domingo, 3 de julio de 2022

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


Domingo, XIV

San Agustín Sermón 19,2-3 Yo reconozco mi culpa, dice el salmista

Si yo la reconozco, dígnate tú perdonarla. No tengamos en modo alguno la presunción de que vivimos rectamente y sin pecado. Lo que atestigua a favor de nuestra vida es el reconocimiento de nuestras culpas. Los hombres sin remedio son aquellos que dejan de atender a sus propios pecados para fijarse en los de los demás. No buscan lo que hay que corregir, sino en qué pueden morder. Y, al no poderse excusar a sí mismos, están siempre dispuestos a acusar a los demás. No es así cómo nos enseña el salmo a orar y dar a Dios satisfacción, ya que dice: Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado. El que así ora no atiende a los pecados ajenos, sino que se examina a sí mismo, y no de manera superficial, como quien palpa, sino profundizando en su interior. No se perdona a sí mismo, y por esto precisamente puede atreverse a pedir perdón. ¿Quieres aplacar a Dios? Conoce lo que has de hacer contigo mismo para que Dios te sea propicio.

REFLEXIÓN

No se avanza mucho en el mutuo entendimiento de personas , grupos o pueblos por esta falla congénita de ausencia de reconocimiento de la propia culpa, la autocrítica. Que también puede ser simulada y manipulada, pero así cualquier cosa. Sin este honesto reconocimiento, no hay forma de apaciguarnos, e iniciar la conversión de unos con otros.

Atiende a lo que dice el mismo salmo: Los sacrificios no te satisfacen: si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. Por tanto, ¿es que has de prescindir del sacrificio? ¿Significa esto que podrás aplacar a Dios sin ninguna oblación? ¿Que dice el salmo? Los sacrificios no te satisfacen: si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. Pero continúa y verás que dice: Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias. Dios rechaza los antiguos sacrificios, pero te enseña qué es lo que has de ofrecer. Nuestros padres ofrecían víctimas de sus rebaños, y éste era su sacrificio. Los sacrificios no te satisfacen, pero quieres otra clase de sacrificios. Si te ofreciera un holocausto –dice–, no lo querrías. Si no quieres, pues, holocaustos, ¿vas a quedar sin sacrificios? De ningún modo. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias. Éste es el sacrificio que has de ofrecer. No busques en el rebaño, no prepares navíos para navegar hasta las más lejanas tierras a buscar perfumes. Busca en tu corazón la ofrenda grata a Dios. El corazón es lo que hay que quebrantar.

REFLEXIÓN

El sacrificio del corazón quebrantado, no lleva a la desaparición sino a la vida. Es morir para vivir, en un sentido más profundo y amistoso con Dios. Porque compartimos como Dios su aversión por el daño.

Y no temas perder el corazón al quebrantarlo, pues dice también el salmo: Oh Dios, crea en mí un corazón puro. Para que sea creado este corazón puro hay que quebrantar antes el impuro. Sintamos disgusto de nosotros mismos cuando pecamos, ya que el pecado disgusta a Dios. Y, ya que no estamos libres de pecado, por lo menos asemejémonos a Dios en nuestro disgusto por lo que a él le disgusta. Así tu voluntad coincide en algo con la de Dios, en cuanto que te disgusta lo mismo que odia tu Hacedor.

sábado, 2 de julio de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Sábado 13 de tiempo ordinario[i]

Amós 9, 11-15



COMENTARIO

Así dice el Señor

-Oráculo del Señor

Este estribillo recuerda que lo que oímos y leemos es en nombre del Señor, que Él lo respalda. No es solo palabra de hombre o mero decir humano. Porque la palabra humana es deleznable en su dignidad, y se prestigia por la convergencia del Señor en ella.

Caer en cuenta de esto significa que este decir del Señor requiere nuestra escucha que es docilidad y fidelidad. Para llevarlo a cabo nos atrae desde lo profundo con una fuerza tal que nos impulsa a ir superando los obstáculos y resistencias para tal escucha y docilidad.

La tentación será en todo momento transmitir el decir del Señor con prepotencia y violencia de algún género. Para serles fiel, la violencia nos la tenemos que hacer nosotros a nosotros mismos con el fin de conquistarnos y transformarnos en transparentes a la seducción de su Palabra y designio.

levantaré la tienda caída de David,

Aunque el profeta Amós esté muy indignado en su protesta su palabra se presta a la esperanza que impulsa la palabra del Señor.

