viernes, 18 de febrero de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Viernes 6 de tiempo ordinario

Santiago 2,14-24.26



REFLEXIÓN

Supongamos que un hermano o una hermana andan sin ropa y faltos del alimento diario, y que uno de vosotros les dice: "Dios os ampare; abrigaos y llenaos el estómago", y no les dais lo necesario para el cuerpo; ¿de qué sirve? Esto pasa con la fe: si no tiene obras, por sí sola está muerta

El contexto podría ser en el ámbito del judeocristianismo palestinense una fe pasiva, subjetiva y sentida, sin mostración en obras de misericordia, al estilo del judaísmo que tenía su catálogo de obras pías.

No parece ser el contexto contrario aludido en los evangelios a Jesús de Nazaret para quien las obras pías de los fariseos son apariencia de piedad, motivadas por ambición y exhibición de santidad en una sociedad teocrática.

En la historia del cristianismo esta falsa o falseada oposición hizo crisis en la reforma protestante, cuando Lutero y sus seguidores insistieron en la vivencia de fe, como criterio de autenticidad y justificación, mientras el catolicismo en plan apologético defendía las obras, en el horizonte de la obra sacramental cuya eficacia opera aun sin fe.

Hoy se ha dialogado entre luteranos y católicos las concepciones de la justificación y la relaciòn fe-obras-libertad.

Una buena comprensión de la fe auténtica no puede dejar de lado su fruto en las buenas obras, y éstas por sí solas no aportan un signo de la convicción y entrega subjetiva de la fe.

Debemos por tanto hablar de una fe integral, fe operante, y obras motivadas por la fe.

Parece necesario tener ante la conciencia el llamado de la Palabra en Santiago, que nos exhorta a la fe comprometida con el hermano.

No puede ser diferente de la regla de oro de Jesús de Nazaret en el evangelio: el primer y segundo mandamiento son el cumplimiento de la ley. Amar a Dios por fe, amar al prójimo por obras.

Abrahán creyó a Dios, y esto le valió la justificación

Abraham es así el padre o prototipo de la fe con obras, de la fe y la justificación, la cual realiza Jesús de Nazaret a la perfección en las coordenadas históricas de su tiempo.

Salmo responsorial: 111



REFLEXIÓN

su caridad es constante, sin falta.

Porque es cierto que la caridad se ha desgastado en caridades que llegan a constituirse en meras formalidades que alivian la mala conciencia.

Pero se recupera si es constante y sin falta, en purificación constante de la adulteración del ego, la vanagloria y la evasión de las responsabilidades prioritarias, como los impuestos.

Dichoso el que se apiada y presta, / y administra rectamente sus asuntos.

En esto hay materia abundante para confrontarse porque quien puede disponer y administrar tiene muchas oportunidades para satisfacer egoísmos, en contra de un bien común familiar o comunitario.

Marcos 8,34 - 9,1



REFLEXIÓN

reniegue de sí mismo, que cargue con su cruz y entonces me siga

Un estilo de vida alerta respecto de sus apegos y egoísmos, que los supera por un bien común, es una cruz y un negarse a sí mismo.

Aquí tenemos un criterio evangélico, respecto a la realización propia a toda costa, como señal de autenticidad. Más bien en contra del auténtico egoísmo.

Se plantea como auténtica autenticidad la capacidad de despojarse de sí mismo, y de lo cual la pobreza es un signo.

Se podría entender de la negación del Ego, en lo que respecta a su distorsión, y con el dolor que esto causa a cuestas, hagamos el seguimiento del Señor Jesús, proclamando el Reino. Es un reino de crucificados que se aman unos a otros.

el que quiera salvar su vida la perderá;

Una salvación falsa, se entiende. Una salvación del Ego distorsionado exclusivamente. Lo corrompido no subsiste sino que se deteriora y deshace aún más.

el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará.

Se puede perder la vida falsa del Ego distorsionado cada día, todos los días hasta el final.

¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar uno para recobrarla?

