viernes, 3 de septiembre de 2021

PALABRA COMENTADA

 

VIERNES 22 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

 

Colosenses 1,15-20



REFLEXIÓN

 

Cristo Jesús es imagen de Dios invisible

 

Se ofrece a continuación lo que Jesús de Nazareth significa para y desde Dios: imagen del invisible. Ya no es el Ángel de Yave, ni la zarza ardiendo, ni los altos, ni los montes, ni los cielos, ni el cosmos. No está más allá, sino en el hombre Jesús de Nazareth glorificado.

 

Quien a su vez dijo estar en los pobres, en los niños, en medio de los que oran, en la cena común.

 

Se ha esparcido la imagen. Está por doquier.

 

 

 

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Ya no hay que mirar arriba, ni exclusivamente acudir a los lugares santos.

 

Escuchamos que se desmitifica el misterio del Dios invisible, pero no se anula: aún el misterio subsiste. Porque Misterio de Dios, más que superioridad, es Perfección, siempre mayor.

 

Es el riesgo que corre Dios con su encarnación. Deja de ser Dios, para ser Padre, Hijo y Espíritu.

 

Hace una década se llevó a cabo una investigación sobre la imagen de Dios, en estudiantes de primer ingreso, en un centro de estudios superiores.

 

La relación más ignorada y menos mencionada resultó la de Jesús de Nazareth como imagen de Dios.

 

Parece una señal de nuestra deficiente evangelización y catequesis.

 

Parecen ignorar esos creyentes la relación fundamental entre Jesús y Dios, y esto es básico para nuestra identidad cristiana.

 

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todo fue creado por él y para él

 

Esta glorificación extrema y radical de Jesús, en el inicio de la Iglesia, pero también ahora, no es acogida en algunos círculos, que la tienen como traición al Jesús histórico, quien nunca se puso el mismo como el centro del mensaje y revelación que declaraba de parte del Señor.

 

Según la doctrina dogmática del magisterio dogmático católico, la favorabilidad de esta glorificación es el centro de su Cristología, y teología.

 

Sin ella no hay nueva noticia, alianza, ni creación.

 

Según la Iglesia no dogmática pero sí carismática, el núcleo es Jesús el hombre auténtico, el hombre nuevo, que sirve a la novedad del Reinado de Dios, que transforma este mundo.

 

Son irreconciliables? Son énfasis aislados? Hay que elegir?

 

Es posible que nuestro modo de conocer una realidad que nos

 

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rebasa, por partes, nos conduce a callejones sin salida, y desgarramientos entre nosotros que traicionan la buena nueva.

 

en él quiso Dios que residiera toda la plenitud

 

Llegar a esta visión es un don del Padre, quien llama a su hijo.

 

Si el Señor en quien creemos es vivo y verdadero, nos atraerá hacia él.

 

haciendo la paz por la sangre de su cruz.

 

Con el signo contrario del mundo, el que usa para la venganza y la violencia. Porque no es lo mismo derramar sangre que hacerlo con la propia para dar paz y vida.

 

Salmo responsorial: 99



REFLEXIÓN

 

servid al Señor con alegría

 

Estamos participando de la obra del Señor. Todos somos del opus dei, así como todos somos llamados a la compañía de Jesús.

 

Otra cosa es que nos ubiquemos en ideologías que testimonian más nuestro sectarismo que nuestra fraternidad común.

 

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entrad en su presencia

 

Ella no se nos impone, ni nos avasalla: como hacen los poderosos.

 

Pero espera nuestra iniciativa para entrar en El.

 

Lucas 5,33-39



REFLEXIÓN

"Los discípulos de Juan ayunan a menudo y oran, y los de los fariseos también; en cambio, los tuyos, a comer y a beber".

 

Juicios como éstos tienen hoy sus réplicas: cuando se juzga mejor persona a quien se manifiesta como activista de causas sociales de diferentes causas.

 

El hecho de ser activista para ciertos sectores es ya la proclamación de una cuasi-santidad.

 

O cuando se juzga que los asiduos participantes en liturgias y devociones son ya buenos y merecen el reconocimiento de tales por los demás.

 

Por eso el Espíritu en nuestro tiempo ha permitido que se cuartee la fachada de presunta santidad y bondad de personas y grupos

 

 

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etiquetados como tal, por los escándalos que se han conocido.

 

Las iglesias incluso, como organizaciones profesionalmente detentoras del bien y la santidad, han filtrado corrupción e iniquidad.

 

El ayuno es el duelo por su ausencia cuando se siente, y la fiesta es la celebración de su presencia, también cuando se siente.

 

Es una forma de vivir la presencia y ausencia escatológica, advertida a través sus señales: consolación y desolación.

