martes, 5 de julio de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Martes 14 de tiempo ordinario

Oseas 8, 4-7. 11. 13



REFLEXIÓN

Un escultor lo hizo, no es dios

El debate planteado por la voz de la Palabra en boca del profeta se centra en la identidad de Dios. Se denuncia a los poderes reales y sacerdotales y también al pueblo crédulo por entregarse a los ídolos. Dicho en otra forma: por alienarse con su propia fabricación.

Planteado en toda su crudeza se trata de Dios auténtico contra dios impostor. Y lo que se deriva de ello: o un tú interpelante o un algo que simula otro pero es mi propio reflejo.

Muchos ateos de todos los tiempos, y ahora también, echan en cara a los creyentes en un Dios, que son idólatras y se someten a su propia creación.

En esa perspectiva se sienten más honestos sin creer en algo o alguien, y hacerse responsables de sus propias decisiones. Su dios en el que creen, es su propia y libre autodeterminación.

Por un lado aciertan al criticar a los creyentes que creen en tal forma, que parecen idólatras. Su Dios es como una coartada para sus pasiones y egoísmo.

Por otro los que no creen se figuran que su libertad es pura y no quieren admitir que sucumbren también a sus propias y tramposas pasiones y proyecciones.

Hay alienación tanto en la creencia como en la increencia. En ningún lugar puedo escapar y esconderme a la responsabilidad de la propia autocrítica de mi conciencia, donde verifico cuán honesto soy, crea o no crea.

A esa voz profunda de la conciencia es que se dirige la voz de la Palabra para despertarla, fortalecerla y radicalizarla en su propio juicio.

Efraín multiplicó sus altares para pecar, para pecar le sirvieron sus altares.

Pecado es esa alienación de nuestra conciencia en la que el Señor nos fundamentó como su hacedor.

En la fraseología de Ignacio de Loyola, la conciencia como juicio del Señor es la discreta ley de la caridad, el amor discernido.

Aunque les dé multitud de leyes, las consideran como de un extraño

La conciencia alienada no reconoce al Señor porque se ha desviado del encuentro profundo con Él. Es el pecado: cuando perdemos el Tú del Señor.

Salmo responsorial: 113B



REFLEXIÓN

Tienen manos, y no tocan; / tienen pies, y no andan. / Que sean igual los que los hacen, / cuantos confían en ellos

Hay un concepción primitiva de la idolatría: figurillas que se adoran. Pero hoy somos más sofisticados: son los sistemas de diferente índole que parecen funcionar con autonomía y a los que llegamos a adorar: sistemas financieros, sistemas de información, sistema familiar, sistema de salud y demás, sistemas de gobierno.

Si en el centro de esos sistemas no se garantiza que la persona funcione y a la persona se atienda, los sistemas colapsan. Son  ídolos.

Mateo 9, 32-38



REFLEXIÓN

La gente decía admirada: "Nunca se ha visto en Israel cosa igual." En cambio, los fariseos decían: "Éste echa los demonios con el poder del jefe de los demonios."

Los fariseos, los judíos, los adversarios, el bando opositor. Incapaces de ver y admitir que también otros pueden hacer el bien, y lo correcto.

Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, "como ovejas que no tienen pastor".

La interpretación sociológica pone a Jesús de Nazareth al frente de un movimiento de descamisados y descastados. Puede ser.

Las imágenes que elaboran las diferentes ciencias pueden ayudar a tener un idea más aquilatada de lo que pudo ser el escenario original.

Lo que no se puede dejar de señalar es el énfasis del evangelio sobre la dedicación personal de Jesús a las personas necesitadas de salvación humana y trascendente.

Un énfasis en la persona como centro del reino, que haríamos bien en transferir a otros dominios.

El celo apostólico inagotable viene del Señor, es su inspiración. Y más auténtico mientras más persecución suscite.

rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies

Es parte de la responsabilidad del apóstol: pedir al Señor por más apóstoles, cuando se capta la inmensidad de la necesidad de Buena Nueva.

En el ethos de disentimiento del espíritu del siglo que vivimos, echamos de menos el liderazgo que proclame, no obstante, una buena noticia.

Hay algunos que fabrican buenas noticias que al rato se convierten en malas, porque camuflan la Verdad, para usufructuar tenebrosos beneficios.

El padre de la mentira está lleno de hijos.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1544276014179696640?s=20&t=6E1Iv_LmtGiD-scditIguw

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


Martes, XIV semana

San Agustín Comentario sobre los salmos 32,29

Hermanos, os exhortamos vivamente a que tengáis caridad no sólo para con vosotros mismos, sino también para con los de fuera, ya se trate de los paganos, que todavía no creen en Cristo, ya de los que están separados de nosotros, que reconocen a Cristo como cabeza, igual que nosotros, pero están divididos de su cuerpo. Deploremos, hermanos, su suerte, sabiendo que se trata de nuestros hermanos. Lo quieran o no, son hermanos nuestros. Dejarían de serlo si dejaran de decir: Padre nuestro. Dijo de algunos el profeta: A los que os dicen: «No sois hermanos nuestros», decidles: ·«Sois hermanos nuestros». Atended a quiénes se refería al decir esto. ¿Por ventura a los paganos? No, porque, según el modo de hablar de las Escrituras y de la Iglesia, no los llamamos hermanos. ¿Por ventura a los judíos, que no creyeron en Cristo? Leed los escritos del Apóstol, y veréis que, cuando dice «hermanos» sin más, se refiere únicamente a los cristianos: Tú, ¿por qué juzgas a tu hermano?, o ¿por qué desprecias a tu hermano? Y dice también en otro lugar: Sois injustos y ladrones, y eso con hermanos vuestros. Ésos, pues, que dicen: «No sois hermanos nuestros», nos llaman paganos. Por esto, quieren bautizarnos de nuevo, pues dicen que nosotros no tenemos lo que ellos dan. Por esto, es lógico su error, al negar que nosotros somos sus hermanos. Mas, ¿por qué nos dijo el profeta, Decidles: «Sois hermanos nuestros», sino porque admitimos como bueno su bautismo y por esto no lo repetimos? Ellos, al no admitir nuestro bautismo, niegan que seamos hermanos suyos; en cambio, nosotros, que no repetimos su bautismo, porque lo reconocemos igual al nuestro, les decimos: Sois hermanos nuestros. Si ellos nos dicen: «¿Por qué nos buscáis, para qué nos queréis?», les respondemos: Sois hermanos nuestros

REFLEXIÓN

En tiempos de división la unidad se pronuncia como una gran falacia o hipocresía, a menos que al hacerlo se esté dando un compromiso activo de restaurarla allí donde no exista o se desgarre. Se da la paradoja hoy que salimos a buscar unidad con religiones e iglesias distintas y diversas, pero mantenemos el enfrentamiento o la indiferencia  en la familia, la calle, el barrio, el trabajo, la escuela, la fe.