTIR LA PALABRA
Miércoles 4 de tiempo ordinario
Año Impar
Hebreos 12,4-7.11-15
Salmo responsorial: 102
Marcos 6,1-6