lunes, 13 de diciembre de 2021

PALABRA COMENTADA

 

Lunes 3 de Adviento

Números 24,2-7.15-17ª



REFLEXIÓN

El espíritu de Dios vino sobre él

Un venir del Espíritu, que parece irresistible cuando se presenta abultada y clamorosamente en la conciencia personal o colectiva, como un cambio que hemos de aprender a conducir.

Aunque por lo general la inhabitación del Espíritu es de tono más bien sutil, con mociones suaves, como mediante toques, apoyando, sustentando y corrigiendo un derrotero.

Se siente su influjo en la repercusión que los acontecimientos dejan en la psique, y la impronta que transmiten.

Balaan no era de Israel, y vino el Espíritu sobre él, porque es de Dios y lo da a quien quiere, dentro y fuera de sus elegidos para servir.

El universo se expande, y nos sumergimos en sus constelaciones que se alejan, pero los alejados somos nosotros. Leer el universo es como la arquelogía de tierra: los estratos son precedentes de nosotros que pisamos encima, y nosotros seremos estratos en algún momento.

Somos la punta de la humanidad que avanza como conjunto, con deficiencias y malestares periodicos, como ajustes del crecimiento. Algo así es la visión de Teilhard.

El primer conjunto, la primera pareja humana fue un estrato con su pecado original, que no dejó mantener la perfección. Jesús es el hombre final que conduce el avance, pero caemos ocasionalmente en los ajustes.

Hoy este mundo clama por el ajuste de una mejor distribución. Pero no fracasaremos porque la creación es buena y la nueva creación es salvada.

Los científicos que ayudan a leer el universo son como Balaan, porque bendicen el proyecto humano y de paso, aun negando, alaban al Creador y Salvador.

Lo veo, pero no es ahora, lo contemplo, pero no será pronto

La Palabra mueve a esperanza y visión de fe, con un tono de paciencia, porque no se sabe cuándo efectivamente se hará realidad plena.

Hace descansar en la fidelidad del Señor .

Salmo responsorial: 24



REFLEXIÓN

Señor, enséñame tus caminos

No podemos cansarnos de ser educados e instruídos por el Espíritu.

Mantenerse abiertos y sensibles a sus intervenciones, poque El está vivo y es dinámico.

Y el sufrimiento que genera su conducción, que nos va desarraigando de nuestro amor propio, es un signo de su paso y un llamamiento a un mayor compromiso de fe y entrega en la transformación que opera en nosotros.

Los pecadores, desviados y alejados de su senda, son enseñados, si aceptan ser dirigidos, conducidos o guiados.

Por lo tanto la disposición permanente e infinita es por y para que se aprenda, no para reprobar.

Es así el Señor el paradigma perfecto de todo educador. Él llega hasta donde nuestra humildad lo deja.

haz que camine con lealtad

Su fuerza nos comunica una adhesión, en medio del torbellino emocional de aferramiento, para permanecer a su lado, con aceptación generosa.

Mateo 21,23-27



REFLEXIÓN

Jesús llegó al templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo para preguntarle: "¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?"

La autoridad constituída demanda la legitimidad de otra autoridad.

Si el Señor de Israel había estado detrás de la autoridad constituída, aun con desvíos, de los israelitas judíos, ahora en Jesús parecía haberse puesto en contra y confrontarla.

 No se trataba de deponerla sino de purificarla, brindarle la oportunidad de convertirse.

Pero no dejaba de ser autoridad, ni era desconocida.

No sé si actualmente la vaticanofobia practicada dentro y fuera de la Iglesia Católica Romana o latina, es una muestra de la confrontación que la libertad del Señor Jesús ofrece a los que creen en él, como un proceso de conversión constante.

Tiene visos de eso, pero también suena a rebeldía y lucha por el poder eclesial, teológico, pastoral y aun político: las izquierdas progresistas contra las derechas conservadoras.

En medio de ello hay que recuperar el sentido de la profecía con secuela política: convertirse de nuevo a la alianza con el Señor.

El bautismo de Juan ¿de dónde venia, del cielo o de los hombres?"

Y respondieron a Jesús: "No sabemos

No les convenía decir que venía de Dios, porque había que convertirse. No les convenía decir que de los hombres, porque éstos reaccionarían en contra.

Dado el cálculo de su respuesta, la actitud de fondo equivalía a decir “no nos conviene responder porque perdemos poder”.

El aferramiento al poder y no la conversión a la Palabra de Dios era su norte.

