martes, 15 de febrero de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Martes 6 de tiempo ordinario

Santiago 1,12-18



REFLEXIÓN

Cuando alguien se ve tentado, no diga que Dios lo tienta; Dios no conoce la tentación al mal y él no tienta a nadie

Es una base para creer que de parte de Él no debemos esperar daño ni castigo, pero tampoco sufrimiento, porque su proyecto y designio es de vida.

El sufrimiento que asumimos por ser dóciles o indóciles a su voluntad es la antesala de la muerte, precio del pecado: ese misterio de iniquidad que nos sigue acosando aunque sus días están contados.

La tentación y el sufrimiento viene del lado oscuro permitido por el Señor para ejercer nuestra libertad para el designio.

Mis queridos hermanos, no os engañéis

No nos hagamos víctimas absolutas, porque nos cabe algún género de responsabilidad en lo que acontece, aun por omisión.

Salmo responsorial: 93



REFLEXIÓN

Cuando me parece que voy a tropezar, / tu misericordia, Señor, me sostiene;

En todo momento su misericordia está disponible, porque entiende nuestra debilidad constitutiva.

Marcos 8,14-21



REFLEXIÓN

"Lo dice porque no tenemos pan."

Nuestra fatiga por la tierra no permite entender la comunicación sobre el cielo.

La ideología contemporánea se sigue esforzando en ese olvido e incomprensión.

Por ello para muchos el reino sólo es tierra, y nada más.

El fenómenos del equívoco en la comunicación también se dio entre Jesús y sus allegados.

La Palabra se hizo carne, implica este riesgo de ser erróneamente interpretada.

¿Y no acabáis de entender?"

Que lo que produce tales efectos como responder el hambre de muchos, es iniciativa del Señor, que vela por sus hijos?

La iniciativa es del cielo, y la tierra se beneficia con su intervención.

¿Os acordáis?"

El oráculo del Señor es una invitación permanente a la memoria de su intervención.

Nuestra tendencia es a olvidarla y por lo mismo a desesperarnos.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1493567196244713472?s=20&t=yjM8IjY-WeDpnR7zYHFvPg

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

FRANCISCO MARTO MANIFESTÓ EN SU CORTA EDAD AFECTOS ESPECIALES POR JESÚS

Martes, VI

San Atanasio Contra los arrianos, sermón 2,78.81-82

La Sabiduría unigénita y personal de Dios es creadora y hacedora de todas las cosas. Todo –dice, en efecto, el salmo– lo hiciste con sabiduría, y también: La tierra está llena de tus criaturas. Pues, para que las cosas creadas no sólo existieran, sino que también existieran debidamente, quiso Dios acomodarse a ellas por su Sabiduría, imprimiendo en todas ellas en conjunto y en cada una en particular cierta similitud e imagen de sí mismo, con lo cual se hiciese patente que las cosas creadas están embellecidas con la Sabiduría y que las obras de Dios son dignas de él. Porque, del mismo modo que nuestra palabra es imagen de la Palabra, que es el Hijo de Dios, así también la sabiduría creada es también imagen de esta misma Palabra, que se identifica con la Sabiduría; y así, por nuestra facultad de saber y entender, nos hacemos idóneos para recibir la Sabiduría creadora y, mediante ella, podemos conocer a su Padre. Pues, quien posee al Hijo –dice la Escritura– posee también al Padre, y también: El que me recibe al que me ha enviado. Por tanto, ya que existe en nosotros y en todos una participación creada de esta Sabiduría, con toda razón la verdadera y creadora Sabiduría se atribuye las propiedades de los seres, que tienen en sí una participación de la misma, cuando dice: El Señor me creó al comienzo de sus obras.

REFLEXIÓN

Se puede decir que tenemos un nivel de comunicación de Dios, basado en la participación de su semejanza, porque nos ha creado por medio de su Hijo Palabra, que nos permite expresarlo en nuestra palabra, salvando en cierta forma la asimetría del Misterio de Dios y su creación o creaturas.

Mas, como, en la sabiduría de Dios, según antes hemos explicado, el mundo no lo conoció por el camino de la sabiduría, quiso Dios valerse de la necedad de la predicación, para salvar a los creyentes. Porque Dios no quiso ya ser conocido, como en tiempos anteriores, a través de la imagen y sombra de la sabiduría existente en las cosas creadas, sino que quiso que la auténtica Sabiduría tomara carne, se hiciera hombre y padeciese la muerte de cruz, para que, en adelante, todos los creyentes pudieran salvarse por la fe en ella. Se trata, en efecto, de la misma Sabiduría de Dios, que antes, por su imagen impresa en las cosas creadas (razón por la cual se dice de ella que es creada), se daba a conocer a sí misma y, por medio de ella, daba a conocer a su Padre. Pero, después esta misma Sabiduría, que es también la Palabra, se hizo carne, como dice san Juan, y, habiendo destruido la muerte y liberado nuestra raza, se reveló con más claridad a sí misma y, a través de sí misma, reveló al Padre; de ahí aquellas palabras suyas: Haz que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo

REFLEXIÓN

Un mayor compromiso con su Revelación, lo hizo tomar carne como Palabra histórica, pero transmitido en la predicación humana, sujeta a todo tipo de márgenes de error e incomprensión. Respecto del Misterio, lo que producimos es una babel de sentidos, a menos que el infunda Espíritu en nuestro verbo. La mayor claridad que aporta esta gesta del Misterio, sin embargo, está abierta al conocimiento agnóstico de la fe.

De este modo, toda la tierra está llena de su conocimiento. En efecto, uno solo es el conocimiento del Padre a través del Hijo, y del Hijo por el Padre; uno solo es e] gozo del Padre y el deleite del Hijo en el Padre, según aquellas palabras: Yo era su encanto cotidiano, todo el tiempo jugaba en su presencia.