domingo, 19 de octubre de 2025

PALABRA COMENTADA


 

Domingo 29 de tiempo ordinario

Éxodo 17,8-13



REFLEXIÓN

Así sostuvo en alto las manos hasta la puesta del sol

En el combate de Jesús éste levanta las manos como intercesor, y sus acompañantes colaboran para que no las baje, y continuar la batalla hasta el final.

No es su plan hacerlo solo sino con otros, que se persuadan de colaborar en la batalla que mantiene como rey eternal frente a Babilonia.

Esta imagen es sugerente para esa contemplación que inicia la segunda semana de los ejercicios ignacianos.

Desde Moisés, pasando por otros hombres de Dios, profetas según el sentido hebreo, hasta llegar a Jesús, levantar las manos y ser sostenidos por colaboradores, es el derrotero de un sacerdocio alterno, que no se enreda con sacrificios, víctimas humanas o de la fauna, altares de piedra y recintos separados.

Un sacerdocio alterno que consiste en vivir la batalla del día a día del mundo, en el esfuerzo por construir un reino de paz, justicia y amor.

Salmo responsorial: 120



REFLEXIÓN

 

No permitirá que resbale tu pie, tu guardián no duerme; no duerme ni reposa el guardián de Israel

Este versículo expresa un momento de consolación, cuando se siente una presencia bienechora vigilante y protectora.

Ha pasado el momento de interpelación y se da la unión en la serenidad de la confianza.

2Timoteo 3, 14-4, 2



REFLEXIÓN

conoces la sagrada Escritura; ella puede darte la sabiduría que, por la fe en Cristo Jesús, conduce a la salvación

La sabiduría que conduce a la salvación es un don que se conquista, dejando labrar al Espíritu sus palabras a fuego en nuestro seno profundo.

Una sabiduría que se cuece en el dolor gozoso del paso del Señor, quien es el Absoluto Radical y en sus visitas hace temblar nuestras estructuras mentales, síquicas y hasta físicas.

Es el milagro del don en vasos de barro.

así el hombre de Dios estará perfectamente equipado para toda obra buena.

La intuición que se tuvo sobre la importancia de la praxis transformadora de la sociedad como verdadero sentido de la filosofía, entonces encerrada exclusivamente en la intepretación del mundo, fue genial.

Solo que descansa en la intuición de fe en la Palabra de Sabiduría, cuyo derrotero es la obra buena, no la mera especulación.

La sabiduría que viene del Absoluto Radical sobrepuja y excede cualquier filosofía y sabiduría mundana, pagada de sí en auto-contemplación              

proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, reprocha, exhorta, con toda paciencia y deseo de instruir.

La proclamación no es charlatanería, como un borbotón de palabras en cascada que inundan y presionan para convencer, sino que es sabiduría en movimiento que plastifica un amor hasta el extremo de Alguien, el Absoluto Radical, el Padre de Jesús por sus hijos a quienes se ha determinado salvar y en ello se juega su prestigio, su gloria.

Lucas 18, 1-8



REFLEXIÓN

Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?"

No debe ser una pregunta retórica sino una preocupación real.

Resistiremos posicionados en una fe en un Dios justo que hace justicia, no obstante el mentís histórico que abunda?

Jesús colabora en nuestro estímulo, disipando una imagen posible y frustrante: Dios Padre no es un juez inicuo.

Debemos apegarnos a Él con todas nuestras fuerzas de fe.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1581610041232482309?s=20&t=FOwLC1xc9cwIwFoJnmwcZA

https://x.com/motivaciondehoy 191025

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Domingo 29 de tiempo ordinario

Éxodo 17,8-13

Salmo responsorial: 120

2Timoteo 3, 14-4, 2

Lucas 18, 1-8

DOCTORES DE LA IGLESIA


 


DOMINGO, XXIX SEMANA

Del Comentario de san Cirilo de Alejandría, obispo, sobre el profeta Ageo
(Cap. 14: PG 71, 1047-1050)

ES GRANDE MI NOMBRE ENTRE LAS NACIONES

La venida de nuestro Salvador en el tiempo fue como la edificación de un templo sobremanera glorioso; este templo, si se compara con el antiguo, es tanto más excelente y preclaro cuanto el culto evangélico de Cristo aventaja al culto de la ley o cuanto la realidad sobrepasa a sus figuras. Con referencia a ello, creo que puede también afirmarse lo siguiente: El templo antiguo era uno solo, estaba edificado en un solo lugar y sólo un pueblo podía ofrecer en él sus sacrificios. En cambio, cuando el Unigénito se hizo semejante a nosotros, como el Señor es Dios: él nos ilumina, según dice la Escritura, la tierra se llenó de templos santos y de adoradores innumerables, que veneran sin cesar al Señor del universo con sus sacrificios espirituales y sus oraciones. Esto es, según mi opinión, lo que anunció Malaquías en nombre de Dios, cuando dijo: Desde el oriente hasta el poniente es grande mi nombre entre las naciones, y en todo lugar se ofrecerá incienso a mi nombre y una oblación pura.

En verdad, la gloria del nuevo templo, es decir, de la Iglesia, es mucho mayor que la del antiguo. Quienes se desviven y trabajan solícitamente en su edificación obtendrán, como premio del Salvador y don del cielo, al mismo Cristo, que es la paz de todos, por medio de quien tenemos acceso al Padre en un solo Espíritu; así lo declara el mismo Señor, cuando dice: En este sitio daré la paz a cuantos trabajen en la edificación de mi templo.
De manera parecida, dice también Cristo en otro lugar: Mi paz os doy. Y Pablo, por su parte, explica en qué consiste esta paz que se da a los que aman, cuando dice: La paz de Dios, que está por encima de todo conocimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. También oraba en este mismo sentido el sabio profeta Isaías, cuando decía: Señor, tú nos darás la paz, porque todas nuestras empresas nos las realizas tú. Enriquecidos con la paz de Cristo, fácilmente conservaremos la vida del alma y podremos encaminar nuestra voluntad a la consecución de una vida virtuosa.

Por tanto, podemos decir que se promete la paz a todos los que se consagran a la edificación de este templo, ya sea que su trabajo consista en edificar la Iglesia en el oficio de catequistas de los sagrados misterios, es decir, colocados al frente de la casa de Dios como mistagogos, ya sea que se entreguen a la santificación de sus propias almas, para que resulten piedras vivas y espirituales en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado. Todos estos esfuerzos lograrán, sin duda, su finalidad y quienes actúen de esta forma alcanzarán sin dificultad la salvación de su alma.