 

¿Queréis que ayunen los amigos del novio mientras el novio está con ellos? Llegará el día en que se lo lleven, y entonces ayunarán

 

En la existencia hay momentos de celebración de bodas, porque el novio se siente presente. En otros momentos se siente la ausencia. Guardar esos momentos en la memoria, y expresarlos en retiros, en liturgia, ayuda a contrastar y aprender un caminar que conlleva presencia y ausencia, consolación y desolación.

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A vino nuevo, odres nuevos. Nadie que cate vino añejo quiere del nuevo, pues dirá: "Está bueno el añejo.""

 

Si la estrategia aconseja que lo nuevo vaya con lo nuevo, tampoco se descarta que lo viejo tenga su encanto.

 

No parece que lo añejo sea desacreditado, por ser viejo. Tiene su buen gusto, y es hasta preferible.

 

Pero no debe impedir que lo nuevo venga como lo nuevo y no como viejo o lo viejo como nuevo.

 

Hoy se habla de que los esquemas han de romperse.

 

Sí, a condición de que aquello que venga sea nuevo y se reciba como nuevo.

 

No así lo que aparenta ser nuevo pero es viejo. Y ni siquiera es añejo: sin buen gusto.

 

La novedad de Jesús y su evangelio nos conduce a nuevas formas de convivialidad.

 

Y así en nuestra época descreída y escéptica ante los símbolos y

 

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signos tradicionales de la santidad, el Espíritu de la Palabra nos urge la sinceridad y la pureza de la intención y la consistencia de la actuación.

 

Se trata de una nueva relación: escatológica. Es definitiva, es misteriosa.

 

Pide actitudes nuevas y gestos nuevos e innovadores.

 

Más allá de la institución eclesial, que puede sentirse retardataria en reconocer la novedad, preocupada como está de fijar límites.

 

En esta tensión que se crea por la búsqueda de los odres nuevos para el vino nuevo y los odres viejos del vino viejo, llama la atención la posición de algunos que sólo se fijan en las bondades de la creatividad, sin caer en cuenta que re-editan errores antiguos, y que un servicio a la novedad es la vigilancia para no caer en los mismos errores.

 

 

 

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Igualmente llama la atención que esta vigilancia, no simpatice y escrute con más benevolencia los intentos por los odres nuevos, y descalifique de partida los intentos realizados.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1433758028789125121?s=20

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

Viernes, XXII semana

San León Magno Sermón sobre las bienaventuranzas 95,2-3


Carlo no hacía distinción de personas. Su criado era su amigo.

 No puede dudarse de que los pobres consiguen con más facilidad que los ricos el don de la humildad, ya que los pobres, en su indigencia, se familiarizan fácilmente con la mansedumbre y, en cambio, los ricos se habitúan fácilmente a la soberbia. Sin embargo, no faltan tampoco ricos adornados de esta humildad y que de tal modo usan de sus riquezas que no se ensoberbecen con ellas, sino que se sirven más bien de ellas para obras de caridad, considerando que su mejor ganancia es emplear los bienes que poseen en aliviar la miseria de sus prójimos. El don de esta pobreza se da, pues, en toda clase de hombres y en todas las condiciones en las que el hombre puede vivir, pues pueden ser iguales por el deseo incluso aquellos que por la fortuna son desiguales, y poco importan las diferencias en los bienes terrenos si hay igualdad en las riquezas del espíritu. Bienaventurada es, pues aquella pobreza que no se siente cautivada por el amor de bienes terrenos ni pone su ambición en acrecentar la riquezas de este mundo, sino que desea más bien los bienes del cielo. Después del Señor, los apóstoles fueron los primeros que nos dieron ejemplo de esta magnánima pobreza, pues, al oír la voz del divino Maestro, dejando absolutamente todas las cosas, en un momento pasaron de pescadores de peces a pescadores de hombres y lograron, además, que muchos otros, imitando su fe, siguieran esta misma senda. En efecto, muchos de los primeros hijos de la Iglesia, al convertirse a la fe, no teniendo más que un solo corazón y una sola alma, dejaron sus bienes y posesiones y, abrazando la pobreza, se enriquecieron con bienes eternos y encontraban su alegría en seguir las enseñanzas de los apóstoles, no poseyendo nada en este mundo y teniéndolo todo en Cristo.

REFLEXIÓN

Así pues la pobreza bienaventurada y la humildad son hermanas gemelas, con mutua dependencia y amor. Mueven montañas, porque el discurso prepotente levanta un muro de resistencia, como el que sentimos hoy ante cualquier orden constituído. Pero la presencia indefensa y honesta gana partidarios de su causa, y muchos la endosan porque les seduce. Hay en el pobre bienaventurado un sexto sentido que reconoce a quien humilde no va tras riquezas y más bien busca la igualdad, sin presionar, sin manipular, sin propaganda y sin la insistencia machacona que gana lo contrario de la aceptación convencida. Cuando así fluye del modo propio de ser es un don y un gozo. Por eso es bienaventuranza