sábado, 9 de septiembre de 2023

PALABRA COMENTADA

 

SÁBADO 22 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar


Colosenses 1,21-23



REFLEXIÓN


por la mentalidad que engendraban vuestras malas acciones


Una versión del ateísmo es la racionalización, como mecanismo de defensa psicológico, respecto de sus acciones malas, que distorsiona y bautiza como buenas o indiferentes.


Con lo cual, se hace árbitro absoluto quien es relativo, de lo bueno y lo malo, y evita darse y dar cuenta.


La negación de Dios, muy a la moda para un segmento de la población mundial, es crimen de lesa humanidad, porque como la psicopatía y sociopatía, se puede hacer daño impunemente y sin sentido de culpa.


De ahí que velar porque Dios tenga espacio en nuestra cultura, es velar por la humanidad y la responsabilidad social.


Tendrá algo que ver esta negación de Dios, teórica y práctica, con la espiral de violencia a gran escala que nos convulsiona, y en la que decaemos del respeto a la vida y dignidad humanas?


Por lo menos, en esta era globalizada, a la par de los que se inclinan por la guerra como solución de los conflictos, crece el clamor de quienes sienten la paz y el diálogo como el único camino viable y duradero.


La condición es que permanezcáis cimentados y estables en la fe, e inamovibles en la esperanza del Evangelio que escuchasteis


Se trata del proceso de fe y esperanza, en el cual se debe uno mantener abierto a las determinaciones que hará conocer El Señor, aguzando el oído de alumno, luchando por desnudarse y desembarazarse lo más posible de su desorden, para dejarse unir con Él, porque la unión es su don.


La estabilidad de la fe y la inamovilidad de la esperanza es don de Dios en el carisma eclesial de la roca que es Pedro.


Este carisma hoy oscurecido por la crítica y el desprestigio de la institución eclesial, sigue siendo vigente para el que quiere ver y oír, y su custodio es, más que conveniente, vital para las comunidades eclesiales, aún las tentadas de alejamiento.


Y también aún, para todas las personas de buena voluntad.


Salmo responsorial: 53



REFLEXIÓN



Oh Dios, sálvame por tu nombre, / sal por mí con tu poder. / Oh Dios, escucha mi súplica, / atiende a mis palabras. R.

Pero Dios es mi auxilio, / el Señor sostiene mi vida. / Te ofreceré un sacrificio voluntario, / dando gracias a tu nombre, que es bueno.


En el momento de nuestra oración de corazón, cuando clamamos al Señor como único, se da la respuesta de su Espíritu con una oferta para nuestra libre aceptación: que Él ya me escucha porque me sostiene en la vida y espera de nosotros un estilo de vida de entrega, al modo de Jesús de Nazareth.


De esa manera la oración nos transforma por un proceso espiritual, en hijos como el Hijo.


Lucas 6,1-5



REFLEXIÓN


"¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?"


Haciendo ver que está fuera de la ley, porque trabajan en día de descanso.


La ley de Dios, el descanso, pasa por la reglamentación cultural humana, estableciendo los tipos de actividad permitida y no permitida en relación al descanso como memoria del Señor.


Jesús destraba la legislación cultural de la vinculación absoluta a la voluntad de Dios, e introduce una distancia crítica, propiciada por una necesidad humana básica: el hambre de los discípulos.


"¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre?


Pero Jesús revela otro enfoque más fundamental: la necesidad de comida en sí es una ley prioritaria. lo practicó una autoridad reconocida como héroe nacional y paradigma de mesíanismo.


"El Hijo del hombre es señor del sábado."


El Hijo del Hombre es Jesús que reordena las prioridades, pero es todo hombre que fundamenta sus decisiones en satisfacer las necesidades fundamentales: pan, salud, casa, educación.


El hijo del hombre que revela al Padre y su voluntad, y el hijo del hombre que pertenece a la nueva humanidad que genera esa filiación.


No es libertad para escapar la ley, que es palabra de Dios, sino para interpretarla mejor, para ir más a fondo, y para cumplir más cabalmente.


