martes, 14 de junio de 2022

BEATO CARLO


 
Del Tratado de san Cipriano, obispo y mártir, Sobre la oración del Señor.
                               (Cap. 11-12: CSEL 3, 274-275)


SANTIFICADO SEA TU NOMBRE

Cuán grande es la benignidad del Señor, cuán abundante la riqueza de su condescendencia y de su bondad para con nosotros, pues ha querido que, cuando nos pongamos en su presencia para orar, lo llamemos con el nombre de Padre y seamos nosotros llamados hijos de Dios, a imitación de Cristo, su Hijo; ninguno de nosotros se hubiera nunca atrevido a pronunciar este nombre en la oración, si él no nos lo hubiese permitido. Por tanto, hermanos muy amados, debemos recordar y saber que, pues llamamos Padre a Dios, tenemos que obrar como hijos suyos, a fin de que él se complazca en nosotros, como nosotros nos complacemos de tenerlo por Padre.

Sea nuestra conducta cual conviene a nuestra condición de templos de Dios, para que se vea de verdad que Dios habita en nosotros. Que nuestras acciones no desdigan del Espíritu: hemos comenzado a ser espirituales y celestiales y, por consiguiente, hemos de pensar y obrar cosas espirituales y celestiales, ya que el mismo Señor Dios ha dicho: Yo honro a los que me honran, y serán humillados los que me desprecian. Asimismo el Apóstol dice en una de sus cartas: No os pertenecéis a vosotros mismos; habéis sido comprados a precio; en verdad glorificad y llevad a Dios en vuestro cuerpo.

A continuación añadimos: Santificado sea tu nombre, no en el sentido de que Dios pueda ser santificado por nuestras oraciones, sino en el sentido de que pedimos a Dios que su nombre sea santificado en nosotros. Por lo demás, ¿por quién podría Dios ser santificado, si es él mismo quien santifica? Mas, como sea que él ha dicho: Sed santos, porque yo soy santo, por esto pedimos y rogamos que nosotros, que fuimos santificados en el bautismo, perseveremos en esta santificación inicial. Y esto lo pedimos cada día. Necesitamos, en efecto, de esta santificación cotidiana, ya que todos los días delinquimos, y por esto necesitamos ser purificados mediante esta continua y renovada santificación.

El Apóstol nos enseña en qué consiste esta santificación que Dios se digna concedernos, cuando dice: Ni los impuros, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los sodomitas, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los calumniadores, ni los rapaces poseerán el reino de Dios. Y en verdad que eso erais algunos; pero fuisteis lavados, fuisteis santificados, fuisteis justificados en el nombre de Jesucristo, el Señor, por el Espíritu de nuestro Dios. Afirma que hemos sido santificados en el nombre de Jesucristo, el Señor, por el Espíritu de nuestro Dios. Lo que pedimos, pues, es que permanezca en nosotros esta santificación y -acordándonos de que nuestro juez y Señor conminó a aquel hombre que él había curado y vivificado a que no volviera a pecar más, no fuera que le sucediese algo peor- no dejamos de pedir a Dios, de día y de noche, que la santificación y vivificación que nos viene de su gracia sea conservada en nosotros con ayuda de esta misma gracia.

lunes, 13 de junio de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Lunes 11 de tiempo ordinario

1Reyes 21, 1-16



REFLEXIÓN

Entonces Jezabel dijo: "¿Y eres tú el que manda en Israel?

Una propuesta originada en otra cultura, en la que el poder real era omnímodo y que contrariaba la ideología monárquica de Israel.

Escribió unas cartas en nombre de Ajab, las selló con el sello del rey y las envió a los ancianos y notables de la ciudad, paisanos de Nabot. Las cartas decían: "Proclamad un ayuno y sentad a Nabot en primera fila. Sentad en frente a dos canallas que declaren contra él: "Has maldecido a Dios y al rey.,' Lo sacáis afuera y lo apedreáis hasta que muera."

Más allá, la propuesta utiliza el poder del rey como voluntad del Señor Dios para el servicio de la justicia, pero para manipularlo con fines exclusivamente egoístas, y no para el bien común.

hicieron tal como les decía Jezabel, según estaba escrito en las cartas que habían recibido.

En la cadena de injusticia nadie se opone al poder real y así se convierten en cómplices y colaboracionistas.

testificaron contra Nabot públicamente: "Nabot ha maldecido a Dios y al rey."

La corrupción como una cascada va contaminando a su paso sin detenerse, incontenible, formando una masa de pecado.

lo apedrearon hasta que murió.

Una muerte injusta lograda por maquinaciones perversas: el tipo de muerte de todo inocente que pierde la vida por mantenerse en la convicción del valor que sostiene su dignidad.

"Hala, toma posesión de la viña de Nabot, el de Yezrael, que no quiso vendértela. Nabot ya no vive, ha muerto."

En cuanto oyó Ajab que Nabot había muerto, se levantó y bajó a tomar posesión de la viña de Nabot, el de Yezrael

Un ejemplo del poder desviado por el pecado de codicia y soberbia.

Como perros fieles son pasiones que duermen junto al libre pero lábil albedrío humano.

Se requiere un entrenamiento que ayuda a discernir las avanzadas de estas pasiones egoístas que buscan afirmarse sobre el derecho ajeno.

Y se requiere al Espíritu del Señor para que una energía superior les haga frente.

Salmo responsorial: 5



REFLEXIÓN

Tú no eres un Dios que ame la maldad, / ni el malvado es tu huésped, / ni el arrogante se mantiene en tu presencia.

Un tiempo como el nuestro exhuberante en su complejidad de causas, cambios vertiginosos y efectos inesperados requiere mucha lucidez para no dejarse confundir y no llegar a ser un cómplice corrupto de la injusticia.

Mateo 5, 38-42



REFLEXIÓN

"Sabéis que está mandado: "Ojo por ojo, diente por diente".

La ley de la selva que se practica en la civilización de punta también.

 Pues yo os digo: No hagáis frente al que os agravia.

Si esto se dice cuando no hay razón suficiente y se es inocente, qué decir cuando tenemos algún grado de culpabilidad o responsabilidad?

 Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñalo dos; a quien te pide, dale; y al que te pide prestado, no lo rehúyas".

Se requiere mucho coraje para vivir en contracultura.

La cultura que nos rodea hoy sigue sigue manteniendo viva la costumbre de no dejarse, de no ser menos y por eso tomar venganza de cualquier agravio.

Entre otras cosas tales agravios pueden ser supuestos y no reales.

Pero aun si fueran verdaderos, el camino de Jesús no es la venganza, sino en todo caso doblar el bien.

La solidaridad no es un juego ni una estrategia de relaciones públicas para quedar bien y tomarse fotos.

Implica una disponibilidad, aun ante circunstancias demandantes que presionan por ayuda y nos sacan de nuestra comodidad.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1536316318798041089?s=20&t=W4W0EXP2szvSlsEgnNo3kA