San Pedro Claver
nació el 26 de junio de 1580 en Cataluña, España. Estudió en la Universidad de Barcelona y se unió a los jesuitas a los 20 años en 1602. Mientras estudiaba filosofía en Mallorca en 1605, hizo amistad con el hermano jesuita Alfonso Rodríguez, quien pasaba sus días haciendo trabajos domésticos como portero. Fue él quien animó a San Pedro Claver a convertirse en misionero en las colonias españolas de América.
En 1610, San Pedro Claver viajó de España hasta Cartagena de Indias (Colombia), donde, después de cinco años de estudios adicionales, fue ordenado sacerdote. A pesar de las repetidas condenas del Papa Pablo III a la esclavitud durante el siglo anterior, los colonos europeos continuaban llevando esclavos africanos para trabajar en plantaciones y minas. San Pedro Claver se dedicó a su ministerio, ayudando a los esclavos africanos a pesar de sus propios problemas de salud y la barrera del idioma entre él y la población a la que servía.
Con la ayuda de catequistas multilingües, San Pedro Claver abordó todos los barcos de esclavos que ingresaron al puerto. Pudo trabajar entre los esclavos, ofreciendo un alivio inmediato con medicinas, galletas, brandy, tabaco y limones. «Debemos hablarles con nuestras manos, antes de tratar de hablarles con nuestros labios», decía el hermano jesuita. Siempre que se encontraba con un bebé nacido durante el viaje o un esclavo moribundo, San Pedro Claver se detenía para bautizarlos de inmediato.
A lo largo de su trabajo, el santo jesuita sobrevivió con cantidades mínimas de comida y sueño. Su vida de humildad y penitencia condujo a sucesos milagrosos, como cuando curó a los enfermos con el toque de su manto o apareció rodeado de una luz sobrenatural durante sus visitas al hospital.
En los últimos años de su vida, San Pedro Claver se enfermó de peste y estaba demasiado delicado como para salir de su habitación. Cuando fue ungido con el óleo del sacramento de la unción de los enfermos en 1654, los cartageneros, para verlo por última vez, se agolparon en su habitación como si se tratara de un santuario.
Murió el 8 de septiembre de 1654, luego de haber bautizado y enseñado la fe a más de 300.000 esclavos durante sus cuatro décadas en Cartagena de Indias.
Fue beatificado por Pío IX el 16 de julio de 1850 y canonizado junto con su amigo San Alfonso Rodríguez el 15 de enero de 1888 por el Papa León XIII.
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