Quien la hizo, la sabe leer mejor:


Señor del Sábado.

Puede que nos conforte saber que podemos vivir en pecado según la ley, pero es posible que no estemos violando la ley, al menos en una forma que nos aparte del amor del Padre. Y nos da miedo atrevernos a pensar así porque violar la ley nos hace sentir culpables, y sugiere cosas terribles si se viola.


Sentimos ir en una navecita en medio de un mar tensamente calmo, que a ratos se turba.


https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1700471615987847334?s=20


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Colosenses 1,21-23

Permanecer en la fe y esperanza es revertir la mentalidad que genera malas acciones. Fe en Jesús, esperanza en su Reino adveniente, lo cual permite la fruición de la bienaventuranza.

Salmo responsorial: 53

Ofrecer un sacrificio voluntario es no solo pensar en sí al optar y actuar, sino en beneficiar otros. Es un sacrificio de amor.

Lucas 6,1-5

La audacia que consiste en separar el hecho de la ley o norma, para declarar que no se le aplica, es una potestad que no se puede arrogar cualquiera, normalmente. Un redactor, o compendiador, o autor evangélico no lo inventa, sino que recoge de la comunidad el relato por el cual Jesús desencadena el hecho de comer granos dejados en la siembra por parte de los discípulos, por hambre de la norma del descanso sabático. No se incumple con la norma por hacerlo. David es la semejanza que refuerza esta interpretación. Así los discípulos aprenden cómo se hace en adelante.

BEATO CARLO


 San Pedro Claver 

nació el 26 de junio de 1580 en Cataluña, España. Estudió en la Universidad de Barcelona y se unió a los jesuitas a los 20 años en 1602. Mientras estudiaba filosofía en Mallorca en 1605, hizo amistad con el hermano jesuita Alfonso Rodríguez, quien pasaba sus días haciendo trabajos domésticos como portero. Fue él quien animó a San Pedro Claver a convertirse en misionero en las colonias españolas de América.

En 1610, San Pedro Claver viajó de España hasta Cartagena de Indias (Colombia), donde, después de cinco años de estudios adicionales, fue ordenado sacerdote. A pesar de las repetidas condenas del Papa Pablo III a la esclavitud durante el siglo anterior, los colonos europeos continuaban llevando esclavos africanos para trabajar en plantaciones y minas. San Pedro Claver se dedicó a su ministerio, ayudando a los esclavos africanos a pesar de sus propios problemas de salud y la barrera del idioma entre él y la población a la que servía.

Con la ayuda de catequistas multilingües, San Pedro Claver abordó todos los barcos de esclavos que ingresaron al puerto. Pudo trabajar entre los esclavos, ofreciendo un alivio inmediato con medicinas, galletas, brandy, tabaco y limones. «Debemos hablarles con nuestras manos, antes de tratar de hablarles con nuestros labios», decía el hermano jesuita. Siempre que se encontraba con un bebé nacido durante el viaje o un esclavo moribundo, San Pedro Claver se detenía para bautizarlos de inmediato.

A lo largo de su trabajo, el santo jesuita sobrevivió con cantidades mínimas de comida y sueño. Su vida de humildad y penitencia condujo a sucesos milagrosos, como cuando curó a los enfermos con el toque de su manto o apareció rodeado de una luz sobrenatural durante sus visitas al hospital.

En los últimos años de su vida, San Pedro Claver se enfermó de peste y estaba demasiado delicado como para salir de su habitación. Cuando fue ungido con el óleo del sacramento de la unción de los enfermos en 1654, los cartageneros, para verlo por última vez, se agolparon en su habitación como si se tratara de un santuario.

Murió el 8 de septiembre de 1654, luego de haber bautizado y enseñado la fe a más de 300.000 esclavos durante sus cuatro décadas en Cartagena de Indias.

Fue beatificado por Pío IX el 16 de julio de 1850 y canonizado junto con su amigo San Alfonso Rodríguez el 15 de enero de 1888 por el Papa León XIII.