martes, 20 de octubre de 2020

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

San Agustín Carta a Proba 130,11,21-12,22

A nosotros, cuando oramos, nos son necesarias las palabras: ellas nos amonestan y nos descubren lo que debemos pedir; pero lejos de nosotros el pensar que las palabras de nuestra oración sirvan para mostrar a Dios lo que necesitamos o para forzarlo a concedérnoslo. Por tanto, al decir: Santificado sea tu nombre, nos amonestamos a nosotros mismos para que deseemos que deseemos que el nombre del Señor, que siempre es santo en sí mismo, sea también tenido como santo por los hombres, es decir, que no sea nunca despreciado por ellos; lo cual, ciertamente, redunda en bien de los mismos hombres y no en bien de Dios. Y, cuando añadimos: Venga a nosotros tu reino, lo que pedimos es que crezca nuestro deseo de que este reino llegue a nosotros y de que nosotros podamos reinar en él, pues el reino de Dios vendrá ciertamente, lo queramos o no. Cuando decimos: Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, pedimos que el Señor nos otorgue la virtud de la obediencia, para que así cumplamos su voluntad como la cumplen sus ángeles en el cielo. Cuando decimos: El pan nuestro de cada día dánosle hoy, con el hoy queremos significar el tiempo presente, para el cual, al pedir el alimento principal, pedimos ya lo suficiente, pues con la palabra pan significamos todo cuanto necesitamos, incluso el sacramento de los fieles, el cual nos es necesario en esta vida temporal, aunque no sea para alimentarla, sino para conseguir la vida eterna. Cuando decimos: Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores, nos obligamos a pensar tanto en lo que pedimos como en lo que debemos hacer, no sea que seamos indignos de alcanzar aquello por lo que oramos. Cuando decimos: No nos dejes caer en la tentación, nos exhortamos a pedir la ayuda de Dios, no sea que, privados de ella, nos sobrevenga la tentación y consintamos ante la seducción o cedamos ante la aflicción. Cuando decimos: Líbranos del mal, recapacitamos que aún no estamos en aquel sumo bien en donde no será posible que nos sobrevenga mal alguno. Y estas últimas palabras de la oración dominical abarcan tanto, que el cristiano, sea cual fuere la tribulación en que se encuentre, tiene en esta petición su modo de gemir, su manera de llorar, las palabras con que empezar su oración, la reflexión en la cual meditar y las expresiones con que terminar dicha oración.


COMENTARIO

El Padrenuestro es nuestra oración guía, y toda otra debe contrastarse con ella para verificar el sello del Espíritu Santo, quien mueve nuestras personas a comunicarse con Él. El enfoque nunca podrá ser darle algo al Señor, quien nos la dio para nuestro provecho. Sino más bien que nos urge a poner en funcionamiento los deseos en esta oración contenidos. Y tampoco es un momento en el que valga algo lo que hicimos o hacemos, como méritos que nos ganan su indulgencia, sino verificando cuán lejos estamos de hacer esos deseos peticiones una realidad en nuestras vidas y la de nuestros hermanos

lunes, 19 de octubre de 2020

PALABRA COMENTADA

 

Lunes 29 de tiempo ordinario

Efesios 2, 1-10

1Y El les dio vida a ustedes, que estaban muertos en (a causa de) sus delitos y pecados, 2en los cuales anduvieron en otro tiempo según la corriente (la época) de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia. 3Entre ellos también todos nosotros en otro tiempo vivíamos en las pasiones de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente (de los pensamientos), y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. 4Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó, 5aun cuando estábamos muertos en (a causa de) nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia ustedes han sido salvados), 6y con El nos resucitó y con El nos sentó en los lugares celestiales en Cristo Jesús, 7a fin de poder mostrar en los siglos venideros las sobreabundantes riquezas de Su gracia por Su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. 8Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios; 9no por obras, para que nadie se gloríe. 10Porque somos hechura Suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.



COMENTARIO

estabais muertos por vuestros delitos y pecados

el espíritu que ahora actúa en los rebeldes contra Dios

nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con él.

estáis salvados por su gracia y mediante la fe

para que nos dediquemos a las buenas obras, que él nos asignó para que las practicásemos.

