miércoles, 24 de noviembre de 2021

PALABRA COMENTADA

 

Miércoles 34 de tiempo ordinario

Año Impar

Daniel 5,1-6.13-14.16-17.23-28



REFLEXIÓN

Apurando el vino, alababan a los dioses de oro y plata, de bronce y hierro, de piedra y madera

Estaban en un colmo de la ofensa, desfachatez y desvergüenza: profanaban utensilios del templo y adoraban representaciones de dioses.

Para un piadoso israelita era una situación envilecedora e irritante.

Estas insensibilidades para el credo de algunos por parte de otros, minorías o no, se dan con alguna frecuencia en nuestro tiempo, y no sólo por parte de particulares sino también por gobiernos, incluso de estados antiguamente cristianos.

Con decir que se trata de un valor meramente cultural se piensa haber superado la afrenta a la conciencia, y se falla en el respeto, consideración y fraternidad que debemos construir.

Si nos ponemos a buscar quién empezó primero, y de quién es la culpa, no terminaríamos de discutir el origen histórico.

Entre las culpas los católicos y cristianos no están libres, porque también hemos sido irrespetuosos de otras confesiones.

Pero el presente puede edificar una convivencia diferente si nos empeñamos.

Es una obligación moral evitar guerras de religión por causa de la intolerancia y la insensibilidad.

tu reino se ha dividido y se lo entregan a medos y persas

Según los estudiosos Daniel fue escrito mucho después del reinado persa.

Tendríamos entonces aquí una profecía después del hecho, lo cual se puede considerar un fiasco, como adivinación, pero nos ayuda a profundizar el sentido del profetizar en Israel y en Jesús.

Se trata de leer el sentido teológico de los eventos acaecidos para impulsarse en la esperanza frente a los sucesos presentes.

Es como decir: “así como el Señor intervino en este acontecimiento de todos conocidos, así sigue interviniendo hoy”.

La lectura de fe es propia de la fe activa en constante relación con los hechos, a los que otorga un sentido desde la voluntad del Señor.

Vale para el creyente, que según él, es el sentido más real, consistente y profundo de la historia.

Otras mentalidades y otras creencias de otro tipo no aprecian ni utilizan esta clave y más bien la miran con prejuicio.

Un prejuicio contrario es que, una lectura de fe que considera posible y positiva la intervención de Dios, quita al ser humano la dignidad de ser el artífice de su propio destino.

Es una alienación y una irresponsabilidad respecto de su misión humana. Es un buen argumento.

Hay que vivir la experiencia de la fe como lectura teológica de la historia para llegar  al inteligencia de una posible colaboración entre un Señor y una criatura asociados en la responsabilidad de los hechos y en el sentido de la vida.

Interleccional: Daniel 3,62-67



REFLEXIÓN

bendecid al Señor       

Se puede bendecir al Señor, pero seguir atendiendo responsablemente su creación.

Lucas 21, 12-19



REFLEXIÓN

Os echarán mano, os perseguirán, estregándoos a los tribunales y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre

Se trata del tumulto externo y superficial. El eco de la tribulación de la comunidad por causa de su fe después de Jesús es animada por una profecía, que puede ser después del hecho, como venida del mismo Jesús, dicha no se sabe en qué momento, para dar coraje, firmeza, constancia y esperanza.

Para acercar al Señor del Cielo glorificado el caminar de la comunidad que lucha por serle fiel.

así tendréis ocasión de dar testimonio

Es la misión en medio de la historia

Haced propósito de no preparar vuestra defensa

Tenemos la disposición adecuada si no ansiamos defendernos,

yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.

Pero sí actuar con poder de la fuerza y la arbitrariedad. No necesariamente el Espíritu nos librará de la fuerza, pero sí de las acusaciones infundadas. Sino que la defensa se construye en las mociones de su Palabra

Él será nuestra primera línea de defensa. Pero la estrategia no ha cambiado.

Su propia defensa fue su Padre, y sus palabras ante los jueces y verdugos fueron la sabiduría del Espíritu.

Empero fue condenado a muerte. A lo cual no hemos de temer, porque la condena no significa que la defensa no ha dado resultado, sino que se hace y ejecuta el Reino del Padre.

Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía

Lo nunca esperado, ni pensado, ni soñado, que nuestra carne nos repudie.

Estamos avisados y no debemos sorprendernos por la traición que nos puede venir en el ejercicio del testimonio

Estas palabras que el evangelista atribuye a Jesús y como tal son recibidas por la comunidad creyente o orante, se muestran vividas de antemano por el propio Señor. No pide nada que él no haya superado.

ni un cabello de vuestra cabeza perecerá

Lo fundamental estará asegurado.

Nuestra valentía y mar de fondo no es nuestro, sino el don de su apoyo y compañía en nuestro caminar de fe.

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Daniel 5,1-6.13-14.16-17.23-28

La fantasía apologética nos puede conducir a ver un arrebato culposo y tembloroso en aquellos que se jactan de sus logros y fuerzas, y ni se les ocurre pensar en la presencia del Misterio de Amar en la creación y la historia. No siempre será así y moriremos quizás sin ver ese espectáculo de resarcimiento y sabor de la venganza cumplida. Pero es el mensaje que no dudemos que Él está ahí.

