sábado, 19 de febrero de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Sábado 6 de tiempo ordinario

Santiago 3,1-10



REFLEXIÓN

la lengua, en cambio, ningún hombre es capaz de domarla:

La maledicencia parece un gran mal común de nuestro tiempo. Tiñe la comunicación humana de suspicacia, incredibilidad, juicios sumarios sobre presuntos agravios e impulsa una impaciente justicia por mano propia.

Es como una lluvia de fuego cayendo sobre la civilización, como la torre de babel en reedición globalizada, que dificulta la colaboración, la buena fe y el amor profundo.

Estamos bajo el asedio de una potencia maléfica, en nueva versión? Será el anti-reino provocando estupor, confusión, desánimo frente a las exigentes tareas del reino de Dios?

Lo cierto es que hay que despertar en la medida de la conciencia y circunstancias a actitudes más positivas, constructivas, colaborativas y esperanzadoras.

Salmo responsorial: 11



REFLEXIÓN

Sálvanos, Señor, que se acaban los buenos, / que desaparece la lealtad entre los hombres: / no hacen más que mentir a su prójimo, / hablan con labios embusteros / y con doblez de corazón. R.

Estirpe el Señor los labios embusteros / y la lengua fanfarrona / de los que dicen: "La lengua es nuestra fuerza, / nuestros labios nos defienden, / ¿quién será nuestro amo?" R.

Un clamor que hacemos nuestro ante la impotencia de construir una comunicación auténtica duradera, en un mundo minado por la incomunicación.

Se trata de convertirnos a una fraternidad y ésta es bajo inspiración del Padre de todos, para que nos reuna en una familia.

Marcos 9,2-13



REFLEXIÓN

Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: "Éste es mi Hijo amado; escuchadlo." De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.

Necesitamos una experiencia de la Palabra tan fuerte que nos permita la memoria del Padre que da testimonio del Hijo, aunque Jesús conviva solo con nosotros en el día a día.

Así fue el kerygma: una predicación que buscaba incoar una vivencia y experiencia profunda del Espíritu de Jesús glorificado presente en su comunidad, para que en los giros y dificultades de la vida de seguimiento por fe, se mantuviera su carisma. La gracia dada fue que siempre lo escucháramos.

y se transfiguró delante de ellos

Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías."

El modelo de vida nueva que presenta la palabra es la transfiguración, la transformación de lo presente en una novedad brillante y amable. Incluye a los que nos han precedido. Es una realidad que no se cambia por nada y de la que no queremos apartarnos más. Pero vivida en anticipación histórica la sentimos como un fragmento, que nos incentiva pero también nos frustra porque no es definitiva.

Estaban asustados, y no sabía lo que decía.

No es un vivencia de temor, sino de trastorno de todo los puntos de referencia conocidos. Un éxtasis que irrumpe la cotidianeidad y la desubica de sus certezas comunes.

Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: "Éste es mi Hijo amado; escuchadlo."

Fue a su vez para ellos y nosotros el momento de la convergencia de los testigos de la alianza del primer testamento en Jesús, hacedor de la alianza definitiva y permanente.

"No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos." Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de "resucitar de entre los muertos".

Y fueron testigos vivenciales antes de ser enviados como testigos existenciales para formar comunidades de salvados, comunidades del Reino.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1495003298654470144?s=20&t=egCnTykPRGk6nOJqLWSCQQ

BEATO CARLO

APRECIABA LA MUJER DESDE EL MODELO DE SU MADRE DE LA TIERRA Y DEL CIELO

 De una alocución del papa Pío doce a los recién casados
(Discursos y radiomensajes, 11 de marzo de 1942: 3, 385-390)


LA ESPOSA ES EL SOL DE LA FAMILIA

La esposa viene a ser como el sol que ilumina a la familia. Oíd lo que de ella dice la sagrada Escritura: Mujer hermosa deleita al marido; mujer modesta duplica su encanto. El sol brilla en el cielo del Señor, la mujer bella en su casa bien arreglada.

Sí, la esposa y la madre es el sol de la familia. Es el sol con su generosidad y abnegación, con su constante prontitud, con su delicadeza vigilante y previsora en todo cuanto puede alegrar la vida a su marido y a sus hijos. Ella difunde en torno a sí luz y calor; y, si suele decirse de un matrimonio que es feliz cuando cada uno de los cónyuges, al contraerlo, se consagra a hacer feliz, no a sí mismo, sino al otro, este noble sentimiento e intención, aunque les obligue a ambos, es sin embargo virtud principal de la mujer, que le nace con las palpitaciones de madre y con la madurez del corazón; madurez que, si recibe amarguras, no quiere dar sino alegrías; si recibe humillaciones, no quiere devolver sino dignidad y respeto, semejante al sol que con sus albores alegra la nebulosa mañana, y dora las nubes con los rayos de su ocaso.

La esposa es el sol de la familia con la claridad de su mirada y con el fuego de su palabra; mirada y palabra que penetran dulcemente en el alma, la vencen y enternecen y alzan fuera del tumulto de las pasiones, arrastrando al hombre a la alegría del bien y de la convivencia familiar, después de una larga jornada de continuado y muchas veces fatigoso trabajo en la oficina o en el campo o en las exigentes actividades del comercio y de la industria.

La esposa es el sol de la familia con su ingenua naturaleza, con su digna sencillez y con su majestad cristiana y honesta, así en el recogimiento y en la rectitud del espíritu como en la sutil armonía de su porte y de su vestir, de su adorno y de su continente, reservado y a la par afectuoso. Sentimientos delicados, graciosos gestos del rostro, ingenuos silencios y sonrisas, una condescendiente señal de cabeza, le dan la gracia de una flor selecta y sin embargo sencilla que abre su corola para recibir y reflejar los colores del sol.

¡Oh, si supieseis cuán profundos sentimientos de amor y de gratitud suscita e imprime en el corazón del padre de familia y de los hijos semejante imagen de esposa y de madre!
                                                   REFLEXIÓN 
En nuestro tiempo un discurso así no sería aceptable para muchas mujeres porque se vería como una aceptación de un modelo de dominación y explotación, muy lejos de la igualdad hombre-mujer, que es parte de la Revelación bíblica, y del anhelo de tantas mujeres y aun de hombres que desean descartar la cultura machista y patriarcal.