La Palabra nos habla a una conciencia de fe por la cual captamos un tiempo teológico: un antes y un después.

Un antes de muerte por nuestra responsabilidad en cuanto a delitos y pecados, es decir, una dimensión teológica no penal.

Ese antes no se ha ido porque se mantiene en vigencia un espíritu activo en la rebeldía contra Dios. Una rebeldía teológica, no cualquier rebeldía. Una rebeldía que atenta contra la vida y su fuente.

Un después que se manifiesta ahora como vida y glorificación en Jesús el hijo del Padre y en las buenas obras teológicas.

De manera que podemos distinguir a qué espíritu nos adscribimos: al de la rebeldía, cuyas obras van contra la vida de Dios o el de la fe en Jesús, con obras que muestren su vigencia en la historia del mundo.

Por tanto el examen de nuestra fe y del espíritu al que nos unimos debe consistir en escrutar nuestras obras teológicas.

Salmo responsorial: 99



COMENTARIO

él nos hizo y somos suyos,

Se trata de una verdad teológica que hemos de hacer historia vivida: somos suyos.

Decir teológico/a implica que optamos por mirar desde la fe como Dios mira y desea que las cosas sean.

Necesitamos mostrarnos a nuestra conciencia y a nuestro entorno que somos un espíritu de Jesús, por medio de nuestras obras teológicas.

Las buenas obras teológicas están inspiradas en la fe, la esperanza y el amor de ágape.

Lucas 12, 13-21

13Uno de la multitud Le dijo: "Maestro, dile a mi hermano que divida la herencia conmigo." 14"¡Hombre!" le dijo Jesús, "¿Quién Me ha puesto por juez o árbitro sobre ustedes?" 15También les dijo: "Estén atentos y cuídense de toda forma de avaricia; porque aun cuando alguien tenga abundancia, su vida no consiste en sus bienes." 16Entonces les contó una parábola: "La tierra de cierto hombre rico había producido mucho. 17"Y él pensaba dentro de sí: '¿Qué haré, ya que no tengo dónde almacenar mis cosechas?' 18"Entonces dijo: 'Esto haré: derribaré mis graneros y edificaré otros más grandes, y allí almacenaré todo mi grano y mis bienes. 19'Y diré a mi alma: alma, tienes muchos bienes depositados para muchos años; descansa, come, bebe, diviértete.' 20"Pero Dios le dijo: '¡Necio! Esta misma noche te reclaman el alma; y ahora, ¿para quién será lo que has provisto?' 21"Así es el que acumula tesoro para sí, y no es rico para con Dios."



COMENTARIO

dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia

"Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno -ande sobrado, su vida no depende de sus bienes."

Hay que estar atentos a cualquier señal que nos indique que nos hacemos seguros, pero dependientes, en base a la acumulación de bienes.

Pueden quitar la vista de lo fundamental: la dependencia exclusiva y absoluta del Señor.

Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos anos; túmbate, come, bebe y date buena vida.

Lo que has acumulado, ¿de quién será?" Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.

Grandes obras, para tener más, no para distribuir mejor.

Es la filosofía de la acumulación, etiquetada como capitalismo neoliberal

Pero, qué es más profunda en su acechanza que esa pretensión, porque se asoma en cualquier sistema conocido en la historia, hasta el más santo?

La proclama del Reino de Dios nos debe golpear como fuerte contraste, para que en el uso de las estrategias del Espíritu y la buena voluntad, breguemos fraternal y sororalmente a la construcción de una mejor disposición de los bienes para muchos.

Nos rasgamos las vestiduras en hipócrita señal de escándalo por la voracidad codiciosa de las medidas neoliberales a través de sus obras socioeconómicas: fusiones, compras, consumo.

Pero no examinamos nuestra complicidad y el contagio que promovemos con nuestras obras personales.

Señalamos y anunciamos la muerte del fatídico sistema y entonamos eufóricos los cantos que celebran el mesiánico nuevo sistema solidario, sin verificar que no vayamos a contagiar con la codicia de nuestro corazón toda estructura remozada que iniciemos.

Vamos con vino viejo a odres nuevos.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1318163030992093185?s=20