lunes, 27 de junio de 2022

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


San Agustín Sermón 47, sobre las ovejas 1.2.3.6

Las palabras que hemos cantado expresan nuestra convicción de que somos rebaño de Dios: Él es nuestro Dios, creador nuestro. Él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebano que él guía. Los pastores humanos tienen unas ovejas que no han hecho ellos, apacientan un rebaño que no han creado ellos. En cambio, nuestro Dios y Señor, porque es Dios y creador, se hizo él mismo las ovejas que tiene y apacienta. No fue otro quien las creó y él las apacienta, ni es otro quien apacienta las que el creo. Por tanto, ya que hemos reconocido en este cántico que somos sus ovejas, su pueblo y el rebaño que él guía, oigamos qué es lo que nos dice a nosotros, sus ovejas. Antes hablaba a los pastores, ahora a las ovejas. Por eso, nosotros lo escuchábamos, antes, con temor, vosotros, en cambio, seguros. Cómo lo escucharemos en estas palabras de hoy. ¿Quizá al revés, nosotros seguros y vosotros con temor? No, ciertamente. En primer lugar porque, aunque somos pastores, el pastor no sólo escucha con temor lo que se dice a los pastores, sino también lo que se dice a las ovejas. Si escucha seguro lo que se dice a las ovejas, es porque no se preocupa por las ovejas. Además, ya os dijimos entonces que en nosotros hay que considerar dos cosas: una, que somos cristianos; otra, que somos guardianes. Nuestra condición de guardianes nos coloca entre los pastores, con tal de que seamos buenos. Por nuestra condición de cristianos, somos ovejas igual que vosotros. Por lo cual, tanto si el Señor habla a los pastores como si habla a las ovejas, tenemos que escuchar siempre con temor y con ánimo atento..

REFLEXIÓN

No hay seguridad absoluta en nada, sólo fortaleza en la esperanza, ya seamos pastores o seamos ovejas. Menos ser machos cabríos disonantes en medio del rebaño de ovejas. Todos a nuestro turno somos pastores, y a nuestro turno ovejas del común. Unas veces liderando y  absorbiendo las exigencias del mismo liderazgo. Otras obedeciendo, cumpliendo lo que se nos señala para el bien de todos. Los machos cabríos son la oportunidad de revolver esa mansedumbre, y desorientar tanto a pastores como a ovejas. Por eso no hay seguridad absoluta.

domingo, 26 de junio de 2022

PALABRA COMENTADA

 

domingo 13 de tiempo ordinario

1Reyes 19, 16b. 19-21



REFLEXIÓN

luego se levantó, marchó tras Elías y se puso a su servicio

Se da la sucesión de Elías por inspiración de la Palabra.

Ningún enviado del Señor es para siempre, hasta que aparezca el hijo: Jesús de Nazareth.

Eliseo, un hombre común que trabaja en el campo, responde afirmativamente y con generosidad. Si no estuviera fuera del relato.

Pero es un hombre con su red existencial de familia y negocios. Necesita tiempo para dejarlo todo en regla, antes de iniciar su misión.

Y por fin sale tras Elías que lo había tocado con su manto, como señal de elección.

Salmo responsorial: 15



REFLEXIÓN

Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena

La inspiración de la Palabra y el encargo de una misión constituyen un sentido de la vida, un proyecto que proporciona alegría. La alegría de sabernos incluídos y partícipes de una obra que vale la pena y cualquier esfuerzo.

Es una alegría que redefine la comprensión del sacrificio. En vez de renuncia o pérdida, ganancia y beneficio.

Llama la atención la cantidad de jóvenes que se entusiasman y alegran al servir como voluntarios, más allá de sus hogares y comodidades, para compartir solidariamente en otras culturas, y sin mayor beneficio económico.

Su carne limitada y necesitada se transforma en ligera y gozosa viviendo la fraternidad gratuita, que no depende de carne y sangre.

Así es la vida nueva cuando se cumple una misión de la Palabra.

Gálatas 5, 1. 13-18



REFLEXIÓN

vuestra vocación es la libertad: no una libertad para que se aproveche la carne

Hemos sido llamados para vivir un don que es la libertad.

Pero es una libertad tal que debe romper con cualquier nueva esclavitud que se pueda presentar.

Quiere decir que si es vocación, es sentido de vida, proyecto que convoca.

sed esclavos unos de otros por amor

La fraternidad y su yugo es la única nueva esclavitud tolerable a la libertad aportada por Jesús de Nazareth.

Desgastarse por otros y su felicidad hace surgir el gozo de vivir serenamente la felicidad posible en esta vida.

Y la fraternidad es la que constantemente asedia la carne enemiga del espíritu, para hacerla colapsar.

Lucas 9, 51-62



REFLEXIÓN

"Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?"

Él se volvió y les regañó.

En el curso de la misión es posible confrontar rechazo, que podemos tomar como un ataque de la carne a la libertad del espíritu.

Y la tentación es responder con prepotencia para así destruir la fraternidad y sus oportunidades.

Jesús no respondía fuego con fuego, ni lo enseñó. Era preferible cambiar de auditorio para hacer la oferta de la Palabra.

Jesús le contestó: "El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios."

Jesús es más radical en su llamamiento que Elías, quien permitió a Eliseo arreglar sus asuntos antes de seguirlo.

El reino lo exige así, porque éste es ya la definición del señorío del Padre sobre sus hijos y la creación.

No se debe mirar atrás una vez somos llamados y aceptamos seguir a Jesús.

Ni mirar atrás lo que hemos dejado, para volver a amarrarnos, ni para ver cómo aramos de bien o mal, porque el crecimiento del reino está en manos del Padre.

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