martes, 7 de diciembre de 2021

DOCTORES DE LA IGLESIA

OFRECIÓ SU SUFRIMIENTO POR LA IGLESIA COMO SACERDOTE DE LA VIDA CORRIENTE
 
De las Cartas de san Ambrosio, obispo
(Carta 2, 1-2. 4-5. 7: PL 16 [edición 1845], 847-881)


EL ATRACTIVO DE TUS PALABRAS HAGA DÚCTIL A TU PUEBLO

Has recibido la carga del sacerdocio. Sentado en la popa de la Iglesia, gobiernas la nave en medio de las olas que la combaten. Mantén firme el timón de la fe, para que las fuertes tormentas de este mundo no te hagan desviar de tu rumbo. El mar es ciertamente grande y dilatado, pero no temas, porque él la fundó sobre los mares, él la afianzó sobre los ríos.

Por ello no es de extrañar que, en medio de un mundo tan agitado, la Iglesia del Señor, edificada sobre la roca apostólica, permanezca estable y, a pesar de los furiosos embates del mar, resista inconmovible en sus cimientos. Las olas baten contra ella, pero se mantiene firme y, aunque con frecuencia los elementos de este mundo choquen con gran fragor, ella ofrece a los agobiados el seguro puerto de salvación.

Sin embargo, aunque fluctúa en el mar, se desliza por los ríos, principalmente por aquellos ríos de los que dice el salmo: Levantan los ríos su voz. Porque existen unos ríos que manan de aquel que ha tomado de Cristo la bebida y ha recibido el Espíritu de Dios. Éstos son los ríos que, por la abundancia desbordante de la gracia espiritual, levantan su voz.

Y existe también un río que se precipita entre sus santos como un torrente. Y existe un río que, como el correr de las acequias, alegra al alma pacífica y tranquila. Todo aquel que recibe de la plenitud de este río, como Juan Evangelista, como Pedro y Pablo, levanta su voz; y, así como los apóstoles pregonaron por todos los confines de la tierra el mensaje evangélico, así también éste se lanza a anunciar esa Buena Nueva del Señor Jesús. Recibe, pues, de Cristo, para que puedas hablar a los demás. Acoge en ti el agua de Cristo, aquella que alaba al Señor. Recoge el agua proveniente de diversos lugares, la que derraman las nubes de los profetas. Todo aquel que recoge el agua de los montes, el que la hace venir y la bebe de las fuentes, la derrama luego como las nubes. Llena, pues, de esta agua tu interior, para que la tierra de tu corazón quede humedecida y regada por sus propias fuentes.

Para llenarse de esta agua es necesaria una frecuente e inteligente lectura; así, una vez lleno, regarás a los demás. Por esto dice la Escritura: Si las nubes van llenas, vierten lluvia sobre la tierra.

Sean, pues, tus palabras fluidas, claras y transparentes, de modo que tu predicación infunda suavidad en los oídos de tu pueblo y con el atractivo de tus palabras lo hagas dúctil. De este modo te seguirá de buen grado a donde lo lleves.

Tus exhortaciones estén llenas de sabiduría. En este sentido, dice Salomón: Las armas del espíritu son los labios del sabio; y, en otro lugar: Tus labios estén atados por la inteligencia, es decir, que tus sermones brillen por su claridad e inteligencia, y que tus exhortaciones y tratados no tengan necesidad de apoyarse en las afirmaciones de los demás, sino que tus palabras se defiendan con sus propias armas, y que ninguna palabra vana y sin inteligencia salga de tu boca

lunes, 6 de diciembre de 2021

PALABRA COMENTADA

 

Lunes 2 de Adviento

Isaías 35,1-10



REFLEXIÓN

El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrarán el páramo y la estepa, florecerá como flor de narciso, se alegrará con gozo y alegría

En la vida no todo es sufrimiento y lágrima. La espiritualidad de la cruz no implica depresión crónica y tristeza recóndita.

Las visiones que nos ofrece la Palabra no son para cuando baje el telón de la historia solamente. También pueden ser para los intermedios de la obra.

Si algo tiene la Palabra en sus tres mil años de comunicación es ser una Promesa amortizable. La Salvación prometida se va mostrando cada día del caminar en fe, esperanza y amor.

