SÁBADO
18 DE TIEMPO ORDINARIO
Año
Impar
Deuteronomio
6,4-13
REFLEXIÓN
Escucha, Israel: El Señor, nuestro
Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el
corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que
hoy te digo quedarán en tu memoria, se las repetirás a tus hijos y
hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y
levantado; las atarás a tu muñeca como un signo, serán en tu
frente una señal; las escribirás en las jambas de tu casa y en tus
portales
Israel
fue propuesto por la Propuesta de la Palabra como un pueblo que
escuche, es decir, que haga lo mejor que pueda por corresponder al
Señor en el camino a la vida que no termina.
No
lo logró nunca, vista las denuncias de los profetas, pero ellos
mismos se consolaron con un resto de Pueblo que sí escuchaba.
Los
creyentes del nuevo testamento seguidores de Jesús afirmaron ser ese
resto de pueblo oyente.
Para
estructurar la escucha que es obediencia de fe, se dictaron medidas y
señales externas, que ayudaran a la intención de fondo: hacer
memoria que había que escuchar y obedecer.
En
esto se cifra el primer mandamiento de amar al Señor sobre todas las
cosas.
San
Ignacio en el Principio y fundamento lo pone en otra forma: hacerse
indiferente usando tanto cuanto.
Es
decir, no volverse adicto de nada, para preservar la libertad de
elegir lo que más (magis) convenga a la gloria de Dios y nosotros.
Cuando
estas estrategias de recuerdo y memoria se vuelven meramente
rituales, y pierden el contacto con el mensaje de fondo, hacen el
papel de una ley rígida que encarcela la libertad.
comerás hasta hartarte
Esta
fue la vida prometida, y en bienes parecidos cifran muchos pueblos su
ideal de vida futura: necesidades satisfechas y sin miedo al riesgo
de perderlas.
Jesús
planteó un valor diferente: sin negar o desconocer la satisfacción
de las necesidades apremiantes, planteó una vida junto al Padre, en
comunión que no termine, como la de él mismo.
Solo
que el aprecio y significatividad de esta promesa de Jesús no
despierta las mismas ansias por tratarse de una piedra preciosa que
no todos se afanan en obtener.
Pero, cuidado: no olvides al Señor
que te sacó de Egipto
Sin
esta memoria no hay acción de gracias y dejamos de ser pueblo o
resto destinado a la vida que no termina.
Salmo
responsorial: 17
REFLEXIÓN
Señor, mi roca, mi alcázar, mi
libertador
Es
preciso dar gracias por la liberación que aporta el Señor a
nuestras vidas, con ropaje de frustración de otras alegrías y
deseos.
Porque
su cuidado y amor se advierte en el modo como conduce hacia objetivos
más profundos si sabemos superar las rabietas, cuando algo no nos
sale de acuerdo a lo planeado y anhelado.
El
Señor nos libera de nosotros mismos y del aferramiento a nuestros
espejismos.
Mateo
17,14-20
REFLEXIÓN
"¡Generación perversa e
infiel! ¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros? ¿Hasta
cuándo os tendré que soportar? Traédmelo."
Porque
si el solicitante no tiene fe que podrá hacer por él el Señor
Jesús?
Hemos
de reconocer que se trata de un dicho extraño, alejado de la imagen
que nos viene del conjunto del evangelio.
No
sabemos a quiénes le dedica esta recriminación e impaciencia: a los
que piden favores y curaciones, o a los discípulos que no logran
hacer lo que se les ha enseñado.
En
cualquiera de las situaciones estaríamos en cierto acuerdo con la
impaciencia de Jesús, porque es mentira que el apóstol,
humanamente, se encuentre ilimitadamente dispuesto a servir.
Y
así entendemos que seguirlo haciendo es un don y fuerza del Señor,
que se sigue compadeciendo de su pueblo.
Igualmente
se dan trazas de cansancio y desgaste en el cuerpo apostólico que no
hace siempre en congruencia lo que debe.
Sin
embargo la misión apostólica se mantiene como don del Señor a su
Iglesia.
Jesús increpó al demonio, y salió;
en aquel momento se curó el niño.
En
el cielo histórico de la antigüedad lo bueno y lo malo se lo
repartían ángeles y demonios. Jesús no era una excepción de su
tiempo. Pero su lucha era teológica más que científica y actuaba
contra el poder detrás de todo que entorpecía, y lo sigue haciendo,
el avance del Reino desde el Génesis.
Seremos
tan diferentes en nuestro propio cielo histórico atribuyendo
causalidad a virus, bacterias y tumores.? Por qué no nos atrevemos a
ir más allá?
En
un campo de batalla convencional o electrónico, las líneas de fuego
no son las únicas que causan bajas. Detrás están los estrategas.
Sólo que en el campo de batalla de nuestra fe nos la jugamos por un
solo estratega por encima de todos, que avanza con nosotros hasta la
consumación de la historia.
Y
si es uno solo por qué permite que haya batalla y no paz definitiva?
Enfrentemos el enigma con humildad y encontremos razones de
conveniencia, aunque la verdad completa no la sabremos sino hasta el
final. Por lo pronto es bueno confiar en el único absoluto que
reconocemos.
"¿Y por qué no pudimos
echarlo nosotros?" Les contestó: "Por vuestra poca fe. Os
aseguro que si fuera vuestra fe como un grano de mostaza, le diríais
a aquella montaña que viniera aquí, y vendría. Nada os sería
imposible
Cuándo
un cuerpo apostólico puede ufanarse de vivir una fe como grano de
mostaza? Nunca!
Este
es el motivo fundamental para orar con humildad, para que asista
nuestra fe mucho más pequeña que esa semilla.
Jesús
no cesaba en su oración, a pesar de cosechar éxitos aparentes en
sus intervenciones. Algo nos querrá decir con eso.
https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1690307165200793600?s=20
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Deuteronomio
6,4-13
Yavé el Dios liberador de la cautividad en Egipto exige ser el
único Dios y reclama para sí un amor parecido a los que tenemos
entre nosotros: esposos y familia, pero para la responsabilidad con
la Alianza del Sinaí.
Salmo
responsorial: 17
Tan importante como un peñasco detrás
del cual me parapeto buscando refugio y protección es Dios, a quien
por salvarme, debo amar con pasión.
Mateo
17,14-20
No
más bajar de la montaña donde se transfiguró, se encuentra con un
problema de fe precisamente en quienes son los delegados de la fe en
la buena nueva, la fe apostólica. Un contraste semejante al de
Moisés que enfrenta la idolatría, al bajar del monte. Y la reacción
de fastidio, se parece a la de Yavé que parece arrepentirse de lo
que ha emprendido con este pueblo de dura cerviz. Un aleccionador
relato de contraste, para que no se olvide y tenga muy presente que
la sublimidad y la abominación son como el campo de trigo y cizaña.