Es lo que hemos de concluir en nuestro mundo actual plagado de protestas y reclamos: un clamor de esperanza, y ésa hemos de enfocarnos para liberarla y amortizarla.

Mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que el que ara sigue de cerca al segador; el que pisa las uvas, al sembrador; los montes manarán vino, y fluirán los collados. Haré volver los cautivos de Israel, edificarán ciudades destruidas y las habitarán, plantarán viñas y beberán de su vino, cultivarán huertos y comerán de sus frutos. Los plantaré en su campo, y no serán arrancados del campo que yo les di, dice el Señor, tu Dios."

La etiqueta que se coloca al profeta Amós tiene que ver con la justicia. Lamentablemente se reduce a nuestra justicia vindicativa.

Sin embargo la amortización de la esperanza también es parte del mensaje de Amós. La imagen de bienestar y de paz plena es una forma de significar la felicidad compartida en fraternidad.

Debemos advertir que es una amortización de la deuda de salvación que el Señor ha querido contraer con nosotros. Y como tal hemos de recibirla y agradecerla, porque la plenitud de ese bienestar es Él mismo que se nos entrega por etapas.

Salmo responsorial: 84



COMENTARIO

Voy a escuchar lo que dice el Señor

La ilusión de escuchar la Palabra podría constituirse en nuestra hoja de ruta diaria para caminar en su compañía.

 la justicia y la paz se besan

El mejor custodio del bienestar donado por el Señor es el esfuerzo por la justicia. Sin justicia no hay paz de bienestar, de shalom. Sin las alertas por la justicia no hay preservación de la paz. En paz podemos prevenir y mantener la justicia como un instinto de conservación de la paz.

La justicia marchará ante él, / la salvación seguirá sus pasos

Todo el sufrimiento y mortandad que se hubiera podido evitar en la historia humana y en la creación si hubiéramos atendido y consentido en este mensaje.

El adagio latino dice: si quieres la paz, prepara la guerra. Se puede contrarestar con el mensaje bíblico: si quieres la paz prepara la justicia.

Mateo 9, 14-17

 



COMENTARIO

Jesús les dijo

Palabras de Jesús asumidas por sus creyentes como Palabra del Señor. Jesús de Nazareth es nuestra palabra humana totalmente fiel al decir del Señor. En su transparencia descansa nuestra esperanza sobre la capacidad de los humanos de superar sus propias falencias y transformarse en auténticos escuchas de la Palabra.

 Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán.

Los seguidores más cercanos de Jesús sintieron e hicieron duelo ante su trágica muerte. La experiencia del resucitado los levantó de ese duelo y los abrió a la consideración de su nuevo modo de presencia. En estas circunstancias tan nuevas el duelo no tuvo ya cabida.

Pero en el tiempo las sucesivas generaciones van a ir experimentando la lejanía-cercanía de Jesús el Viviente. Entonces eventualmente el duelo tendrá pertinencia, pero solo por momentos. Porque la fe heredada contiene una experiencia de presencia del Señor Jesús que entraña lejanía y cercanía, distancia e intimidad, distinción y unión.

el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan

Para el creyente todo orden constituído es un punto de referencia, pero no un caso cerrado.

Porque todo orden pertenece a la caducidad que sobreviene por erosión, desgaste y corrupción.

El orden es como el sábado en el nuevo testamento: sirve al hombre, pero no es mayor que el hombre.

Nuestro tiempo es muy sensible al cambio del orden, sobretodo porque no satisface a todos por igual, y así como ocurre que unos lo usufructúan, también otros se perjudican y son victimizados.

Por lo tanto, en el Designio del Señor hemos de encontrar por fe la capacidad de distinguir los momentos de guardar el orden y los momentos de cambiarlo.

Cuando haya vino nuevo, saberlo guardar en odres nuevos. Cuando sea boda, saber comer y ayunar cuando sea luto.

Por su especial y connatural sensibilidad humana la mujer, desde tiempos bíblicos aporta la intuición de cambio, quizás con mayor carisma que el varón, quien con firmeza mantiene el orden.

Se trata de una novedad siempre nueva. Más vale que cambiemos la actitud.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1543202265405726721?s=20&t=5Gi7kWuFaqRxFCGtUsvRug