Nuestro autocentramiento en los conflictos, la obsesión de los titulares por la tragedia, hacen perder de vista como el desierto y el yermo ya no lo son tanto, a nivel personal y a nivel de culturas.

Ellos verán la gloria del Señor, la belleza de nuestro Dios

Quiénes? Los regalados por la fe salvífica. El don más equitativo que hay sobre la tierra, porque acompaña a todo ser humano, hombre o mujer, que habita la tierra.

Porque todo hombre o mujer sueña y allí está el fundamento de la fe. A la que hay que poner cuidado y cuidar para que crezca hasta hacerse un árbol coposo en el que vienen a anidar las aves del cielo.

Mirad a vuestro Dios, que trae el desquite; viene en persona, resarcirá y os salvará

El Dios del desquite. Quien no frustra sino que levanta de la frustración. El que arregla lo que nosotros dañamos. El Padre pródigo que constantemente sale a esperarnos, a ver si asomamos por el camino de regreso. El que nos espera.

Porque han brotado aguas en el desierto, torrentes en la estepa; el páramo será un estanque, lo reseco, un manantial.

Por qué será que aun las banderas más altruístas las volvemos armas para obtener poder, a fuer de obligar a otros a adoptar tal o cual enfoque?

Aun lo manía ecológica olvida que si bien la responsabilidad humana es crucial para conservar al planeta, el máximo responsable es el Autor de la creación, quien inventó los recursos.

No es inocente el intento de privilegiar el término naturaleza en vez de creación, porque insistimos así en el exclusivo protagonismo humano que no requiere de divinidades para avanzar y resolver.

Salmo responsorial: 84



REFLEXIÓN

La salvación está ya cerca de sus fieles, / y la gloria habitará en nuestra tierra

Estar cerca viene a ser un cumplimiento anticipado de la promesa. La gloria que habitará ya se viene mostrando y preparando.

Si somos fieles, si vivimos de fe y nos conducimos en consecuencia.

Lucas 5,17-26



REFLEXIÓN

Y el poder del Señor lo impulsaba a curar

El poder sanador de Jesús no se exhibía como un taumaturgo o ilusionista de espectáculo.

Era una docilidad y consenso que él mostraba con su Padre para dar señales de su reinado.

Jesús vivía, enseñaba y curaba para dar paso al dominio del Señor.

Es algo que nos debe ayudar a reflexionar ante tantas necesidades de curación que experimentamos por nuestras dolencias y enfermedades. Cómo apoyará tal o cual curación el dominio del Padre de Jesús en nuestra red social? Se proclamará mejor la gloria de Dios? Nos haremos mejores colaboradores de su obra de redención para nosotros y para los demás?

Él, viendo la fe que tenían, dijo: "Hombre, tus pecados están perdonados."

Porque el pecado del mundo como anti-reino está a la base de cualquier dolencia y sufrimiento. Nos abate la iniquidad que se nutre de la oposición al designio como reinado del Señor.

Queda en nosotros discernir frecuentemente como descodificamos tal o cual suceso de infortunio y muerte, como la señal del anti-reino, pero como el llamamiento a la buena nueva.

Este es el sentido del exorcismo: abrir espacio en un territorio usurpado al dominio benigno del Padre.

Por eso Jesús no da pie a la curación sino como signo de ese dominio.

Pero antes exorciza, para que se de la oportunidad en la libertad humana de aceptar el cambio de régimen.

El exorcismo no es un festín mediático exhibicionista ofrecido a la morbosidad de los espectadores.

Un exorcismo lo hacemos cotidianamente al expulsar de nuestra vida y nuestro entorno toda traza de iniquidad, injusticia, odio, envidia y daño a nuestros hermanos.

"Hoy hemos visto cosas admirables."

Jesús da paso al Dios Padre suyo y nuestro, por otorgamiento.

Según los sabios de su tiempo el exorcismo era privilegio del Sumo Sacerdote una vez al año.

Un gran avance en la historia de las religiones por dar vida a un concepto del mal moral que hunde las conciencias, y consecuentemente todo lo demás.

Pero Jesús la arrebata de ese monopolio sacro para entregarla a nuestra práctica de ágape fraterno. Nuestro amor, hace retroceder el daño del pecado, por el perdón que nos hacemos, como un excorcismo, y nos prepara para la sanación.

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