lunes, 1 de agosto de 2022

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

De las obras de San Alfonso María de Ligorio, obispo.
(Tratado sobre la práctica del amor a Jesucristo, edición latina, Roma 1909, pp. 9-14)

 

EL AMOR A CRISTO

 Toda la santidad y la perfección del alma consiste en el amor a Jesucristo, nuestro Dios, nuestro sumo bien y nuestro redentor. La caridad es la que da unidad y consistencia a todas las virtudes que hacen al hombre perfecto.

 ¿Por ventura Dios no merece todo nuestro amor? Él nos ha amado desde toda la eternidad. «Considera, oh hombre -así nos habla-, que yo he sido el primero en amarte. Aún no habías nacido, ni siquiera existía el mundo, y yo ya te amaba. Desde que existo, yo te amo.»

 Dios, sabiendo que al hombre se lo gana con beneficios, quiso llenarlo de dones para que se sintiera obligado a amarlo: «Quiero atraer a los hombres a mi amor con los mismos lazos con que habitualmente se dejan seducir: con los vínculos del amor.» Y éste es el motivo de todos los dones que concedió al hombre. Además de haber dado un alma dotada, a imagen suya, de memoria, entendimiento y voluntad, y un cuerpo con sus sentidos, no contento con esto, creó, en beneficio suyo, el cielo y la tierra y tanta abundancia de cosas, y todo ello por amor al hombre, para que todas aquellas creaturas estuvieran al servicio del hombre, y así el hombre lo amara a él en atención a tantos beneficios.

 Y no sólo quiso darnos aquellas creaturas, con toda su hermosura, sino que además, con el objeto de conquistarse nuestro amor, llegó al extremo de darse a sí mismo por entero a nosotros. El Padre eterno llegó a darnos a su Hijo único. Viendo que todos nosotros estábamos muertos por el pecado y privados de su gracia, ¿que es lo que hizo? Llevado por su amor inmenso, mejor aún, excesivo, como dice el Apóstol, nos envió a su Hijo amado para satisfacer por nuestros pecados y para restituirnos a la vida, que habíamos perdido por el pecado.

 Dándonos al Hijo, al que no perdonó, para perdonarnos a nosotros, nos dio con él todo bien: la gracia, la caridad y el paraíso, ya que todas estas cosas son ciertamente menos que el Hijo: El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con él todo lo demás?

domingo, 31 de julio de 2022

PALABRA COMENTADA

 

18 domingo de tiempo ordinario

Solemnidad de San Ignacio de Loyola

Eclesiastés 1, 2; 2, 21-23



REFLEXIÓN

Hay quien trabaja con sabiduría, ciencia y acierto,

y tiene que dejarle su porción a uno que no ha trabajado.

También esto es vanidad y grave desgracia

. ¿qué saca el hombre de todos los trabajos y preocupaciones que lo fatigan bajo el sol?

de noche no descansa su mente.

Estamos en las antípodas de trabajo como uno de los aspectos esenciales de la realización humana. Más bien el enfoque es la vanidad del mismo, su sinsentido y preocupación. Dos caras de la misma moneda? La necesaria laboriosidad y su preocupación para que al fin muchas veces tanta inquietud no tuviera sentido.

Un pensamiento que ayuda a despojar a la actividad febril de su apego y se distancia para permitir valorarla en un horizone más amplio.

Salmo responsorial: 89



REFLEXIÓN

Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó

Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato

sácianos de tu misericordia

No tiene sentido, y es desproporcionada la ansiedad como estilo de vida. Contrastada con las dimensiones reales y trascendentes, la existencia humana se relativiza notablemente.

Colosenses 3, 1-5. 9-11



REFLEXIÓN

habéis resucitado con Cristo

buscad los bienes de allá

aspirad a los bienes de arriba

vuestra vida está con Cristo escondida en Dios

dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría

Y si no lo es hay que darle muerte hasta donde sea. Porque nos lastran en la búsqueda superior.

Proceder a la muerte de lo terreno en nosotros equivale a morir un poco cada día, para acercarnos al despojo final.

Despojaos del hombre viejo, con sus obras, y revestios del nuevo, que se va renovando como imagen de su Creador, hasta llegar a conocerlo

El asunto es no salirse de la brecha mientras el proceso camina. Aguantar la tensión del escultor divino que cincela cada vez un poco más.

En este orden nuevo no hay distinción entre judíos y gentiles, circuncisos e incircuncisos, bárbaros y escitas, esclavos y libres, porque Cristo es la síntesis de todo y está en todos

Una cosa es que los excluídos luchen por estar en el todo sin distinción ni discriminación. Otra cosa es que luchen por una nueva distinción. Es la torre de babel sin fin.Es la sensación que nos invade cuando las minorías no cesan de aparecer.

Lucas 12, 13-21



REFLEXIÓN

guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande

sobrado, su vida no depende de sus bienes

Y empezó a echar cálculos

construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo

tienes bienes acumulados para muchos años

"Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será? "

Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios."

Con honestidad tengo que reconocer que soy codicioso en alguna forma por mi ansiedad en la posesión del dinero, por poco que sea.

Porque no es lo poco o mucho lo que califica sino el aferramiento que no deja la paz.

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