jueves, 30 de enero de 2025

SAN CARLO DE JESÚS ACUTIS DE ASIS



 

Jueves, III semana

De los sermones de Juan Mediocre de Nápoles, obispo
(Sermón 7: PLS 4, 785-786)
AMA AL SEÑOR Y SIGUE SUS CAMINOS

El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? Dichoso el que así hablaba, porque sabía cómo y de dónde procedía su luz y quién era el que lo iluminaba. Él veía la luz, no esta que muere al atardecer, sino aquella otra que no vieron ojos humanos. Las almas iluminadas por esta luz no caen en el pecado, no tropiezan en el mal. Decía el Señor: Caminad mientras tenéis luz. Con estas palabras, se refería a aquella luz que es él mismo, ya que dice: Yo he venido al mundo como luz, para que los que ven no vean y los ciegos reciban la luz. El Señor, por tanto, es nuestra luz, él es el sol de justicia que irradia sobre su Iglesia católica, extendida por doquier. A él se refería proféticamente el salmista, cuando decía: El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El hombre interior, así iluminado, no vacila, sigue recto su camino, todo lo soporta. El que contempla de lejos su patria definitiva aguanta en las adversidades, no se entristece por las cosas temporales, sino que halla en Dios su fuerza; humilla su corazón y es constante, y su humildad lo hace paciente. Esta luz verdadera que viniendo a este mundo alumbra a todo hombre, el Hijo, revelándose a sí mismo, la da a los que lo temen, la infunde a quien quiere y cuando quiere. El que vivía en tiniebla y en sombra de muerte, en la tiniebla del mal y en la sombra del pecado, cuando nace en él la luz, se espanta de sí mismo y sale de su estado, se arrepiente, se avergüenza de sus faltas y dice: El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? Grande es, hermanos, la salvación que se nos ofrece. Ella no teme la enfermedad, no se asusta del cansancio, no tiene en cuenta el sufrimiento. Por esto, debemos exclamar, plenamente convencidos, no sólo con la boca, sino también con el corazón: El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? Si es él quien ilumina y quien salva, ¿a quién temeré? Vengan las tinieblas del engaño: el Señor es mi luz. Podrán venir, pero sin ningún resultado, pues, aunque ataquen nuestro corazón, no lo vencerán. Venga la ceguera de los malos deseos: el Señor es mi luz. Él es, por tanto, nuestra fuerza, el que se da a nosotros, y nosotros a él. Acudid al médico mientras podéis, no sea que después queráis y no podáis.

miércoles, 29 de enero de 2025

PALABRA COMENTADA


 

Miércoles 3 de tiempo ordinario

 

Hebreos 10,11-18



REFLEXIÓN

Cualquier otro sacerdote ejerce su ministerio, diariamente, ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados

Cuántos sacerdotes, ministros o pastores hoy en día, en los diferentes cultos y religiones serán capaces de relativizar su propio ministerio y misión, para enfatizar y enfocar el único sacrificio, ministerio y misión de Jesús de Nazareth, muerto y resucitado?

No tenerlo suficientemente en cuenta en las jerarquías eclesiásticas, vitalicias o temporales, proyecta una sombra de desconfianza en su lealtad a Jesús, y en la credibilidad de su ministerio y misión.

Levantan en muchas ocasiones la suspicacia sobre su ambición de poder.

Hoy vivimos un tiempo especialmente sensible a este punto, porque además de la suspicacia se da la confrontación y el ataque abierto a la autoridad de las jerarquías, sacando al escenario mediático hechos de corrupción en los que se les acusa de ser autores y cómplices.

En algunos casos algunas de estas jerarquías han admitido esas culpabilidades de alguno de sus miembros y han pedido perdón.

No sólo han olvidado a quién sirven y representan, sino que han malogrado hasta cierto punto el servicio a la misión del reino tomando parte en el anti-reino.

Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados

Todo trabajo de fe consiste en volver al Espíritu del único sacrificio, el que hizo para siempre Jesús de Nazareth con su vida, palabra y obra.

Los ejercicios de Ignacio de Loyola son enfáticos y frenéticos en la identificación con Jesús y su misión.