Interleccional: Daniel 3,62-67

Bendecir parece un simple y fácil decir, pero el contexto puede ser difícil para explicitar una bendición, y una acción de gracias, porque vivimoes en una secularización en la que el Misterio está arrinconado.

Lucas 21, 12-19

La comunidad recuerda palabras de Jesús para tiempos de tribulación y persecución, por su nombre, que es además de su persona, su evangelio, su verdad completa. Y se pasa por esto porque es un modo de dar fe de que no es por interés personal de ganancia alguna que la fe nos mete en el testimonio del evangelio, sino por un movimiento de amar incoado desde el Espíritu de Jesús, como si nosotros nos convirtiéramos en zarza ardiente, en cuyo fuego también somos afectados, pero con su ayuda tenemos la esperanza de poder testimoniar.

BEATO CARLO

AGRADAR A DIOS AL SERVIR LOS DEMÁS
 

De la carta de san Pablo Le-Bao-Tinh a los alumnos del seminario de Ke-Vinh, enviada el año mil ochocientos cuarenta y tres.

(A. Launay, Le clergé tonkinois et ses pretres martyrs, MEP, Paris 1925, pp. 80-83)


LA PARTICIPACIÓN DE LOS MÁRTIRES EN LA VICTORIA DE CRISTO CABEZA

Yo, Pablo, encarcelado por el nombre de Cristo, os quiero explicar las tribulaciones en que me veo sumergido cada día, para que, enfervorizados en el amor a Dios, alabéis conmigo al Señor, porque es eterna su misericordia. Esta cárcel es un verdadero infierno: a los crueles suplicios de toda clase, como son grillos, cadenas de hierro y ataduras, hay que añadir el odio, las venganzas, las calumnias, palabras indecentes, peleas, actos perversos, juramentos injustos, maldiciones y, finalmente, angustias y tristeza. Pero Dios, que en otro tiempo libró a los tres jóvenes del horno de fuego, está siempre conmigo y me libra de estas tribulaciones y las convierte en dulzura, porque es eterna su misericordia.

En medio de estos tormentos, que aterrorizarían a cualquiera, por la gracia de Dios estoy lleno de gozo y alegría, porque
no estoy solo, sino que Cristo está conmigo.

Él, nuestro maestro,
aguanta todo el peso de la cruz, dejándome a mí solamente la parte más pequeña e insignificante. Él, no sólo es espectador de mi combate, sino que toma parte en él, vence y lleva a feliz término toda la lucha. Por esto en su cabeza lleva la corona de la victoria, de cuya gloria participan también sus miembros.

¿Cómo resistir este espectáculo, viendo cada día cómo los emperadores, los mandarines y sus cortesanos blasfeman tu santo nombre, Señor, que te sientas sobre querubines y serafines?
¡Mira, tu cruz es pisoteada por los paganos! ¿Dónde está tu gloria? Al ver todo esto, prefiero, encendido en tu amor, morir descuartizado, en testimonio de tu amor.

Muestra, Señor, tu poder, sálvame y dame tu apoyo,
para que la fuerza se manifieste en mi debilidad y sea glorificada ante los gentiles, ya que, si llegara a vacilar en el camino, tus enemigos podrían levantar la cabeza con soberbia.

Queridos hermanos, al escuchar todo esto, llenos de alegría, tenéis que dar gracias incesantes a Dios, de quien procede todo bien;
bendecid conmigo al Señor, porque es eterna su misericordia. Proclame mi alma la grandeza del Señor, se alegre mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su siervo y desde ahora me felicitarán todas las generaciones futuras, porque es eterna su misericordia.

Alabad al Señor, todas las naciones, aclamadlo, todos los pueblos, porque
lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder, y lo despreciable, lo que no cuenta, lo ha escogido Dios para humillar lo elevado. Por mi boca y mi inteligencia humilla a los filósofos, discípulos de los sabios de este mundo, porque es eterna su misericordia.

Os escribo todo esto para que se unan vuestra fe y la mía. En medio de esta tempestad
echo el ancla hasta el trono de Dios, esperanza viva de mi corazón.

En cuanto a vosotros, queridos hermanos, corred de manera que ganéis el premio, haced que la fe sea vuestra coraza y empuñad las armas de Cristo con la derecha y con la izquierda, como enseña san Pablo, mi patrono. Más os vale entrar tuertos o mancos en la vida que ser arrojados fuera con todos los miembros.

Ayudadme con vuestras oraciones para que pueda combatir como es de ley, que pueda combatir bien mi combate y combatirlo hasta el final, corriendo así hasta alcanzar felizmente la meta; en esta vida ya no nos veremos, pero hallaremos la felicidad en el mundo futuro, cuando, ante el trono del Cordero inmaculado, cantaremos juntos sus alabanzas, rebosantes de alegría por el gozo de la victoria para siempre. Amén