Jesús no escondería su fuente de autoridad, pero la autoridad que le exige una delegación, falla por la base en su legitimidad, porque no busca la verdad ni se dispone a encontrarla.

Los señalamientos de los vaticanofobos son respecto a la respuesta intransigente y sin negociación del papado frente a dilemas éticos de la actualidad: género, sexualidad, reproducción, cuidado de la vida.

Se pueden decir muchas cosas, pero no se puede negar que existe cierta coherencia y consistencia en la doctrina constante, no obstante los ataques furibundos y ruidosos de los que disienten, y también de las adhesiones literalistas y extremistas de los que se adhieren.

Actualmente se estrena en la cúpula una tendencia a la autocrítica y escucha más humilde de los clamores contra algunas posturas y decisiones del resto de la jerarquía católica romana.

Parece el signo del adviento de un Espíritu que suaviza las rigideces y llama a la conversión del corazón.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1470351229649887238?s=20

DOCTORES DE LA IGLESIA

 eres uno de los vírgenes que iluminas la gracia de tu cuerpo con el esplendor de tu espíritu
 
Del Libro de san Ambrosio, obispo, Sobre la virginidad
(Cap.12, 68. 74-75; 13, 77-78: PL 16 [edición 1845], 281. 283. 285-286)

ILUMINAS LA GRACIA DE TU CUERPO CON EL ESPLENDOR DE TU ESPÍRITU


Tú, que has salido de entre el pueblo, de entre la multitud, eres ciertamente una de las vírgenes que iluminas la gracia de tu cuerpo con el esplendor de tu espíritu (por eso, con toda razón, eres comparada a la Iglesia); así pues, en las noches, cuando estés en tu habitación, piensa siempre en Cristo y espera continuamente su llegada.

Así te desea Cristo, por eso te ha elegido. El entra cuando se le deja la puerta abierta; él, que ha prometido entrar, no puede faltar a su promesa. Abraza entonces al que has buscado, acércate a él y quedarás radiante; deténlo, pídele que no se vaya luego, suplícale que no se marche. Pues la Palabra de Dios suele pasar de prisa: si siente algún desdén, no se entrega; si no se le hace caso, se retira. Atiende con interés a lo que te diga, sigue con insistencia las huellas de sus palabras; pues suele retirarse pronto.

¿Qué dice la esposa del Cantar de los cantares? Lo busqué y no lo encontré, lo llamé y no respondió. Si se ha marchado muy pronto de ti aquel a quien llamaste, a quien suplicaste, a quien abriste tu puerta, no por ello pienses que le has desagradado, pues a veces quiere ponernos a prueba. ¿Qué fue lo que dijo, en el Evangelio, a las turbas que le rogaban que no se fuese? Es necesario que yo vaya a anunciar la palabra de Dios también a otras ciudades, porque ésa es mi misión. Así pues, si pareciere apartarse de ti, sal fuera y búscalo de nuevo por todas partes.

¿Quién más, si no es la santa Iglesia, puede enseñarte cómo retener a Cristo? Y ya te lo ha enseñado, si entiendes lo que lees: Apenas los pasé, encontré al amor de mi alma; lo abracé y ya no lo soltaré.

Y ¿cuál es la manera de retener a Cristo? No por la fuerza, no con los nudos de una soga, sino con ataduras de amor, con correas espirituales, con el afecto del alma es como se le retiene.

Si quieres tener a Cristo contigo, búscalo sin temor al sufrimiento; muchas veces, donde mejor se lo encuentra es en medio de los suplicios del cuerpo, entre las mismas manos de los perseguidores.

Apenas los pasé, hemos citado antes. Pasado un breve espacio de tiempo después que hayas escapado a los perseguidores, sin sucumbir a los poderes del mundo, Cristo te saldrá al encuentro y no permitirá que seas ya probada por mucho tiempo.

La que de este modo busca a Cristo, la que lo encuentra, puede exclamar: Lo abracé y ya no lo soltaré, hasta entrarlo en la casa de mi madre, en la alcoba de la que me llevó en sus entrañas. Esta casa y alcoba de tu madre no significa otra cosa que la parte más íntima de tu ser. Conserva bien esa casa, limpia bien sus rincones más escondidos, para que así, limpia de toda mancha, se levante como una casa espiritual, hasta formar un sacerdocio santo, consolidada por la piedra angular, y que el Espíritu Santo habite en ella.

La que de este modo busca a Cristo, la que le ruega, no queda abandonada por él; al contrario, él vuelve con frecuencia a visitarla, pues está con nosotros hasta el fin del mundo.