Tanto individual como estructuralmente: cuál es el sentido de amontonar y acumular riquezas a costa de la necesidad de muchos?

si uno se avergüenza de mí y de mis palabras

Nos cuesta ver la relación directa entre pecado y Dios. En el seguimiento de Jesús y su estilo se evidencia esa relación, si dejamos de lado la cruz diaria por satisfacer sólo nuestros intereses.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1494633516591636482?s=20&t=wOqCxdJOrXRsWLfSx6xYzA

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

UNA FE MOSTRADA EN EL CONVIVIR INVITA A COMPARTIRLA

Viernes, VI semana

San Agustín Sobre la I Juan, trat. 4

¿Qué es lo que se nos ha prometido? Seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. La lengua ha expresado lo que ha podido; lo restante ha de ser meditado en el corazón. En comparación de aquel que es, ¿qué pudo decir el mismo Juan? ¿Y qué podremos decir nosotros, que tan lejos estamos de igualar sus méritos? Volvamos, pues, a aquella unción de Cristo, a aquella unción que nos enseña desde dentro lo que nosotros no podemos expresar, y, ya que por ahora os es imposible la visión, sea vuestra tarea el deseo.

REFLEXIÓN

No solemos detenernos en el Misterio Absoluto de Dios y en la inspiración de su Espíritu para avizorar ese Misterio Insondable. La semejanza nos ha hecho insensibles a la desemejanza, la imagen nos ha hecho opacos al brillo de la misma, la luz también enceguece.

Toda la vida del buen cristiano es un santo deseo. Lo que deseas no lo ves todavía, mas por tu deseo te haces capaz de ser saciado cuando llegue el momento de la visión. Supón que quieres llenar una bolsa, y que conoces la abundancia de lo que van a darte; entonces tenderás la bolsa, el saco, el odre o lo que sea; sabes cuán grande es lo que has de meter dentro y ves que la bolsa es estrecha, y por esto ensanchas la boca de la bolsa para aumentar su capacidad. Así Dios, difiriendo su promesa, ensancha el deseo; con el deseo, ensancha el alma y, ensanchándola, la hace capaz de sus dones.

REFLEXIÓN

Una motivación a la confianza en el deseo inextinguible, siempre a la inconformidad, más allá de las recompensas inmediatas y cercanas, pero volátiles. Verificado está en la crianza de los párvulos, que si se enseña a esperar, y madurar el deseo, lo que llegue a concretarse será mejor administrado, sin ansias. La frustración por su llamado a la paciencia, es una entrada a un nivel de posesión que otorga cierto señorío.

 Deseemos, pues, hermanos, ya que hemos de ser colmados. Ved de qué manera Pablo ensancha su deseo, para hacerse capaz de recibir lo que ha de venir. Dice, en efecto: No es que ya haya conseguido el premio, o que ya esté en la meta; hermanos, yo no pienso haber conseguido el premio. ¿Qué haces, pues, en esta vida, si aún no has conseguido el premio? Sólo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la meta para ganar el premio, al que Dios desde arriba me llama. Afirma de sí mismo que está lanzado hacia lo que está por delante y que va corriendo hacia la meta final. Es porque se sentía demasiado pequeño para captar aquello que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar. Tal es nuestra vida: ejercitarnos en el deseo.

REFLEXIÓN

Los que han vivido, lo que se llama vivir bien, esforzándose y pacientemente logrando, reconocen que hubo que dejar atrás, incluso cruelmente, recuerdos, memorias, afectos, apegos, para desembarazados avanzar con mayor premura hacia el objetivo a lograr. No se pararon a llorar, sino que lloraron en el caminar.

 Ahora bien, este santo deseo está en proporción directa de nuestro desasimiento de los deseos que suscita el amor del mundo. Ya hemos dicho, en otra parte, que un recipiente, para ser llenado, tiene que estar vacío. Derrama, pues, de ti el mal, ya que has de ser llenado del bien. Imagínate que Dios quiere llenarte de miel; si estás lleno de vinagre, ¿dónde pondrás la miel? Hay que vaciar primero el recipiente, hay que limpiarlo y lavarlo, aunque cueste fatiga, aunque haya que frotarlo, para que sea capaz de recibir algo. Y, así como decimos miel, podríamos decir oro o vino; lo que pretendemos es significar algo inefable: Dios. Y, cuando decimos «Dios», ¿qué es lo que decimos? Esta sola sílaba es todo lo que esperamos. Todo lo que podamos decir está, por tanto, muy por debajo de esa realidad; ensanchemos, pues, nuestro corazón, para que, cuando venga, nos llene, ya que seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

REFLEXIÓN

Debemos reconocer aunque cueste la popularidad que deseamos y la aceptación social que buscamos, que hay un programa de vaciamiento de prejuicios, moldes, esquemas, ideas, gustos de moda, de aparente sentido común previo  o concomitante al ir abriendo el deseo del Misterio.