San Juan apóstol y evangelista(27 de diciembre)
1Juan 1,1-4
REFLEXIÓN
Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que
hemos visto con nuestros propios
ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos: la Palabra de la vida (pues
la vida se hizo
visible), nosotros la hemos visto, os damos
testimonio y os anunciamos
la vida eterna que estaba con el Padre y se nos manifestó. Eso que hemos visto y
oído os lo anunciamos, para que estéis
unidos con nosotros en esa unión que tenemos con el Padre y con su Hijo
Jesucristo. Os escribimos esto, para que nuestra alegría
sea completa
La
natividad que celebramos se mira
desde una perspectiva pascual, es
decir, en la conciencia de celebrar
el nacimiento de la vida palpable del
Padre en su hijo Jesús y por medio
de sus testigos cualificados.
Nuestra alegría es por tener vida,
la vida eterna, la que proviene del Señor.
Y el testimonio acentuado, remarcado,
ponderado de la Palabra en voz de
Juan sirve a esa alegría vital para
que siga hasta la plenitud
Hoy la palabra y el escrito están
a merced de la hermenéutica, la semántica,
la semiología, que ayudan a
establecer el dicho original, pero
pueden diluir, como agua entre los
dedos, el contenido hasta dejarnos casi vacíos.
Por
tanto urge que recuperemos la credibilidad
en la Palabra que viene en las palabras de la cultura, y superemos los escándalos de la
misma, que nos hacen tropezar, para decir con Pedro: Señor, a quién iremos. Tú tienes palabras
de vida eterna.
La vida eterna hoy dejó de ser atractiva
o seductora. Más que ella vivimos intensamente la vida actual, la que
tiene término.
Cualquier género de comunicación
humana que intenta representar una vida
alternativa a ésta actual, se marchita.
No importa los efectos técnicos que se
empleen.
Pero
algunos en la vivencia de fe creen
encontrar una experiencia diferencial
de vida, a la que en contraste podemos
llamar eterna.
Esta vivencia se alimenta de oración, contemplación, entrega solidaria y fraternidad.
Quienes
la prueban logran establecer una
comparación con la vida actual
y sus evasiones. Su
cosmovisión se abre a una calidad y
calidez en la profundidad de las cosas.
En esta región se vive la paz y un
amor que afronta la muerte con resolución y esperanza.
Hay que hacer énfasis
en estas palabras y dejar que se profundicen, o más bien, que el Espíritu las profundice en nosotros.
Nuestra
cultura utilitaria y tecnológica no
atina a encontrarles espacio
significativo, más que en ciertos
momentos críticos. No entiende que no
se trata de hacer, sino de creer.
El enfoque social dominante, la transformación
de las estructuras opresoras, se ha
convertido en una obsesión que
repele otros enfoques más contemplativos y pasivos.
Contemplar para actuar, puede torcer el contemplar. Contemplar en el actuar es una sabiduría pasiva que permite desde dentro transformarse y transformar.
Es la palabra viva que produce
vida.
Cómo
es estar
unidos : en la docilidad?
En la iniciativa? En la subordinación? En la autonomía?
Más que nada en la cooperación, en
la que ponemos de nuestra cosecha para
un proyecto o designio común donde somos co-responsables.
Salmo responsorial: 96
REFLEXIÓN
justicia y derecho sostienen
su trono
En
este momento el salmo se queda un
poco lejos, por su mirada al Dios
Trascendente y montañero, que no
hace justicia a la cercanía del mensaje
de Juan.
O en esa cercanía y como garantía
de la misma hemos de encontrar al totalmente
otro, para que se disminuya la
sospecha de que lo que creemos es
obra de nuestra propia creación.
la alegría
para los rectos de corazón
Alegría
es una emoción que se basa en un
acontecimiento favorablemente experimentado.
Irradia en la
existencia aportando un cambio además de ser comunicativa.
Se
puede transformar en un gozo que
implica una actitud permanente de
positividad y visión.
Alegraos, justos,
con el Señor
Alegrémonos
pues con acción de gracias porque
hacemos el esfuerzo por la justicia
de Dios, que es mayor que la de los
hombres, y creemos en una vida plena definitiva, que desde ya empezamos a gustar.
Alegría y gozo pueden sugerirnos que
pisamos una realidad nueva y donada:
una vida que contrasta pero paradójica.
Mientras se consolida en esta vida
también hay sombras, pero se disipan y vuelve
la vivencia a mostrar su
brillantez y sentido. Se requiere
mantener en alerta una competencia
que mantenga orientado al creyente para que
no se desanime.
Juan 20,2-8
REFLEXIÓN
fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto
quería Jesús
el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó
primero al sepulcro; y, asomándose, vio las
vendas en el suelo; pero no entró
entró también
el otro discípulo, el que había
llegado primero al sepulcro;
vio y creyó
El
otro discípulo, quizá innombrado por
modestia, pero que reconoce la
predilección afectiva de Jesús, es
un modelo de aceptación de su rol y misión.
Nada de lo descrito sugiere ganancia
propia y autoglorificación por tal afecto preferencial.
Más
bien, se hace a un lado para que el
carisma de la piedra haga su función:
fundamentar la fe de los demás.
Pero
aun sin esa gloria, este discípulo
goza del carisma de la intuición de
fe, porque no necesita muchas pruebas para creer.
Porque el amor no necesita tantas
pruebas.
No
se dice de Pedro que creyera, sino
del otro discípulo, en un relato de
Juan, y por eso la tradición de que fue él mismo.
No
lo sabemos con certeza, pero subraya
una experiencia de fe, que se
alimenta de una intuición profunda,
en la que no necesita tanta evidencia
para entregarse en la fe.
Vió y creyó. Con pocos signos creyó,
por la unidad histórica y vital que mantuvo con su maestro.
Unidad de amor de unos amigos plenamente identificados.
https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1475433232225165315?s=20