Es la intuición genial aupada por el Espíritu de Dios que interviene en toda época para cuidar de su parcela.

Donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados

Con Jesús y su entrega se nos dio y se nos dejó para siempre su perdón. El que afanosamente y anualmente gestionaba un sumo sacerdote hebreo en el silencio del santo de los santos. O el que con sangre y en medio de alaridos espantosos dramatizaban los sumos sacerdotes de algunas religiones que sacrificaban humanos.

Entre nosotros si hay perdón no hay pecado. Si actuamos el perdón, renace el ágape y la fraternidad, y el pecado se esfuma como un delirio nocturno ante el amanecer.

Salmo responsorial: 109 



REFLEXIÓN

 

yo mismo te engendré, como rocío, / antes de la aurora 

Cómo aparece la materia, sólida e impenetrable como la vemos y palpamos, desde un origen elemental que es indefinido en su composición según los físicos?

Esa fue una de las discusiones más acérrimos en los primeros siglos sobre la aparición de Jesús como Hijo de Dios, no por nacimiento sino por generación. Una distinción que parece juego de palabras.

Se quería entonces proteger y subrayar que en Jesús, como Hijo de Dios-su Dios y nuestro Dios, el único de quien es posible esperar una verdadera salvación-se daba una línea legítima de salvación plena, definitiva, radical, irreversible. 

Marcos 4,1-20



REFLEXIÓN

tuvo que subirse a una barca

Les enseñó mucho rato con parábolas, como él solía enseñar

Salió el sembrador a sembrar

El escenario y el tema de la parábola muestran una incongruencia: sentado en una barca no habla de parábolas de pesca, sino de siembra y semillas.

Es posible un montaje posterior que disloca del escenario original.

Eso más que fraude puede indicar acomodación al tipo de auditorio, flexibilidad del mensaje según los oyentes.

Una estrategia pedagógica aprendida del mismo Jesús por los apóstoles y catequistas posteriores.

El resto cayó en tierra buena: nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno

En el mensaje de la parábola hay reminiscencias proféticas a propósito de una realidad observada durante siglos: el resto.

El resto es la cantidad indeterminada de personas que se mantienen leales y fieles a la Palabra, que son tierra buena, que abren los oídos y escuchan.

Y aun en el resto hay diferencias de aprovechamiento y señalamiento. Diferencias individuales, de la variedad de ejercicios de libertad personal, porque se dan diferentes cantidades de cosecha.

Entonces por un lado hemos de reflexionar sobre nuestra pertenencia al resto: se da?

Y por otro hemos de ponderar nuestra cosecha, la que debemos y la que podemos en acción de gracias por ser buena tierra aún.

"¿No entendéis esta parábola? ¿Pues, cómo vais a entender las demás?

En la experiencia del ministerio de la Palabra los predicadores fueron recogiendo dificultades de los que escuchaban.

Se consternaban observando que no todo el mundo acogía la palabra congruentemente, y aunque escuchaban no actuaban de acuerdo a ella.

Incluso aunque actuaran no todos eran tan perfectos en su aprovechamiento. Establecían comparaciones y hasta se etiquetaban creyéndose unos más justos que otros.

Entonces proponen los evangelizadores que los escuchas sean honestos y se examinen sus actitudes al escuchar la palabra y se cuestionen sobre su cumplimiento.

Nos invitan pues a una autocrítica.

Ayuda entender la parábola en una fase posterior de alegoría que se brinda como una tipología de actitudes de escucha basada en las diferencias que se pueden dar en una siembra, dependiendo de la clase de tierra en la que cae la semilla, cuando se siembra al voleo.

Así hay semillas a borde del camino, en tierra llena de piedras o entre zarzas.

Aun en la tierra fértil, unas dan más cosecha que otras.

viene una dificultad o persecución por la palabra, en seguida sucumben

Convertirse en mejor tierra sería el compromiso.

Mejor escucha, mayor constancia y valentía, menos ambición del mundo y más cosecha.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1354396871331098628?s=20

https://x.com/motivaciondehoy

COMPARTIR LA PALABRA


Miércoles 3 de tiempo ordinario

 

Hebreos 10,11-18

Salmo responsorial: 109

Marcos 4,1-20