Año Impar
2Macabeos 7,1.20-31
REFLEXIÓN
lo soportó con entereza, esperando en el Señor
uniendo un temple viril a la ternura femenina,
Él, con su misericordia, os devolverá el aliento y la vida,
si ahora os sacrificáis por la ley."
La
otra vida, la vida que no termina junto al Señor, no está garantizada como un
conocimiento disponible para nuestro auto-aseguramiento. Es parte de la entrega
de fe al Señor y su misericordia.
Él
no nos lo debe, ni es su obligación. Es parte de un designio de amor libre. No
es exigible, ni demandable.
Es
el testimonio de Jesús y su entrega confiada a su Padre entre estertores de
angustia, el que nos transmite una entereza, confianza que no oculta el umbral
desesperado, y sometimiento a la voluntad salvífica del Padre.
Y
el anuncio de la resurrección al tercer día por parte del Padre, tampoco es una
garantía tal como nosotros concebimos una garantía: compromiso, contrato, que
amarra a las partes.
Sigue
siendo expresión amorosa y libre del Señor a nuestra fe, para robustecerla y
animarla.
Se
trata de un cambio de la mentalidad de contrato, pieza clave de las estructuras
legales del mundo, que le dan vida.
Incluso
se trata de una revolución en nuestro sistemático toma y daca, que se refleja
en las transacciones de nuestras relaciones cotidianas.
En
Jesús de Nazareth toma carne un modo nuevo e inédito de amor, desde la
gratuidad y la entrega de la persona.
Salmo responsorial: 16
REFLEXIÓN
al despertar me saciaré de tu semblante
Es
la esperanza profunda que orienta la existencia y procesa la vivencia del
Señor.
Se
puede expresar así: Si crees en Dios, en su amor libre y gratuito, y con Él en
la vida que no termina junto a él, por qué vives como si no creyeras?
Nuestra
conversión es como una conquista en la que nos vamos rindiendo, plaza tras
plaza, para ir cayendo enteramente en el dominio de su amor libre y nuevo.
Lucas 19,11-28
REFLEXIÓN
pensaban que el Reino de Dios iba a despuntar de un momento
a otro
Es
la expectativa que se ha creado alrededor de Jesús, quien sintió los anhelos y
ansiedades de la gente que aspiraba a la liberación, sanación, perdón
inmediatos, sin retardos, casi mágicamente.
Esta
expectativa podía corresponder a la del pronto retorno de Jesús en gloria,
posterior a la experiencia de fe en la resurrección y ascensión de Jesús de
Nazareth.
Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse
el título de rey
Sus conciudadanos, que le aborrecían, enviaron tras él una
embajada para informar
Interesante
crítica que parece atribuirse a uno de los hijos de Herodes el Grande, que
buscó en Roma que el Emperador lo nombrara rey.
Un
título que se aparecía comprado por el ocupante imperio, y no por dinastía
local.
En
todo caso ese reino del que se rumora, no puede ser esta caricatura de reino,
como el de Herodes, que ni rey es y encima es cruel y sanguinario con los que
se le oponen.
No
se trata de este reinado, de cálculo político y ambición de poder.
Aquí
termina la parábola original a la que se le adjuntó la problemática del título
comprado de rey y su oposición y el fin de ella.
"Negociad(pragmateuomai:comerciar, intercambiar con
animo de ganancia) mientras vuelvo".
como has sido fiel en una minucia, tendrás autoridad sobre
diez ciudades
"Por tu boca te condeno, empleado holgazán
'Al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará
hasta lo que tiene.'
Por su
diligencia y capacidad de negociar.
Bancos
e intereses existen ya. También la condena a la usura.
En
la parábola se inclina más al inversión que a los intereses del banco, que se
acepta como última opción.
Parecería
recomendar la negociación a través de los dones que Dios nos ha entregado.
Todavía
falta por hacer en este mundo, parece decir.
Parece
usar el contexto del nombramiento de un hijo de Herodes el Grande como rey de
una región, donde es repudiado y de una conspiración en su contra ante el
Emperador romano.
Y
el resultado de tal conspiración, que fue abortada, es la muerte de los
conspiradores.
La
diligencia en negociar no mira a la posible ilegitimidad del futuro rey sino a
la laboriosidad del reino de Dios, no importa en qué contexto.
Aun
en medio del régimen de Imperio es posible hacer riquezas y mostrarse cuidadoso
de lo mínimo, en la dimensión de fe.
Es
posible una existencia meritoria en un contexto de poderes en disputa, sin
necesariamente tomar partido, o dejarse corromper por ellos.
Hoy
como ayer, no se tolera no tomar partido frente al poder cuestionado de
legitimidad.
Hay
un enfoque diverso, aun entre creyentes, que considera que no es posible hacer
una vida meritoria, sin modificar el contexto político y estructural.
Una
es la expectativa popular por la inmediatez del fin feliz.
Jesús
sin dar pista del cuándo, se enfoca a la misión actual, que está en nuestras
manos.
La
aspiración a la plenitud del Reino de Dios y la consumación del designio, no
debe opacar la tarea histórica que nos llama: negociar.
En
sentido amplio es ocuparse del crecimiento de la ganancia en todo lo que
hacemos. Sin reducir la ganancia a riqueza material. Sin reducir el éxito a la
fama, el poder y la riqueza: el estatus.
Los
creyentes esperamos la plenitud, pero sin descuidar que debemos crecer en
sentido histórico, y ser más: personal y socialmente.
Es
una visión optimista y constructiva de la vida compartida fraternalmente y en Sororidad.
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2Macabeos
7,1.20-31
El
orante , hombre o mujer, unifica el género en su plegaria, porque
une la virilidad y la ternura. De manera que ya no hay división al
orar, sino unidad, preludio de la unificación con Dios, rumbo a la
vida eterna.
Salmo
responsorial: 16
La
insistencia del orante desde la fe ante el Señor, no es porque no
oye ni para que lo oiga. Todo lo que va a decir está en su presencia
eterna. Es para que nuestra fe adquiera desde la ubicación histórica
el viso de eternidad, el agrado de Dios, y se desarrolle la sintonía
y armonización propia de los hijos de Dios con su Padre y hermanos.
Lucas
19,11-28
Ni
el fin de la vida histórica, ni el principio, son ajenos a la vida
eterna que nos dona gratuitamente el Señor de la vida. La actividad
histórica, negociar los dones, está imbuída del don de la vida
eterna, que nos mueve a colaborar con su desarrollo, que también es
político, social, económico, cultural, ambiental ...No colaborar,
evadirse, trabajar
por propia cuenta y sólo para los propios intereses, es una
interferencia en el proceso de Reino, de vida eterna, en vigencia ya.
Y sólo sirve para que los agentes de interferencia terminen
fracasando histórica y eternamente, si no se convierten.