sábado, 21 de junio de 2025

SAN CARLO DE JESÚS ACUTIS DE ASIS




 De una Carta de san Luis Gonzaga, dirigida a su madre

(Acta Sanctorum Iunii 5, 878)

CANTARÉ ETERNAMENTE LAS MISERICORDIAS DEL SEÑOR

Pido para ti, ilustre señora, que goces siempre de la gracia y del consuelo del Espíritu Santo. Al llegar tu carta, me encuentro todavía en esta región de los muertos. Pero un día u otro ha de llegar el momento de volar al cielo, para alabar al Dios eterno en la tierra de los que viven. Yo esperaba poco ha que habría realizado ya este viaje antes de ahora. Si la caridad consiste, como dice san Pablo, en alegrarse con los que se alegran y llorar con los que lloran, ha de ser inmensa tu alegría, madre ilustre, al pensar que Dios me llama a la verdadera alegría, que pronto poseeré con la seguridad de no perderla jamás.
Te he de confesar, ilustre señora, que al sumergir mi pensamiento en la consideración de la divina bondad, que es como un mar sin fondo ni litoral, no me siento digno de su inmensidad, ya que él, a cambio de un trabajo tan breve y exiguo, me invita al descanso eterno y me llama desde el cielo a la suprema felicidad, que con tanta negligencia he buscado, y me promete el premio de unas lágrimas, que tan parcamente he derramado.
Considéralo una y otra vez, ilustre señora, y guárdate de menospreciar esta infinita benignidad de Dios, que es lo que harías si lloraras como muerto al que vive en la presencia de Dios y que con su intercesión puede ayudarte en tus asuntos mucho más que cuando vivía en este mundo. Esta separación no será muy larga; volveremos a encontrarnos en el cielo, y todos juntos, unidos a nuestro Salvador, lo alabaremos con toda la fuerza de nuestro espíritu y cantaremos eternamente sus misericordias, gozando de una felicidad sin fin. Al morir, nos quita lo que antes nos había prestado, con el solo fin de guardarlo en un lugar más inmune y seguro, y para enriquecernos con unos bienes que superan nuestros deseos.
Todo esto lo digo solamente para expresar mi deseo de que tú, ilustre señora, así como los demás miembros de mi familia, consideréis mi partida de este mundo como un motivo de gozo, y para que no me falte tu bendición materna en el momento de atravesar este mar hasta llegar a la orilla en donde tengo puestas todas mis esperanzas. Así te escribo, porque estoy convencido de que ésta es la mejor manera de demostrarte el amor y respeto que te debo como hijo.


viernes, 20 de junio de 2025

PALABRA COMENTADA


 

VIERNES 11 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

2Corintios 11,18.21b-30



REFLEXIÓN

presumiré de lo que muestra mi debilidad.

Gloriarse, exultar, enorgullecerse de la falta de fuerza, debilidad, enfermedad. Esto más que la fortaleza, determinación y constancia que se exhibe en las pruebas.

Si hay una debilidad que marca todo con incertidumbre se entiende como cruz desde la fe 

Como tal, una prueba querida o permitida por Dios, y para su mayor gloria. Porque de lo débil y de la cruz hace el Señor brotar vida eterna.

Sólo eso es potente para  sostener nuestro valor en medio del conflicto y la duda 

Salmo responsorial: 33



REFLEXIÓN

Bendigo al Señor en todo momento,

Poderlo bendecir en todo momento, señal es de fortaleza del Espíritu, en y por nuestro espíritu.

que los humildes lo escuchen y se alegren.

Que son los permanentes humillados por su aparente debilidad y fracaso a los ojos del mundo del estatus.

Al superar la pobreza económica los pobres no deben olvidar la fuerza que los habita desde su debilidad, para proseguir en la alegría del Señor.

Mateo 6, 19-23



REFLEXIÓN

"No atesoréis tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban. Atesorad tesoros en le cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los coman, ni ladrones que abran boquetes y roben. Porque dónde está tu tesoro, allí está tu corazón.

Si entendemos el cielo como la dimensión del reino en proceso activo desde ya, en medio de nosotros, atesorar en el cielo significaría vivir, existir trabajando y apegándonos a esa dimensión, a ese reino.

Implicaría un compromiso de educarnos, formarnos, afectarnos por el valor del reino, todos los días, en cada momento.

Porque allí no hay corrupción ni polilla.

Por eso luchar contra la corrupción puede ser menos favorable para el reino, que actuar la incorrupción apegándonos a la justicia, la misericordia y la fraternidad.

Dónde va toda mi fuerza vital, hacia dónde se concentra? Debemos alegrarnos si va hacia la región del Espíritu aun con un lastre carnal, que nos recuerda nuestra debilidad en transformación.

La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Y si la única luz que tienes está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!

Así como el ojo es fuente de luz para el cuerpo, la Palabra y su escucha es la fuente de luz para nuestra existencia. Si no estamos a oscuras.

Luz ha sido y es la Palabra de Dios que cotidianamente me enseña, me labra, me esculpe, me anima, me recuerda todo para la salvación de nosotros.

Cómo mira un ojo sano para dar luz. Cómo uno enfermo para oscurecer? Qué es ojo? la intención, el móvil, la motivación, la búsqueda?

Hacia dónde se dirige todo lo que pretendo, por lo que me esfuerzo, lo que construyo, por lo que me afano?

A un bien común, a un ágape fraterno o más bien, hacia un egoísmo que daña los demás?

El malestar de nuestra cultura se aloja en ese norte inconfesado, que procura reunir en sinergia todas nuestras fuerzas para empoderarnos.

Pero en donde no cabe la debilidad que se ofrece a la transformación en fuerza de Dios.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1672207252051173376?s=20

https://x.com/motivaciondehoy 200625

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VIERNES 11 DE TIEMPO ORDINARIO

2Corintios 11,18.21b-30

La debilidad de la que Pablo se gloria es aquella de la que brota una fortaleza para asumir trabajos, preocupaciones, calamidades y luchas por la fe en Jesucristo propia y de las comunidades que se sirven. Debilidad para la fortaleza del servicio al evangelio de Jesús. Capacidad de sufrir por la causa de Jesús.

Salmo responsorial: 33

Invocar al Señor desde la aflicción es recurrir a su disponibilidad a intervenir por causa de nuestra debilidad, intervención que simpre tiene en el horizonte a la red en la que convivo, al pueblo de Dios

Mateo 6, 19-23

La preocupación por lo valioso o tesoro es que se pierda, se dañe, se robe, es decir, las contingencias que impiden experimentar seguridad absoluta, contra todo riesgo. Aquello que quisiéramos asegurar para siempre y así tener paz y descanso total, de manera que me desconecto de cualquier preocupación. Por supuesto, sólo Dios es la seguridad absoluta, y un tesoro tendrá que ver con el dominio de Dios para durar para siempre.