lunes, 2 de agosto de 2021

PALABRA COMENTADA

 

LUNES 18 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Números 11,4b-15



REFLEXIÓN

¿De dónde sacaré pan para repartirlo a todo el pueblo?

Yo solo no puedo cargar con todo este pueblo, pues supera mis fuerzas

Si me vas a tratar así, más vale que me hagas morir; concédeme este favor, y no tendré que pasar tales penas

Una de las maravillas de la Palabra es su reflejo de sentimientos y apasionamientos humanos, acogidos por el Espíritu.

Si comparamos la relación sobre los mitos griegos y los relatos bíblicos, veremos que ambas dan espacio al modo humano de sentir la existencia y la historia. Sin embargo, la mitología griega, producto de los rápsodas homéricos, resulta una mera proyección del drama de los seres humanos en sus odios y amores. La mitología bíblica, si cabe, refleja el humano en su relación con el Señor de la historia.

Moisés como un ministro y servidor siente fastidio del peso que significa hacerse cargo y solucionar la necesidad de la gente.

Sólo un político miope no se da cuenta que la autoridad no se reduce a poder ni a canonjías.

Porque se requiere mucha paciencia y aguante para soportar la impertinencia expresada en las quejas y peticiones repetidas del pobre que se aproxima.

Incluso se da una motivación diferente cuando estamos gustosamente inclinados a atender, a cuando nos sorprende e incomoda la solicitud de ayuda, porque ésta última se nos impone y arranca de nuestro egocentrismo.

El mismo Jesús sintió ese fastidio.

Un desgaste y cansancio semejantes se encuentran en servicios como la paternidad y maternidad, y los educadores.

Es importante por lo tanto llegar a la iluminación de Moisés, en el colmo de la desesperación: que todo el asunto es obra de Dios, y el Señor tiene que ver como suple nuestra limitación, para su mayor gloria.

Es lo de Ignacio: hacer como si todo dependiera de nosotros y esperar del Señor como si todo dependiera de Él.

Salmo responsorial: 80



REFLEXIÓN

Israel no quiso obedecer: / los entregué a su corazón obstinado

Porque también es posible un aprendizaje del error nuestro y la limitación de los demás. Era una reflexión de Moreno Pardo, mártir jesuita de San Salvador, cuando era maestro de novicios: los novicios también deben aprender de los yerros del maestro.

Y la pedagogía actual le da la razón, cuando contempla los errores como ocasiones de aprendizaje, dentro del currículo.

Mateo 14,13-21



REFLEXIÓN

le dio lástima y curó a los enfermos

Las entrañas que sienten el dolor de otros es más fuerte que el cansancio.

Es el don del Señor que se renueva en nosotros para completar lo que falta a su pasión, la del cuerpo.

Ellos le replicaron: Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces." Les dijo: Traédmelos

Qué hace Jesús en nuestras vidas? Ayudarnos a escrutar lo que tenemos e inspirarnos generosidad para compartirlos.

Entonces el se une a nuestro esfuerzo y colaboración para potenciar y multiplicar, más allá de lo que hubiéramos pensado.

partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente

un milagro no es tan difícil de ver si abrimos bien los ojos de la fe y observamos en nuestra vida cotidiana.

En lo que nos acontece ocurre un diálogo providencial y de cuido por nosotros.

Nos habla de ello la contemplación para alcanzar amor de los ejercicios espirituales: el amante entrega al amado, de lo que tiene y puede.

Nuestra acción de gracias es parte de esa correspondencia que agrada al Señor.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1422161746844868611?s=20

BEATO CARLO

BEATO CARLO


La primera vidriera de Carlo Acutis con jeans y en zapatillas

nos recuerda que la santidad es más cercana de lo que pensamos

 De la carta llamada de Bernabé
(Cap. 2, 6-10; 3,1,3; 4,10-14: Funk 1, 7-9. 13)

LA NUEVA LEY DE NUESTRO SEÑOR

Dios invalidó los sacrificios antiguos, para que la nueva ley de nuestro Señor Jesucristo,
que no está sometida al yugo de la necesidad, tenga una ofrenda no hecha por mano de
hombre. Por esto les dice también: Cuando saqué a vuestros padres de Egipto, no les
ordené ni les hablé de holocaustos y sacrificios; ésta fue la orden que les di: “Que nadie
maquine maldades contra su prójimo, y no améis los juramentos falsos”. Y, ya que no
somos insensatos, debemos comprender el designio de bondad de nuestro Padre. Él nos
habla para que no caigamos en el mismo error que ellos, cuando buscamos el camino para
acercarnos a él. Por esta razón, nos dice: Sacrificio para el Señor es un espíritu
quebrantado; olor de suavidad para el Señor es un corazón que glorifica al que lo ha
plasmado. Por tanto, hermanos, debemos preocuparnos con todo cuidado de nuestra
salvación, para que el Maligno seductor no se introduzca furtivamente entre nosotros y,
por el error, nos arroje, como una honda a la piedra, lejos de lo que es nuestra vida.
Acerca de esto afirma en otro lugar: ¿Para qué ayunáis —dice el Señor—, haciendo oír
hoy en el cielo vuestras voces? No es ése el ayuno que yo deseo —dice el Señor—, sino al
hombre que humilla su alma. A nosotros, en cambio, nos dice: El ayuno que yo quiero es
éste —oráculo del Señor—: abrir las prisiones injustas, hacer saltar los cerrojos de los
cepos, dejar libres a los oprimidos, romper todos los cepos; partir tu pan con el
hambriento, vestir al que ves desnudo, hospedar a los pobres sin techo.
Huyamos de toda vanidad, odiemos profundamente las obras del mal camino; no viváis
aislados, replegados en vosotros mismos, como si ya estuvierais justificados, sino reuníos
para encontrar todos juntos lo que a todos conviene. Pues la Escritura afirma: ¡Ay de los
que se tienen por sabios y se creen perspicaces! Hagámonos hombres espirituales,
seamos un templo perfecto para Dios. En cuanto esté de nuestra parte, meditemos el
temor de Dios y esforcémonos por guardar sus mandamientos, a fin de alegrarnos en sus
justificaciones. El Señor juzgará al mundo sin parcialidad. Cada uno recibirá según sus
obras; el bueno será precedido de su justicia, el malo tendrá ante sí el salario de su
iniquidad. No nos abandonemos al descanso, bajo el pretexto de que hemos sido
llamados, no vaya a suceder que nos durmamos en nuestros pecados y el Príncipe de la
maldad consiga poder sobre nosotros y nos arroje lejos del reino del Señor.
Además, hermanos, debemos considerar también este hecho: si, después de tantos
signos y prodigios como fueron realizados en Israel, los veis ahora abandonados, estemos
vigilantes para que no nos suceda a nosotros también lo que afirma la Escritura: Muchos
son los llamados y pocos los elegidos.